juanfranconde J.F.C. Queen

Perteneciente a la antología "Fuego interno de vida" en la que se incluyen diferentes historias reales vividas con personas de distintas edades (siempre mayores de edad) y que consienten tener esos encuentros esporádicos en donde el sexo es el denominador común, en donde no hay tabús con las edades y en donde el juego principal es sentir orgasmos en sus cuerpos. ®Todos los derechos reservados.


Erótico Sólo para mayores de 21 (adultos). © Juan F. Conde. Todos los derechos reservados.

#Pasión-de-fin-de-semana #Atracción-sexual #Sexo-sin-compromiso #jovencita #madurez #maduro #Fuego_Interno_de_Vida
Cuento corto
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El vicio de su boca.

Ella es de piel blanca y aun así sus ojos y su pelo rubio destacan siempre en su rostro. Por eso, cuando la vi la primera vez no pude resistir mirarla, aunque discreto que soy, no podía mirar hacia otro lado.


La llamare Vero, porque, aunque tiene otro nombre, siempre es bueno poner nombres a las personas, y ella se lo merecía por todo lo que me hizo sentir en tan solo un fin de semana.


Me desplace a su ciudad, cercana a la mía por un congreso de exposición de varios autores y mientras hacía tiempo para mi hospedaje quise visitar algunas tiendas del centro de dicha ciudad.


Entre en una tienda de regalos con motivos de dicha ciudad, como hay en todas las ciudades. Y mirando objetos vi un espejo con texturas mozárabes, pero realmente ese objeto no fue el que me hizo tener mi atención sobre él sino el reflejo de una melena rubia rizada natural y con la que me quedé incluso hipnotizado.


Vero estaba mirando también en dicha tienda de regalos, pero hablaba por un micrófono de sus auriculares y claro no se fijó mucho que estaba casi gritando a alguien diciendo cosas que la verdad ni me hacían gracia oírlas ya que no decía nada bonito ni agradable, pero incluso con el enojo que tenía encima, ella estaba resplandeciente.


En otro momento de mi vida incluso me hubiera acercado a ella, pero en este momento solo pude disimular que no la miraba, aunque realmente solo veía su melena y sus gestos, por lo que cuando acabe de ver todos los artículos de la tienda, me fui de ella, porque Vero seguía enfrascada en una discusión que no la dejaría estar cómoda para intercambiar miradas, por tanto, siempre es bueno salir de una zona de combate para no recibir sin intención alguna mala cara. Pero al salir de la tienda, en la entrada estrecha que tenía, no pude evitar casi un manotazo de ella que sin darse cuenta me rozo el brazo.


Con gestos amables le indique que no importaba, aunque el casi zarpazo que hizo ella intentando negar algo en la conversación hizo que mi brazo recibiera esa sacudida. Vero intento pedirme disculpas mientras seguía con la conversación por su móvil, con lo que vio que yo no lo tome como algo contra mí y le guiñe el ojo en sinónimo de que no me había molestado. A veces hay que entender a las personas y no enojarse por algo que no conlleva a nada.


Cuando salí, me dirigí a un bar cercano, tenía ganas de sentarme a tomarme un refresco, y así pensar en cómo una mujer tan bella por naturaleza tenía tan mala suerte de tener alguien que la sacara de sus casillas y la cabreara tanto, pero las circunstancias de la vida nunca se saben quién te toca y quien te puede hacer sacar tus demonios de dentro en lugares insospechados.


Ella paso por el bar y como yo estaba sentado en una de las sillas que tienen en las terrazas, se fijó en mí. Se paró en frente mía y me pidió disculpas.


Le indique que no había sido nada y que a veces el comportamiento de gente estúpida que tenemos cercanas en nuestra vida nos hace sacar lo que no deseamos que nos vean las personas que no nos conocen.


Volví a guiñar mi ojo y le pregunté:

— ¿Te apetece tomar algo para calmar esa fuerza que te han hecho sacar en una tienda y de la cual he podido conocer en mi brazo? — todo ello haciendo una sonrisa en mi rostro para que viera que me lo tomaba casi en gracia.



