A
Anastasia Saadia


Un hombre con pocos deseos de vivir, y como todo cambia el día que conoce a la muerte.


Inspiracional Todo público.

#change #338 #366 #inspirational #newlife
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Antes vivir que morir

Fueron mis últimos días los que pensé que más iba a sufrir. Entre la soledad y el dolor, no sé que estuvo peor. Estaba sufriendo de un tumor en el cerebro. Me encontraba acostado, solo, en mi habitación del hospital, nadie venía a verme, no tenía a nadie importante en mi vida. Estaba en el hospital de Hertford, Carolina del norte. Con el aburrimiento a mi máximo nivel, me pasé esos días viendo por la ventana a gente llegar al hospital, ya sea apurada o platicando con alguien más, trayendo flores. De vez en cuando, en el parque de enfrente, me tocaba ver a niños jugando con una pelota o simplemente corriendo y persiguiéndose. Realmente no disfrutaba estar ahí, ya estaba listo para que mi tiempo termine y pueda llegar al otro lado, a la otra vida. Mi padrastro me había contado una historia sobre dos hermanos, uno que terminaba en el infierno y otro que llegaba al cielo. En mi corta y al mismo tiempo larga vida, nunca tuve la oportunidad de arrepentirme, ya que nunca tomé muchos riesgos. Nunca hice un buen acto con otra gente, al igual que nunca cometí ningún delito. Estaba seguro de que iba a ir directo al cielo, pues me consideraba una persona honesta y buena, por más que no lo demostraba con otra gente. El día que mi cuerpo dejó de funcionar y di mi último respiro, entré en un estado donde sentía que estaba en un negro absoluto, no se veía nada. Caminaba y caminaba, pero al mismo tiempo no llegaba a ningún lugar, simplemente no había nada. De pronto se escuchó un sonido y enfrente de mí, como si fuera una pared se proyectó una película. Pude observar el lapso de mi vida, desde mi infancia con mi padrastro, mi encuentro con mi único amigo Billy y por fin cuando me enfermé. Nunca hice nada importante de mi vida, nada que hiciera la diferencia, pero yo estaba de acuerdo, simplemente no era una de esas personas que destacan, era una persona que vivió una vida normal sin nada especial. Al terminar mi pequeña película, se prendieron las luces y pude ver que enfrente de mí se encontraba un señor más o menos de 30 años, pelo moreno, cara alargada y ninguna expresión en su cara. Estaba sentado en una silla con un escritorio enfrente. Me señaló con la cabeza que me sentara en la silla de enfrente a él. Lentamente me fui acercando a la silla hasta que me senté. Tenía una computadora enfrente y la estaba viendo cuidadosamente. Finalmente pude ver una expresión en su cara, sus ojos se abrieron y su gesto parecía de sorpresa. Al principio no me pareció importante, así que permanecí callado, pero después de un tiempo mi impaciencia se agotó y le tuve que preguntar. Me fije en su nombre en su escritorio y le dije: - Disculpe, Sr. Odd ¿Me podría usted explicar donde me encuentro? Lentamente dejó de ver a la computadora y me volteó a ver con sus grandes ojos marrones. - Se encuentra en la sala analizadora. - Fueron sus únicas palabras. - ¿Que es la sala analizadora?, ¿Donde estoy?, ¿Porque estoy sentado aquí contigo?, ¿Qué está usted viendo en esa computadora que lo tiene tan interesado? Se me ocurrieron un millón de preguntas más, pero me interrumpió levantando el dedo índice. - En un momento le respondo todas sus dudas. - dijo callado sin siquiera voltearme a ver. Callado, me quede viendo a la vista, aunque no había mucho que ver. Todo era blanco y lo único especial era una pintura que tenía colgada en una supuesta pared. En esta se podía ver un paisaje de París, Francia donde claramente estaba la torre Eiffel, esta tenía múltiples colores y claramente te transmite una tranquilidad pura. Estaba tan concentrado en la pintura que no me di cuenta que ya había dejado de trabajar y me estaba observando. - Como puedes ver, se puede observar la torre Eiffel desde un ángulo espectacular, quisiera poder estar ahí en la vida real y poder observar mejor. Reaccionando a sus palabras puse una cara de lástima sin pensarlo. Él no puede salir de esta dimensión, este es su trabajo, sin embargo yo tuve toda una vida para ir a visitarla y no fui por pura falta de interés. - Comencemos. Sr. Ronny Laiz, nació el 25 de abril de 1983, murió a los 34 años por un tumor en la cabeza el día 03 de septiembre del 2017. Ningún familiar ni amigo, ninguna meta cumplida en la vida, ningún error ni acierto. Se quedó pensando