marekmakaniverse Marek Makani

En el segundo número de la serie tras los horrores de las torturas, todo lo arrebatado y la pesadilla sufrida por Markus, este conoce a Kurlum, un alienígena que revela nueva información al terrícola sobre la identidad de quienes destruyeron la Tierra creando así una motivación en él para seguir adelante cuando lo único que quiere a estas alturas es morir.


Ciencia ficción Ópera espacial Sólo para mayores de 18.

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VIVIR ES LO PRIMERO

Sí. ¿Pero cómo es que puedes hablar mi idioma? – Cuestionó desconcertado por el brusco cambio de lengua que se produjo en el sujeto desconocido -.

Es obvio, por el aparato que me acabo de colocar, los distribuyen por todo el cosmos y aunque tienen un precio elevado la gente suele comprarse más de uno la primera vez por si lo pierden, se les rompe o desean regalárselo a otro ser. Volka-12V se llama, aunque pronto sacarán versiones nuevas. – Le explicó a Markus tanto para que frenase su acelerado estado de tensión como por si quería hacerse con uno para facilitarle su vida allí -.

Vale, pero ahora dime… ¿A qué cojones has venido? – Cambió de tema -.

Pues la verdad que a saquear las naves que acabaron con tu planeta, normalmente se dejan alguna abandonada por ahí debido a lo costoso del combustible, solo las usan como arma, luego cargan todo en otra, se llevan a algunos especímenes y se piran, son terroristas. – Acercó a Markus un poco más mediante palabras a la verdad que tanto se merecía saber: ¿Quiénes eran los culpables de semejante crimen? -.

¿Terroristas? ¿Estás diciéndome que todo esto ha sido para ellos un puto atentado de mierda?

Realmente ni siquiera, sé que es duro lo que estás a punto de escuchar, pero, lo cierto es que ha sido una mera gamberrada, que le ha costado la vida a millones de seres vivos entre ellos tu especie, pero eso a los Amarillos no les importa, creen que son superiores a cualquier planeta, galaxia o universo, lo hacen por todos los rincones posibles, es su único propósito, la diversión propia. – Detalló para hacerle comprender la situación a un Markus claramente destrozado, que cuanto más se percataba de lo insignificante que había sido para aquellos tipos lo que habían hecho, más ganas tenía de arrasar con su civilización -.

Quiero acabar con todo lo que esté relacionado con el mundo de esos hijos de puta como ellos me lo han hecho a mí. ¡ME LO HAN ARREBATADO TODO, MALDITA SEA! ¡NO PUEDO SOPORTAR MÁS ESTO! – Estalló el corazón de Markus en tres mil pedazos buscando una forma de paliar el sufrimiento -.

Espera, espera, no hagas eso, no te fustigues ni te estropees la vida de esa manera, matarlos no te curará, no te aliviará lo que sientes, debes sopesar las cosas, cambiar de rumbo y a pesar de que hayas perdido lo que le daba sentido a tu camino, debes darle la mano a la soledad, vivir con todo esto sobre tu lomo, pero proseguir, porque nadie ha elegido para ti quedarte en los escombros o cenizas de tu planeta, algo ha hecho que de todos habitantes de la Tierra, tú seas el único superviviente, tenga lógica o no, eso es un hecho, no se puede negar. – Intentó evitar que cayera en la espiral de la perdición, una espiral en la que “el último terrícola” ya había asumido que se introduciría, su única motivación, esa y morir, pero la segunda estaba complicada -.

Ya no tengo nada, no me interesa albergar en mi mente el destino hacia el que camine, solo el origen del cual provengo y que han borrado fuera de mí, pero no dentro, por eso es por lo que lo haré de todos modos. – Justificó todo lo que estaba a punto de hacer -.

Bueno, no creo que sea lo mejor, pero no voy a esforzarme en vano, vas a hacer lo que quieras. Por cierto, no nos hemos presentado, me llamo Kurlum. ¿Y tú? – Se rindió al ver que aquella intentona de salvarle no había servido de nada -.