Vero me indico que por supuesto, pero que ella pagaría la consumición al menos por el posible daño que me hubiera hecho, pero realmente no iba a dejar que lo hiciera, solo dejaría que se sentará y se calmará un poco. Luego, cada uno con su vida y sin problemas. Ese era mi pensamiento, pero no fue así.


Cuando ella se sentó en una de las sillas que tenía al lado, se presentó:

— Hola, me llamo Vero y siento haberte dado o llamado la atención de una manera poco ortodoxa y humana.

— Hola Vero, encantado de conocer a la persona que tiene una fuerza fuera de lo común y que tiene una melena rubia natural casi rizada y unos ojos bellos, aunque llenos de lágrimas.



Sonrío un poco, pero agacho su cabeza un poco, porque realmente la conversación de antes que mantuvo con quien saco su genio la hizo llorar y claro, en sus ojos se notaba, por ello intento con un pañuelo secarse las lágrimas, cosa que yo la ayude dando un pañuelo de celulosa que tenía en mi bolsillo, no muy normal en mí, pero lo tenía.


Empezamos a conocer un poco el motivo de nuestro encuentro.


Cada vez que la miraba, no podía evitar pensar en sus labios besando y chupando cualquier cosa que se acercara a su boca, y claro, en un hombre como yo que escribe erótica por todos los sitios, pues mi imaginación se fue a visualizar en como ella chuparía mi miembro o como haría que se pusiera tan duro, que hasta tuve una pequeña pero grata dureza en mi genital, haciendo que creciera algo, pero no lo suficiente para que se notará en mis pantalones, porque estaba sentado, la verdad.


Cuando ya supimos algo de cada uno, Vero me dijo que sentía mucho el encontronazo que tuvimos y que no sabía cómo subsanarlo. Le dije que podríamos hacerlo de dos maneras posibles, aunque había más, pero eran las que me vinieron en ese momento.


Una, dejando pasar y la próxima vez que volviera a su ciudad, si ella quería, la invitaría a comer y ella a pasar el día conmigo y hacerme algo de guía por su ciudad, sobre todo por zonas de marcha y zonas de comer, ya que dicha ciudad tiene una antigua historia de sitios de marcha y fiestas y sobre todo de su gastronomía.


Dos, si ella quisiera y no tenía nada que hacer en la tarde o noche, quedar a cenar y luego a disfrutar de la compañía suya.


Aunque yo realmente lo que quería era tener sexo con ella, pero un hombre maduro no suele decir eso tan directamente, aunque ella me sorprendió gratamente porque me dijo:

— ¿Qué te parece si después de ese congreso que tienes hoy, me dejas que te invite a cenar y luego te enseño algo de las costumbres nocturnas de esta ciudad para que te lleves un buen recuerdo?


Podría haber dicho que sí, ya que era una propuesta muy interesante, pero no quería demostrar que me atraía mucho, por lo que le dije:

— Solo acepto dicha invitación si no tienes nada planeado para esta tarde casi noche y si eso no hará que te salga de nuevo ese nervio casi de dragona con la que te he conocido en la tienda, que espero que no la hayas prendido fuego.



Se echó a reír, por tanto, supuse que era un sí cuando me saco su lengua en sinónimo de burla, pero agradecida.


Quedamos a una hora en una zona cerca de mi hotel, ya que yo no conocía apenas la ciudad y solo sabía dónde se encontraba el teatro en donde se hacia el congreso y el hotel. Ella me dijo que ambos estaban cerca y que me esperaría a la hora que yo le dijera.


Llegaron las seis de la tarde y acabamos el congreso por ese día. Normalmente todos los congresos son iguales. Hay discusiones interesantes, hay mesas coloquiales y hay mucho aburrimiento cuando ya has ido a más de veinte en tu vida, lo único nuevo es la presentación de obras por parte de autores invitados, pero como yo iba de oyente, pues todo era siempre igual, menos esta vez, que una rubia preciosa me esperaba para no aburrirme en la noche.


Me fui al hotel y para las siete ya estaba bajando, preparado para visitar un poco la tarde de dicha ciudad.