un momento y luego me miró con ojos exclamando respuestas - ¿Qué fue lo que sí hizo señor? - Tuve una vida normal y feliz. - ¿Está usted seguro que feliz? Asentí con la cabeza sin entender a qué se refería. - Me temo decirle que no lo puedo mandar ni al infierno ni al cielo. - ¿A que se refiere? ¿Entonces a donde voy? - Dije con un tono más alto de lo que esperaba. - Existe una tercera opción, no es muy popular y mucha gente no sabe que existe. Esta opción es para la gente que no completo lo que estaba destinado a hacer en el lapso de su vida. Veras, cada persona existe por una razón, nada es coincidencia. Todos los seres humanos en el planeta tierra tienen un propósito de vida, mucha gente no lo encuentra hasta muy tarde y muchos saben desde el principio cual es. Algunos lo cumplen, pero al mismo tiempo dañan a más gente y esos son los que se van al infierno. Otros lo cumplen y viven una vida feliz sin dañar a nadie o hasta ayudando a otra gente, ellos se van al cielo. Sin embargo usted no hizo nada, no solo no daño ni perjudicó a nadie, sino que no cumplió con su misión de vida. Existe muy poca gente como tu, pero eres el primero que me toca a mí. Con cara confusa, sin entender por completo seguí escuchando lo que me estaba diciendo. - La tercera opción tal vez le guste, pero tal vez no. Esta consiste en regresar al planeta de los vivos y poder volver a empezar. Alarmado me pare de la silla y le grite: - ¡NO, No me puedes mandar otra vez ahí! Yo ya acabe. - dije enojado. No pensaba volver. - Lo siento mucho, pero no tengo otra opción. - Me volteó a ver con una cara de lástima, pero transmitiendo algo con los ojos. - Le recomiendo que ahora tenga más interés y pueda vivir una mejor vida que antes. Sin tener tiempo de responder apretó un botón rojo y se abrió un hoyo debajo de mí. Pude ver por última vez su cara antes de empezar a caer. Caía y caía, pero parecía que nunca iba a tocar piso. De repente abrí los ojos, sentí el pasto con mi mano, el sol me estaba deslumbrando y mi instinto me decía que me pare. Al retomar conciencia, pude observar que me encontraba en un parque pequeño, con algunos niños corriendo y jugando, pero nada especial. Después puede observar un edificio y al leer el nombre, comprendí dónde me encontraba. Estaba en el parque de al lado del hospital, el mismo que estuve tanto tiempo observando sin nada mejor que hacer. Maldiciendo en voz baja empecé a caminar, sin ninguna dirección. No podía creer lo que acababa de pasar, lo que acababa de presenciar y lo que me esperaba por delante. No tenía ninguna intención en seguir viviendo, así que regresé a mi casa, agarré un poco de dinero y tome camino hacia la tienda más cercana. Entré y busqué la sección de navajas. La compré y regresé a mi casa. Ya adentro donde nadie me podía ver me empecé a cortar. Dolía más de lo que pensaba, en las películas parece que casi no les duele. Terminando me quedé acostado en mi sillón hasta que por fin pude cerrar los ojos y descansar en paz. Esta vez ya no tuve todo el procedimiento de ver una película de mi vida. Directamente había llegado a la oficina de Ray. Me acerque enojado hacia él y le empecé a reclamar que como se atrevía a hacerme regresar, pero no estaba causando ningún efecto en él. Permanencia con su cara neutra, sin ninguna expresión que podía leer. Terminando de sacar todo lo que tenía adentro, se paró y me ofreció que me siente. A regañadientes me senté en su silla de porcelana. - Como ha presenciado, siempre va a regresar aquí, no hay escapatoria de mi y si usted no quiere cumplir con lo que le digo y quiere seguir regresando, yo tengo toda la eternidad para atenderlo, será como un ciclo sin fin. Su decisión. - Con calma se volvió a sentar en su silla y regresó la mirada a la computadora. No podía creer lo que estaba pasando, estaba yo sufriendo y a él no solo no le importaba, sino que era el causante. Me paré enojado de la silla y decidí dirigirme hacia otro lado. Escuché su voz de lejos diciéndome que no puedo escapar de él, pero decidí ignorarlo. Caminé y caminé hasta que sentí que al fin iba a llegar a algún lado, pero pude ver a lo lejos a Ray en su escritorio. Enojado me voltee y camine en otra dirección, pero sin importar a donde valla siempre termino regresando a él. Me acerque y le pregunté: - ¿Qué es lo que quieres, quieres dinero? porque lo tengo, solo dime cual es el precio para que me dejes pasar a la siguiente etapa. - - ¿Y dónde está ese dinero que tanto aspiras tener?