juanfranconde J.F.C. Queen

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Erótico Sólo para mayores de 21 (adultos). © Juan F. Conde. Todos los derechos reservados.

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Primero.

Fin de año.


Noche de Noche Vieja en donde miles de personas celebran la despedida de año y la entrada del nuevo en infinitas maneras posibles, pero en esta historia real vamos a contar que le sucedió realmente a una mujer que es caliente y siempre desea estar ardiendo, sobre todo su cuerpo o al menos eso es lo que ella siempre me cuenta.


Aunque tiene otro nombre, vamos a llamar a dicha hembra como la primera mujer en mundo según una religión, Eva, por el simple hecho de un nombre muy común pero a la vez muy sensual.


Lógicamente ella va vestida para la ocasión con un vestido negro que le hace ser la mujer más deseada de la fiesta, marcando lo que desea que se marque en su silueta y sin dejar ver a simple vista lo que no quiere.


Como muchas hembras lleva por tradición o porque le gusta, ropa interior roja, un conjunto de tanga y sujetador de encaje, comprado para la ocasión, ya que no todos los días se celebra dicha festividad.


Nuestra protagonista ha decidido este año celebrarla en casa de unos amigos, ya que las ceremonias de fiestas en locales ya las tuvo hace años y como todo en esta vida cambiamos de costumbres, aparte de que preparar una fiesta hay que hacerla con casi meses de anticipación y realmente ni había tiempo para ello ni tampoco se decidió donde se iba a celebrar, por tanto, que mejor que hacerlo en casa de algunas de las personas allegadas a ella.


Al llegar Eva a la casa en donde se iba a celebrar el encuentro navideño, tras dejar su abrigo y saludar a los demás comensales pues empezó a tomar algo de vino, que es lo que se suele hacer, al gusto de los consumidores como es normal, a charlar un poco, con piropos de como van vestidos y demás cosas que todo el mundo ya conoce de estos eventos.


Llega el momento de sentarse en la mesa, acondicionada de alimentos variados para dicho festín. Ella, como es una mujer discreta, se sienta en uno de los lados en donde le indican, aunque realmente le hubiera dado igual donde situarse porque realmente la compañía es bastante agradable e incluso algunas de las personas desean tener algo más con ella, por eso no vamos a contar directamente todo lo que le dicen y desean hacerle, porque no somos tan cotillas.


Tras empezar a deleitarse con los primeros entrantes de la cena, y mientras charlan de temas entre amigos, nota como unos dedos se posan en sus tobillos, pero en vez de reaccionar de una manera casi impulsiva por notar que unas manos le tocan en su desnuda piel, ya que no se puso medias sino que iba con las piernas al natural, pues ella decide saber que harán esos dedos que están acariciando su piel, suavemente. Aunque también comprueba que los comensales que tiene a su lado están con sus manos encima de la mesa, como es normal mientras picotean los alimentos y beben y charlan. Hay que decir que Eva tiene las piernas cerradas, por tanto ambos tobillos casi están juntos, para no molestar al resto de pies y tobillos de los demás comensales sentados en la mesa.


Pero ella se pregunta mientras disimula en las conversaciones que mantiene con el resto de comensales, ¿de quien serán esas manos que le están tocando sus tobillos? porque están todos los que tienen que estar en dicha reunión, sentados y comiendo los manjares de los entrantes con sus bebidas y no echa en falta a nadie. Ahora incluso está algo intrigada, pero no quiere dar señales de que alguien le toca y poner al resto de asistentes algo molestos ya que ese deseo lo está sintiendo ella y el resto quiere hacerlo en real, por lo que no levantará un poco el mantel de la mesa para saber quien es la persona que le está dando esa caricia tan placentera que siente en sus piernas.


Realmente quien está acariciando su piel no es más que quien está poniendo estas palabras, pero Eva no lo sabe y es por ello que también le produce un instinto morboso, sin saber realmente que quien la toca es quien echa en falta en dicha reunión festiva. Por tanto, yo empiezo a tocar sus tobillos, sensualmente, lentamente y casi apreciando como su piel se empieza a erizar por las caricias que le estoy dando, subiendo y bajando lentamente sin apenas inducir a que ella haga ningún movimiento con sus piernas, totalmente cerradas pero empezando a abrirse por la cálida sensación que están recibiendo de mis manos y dedos.


Realmente podría estar tocando otras piernas de otras mujeres que están también sentadas, pero es que hoy deseo hacer este ritual contigo, por eso me deleito bastante y espero ver la reacción de tu cuerpo mientras intentas no delatar tu estado a los demás participantes en dicha reunión.


Como estoy agachado debajo de la mesa, tampoco es que tenga mucha movilidad por mi parte, aunque como estoy sentado y ningún pie de otras personas pueden toparse con mi cuerpo, es cuando empiezo a realizar la tortura de tu ritual, que podría llamarlo sutilmente “pre calentamiento de tu zona para que desees que haga lo que desee” pero realmente no le pondremos nombre, solo sentiremos lo que realmente no te esperabas.


Sé que el momento es morboso porque puedes reaccionar de diferentes maneras, pero como sé que te gusta que te acaricien tus tobillos suavemente y que otras veces te lo he hecho, pues es cuando empiezo a darte un masaje como los que siempre te he dado, para que sepas que soy yo, pero que no entiendas porque estoy debajo de la mesa en vez de estar a tu lado y haciendo que el resto me odien por haber conseguido lo que ellos no han conseguido, ser tu amante secreto.