Vero estaba esperando apoyada en una puerta de un coche, justo enfrente de la puerta del hotel. Cuando la vi, supe que la perfección humana podía existir, aunque nunca he creído que exista la perfección en nada, pero ella iba vestida con una mini falda vaquera de tela blanca, con una camisa roja metida por dentro de dicha prenda y con unas botas negras que le llegaban casi a la rodilla.


Tengo que decir que estábamos a finales de junio, por tanto, ya hacía calor por la tarde o casi de noche.


Me saludo con la mano y yo me acerque a ella.


Cuando estuve casi pegada a ella, pude contemplar su rostro, sin nada de maquillaje, resplandeciente, y con unos ojos brillantes pero esta vez no estaban llenos de lágrimas.


Nos dimos los besos de cortesía y me fui con ella, sin agarrarnos, a caminar por el centro de la ciudad, por el casco antiguo que era donde se encontraba todo lo interesante.


Cenamos en un restaurante que, sin pedir reserva, nos atendieron muy bien. La cena era bastante agradable, tanto que incluso parecía que nos conociéramos de toda la vida. Me pregunto si tenía que madrugar al día siguiente para dicho congreso y le indique que ya tenía todo visto y podría incluso no ir al congreso, además con ella seguramente me lo pasaría mejor que escuchar a colegas de la pluma hablar de sus nuevos proyectos publicados, así que, me tenía a su entera disposición.


La verdad es que quería estar el mayor tiempo posible con ella y así se lo hice saber de otra forma.


Me llevo a un par de sitios de marcha y en todo momento estaba atenta a mis necesidades gustativas, hasta que llegó el momento en que mi deseo era tener otro contacto.


Me acerque a ella en una parte de una discoteca, casi a oscuras, y sin cortarme un pelo, agarre de su cintura, la mire a sus ojos y bese sus labios, esos que ya pensé que me iban a devorar todo mi cuerpo.


No se negó en ningún momento, es más, Vero acerco más su cuerpo al mío y agarrando con sus dos manos mi cuello y nuca, hizo que nos diéramos un morreo tan profundo y con tanto deseo que nuestros cuerpos era uno.


Cuando me separe de ella, tenía una impresionante erección dentro de mi pantalón y creo que ella tenía sus pezones completamente erectos, porque en su camisa se notaban esos dos puntos perfectamente.


Le dije al oído si deseaba que acabáramos en mi habitación y separando su cuerpo y cara de mí me saco la lengua de nuevo, guiñando un ojo suyo.


Nos fuimos andando y agarrados ahora de la cintura hacia el hotel, entramos en el ascensor y porque eran solo dos pisos los que había que subir, pero no solo subimos nosotros, su mini falda también subió hasta su cintura, y pude notar como tenía un tanga negro con un borde de encaje negro por su parte delantera porque por detrás solo era un hilo fino que se perdía entre sus cachetes.


Entramos en la habitación y nos besamos con pasión.


Le quite su camisa y no tenía nada debajo, como había comprobado durante toda la tarde y noche con ella, pero ahora podía comerla entera, besar, acariciar dichos pechos y sus pezones duros y erizados.


Los jadeos y gemidos salían de nuestras bocas.


Vero me quito toda la ropa, incluso el bóxer y cuando el resorte hizo el efecto de gravedad, no se lo pensó dos veces. Agacho su espalda y estando de pie empezó a chupar, a lamer y a tragar todo mi miembro hasta que su nariz topo con mi pubis depilado.


Yo no pude controlar mis deseos, por lo que apartando el tanga de encaje que tenía puesto hacia un lado, metí entre sus labios ya húmedos mis dedos y empecé a jugar con su deseo, con el ardor que le salía y contra su clítoris endurecido.


Cuando se hartó casi durante media hora de chupar, lamer, succionar y poner dura ese trozo de carne que tenía ya endurecido, nos besamos, sabiendo su boca a mi pene y su saliva y sin darme cuenta, nos caímos encima de la cama, pero yo fui el que tenía mi espalda contra el colchón, mientras que Vero se quedaba encima mía.