- Preguntó con una expresión de risa. Busque por mis pantalones y me di cuenta que traía los bolsillos vacíos. Recordaba que tenía tres billetes de $50 en mis bolsillos del pantalón, pero ya no estaban ahí. - ¿Dónde está todo lo que traía en mis bolsas? - Te recuerdo que moriste, tu cuerpo está en la tierra, esto es otro lugar. - ¿En donde estamos? ¿Que puedo hacer para poder convencerlo de que soy digno para pasar? - ¿Es que usted no entiende? lo único que puede hacer es regresar y poder seguir viviendo. Pasar de aquí no es algo que puedas comprar o sobornar, es algo que la gente se gana. Ya no estás en la tierra, ya no se puede hacer trampa. Aquí no hay dos opciones, o lo ganas trabajando o lo ganas trabajando. Está muy claro que no tiene la sabiduría necesaria para seguir y me estoy cansando de su negativismo. Hasta luego. Con esta última expresión, toco el botón rojo y abrió el hoyo abajo de mí. Enojado esperé hasta caer y poder tocar el piso. Me levanté enojado y empecé a caminar. Llegue a mi casa y empecé a aventar todo lo que estaba a mi vista. Mi rabia me estaba consumiendo tanto por dentro que no me di cuenta hasta muy tarde que había destrozado mi casa. Con lágrimas en los ojos me dejé caer en el suelo y empecé a llorar. Era la primera vez en mi vida que me había sentido perdido, sin saber a dónde ir o qué hacer. Antes no lo sentía porque simplemente no me importaba. Ahora que ya hay consecuencias estoy empezando a sentir todos esos sentimientos ocultos que no sentí antes. Sin darme cuenta me quedé dormido. Amanecí con un dolor intenso en la espalda y una migraña insoportable. Me levanté del piso y me fui a bañar. Dentro de la regadera, me puse a pensar en mi siguiente movimiento. Necesitaba encontrar a alguien que me pueda guiar, ayudar con este problema infernal con el que estoy sufriendo. Saliendo, me llego un flashback de cuando tenía 10. Éramos Billy y yo jugando fútbol con una pelota vieja que nos encontramos en el parque. Pude recordar los buenos tiempos que conviví con él, las risas, la sonrisa en mi cara. En ese momento se me iluminó la mente y sabía cuál iba a ser mi primer paso. Fui directo a buscar entre el desastre que deje anoche y por fin encontré lo que estaba buscando, la única foto que me tomé con él. Estábamos acostados en el paso, cada quien haciendo la cara más chistosa que podía. Atrás de la foto tenía su dirección apuntada. Era lo único que me quedaba de información de él. Cuando en secundaria se cambió de escuela, perdimos contacto y no volví a saber de él. Me puse la primera ropa que encontré y salí de mi casa. Después de tomar un tren largo y caminar bastante, por fin llegue a su casa. Toqué a la puerta, nadie me contestaba. Por fin cuando decidí ya irme, me abrió una mujer bella, de tez morena y ojos azules. Desprevenido me disculpe con ella y le dije que me había equivocado de casa. Ella sin embargo me pidió que me esperara y me preguntó, con esos ojos enormes. - Disculpe, ¿A quién está usted buscando, que tal vez yo le pueda ayudar? - Estoy buscando a un viejo amigo mío llamado Billy Ruster. Su cara cambió drásticamente al pronunciar el nombre de Billy, con lágrimas en los ojos me contestó. - Billy ya no está con nosotros, desafortunadamente murió hace unas semanas en la guerra contra Brasil. - Sin poder creer lo que escuchaba, sentí un dolor intenso en el pecho, un dolor de culpa. Había tardado demasiado en contactarlo y ahora ya era muy tarde. La señora me invitó a entrar, y por respeto acepte la invitación. Hablaos sobre Billy y de donde lo conocía. Me contó que el sueño de Billy siempre fue defender a su patria, y por eso se alistó para ir al ejército. También habló sobre cómo se conocieron, ella era su esposa desde hace 3 años. A la mitad de la plática, se paro rápidamente y entró en un cuarto, como si estaba buscando algo. Al regresar me entregó un marco de fotos y me pregunto que si era yo. Al ver la foto, supe que después de tantos años no me había olvidado, que sin importar lo mal amigo que había sido, él siempre me perdonó. Era la foto de los dos acostados en el pasto. En ese momento decidí pararme e ir directo a mi segundo destino. Me disculpe con Clara y salí por la puerta. Llegue al Initial Entry Training (lugar donde los nuevos soldados van a entrenar) y les pedí que me aceptaran. Me la pase entrenando duro en el ejército, pase de ser principiante a medio hasta avanzado. Ahí pude sacar todo lo que tenía adentro, el enojo, la decepción, la tristeza, todo. Incluso hice unos cuantos amigos, entre