Jack, había desayunado poco está mañana. Llevaba meses preparando sus vacaciones, hasta que le llegó una notificación escrita sobre una nueva misión en el espacio.
Tocaron a la puerta de su laboratorio.
— Dr. Jack, telegrama. Un joven de la aviación se anunciaba.
— Déjelo bajo la puerta, por favor, estoy muy ocupado, respondió Jack.
— Dr. debo entregarlo en sus manos, es urgente, indicó.
Jack se levantó de su asiento, para abrir la puerta y recibir el telegrama urgente.
—Gracias Sargento, respondió Jack con educación.
Al abrir el telegrama, decía el encabezado:" Dirección General del Espacio y asuntos internos". Asunto: "Misión Espacial. Urgente".
—Dr. Jack deberá presentarse este viernes a primera hora, para las pruebas de despegue y simulación. Su misión: deberá reparar el satélite: Smart V, que se encuentra fuera de servicio, por un fuerte impacto con un meteorito.
—Se dañaron las vacaciones otra vez, respondió Jack con vos baja y mucha decepción.
Jack olvidó por un instante lo que hacía, la noticia de un viaje al espacio, lo había alterado por completo. Dejó la carta en la mesa y se dispuso a salir para respirar aire puro, pasó por el cafetín de la base espacial.
—Un café capuchino doble, por favor.
— Enseguida Dr., respondió amablemente.
Jack tomó su café, salió al jardín, buscó un banco para sentarse y se dispuso a tomar su café doble recién hecho.
Muchas cosas pasaron por su mente, y una de ellas era sus vacaciones suspendidas por enésima vez.
Al segundo sorbo, lo sorprendió una pelota de béisbol, qué término derramando su café caliente sobre su pecho.
— ¡Ayyyy!, soltó un grito de dolor.
Una chica con vestimenta militar se acercó apenada y ofreciendo disculpa.
— Lo siento mucho Dr. qué pena con usted, no era mi intención.
—No Claro, su intención era quemarme, porque lo logró, respondió Jack con cara de pocos amigos.
—¿Cómo puedo remediar el daño Dr.?, haré lo que usted me pida, respondió la chica.
— ¿Lo que sea?, pensándolo bien, si puedes hacer algo por mí, respondió con vos maquiavélica y pervertida.
—Tampoco me voy a humillar por un accidente, respondió la chica.
—Mucho gusto, soy el Dr. Jack, de tecnología espacial, respondió.
— Es usted uno de esos genios del laboratorio, respondió con una bella sonrisa que cautivó a Jack.
— ¿Y qué penitencia me harás pagar Jack?, pregunto la chica.
— Algo se me ocurrirá, podrías cenar conmigo esta noche y lavar mi camisa, respondió con una sonrisa pícara en su rostro.
—Cenar contigo si, ¿lavar?, no sé, eso veremos, respondió con una sonrisa pícara y desafiante a la vez.
— Bueno, así quedamos Jack, a las 19:00 horas paso por aquí, donde comenzó todo, respondió.
La chica dio media vuelta, moviendo su cadera suave con un movimiento sensual, que llamó la atención de jack.
—¡Hey!, espera, nunca dijiste tu nombre.
—Me llamo Eva, como la primera mujer que mordió de la fruta prohibida, respondió con una sonrisa pícara y una mirada de loba al asecho.
Jack sintió que su corazón saltaba como un trapecista.
—Adiós, respondió jack con un movimiento de manos.
Eva se fue alejando por completo hasta que los ojos de jack dejaron de alcanzarla.
Jack vio la hora en su reloj y se acordó que, debería presentar un informe. Faltaban cinco horas para la cita, pensó.
Jack pidió otro café mientras iba de paso hacia su oficina. Y al llegar colocó su pase y la puerta se abrió.
Bebió un sorbo de café y se sentó a escribir su informe, mientras bebía otro sorbo.
El tiempo fue transcurriendo, solo faltaban unas pocas horas para la cita con Eva. Pensó que debería ducharse con agua tibia y buscar que ponerse para la ocasión.
Terminado el informe, le dio a guardar como y finalmente lo adjuntó al correo electrónico y lo envió.
Se levantó de la silla y se dirigió a su armario, donde tenía una camisa manga larga Blanca y otra manga corta, había un pantalón de estilo casual, azul marino y otro beagle. Más abajo vio unas botas Caterpillar color amarillas y pensó que estaba bien la combinación de blanco y beige, quedarían genial.
