Ellos vivieron un amor fugaz, un escape de amor puro, un desahogo total, pero fueron torpes, y no sabían cómo pulir un diamante, el que necesita un trabajo delicado y fino, ellos eran brutos y llenos de emoción, que explotaba sin explicación.
Intentaron pulir ese amor, entre roces de tristeza, golpes de alegría, sorpresas de cariño, pero no eran más que unos niños en cuerpos de adultos tratando de manipular un sentimiento que no eran capaces de controlar.
Fueron capaces de sobrellevar por meses su relación, aunque las distancias los separaban físicamente, nunca lograron separarlos sentimentalmente y se expresaban su deseo a kilómetros, su motivación siempre era la palabra del uno al otro.
El error es comprometerse y estar puliendo ese diamante con una herramienta amarrada al pasado. Ella tenía ese instrumento, era pesado, y el trabajo fino que necesitaba esa piedra preciosa, se entorpecía, hacía pequeñas grietas de dudas, milimétricos surcos de desconfianza, y poco a poco esa piedra fue quedando cada ves más gastada, y sin la hermosura que debía tener.
El, comenzó a pulir a pesar de las dudas, a pesar de las grietas, y dudaba del compromiso de ella, pero aún así insistía, esa relación de amor, se sentía bien, aunque odiaba esas dudas, ofuscado a veces dañaba el diamante.
El mayor miedo de él, era la pesada de herramienta del pasado de ella, pero lo que nunca imaginó, es que su propio instrumento, el cual usaba para darle belleza a ese amor en bruto, sería el que destruiría todo futuro.
Una extraña sensación se sentía en las manos de él, lo hizo volverse torpe, confundido e irresponsable. Era su pasado, se había instalado en sus manos, y lo hacía dañar la piedra preciosa.
Él perdió el control, su pasado fue más de lo que pudo contener y el diamante simplemente que el pretendía cuidar, simplemente destruyó la realidad, agrieto de la manera más brutal aquella piedra, terminando por despedazar ese pedacito de esperanza de amor que ahí existía, quedaron incrustados en sus pieles como esquirlas de una explosión. Ese diamante, ahora dolía hasta los huesos.
La primavera se acaba, y aquel sentimiento que ambos sintieron, se fue ahogando, como fuego que queda sin oxígeno, y que se extinguió con el despiadado paso del tiempo, entre malas palabras y malas decisiones, la piedra finalmente se transformó en un simple carbón, sin belleza, sin recuerdos, sin ningún tipo de valor para él ni para ella.
Ambos nunca más intentaron algo, las palabras que cincelaron aquella roca, no ayudaron más que a seguir opacando el brillo de aquellas emociones que alguna vez sintieron, el pasado fue más fuerte en ambos, y a veces es lo mejor que puede pasar, porque la vida es hermosa, y todos los días enseña a estos seres ingenuos a encaminarlos en un mejor camino.
JO XE