ellos Edward, John, Floyd, etc. Nuestros días consiste en entrenar y comer, pero nunca había estado más feliz. Fue un día en la mañana cuando nos despertaron temprano y nos avisaron que nuestro tiempo ya había llegado. Nos hicieron empacar algunas cosas de ropa y un objeto sentimental si es que teníamos, yo me lleve la foto de Billy y yo. Al fin y al cabo estaba ahí para honrar su memoria. Ya en los aviones, nos explicaron que necesitaban más tropas si queremos ganar esta guerra. Nos informaron de lo que nos esperaba, pero en mi interior ya no le tenía miedo a la muerte, estaba más emocionado que asustado o nervioso. Cuando llegamos todo pasó muy rápido, nos hicieron dejar nuestras cosas en casas de campaña que tenían ahí. Nos formaron en filas para darnos el armamento a cada quien, para estar ya preparados para entrar en el campo. Nos subieron en unos camiones especiales y empezamos con el trayecto. Cada vez que estábamos más cerca, se escuchan más disparos, gritos, bombas, etc. Voltee a ver a mi alrededor y las caras de todos me sorprendieron. Todos venían con determinación y valentía. Por más que estaban asustados, no dejaban que los demás lo vean. Bajamos y empezamos a movernos, todo pasó tan rápido que no entendía bien a donde ir. Terminé yendo con un escuadrón donde el jefe, Edward nos empezó a dar instrucciones. Empezamos a caminar lentamente hasta que Edward nos indico que silencio. Estuvimos unos minutos en silencio hasta que alguien gritó: ¡¡¡GRANADA!!! Todos nos lanzamos hacia un lado y hacia el piso, desafortunadamente dos de los soldados que venían con nosotros resultaron heridos. Entre Floyd y yo nos encargamos de regresarlos a la base. Al regresar al campo vimos a los enemigos y empezamos a disparar. En ese lapso de tiempo empecé a pensar en lo que estaba haciendo, no podía creer que estaba hiriendo, hasta matando a personas intencionalmente. Empezamos a avanzar más hasta que sentí un dolor intenso en el brazo y caí de rodillas. La sangre no dejaba de salir, y el dolor cada vez aumentaba más. Sin importarme de mí me volví a parar. Me había quedado en un estado de trauma, me dolía intensamente el brazo por el balazo que había recibido, estaba viendo a todos mis compañeros unos por uno morir, no sabia que hacer, con el poco esfuerzo que me quedaba, trate de localizar a unos de mis amigos que seguían con vida y lo fui llevando a que los cuiden y cuiden. Después de llevar a unos cuantos, con el intenso dolor de mi brazo ya no pude más y me caí al piso.Edward vino a mi y trato de subirme a su hombro, pero le dije que estaba bien y que mejor vaya a ayudar a alguien más. Indeciso en que hacer, se quedó un momento considerándolo, pero finalmente se paró y se fue. Agarre mi pistola y con mi brazo bueno me pare y seguí adelante. A lo lejos vi a un brasileño apuntando a Edward y john en sus brazos y en ese momento sin pensarlo corrí con todas mis fuerzas gritándoles que se agachen. Salté enfrente de ellos y con suerte pude cubrirlos de los balazos y darles tiempo para que se den cuenta de lo que estaba pasando y sacaran sus pistolas. En el piso, la vista cada vez se me hacía más borrosa y solo escuchaba a Edward decirme que no cierre los ojos, que me quede con ellos, pero una luz me llamó y fui hacia ella. Al recobrar el sentido otra vez, me encontraba en un cuento oscuro y sin saber porque ya sabía adonde me encontraba. Una película se proyectó enfrente de mí y pude verme en ella. La diferencia entre esta película y la pasada que vi, era que esta era más larga y al terminar sentí una tristeza de que ya no me encontraba ahí. Se prendieron las luces y a lo lejos encontré a Rey sentado en su lugar de siempre con su computadora enfrente. Al acercarme, me vio y sorprendido me dijo. - Ahora si era tu tiempo, le advertí que un día llegaría, solo que antes no era ese día. Te he estado observando y déjame decirle que me ha sorprendido, bastante, no pensé que llegaría tan lejos como llegó. - Y ahora ¿qué sigue? - Averígualo usted solo.- Y con esas palabras, las luces se apagaron y un camino se iluminó. En ese momento supe que al final valió la pena, por todo lo que tuve que pasar para llegar a estar en ese momento ahí, siendo la persona que soy. Fin - Anastasia Saadia

20 de Junio de 2018 a las 18:44 3 Reporte Insertar Seguir historia
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AS Anastasia Saadia
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June 21, 2018, 00:38
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