Faltaba una hora para el encuentro con Eva. Abrió la puerta de la ducha y presionó los botones de hidromasaje para el agua caliente y después presionó el botón de agua fría, para obtener una temperatura equilibrada.
Faltaban media hora para el encuentro. Terminada la ducha, uso su colonia Obsession de Calvin Klein, el cual tenía feromonas.
Se vistió y faltando diez minutos para el encuentro se dispuso a salir.
Se dirigió al jardín al punto de encuentro, faltan aún 5 minutos para la cita.
El reloj marcaba las 19:05 de la noche.
A las 19:10 minutos, una silueta femenina se asomó bajo una la luz tenue. Los ojos de jack trataron de enfocar mejor, pero las gafas había dejado en su laboratorio, su visión era un poco borrosa de lejos.
— Buenas noches, Jack, pensé que no vendrías, respondió Eva.
— ¿Y por qué pensaste que yo no vendría?, pregunto.
— Porque eres un hombre muy ocupado y muy comprometido con tu trabajo, pensé que no tenías tiempo para encuentros nocturnos.
—En realidad esta semana, tengo todo el tiempo disponible, sorpresivamente, es así.
— Suenas a que hubo cambio a última hora o ¿me equivoco?
—No, fíjate que no, te equivocas corazón, algo surgió a última hora.
— Bueno, tienes tiempo para contarme tus aventuras, si deseas ¿no?.
— Sí, hay tiempo de sobra Eva. ¿Y tú tienes toda la noche? Pregunto.
— Todo depende de ti jack, hasta donde quieras llegar...
— Suena interesante, respondió Jack.
Eva lo miró fijamente cruzando sus piernas, tenía un vestido negro siendo a la cintura con un pequeño ajuste en la cintura y faralaos de dos niveles a media pierna, sus pies lucían unos tacones bajos y sus uñas estaban decoradas de color vino tinto.
—¿Vamos? Intervino Jack, quien la tomó de brazo, cruzando con los de él, y así fueron caminando al mismo ritmo de sus pasos sincronizados.
Iban Camino a un hermoso restaurante temático de la base espacial, al que solo entraban funcionarios de nivel 3.
Al entrar estaba un militar con traje de gala. Jack enseñó su carnet nivel 5.
— El militar saludó como de costumbre y les abrió la puerta amablemente, diciendo unas palabras de "Bienvenida".
Eva se movía con elegancia en brazos del Dr. Jack.
Eligieron una mesa, se sentaron y al cabo de pocos minutos se acercó el mesonero.
—Buenas noches, bienvenidos, le puedo ofrecer, si gusta: un vino tinto o blanco de entrada, mientras busco la carta.
— Para mí está bien un vino tinto, respondió Jack y ¿para ti Eva?.
—Pudiéramos pedir una sangría para dos.
— Muy buena idea, respondió Jack.
—Con su permiso, respondió el mesonero.
—Adelante, respondió Jack.
—Tienes buen gusto Eva, nunca pensé en pedir Sangría, comentó Jack.
— Me encantan las frutas en vino, es muy excitante, respondió.
—Excitante ¿dices?, te ves hermosa con ese vestido, respondió Jack.
—Gracias Jack, me alegra que te guste, esa es la idea.
Al rato llegó el mesonero con la jarra de sangría. El mesonero sirvió las copas y dijo unas palabras: — Salud Sres.
— Gracias respondieron los dos.
—Salud, porque estos momentos se repitan, brindó jack.
—Porque estos momentos sean ardientes y embriagante como este vino, respondió Eva, en un tono de voz cálido y sensual.
—Eso suena demasiado bien, respondió Jack, al ver Eva a los ojos.
Jack tomó sus manos y acercó sus labios a la boca de Eva y con mirada fija, término besándola.
Eva no se quedó atrás, sacó sus manos de bajo de la mesa y acarició la cara de Jack, mientras lo besaba con pasión y dulzura.
—¿Qué es eso tan importante, que debías contarme jack?.
—Después de comer te cuento, respondió.
—Eres todo un misterio Jack.
—¿Misterioso yo? ¿No creo?, la noticia cambio mis planes por completo, respondió.