No se lo pensó dos veces, se sentó encima mía. Aparto su tanga y colocando la punta de mi capullo en su entraba, se fue bajando hasta que sus cachetes se pegaron contra mis piernas. Se quedó con las piernas abiertas a horcajadas. Enseñando claramente su clítoris que era lo único que no estaba pegado a mi cuerpo e inclinando su espalda, se acercó a mi boca y metiendo su lengua en mi boca, empezó a cabalgar mi polla rápidamente y enérgicamente.


Enseguida tuvo su primer orgasmo, pero yo quería disfrutar de ella, por eso la deje que gozara. Tras el primer orgasmo suyo, bajo el ritmo de su cabalgada, pero seguía en la misma posición y cuando empezó a vibrar su vagina por dentro, agarre de sus tetas con mis dos manos, haciendo que se levantará su espalda y entonces si se tragó de otra manera más sensual mi miembro.


Grito y volvió a tener ese maravilloso orgasmo que toda mujer tiene cuando cabalga lentamente tras unas intensas vibraciones dentro de ella.


Cuando acabo de vibrar su cuerpo, agarre de su cadera con ambas manos, y la tumbé de lado, para que también descansará, pero yo seguía dentro de ella, parecía que no quería que saliera, por tanto, de lado hicimos una nueva postura, y así pude disfrutar de su boca, mientras taladraba su interior.


Estuvimos en varias posturas hasta que le dije que donde quería que acabará y Vero me dijo que donde quisiera, tomaba ella precauciones, por tanto, no había problema. Por tanto, aceleré mis movimientos y le llené completamente del líquido que salió casi a presión dentro de mí.


Estuvimos pegados y besándonos durante un buen rato, hasta que nos despegamos un poco. Vero se fijó que tenía la ducha cerca y con una mampara de cristal, y me pregunto si le gustaría que lo hiciéramos en la ducha, cayendo el agua por nuestros cuerpos y dejando que nuestra imaginación diera rienda suelta. Le dije que perfecto, pero que un cuerpo como el suyo quería primero ver como se humedecía a solas, para así tener más ganas de penetrar, por lo que ella se fue a la ducha y se empezó a dar un buen baño.


El tener la mampara como el cristal, transparente y no opaca en muchos sitios es una desventaja, pero en este caso es incluso más sensual y morboso, por lo que vi como ella se empieza a tocar todo su cuerpo, mirándome y sacando su lengua en gestos de burla. Pero cuando de repente puso su culo pegado al cristal de la mampara note que su ano no era virgen y eso a un hombre completamente excitado es una provocación. Por tanto, me levanté de la cama y me fui con ella a la ducha.


Nos enjabonamos y le pregunte si deseaba que la follara por detrás, y cuando Vero me dijo que lo estaba deseando, puse algo de gel con agua entre mis dedos, y se lo unte en su ano, porque siempre hay que lubricar esa zona, y cuando ella puso sus manos en una de las paredes poniendo su culo para que yo lo penetrará solo pude decirle al oído:

— Lo siento Vero, pero voy a ir muy lento, eso sí, dime si te duele y lo saco rápidamente.



Sé que duele que te metan un grosor ancho por esa zona, por lo que cuando empecé a meter mi polla por su ano, fui tan lento que solo gimió al principio, pero como mi mano es sabía y quiso desplazarse hacia su clítoris mientras la penetraba, pues su gemido de dolor se convirtió en gemido de placer y cuando mi pelvis se chocó contra su culo, ya no pude entrar más en ella.


Estuvimos en esa posición, primero follando lento y luego algo más rápido, sin quitar mis dedos de su clítoris, hasta que ella tuvo de nuevo otro par de orgasmos, casi encadenados, pero que la hicieron casi perder el equilibrio, entonces fue cuando me salí de su culo y todo erecto le dije que nos fuéramos de nuevo a la cama. Nos secamos un poco el cuerpo y ella de nuevo me tumbo en la cama, boca arriba, y no se lo pensó otra vez. Me estuvo lamiendo, chupando y jugando su boca y lengua con mi miembro hasta que se aburrió.


