Cuento corto
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Delirio

Hoy me confundí a mi perro con una almohada, mientras me asustaba de las sombras que en la pared se reflejaban, hoy era un dios con una espada y la carne me desgarraba y en la misma espada mi sangre estaba, insípida , oscura y deparramada por toda la habitación en la que dormitaba, o despertaba sobre mi perro almohada. Hasta que se fue y me dejó en la nada, y ahí me di cuenta cuanto me equivocaba, al creer que era real lo que pasaba. Cuando en verdad descubrí que todo lo imaginaba, tenia la cara manchada de tierra y en el pasto me revolcaba, gritando la vida es corta! , moliendome a trompadas la cara, arrancandome los pelos, estirando mi quijada, con las manos que me temblaban. Me senté a respirar y me levanté rápidamente mirando todo a ver que recordaba, y no encontré lo que buscaba, vi al perro que se rascaba y me miraba supe que algo sabia por como me observaba , intenté preguntarle pero me obviaba, no me contestaba. Fui al baño a observar mi cara, encontré mucha miseria y desgana. Volví , a la habitación que me esperaba, sin sangre , ni pesadillas de espadas, estaba quieta en el lugar que siempre estaba. Mi cabeza está quebrada. La mitad de mi vida es inventada. La otra mitad es un sueño que no vale nada. En los ojos rojos de la encrucijada me encuentro con mis despojos y esta verdad, insensata, toda tragiversada que me convierte en una persona desorientada. Convertí mi situación en una estaca, clavada en el pecho y el alma. Convertí mi libertad en barrotes de lata que no se ven a la vista de la gente sensata, de los seres impolutos , incapaces de sentir la depresión mas ahogada, la que te muestra la vida malvada, la que veo a menudo entre las garras de este lugar que me atrapa, en delirios constantes, y dolores que matan, la que me abre la herida y me deja revolcándome y pidiendo piedad de manera espantosa, la que me hace ser mas que hombre otra cosa que no encuentra lugar alguno, la que me hace un ser tan nocturno sin variedades , capaz de modificar las realidades tan solo con una cabeza cansada, pero los pisos no son camas, ni los perros son almohadas. He vuelto a ver consciente lo que soy y donde estoy, regresé de ese delirio interno, boquete alterno de la averiada historia, recuperé la memoria de mi deseo y mi afinidad, desmembré las distancias de la dimensión paralela, y ajuste las arandelas para que no suceda otra vez más y poder trabajar tranquilo sin sentirlo jamás, o hasta mañana quizás cuando tenga pesadillas y me tome esa pastilla que me hace dejar de pensar en aquellas ilusiones que no pude concretar, dejar de delirar, entendiendo que hay que seguir los días tratando de no pensar para que la psicosis no me vuelva a atacar, y no me despierte en el patio intentando escapar de momentos insensatos que no me dejan progresar, hoy ya estoy cansado de pensar, sobre mi perro almohada vuelvo a descansar.

10 de Junio de 2018 a las 08:22 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Continuará…

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