— Debe ser algo muy importante, como para posponer tu planificación, ¿no?.
— Algo así corazón, ni te imaginas, respondió Jack con vos de consternado.
El Mesonero se acercó a la mesa con la carta, dio una sugerencia.
— ¿Qué te provoca Eva?, pregunto Jack.
—En realidad algo ligero, no tengo mucha hambre, una ensalada de pollo y camarones, estaría bien para mí.
—Solo una ensalada, seguro que no quieres algo más, preguntó Jack.
—No, Jack, eso estaría bien para mí, no como mucho de noche, prefiero beber, respondió.
— Veo que quieres embriagarte esta noche, comentó jack.
— ¿Tiene algo de malo que uno se embriague con buena compañía?, preguntó Eva.
—No, para nada, todo lo contrario, me alagas con tu comentario, respondió Jack.
—Me caes bien Jack, desde el primer momento que te vi.
— Ja, Ja, de eso me di cuenta al sentir el café caliente derramado en mi pecho.
—Eres torturador Jack, me vas a castigar por ser una niña traviesa.
— Te mereces un buen castigo, respondió Jack.
—¿Y qué tanto sabes de castigo Jack?
—Alguna vez presté servicio militar en la Marina, ahí uno aprendía sobre castigos, respondió.
—Es decir, que tengo a un genio, ex militar, como verdugo, eso como una mezcla entre creatividad y maldad, respondió Eva, quien cruzó la pierna con elegancia.
—Veremos quien termina dominando a quien, sorpréndeme Jack.
—Eres una mujer peligrosa, Eva, que quieres de mí, sacarme todo lo que sé y luego eliminarme.
Ambos rieron...
— No tengas miedo Jack, solo quiero pagar mi culpa, no te voy a matar, literal.
—Me asustas, pero a la vez me emociona todo de ti, eres un misterio de mujer, respondió Jack.
Un gemido corto salió de sus labios, confundiéndose con su sonrisa y algo húmedo sobrevino entre su entrepierna.
—Jack comamos rápido y vallamos a tu habitación, o mejor pide para llevar sí.
—Pidamos para llevar entonces, respondió Jack, quien estaba tan caliente como Eva.
—Por favor para llevar el pedido.
— Enseguida Dr. respondió el mayordomo.
Bebieron dos copas más hasta acabar la última gota de vino.
Al cabo de unos pocos minutos, llegó la comida, lista y empacada.
— Vámonos corazón, respondió Jack con vos dulce.
Al llegar a la puerta, Jack colocó la tarjeta en el lector y la puerta abrió.
Eva cerró la puerta con una patada trasera y Jack la tomó por la cintura, la empujó a una pared de vidrio y comenzó a pasar su mano derecha haciendo un recorrido por todo su cuerpo. Subió el faralao de la falda como jugueteando con ella y al subirla, pudo notar que no llevaba ropa interior.
Jack pudo tocar sus nalgas y las acaricio con suavidad y ella suspiró al sentir sus cálidas manos, luego comenzó a jugar con sus dedos y hacer su trabajo, mientras la besaba por el cuello, suspirando en su oído suavemente, luego se acercó a sus labios, mientras su mano y sus dedos hacían el tacto, tocando lo más profundo de su ser.
Eva gemía, al mismo tiempo que humedecida su interior de manera continua, espontánea en un acto de placer y mucha excitación.
Jack subió su mano izquierda hacia sus pechos, bajando su top y luego comenzó a pasar su lengua por todas las colinas, cómo si se tratara de un manjar delicioso. Al final Eva desabrochó el pantalón de Jack y sacó el mazo hasta asegurarlo con sus manos, luego lo puso en posición buscando el camino. Y sin pensarlo dos veces Jack se fue a encima, ajustando su fuerza de lenta a rápido, entrando por dónde le habían trazado el camino. Fue un momento de mucha libido por parte de Jack y muchos gemidos continuos en cada exaltación.
Así estuvieron una y otra vez repitiendo cada escena sin parar, hasta que sus cuerpos desgastados de tanto querer, terminaron buscando el piso, que era lo más cercano y próximo, hasta que sus cuerpos dejaron caer, quedando abrazados como dos enamorados.
Finalmente, Eva se dio la vuelta, dándole la espalda y Jack la abrazó, quedando pecho contra espalda.