Me miro con cara de excitación y ahora, sentándose de espaldas a mí, puso mi capullo en la entrada de su culo. Se dejó caer encima mía de un solo golpe. Y cuando ya lo noto todo dentro de su culo, entonces se giró hacía con sus piernas y cadera, y colocando su cuerpo, me empezó a cabalgar por su culo. No paro de cabalgar mi polla hasta que ya no aguante mucho y le llene todo su recto de mi espesa leche. Pero ella seguía cabalgando. Hasta que la flacidez de mi miembro hizo que se saliera de ella.


Vero tubo de nuevo varios orgasmos, porque yo le metí tres dedos míos dentro de su coño, hasta que ya no pudimos más.


Nos tumbamos juntos en la cama, recuperando la respiración y porque ella al igual que yo, estábamos un poco cansados de tanto follar. Me pregunto qué hora sería y le dije que realmente eso daba igual, a no ser que se tuviera que ir, pero Vero no quería saber eso, sino quería saber cuánto habíamos tardado en agotarnos y cuando vio en su móvil que eran las cinco de la madrugada me dio un beso en mi boca y me felicito, por aguantar tanto y darle tanto placer. Yo la respondí abriendo sus piernas y pegando mi boca a sus labios, para martillear mi lengua contra su clítoris hasta que ella no aguanto mucho y me regalo de nuevo otro orgasmo.


Ahora nos quedamos abrazados en la cama.


Cuando nos despertamos, ya eran las once de la mañana y claro, siempre me despierto con una erección con lo que Vero volvió a no pensar y volvió a meterse mi polla en su boca, y volvimos a retomar lo que habíamos dejado antes a medias.


Estuvimos toda la mañana y parte del mediodía follando en la habitación, en la ducha, en el suelo, en la mesa, en la silla me cabalgo ella, y menos en el armario porque no cabían nuestros cuerpos, lo hicimos en todos los sitios.


Vero me dio su número de teléfono, porque quiere que vuelva a repetir con ella cuando queramos los dos, y como su ciudad está a casi una hora de la mía, pues la verdad, cuando a ella le apetece o la dejan, quedamos un fin de semana, pero ya no lo hacemos en el hotel, ahora lo hacemos en su piso, que para eso es independiente.


Por cierto, Vero tiene menos años que yo, pero por lo visto los hombres de su edad no saben darle placer y quiso probar con un madurito y parece ser que ha elegido bien, porque no me cambia por otro, por ahora. Así que, cada mes o dos meses, cuando podemos compaginar nuestros fines de semana, me invita a conocer su cuerpo aunque ella me dice siempre que se le olvido enseñarme una parte de su ciudad, y así, con ese juego de ser guía turística, quedamos y pasamos un fin de semana solo de sexo, porque eso si es verdad, ella solo me quiere pasa sexo, aunque empieza a tener sentimientos más profundos, sobre todo cuando me pone su culo pegado a mi polla, creo que nuestros cuerpos se atraen más de lo que en un principio se atrajeron.


Vero, ya sabes, cuando quieras ser guía turística de tu ciudad, te llevaré algo de mazapán para comérmelo entre tus labios.


1 de Mayo de 2018 a las 09:39 2 Reporte Insertar Seguir historia
3
Fin

Conoce al autor

J.F.C. Queen Escribo desde mi juventud. Siempre me ha gustado escribir, orgulloso de contar historias reales. Dicen que la fantasía supera a la realidad pero cuando la realidad supera a la fantasía disfrutamos más. Mis historias están enfocadas hacia el placer de la mujer vistos por los ojos de un hombre. Me gusta describir historias de fantasías que son reales vividas por gente y personas. Todas las historias que escribo son registradas con derechos de autor. La vida nos pone barreras y nadie es perfecto.

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Tania A. S. Ferro Tania A. S. Ferro
Tu historia se encuentra en proceso de revisión. Para tener el sello de Inkspired, te invito a que hagas las correcciones de puntuación y acentuación que tu historia necesita. Cuando las realices, responde este comentario y volveré para realizar la revisión nuevamente. Saludos cordiales.
December 21, 2019, 04:49

  • J.F.C. Queen J.F.C. Queen
    Reeditado a través de word. Gracias de antemano. December 23, 2019, 23:54
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