Bueno, orden, orden- habló el superior, los demás se callaron de inmediato y procedieron a mirarlo estupefactos- ¡Miento! ¡Miento! Denme unas carcajadas, que estos muertos no sonríen.
Todos estallaron en risas.
El lugar donde se encontraban no era conocido por nadie, y quién se atreviera a descubrirlos. Bueno, pasaban a ser parte de una excelente decoración del lugar, a veces como floreros, luces, muñecos, asientos, estanterías, comida. Todo lo que pudieran inventarse en el momento. En parte, eso había hecho el lugar altamente exótico para los propietarios y asistentes.
Amo, amo. Mire mi nueva máscara, la he tejido con tanto esmero que se me desfiguró- se puso una piel demasiado pálida, con una boca reseca pero labios desmesurados.
Todos observaron con atención al máximo exponente de los bufones bestiales, “El Gran Bufón Onpio”. Un segundo después, todos rieron. Los cinco criados asistentes, de cada reunión anual de los máximos bufones del mundo, solo podían resignarse a la larga charla que se otorgaba entre estos. De la cual, el ochenta por ciento solo se concentraban en su esencia natural.
Onpio, Onpio, tus habilidades de corte han mejorado. Aunque aún no encuentra la cara que dimensione todo tu volumen- sonrió el rey de los Bufones- Tengo un andante que podría serte de utilidad- entre cruzó sus brazos.
Él era uno de los bufones más pequeños, sus únicos colores eran el blanco y el negro. A excepción de su hermosa mano de metal con sus hermosas garras. Su máscara era totalmente de blanco, solo tenía las dos cuencas de los ojos negros, y una boca negra larga. La cual representaba cualquier expresión, una sonrisa, un ceño fruncido, enojo, tristeza. Parecía que fuera su propio rostro, al igual que los demás.
Con los ocho máximos exponentes de los bufones acá, procedemos a dar inicio a la reunión anual- Habló en el centro de la mesa redonda una tortuga en todo su esplendor, lo diferente de ella es que poseía una cabeza de conejo y una boca de una mujer humana.
Kera, dulzura, eres muy amable. Tus orejas se mueven con rapidez, intenta hacer lo mismo con tu cuerpo- todos los ocho bufones rieron.
Lo intentaré amo- y se retiró.
Cada década, los máximos exponentes de los bufones se reunían para determinar sus nuevas gracias de la siguiente década. Su poder de control por el mundo y los suyos se había desbordado hace varios milenios. Empezaron siendo montones, sin ninguna organización. Pero cuando la hubo, se hizo una depuración de quienes no servían. Entonces, hubo un sistema, carente de reglas, procesos o cualquier lógica. Era un sistema que se alimentaba de toda la locura para su funcionamiento natural. Así, los ocho, lograron ser los mayores regentes. Pues su locura no tenía ni una pizca de razón, aquella que aún sobrevive en algunas personas e inferiores de los suyos, en menor rango, pero existe.
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