Markus, me temo entonces que no tienes ánimo de atacarme. - Insinuó en tono amistoso -.

Por supuesto, yo solo cumplo mi función, de hecho, como supongo que no sabrás pilotar a esta bestia, si quieres te llevo en mi preciosa Kitty 49 hasta Kosmos, un bar de por aquí para náufragos como tú, fue el primer sitio al que fuí yo cuando llegué aquí. - Ofreció Kurlum para aportar su grano de arena a la situación -.

¿Kitty 49? - Preguntó extrañado tanto por el nombre como por el tipo de vehículo del que pudiera tratarse, aunque se intuía algo. Tampoco quiso entrar en lo último que dijo Kurlum sobre llegar aquí debido a que dedujo que era un tema demasiado personal como para indagar en él -.

Sí, algo así como una de vuestras motos, aunque con potencia para alcanzar velocidades de años luz por hora, ya que poco a poco se fueron adaptando, al igual que todos los vehículos, para ser usadas cómoda y eficazmente en todos los rincones del espacio exterior, porque la vida cada vez se desarrollaba más allí aparte de en los respectivos planetas de cada especie, entonces las grandes marcas, productos o corporaciones, los modos de vida debían mimetizarse con este cambio de etapa sociocultural. - Relató el reptil antropomórfico para que Markus comprendiera el porqué de dichas transformaciones a nivel social e histórico -.

Comprendo, osea que a pesar de que se pueda parecer todo un poco a nuestra forma de comportarnos o vivir en la Tierra es bastante diferente. ¿Cierto? - Asumió el humano mientras se percataba de la escena en la que se hallaba, hablando con un alienígena en buenos términos y lo más importante, algo que había pasado desapercibido durante toda la conversación, estaba desnudo -.

Efectivamente - Contestó observando cómo Markus se daba cuenta vergonzosamente de su desnudez -.

Dios mío, todo este tiempo he estado sin ropa, desde que desperté nunca me detuve a pensarlo, supongo que todos los experimentos y juegos que ejercieron en mí me desorientaron en todos los ámbitos. - Reflexionó acerca de cómo podría haber creído que iba vestido todo este tiempo cuando para nada era así -.

Tengo en mi "moto", si se le puede llamar así, unas botas que uso de vez en cuando y unos pantalones, creo que será suficiente, o debería serlo porque no tengo nada más. - Indicó con el ánimo de regalársela -.

Te lo agradezco de verdad, acabo de conocerte y ya has hecho todo esto por mí. - Dijo sorprendido al ver que prácticamente le había salvado del cajón de metal en el que estaban -.

No importa, soy así, hay mucha gente por aquí que también, aunque también te habrás enterado de que no todos son precisamente así, hay de todo, como siempre. - Aclaró Kurlum -. Lo que te hace falta saber además es que, como en toda sociedad o cultura, tenemos una moneda común, ésta es la Espac, que voy a darte unas cuantas para que empieces y ya te buscas un curro.

Perfecto. - Recibió el terrícola -.

Ya preparados, con Markus en cueros y con Kurlum hasta arriba de artilugios que podían servirle de mucho a nivel monetario además de a nivel personal, abandonaron apresuradamente el navío. La moto les esperaba nada más salir, cargaron todo, Kurlum le lanzó a Markus las prendas y el calzado que le había ofrecido previamente para que se preparase antes de subir al vehículo, tras hacerlo se acomodó en él alejándose después del lugar. En el transcurso de la travesía no intercambiaron palabra alguna debido a la extrema velocidad a la que se encontraban viajando. Lo que sí pudo experimentar fue el poder respirar o mantenerse vivo en el ambiente gélido y asfixiante del mundo cósmico, algo que ningún humano vivió ni vivirá jamás.