Como buen diablillo juego con las yemas de mis dedos sobre tu piel, subiendo y acariciando para que sientas como tu piel se empieza a erizar justo por la cálida caricia de mi piel al posarse en la tuya.


Al notar como mis dedos practican esa danza tan delicada es cuando sin querer o por instinto primario empiezas a abrir tus piernas, no mucho la verdad, pero lo suficiente para que mis manos puedan incluso subir por tus rodillas y adentrarse a esa zona tan delicada como fortalecida de tus muslos, pero sabes que yo no entro tan rápidamente en dicha zona, sino que me deleito con tus gemelos y con tus piernas, aunque ya deseas sentir algo más y es cuando mis labios se posan en cada rodilla, besando tan suavemente que apenas notas la caricia bucal, pero si notas, porque es cuando sin querer dejas caer el tenedor en el plato, desde una pequeña altura pero suficiente para que las personas que están a cada lado tuya, hombres, casualmente seleccionados por ellos, oigan la caída y te pregunten si estás bien, a lo que tú, con una sonrisa amplia les indicas que perfectamente, casi en la gloria y casi riéndote.


Claro que te empiezas a reír, porque sabes que soy yo el que está debajo de la mesa, pero no entiendes porque no salgo de ella y me siento contigo para dar celos a los que desean tenerte y que son los que te intentan decir cosas al oído para ponerte más caliente de lo que ya estas, incluso uno de ellos intenta posar su mano en tu muslo, pero tú haciendo un gesto con tu mano, se la quitas con educación y le dices que aún es pronto para ciertos privilegios que no se ha ganado.


Realmente no es eso, es que deseas que no paré yo de darte las caricias y besos y saber hasta donde puedo llegar con dicho juego que siempre me habías contado que deseabas tener y un amante nunca olvida los deseos de la mujer.


Por ello, sigo besando tus rodillas y la cara interna de tus muslos, según vas abriendo discretamente tus muslos para que yo pueda seguir subiendo con mis manos y adentrarme en ese lado oscuro pero que conozco a la perfección.


Al notar Eva como mis labios ya han llegado a la zona casi prohibida y que me delataría de cara a los hombres que tienes a tu lado, por asomar una cabeza debajo del mantel, arrimas tu silla más contra la mesa, y así sin que los demás se den cuenta, pegas tu estomago al borde de la mesa por lo que casi pones tu precioso pecho encima del plato, pero eso a los demás incluso les excita que estés así de arrimada, casi enseñando ese pronunciado escote que tiene tu vestido, tan visual que incluso se puede notar donde se juntan las copas de tu sujetador en la parte central, pero que no se notan a simple vista. Con este movimiento es cuando mis manos ya están en cada muslo tuyo, abriendo un poco más de lo que las tienes abiertas tus piernas y es cuando mis dedos, unos separan la tela de tu tanga rojo de encaje que apenas se nota por la poca luz que tengo debajo de la mesa, pero como buen amante tuyo que soy sé por tu olor cuando estas excitada y sé por el calor que emana de tu entre pierna que ya empiezas a notar la excitación que voy a provocarte.


Tú sigues comiendo y riéndote e intentando que los hombres que tienes cerca no metan sus manos donde ahora tengo mi cabeza casi pegada. Intentando incluso disimular esa sensación que ya notas cuando mis labios besan y acarician tu clítoris que por supuesto empieza a cobrar vida por el proceso sexual que le estoy dando y le voy a rematar. Por ello, incrusto más mi cabeza y ya pegado a ti, saco mi lengua de mi boca y la paso alrededor de tus labios, completamente mojados de tu licor interior y de mi saliva. Me deleito en saborear ese jugo que tanto me embriaga y que tanto deseo cuando estoy contigo y que no te reprimes en darme con gusto, por lo que yo sigo chupando e incluso dando golpecitos a tu clítoris para que te alteres un poco sexualmente sin poder hacer nada más ya que así no notaran lo que realmente te está pasando debajo de la mesa.


Yo continuo con mi masaje de lengua en tus labios y botoncito ya duro y erizado, por lo que sé que puedo estar así hasta que acabes de cenar, si es que realmente puedes, pero soy algo morboso y acelero mis movimientos en tu clítoris para que dentro de ti notes ya el principio de un orgasmo que no sabes que puedes llegar a tener, pero como buen diablillo dos de mis dedos ya empiezan a entrar en tu cuevecita, casi aprisionada por la postura en la que estas sentada y también porque la silla tiene algo de culpa y no me deja que entren sin dificultar, pero como soy bastante ingenioso, consigo que esos dedos entren directamente hasta tu interior.


Sabes que siempre que entran mis dedos, uno se va a tu zona rugosa y el otro solo se dedica a masturbar tus paredes, por lo que hoy no va a ser menos y es por ello que tras sentir como entran mis dos dedos en ti y con mis caricias de labios y lengua en tu sexo no puedes controlar tu cuerpo y es cuando casi agarrándote a la mesa e intentando disimular con otra cara, empieza tu vulva a vibrar y yo sigo con mi deliciosa tortura sexual para ti, realmente mis dedos te están follando mientras mi boca te come tu sexo y es por eso que Eva no aguantas mucho y en breve casi cierras tus piernas para mojarme mis dedos en tu primer orgasmo navideño y jugoso.
18 de Abril de 2018 a las 20:55 2 Reporte Insertar Seguir historia
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