La sensación era espectacular a la par que desoladora, reflexionó acerca de si los de su especie hubieran amado mucho más las cosas de las que gozaba su planeta si hubieran sido conscientes de lo que estaba por sucederles o, todavía más importante, de la vastedad, soledad y majestuosidad de un entorno en el que realmente nunca fuimos, somos ni seremos nada como es el universo. La respuesta a estos planteamientos nunca las contemplará salir de la boca de ningún otro humanoide, pero sí podía llegar a acertarla con una seguridad próxima a la totalidad, aquella respuesta era afirmativa, porque la alegría o el color que poseía la realidad terrestre no existe en la inmensidad del espacio, ahí fuera nada de eso existe, porque entre los dedos del “todo” se halla constantemente la “nada” esperando pacientemente a engullirte cuando estés despistado.

Llegaron al pub Kosmos, el cual estaba ubicado en el satélite desértico de un planeta enano e inhóspito, las motos y coches de los allí presentes se encontraban dentro de una especie de capsulas selladas con un candado que solo podía desbloquearse con la huella dactilar de sus dueños debido a que eran un instrumento que garantizaba la seguridad de sus vehículos ante cualquier intención de usurparlos. En el interior una penumbra entremezclada con luces de neón presidía el lugar, las gentes charlaban, eran de diferentes especies, todos con vestimentas que iban de lo más austero a las mayores excentricidades imaginables, características físicas sorprendentes tanto para bien como para mal, pero lo más llamativo era que no eran relevantes a sus ojos las diferencias del resto, se relacionaban con plena normalidad sin prestar atención a dichos detalles, la única barrera era el idioma y con los traductores estaba más que traspasada.

El asombro con que sus ojos voltearon a observar al primer hombre que habían visto en sus vidas era algo ciertamente asombroso, probablemente habían sido testigos de otras maravillas galácticas que a cualquier humano dejarían sin aliento y, sin embargo, reaccionaban atónitos a un ser que –a ojos de Markus por pertenecer a dicha especie, claro está, le parecía mucho más simple o convencional que ninguno de los que le clavaban la mirada en ese instante– les sorprendía más por el hecho de jamás haber visto uno habiendo escuchado historias de ellos desde siempre que por su aspecto o complejidad anatómica.

Al principio fue curioso, pero luego bastante incómodo ya que la situación parecía no tener fin, por lo que Markus se giró buscando refugio en Kurlum pero se percató de que se había ido, supuso que el reptil había considerado que los servicios prestados a su persona ya eran suficientes como para que siguiera adelante sin él, pero Markus creyó que su escapada fue algo precipitada ya que una vez contempló el aspecto físico de aquellos seres que hasta entonces solo había podido imaginarlos a base de leer libros, disfrutar comics, ver películas o series de ciencia ficción y escuchando las historias de alienígenas que su abuelo Franklin le narraba cuando tan solo tenía 7 años, pero ahora no solo estaba hipnotizado por el hecho de que su condición de “ficticios” era equívoca todo este tiempo ya que formaban parte de la realidad igual que él sino que para colmo estaban delante suyo esperando una respuesta por su parte.

Hola. – Saludó con la mayor tensión que había experimentado nunca -.

Todos al ver que sacudía la mano –como es costumbre en la Tierra para diferentes culturas– de forma simultánea a aquel primer contacto con ellos pensaron que se trataba de un gesto amenazante o bélico, siendo esta la razón por la que se levantaron súbitamente para sacar sus armas y apuntar a Markus, quien trató en seguida de aclarar el asunto con tal de evitar daño alguno a quienes tenían la intención de acabar con él, porque era más probable que en el contraataque ellos murieran a que él pudiera perder la vida por alguna de las balas de sus cargadores.

7 de Mayo de 2023 a las 12:25 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

Conoce al autor

Marek Makani Marek Makani, nacido Marcos Marín Molina, es un autor español especializado en cuento y novela corta. Algunas de sus obras más célebres son sus Narraciones Independientes, Hellands, sus novelas gráficas RUINA o Red for Blue, las series MANIAC o Kosmik Tales y los cuentos de su antología Necrotales.

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