—Mañana inicio las pruebas de simulación, para abordar la misión, anunció Jack a su compañera Eva.
— ¿Eso era lo importante que tenías que decirme Jack?, preguntó Eva, quien volteó su cuerpo para quedar frente a frente.
—Sí, parte del cuento, debo partir en dos días, respondió Jack.
— ¿Y cuál es tu misión?, si se puede saber.
— Un satélite que está en órbita con el planeta martes ha sido impactado por un esteroide, contestó Jack.
— Y tu misión es evaluar los daños y repararlo, preguntó Eva.
— Si, así es, respondió Jack.
— No creo que sea complicado para ti, ¿no?
— Lo que no me queda muy claro es porque es tan valioso ese satélite, preguntó Eva.
—Necesitan estar informados de todo lo que ocurra en ese planeta, supongo.
— Vas tú solo o acompañado, preguntó Eva.
— Esos detalles lo desconozco, supongo que debe ir conmigo un asistente y otro ingeniero especialista como yo, respondió Jack con cierta duda.
— Solo me llegó la notificación hoy, antes de que una chica bella y traviesa me derramara el café caliente en mi pecho, respondió Jack con cierto tono de sarcasmo divertido.
— Que bien, no era tu día, hasta que me conociste, cambió tu estado de ánimo o
¿No?
— No lo puedo negar que, me volviste a la vida, otra vez, respondió Jack.
— Yo soy tu ángel de salvación, respondió Eva, con tono de vos risueño, pero con una mirada dulce y cariñosa.
—Definitivamente, es así, lo admito.
Al día siguiente comenzaban las pruebas, los exámenes y las simulaciones.
Él calentaba café.
—Me voy a dar una ducha amor, y luego te acompaño a tus pruebas.
—¿Y tú vas a acompañarme todo el día?, preguntó Jack.
— De ser necesario sí, respondió Eva —con una sonrisa pícara en sus labios.
— Debes tener mando y poder, para que me hables con tal afirmación, comentó Jack.
—No te imaginas cuánto, respondió Eva.
Rieron ambos y se contemplaron con la mirada fija que conectaba entre sí.
— Ya verás Jack, no te adelantes aún.
Eva caminó desfilando sus curvas hasta llegar a la ducha.
Jack no pudo perderse ese momento mágico.
Al cabo de un rato, Eva salió, se vistió y tomó del café que Jack había preparado.
—Dr. Jack, lo esperan, es hora de cumplir con su deber, respondió Eva con vos de mando.
Los dos salieron, uno, al lado de otro, cómo dos colegas profesionales y al llegar al salón de simulaciones, todos los soldados que estaban alrededor saludaron a Eva con el respeto de un alto mando.
—Descansen soldados, respondió Eva.
— Jack estaba tan sorprendido de lo que veía, no sabía con quién se había acostado, pensó.
— Bienvenido Dr. Jack, le habla el general Patrol de la fuerza Aérea y comandante de la misión Smart Stuart. Veo que ya conoce a la coronel Eva Stack de la fuerza espacial y comandante de operaciones de la NASA.
—No la conocía por tan destacado cargo o responsabilidad, respondió Jack mirándola con asombro.
— Jack, no te molestes conmigo, por favor.
—Todo parece premeditado, respondió Jack con un tono de vos molesto.
— Me tiré a mi jefa prácticamente, ¿no?
— Algo así Jack, respondió Eva con una sonrisa pícara en su cara.
— ¿Todo fue real o fingido?, preguntó Jack.
— Todo fue real Jack, tú me gustas y eso no lo puedo negar, respondió Eva.
— Ok Coronel, sigamos con los asuntos que nos compete, respondió Jack, volteando la mirada hacia otro lado, sin verla a la cara.
— Inicias entrenamiento en esta máquina, de aquí saltas a la siguiente prueba, y así hasta completar todas según la numeración de cada puesto.
— ¡Buena suerte! Jack, estaré en la sala de monitoreo, observando y cuidando de tus valores tanto de presión arterial, visión y equilibrio, así como de tu respiración también.
— Ok, muchas gracias coronel, es usted muy amable, respondió Jack.
— No me llames coronel, llámame Eva o bombón, bebé, amor, cómo tú quieras si — ¡Te quiero! Jack.
— Ok, trataré de ver con qué expresión me siento cómodo en llamarte, respondió Jack con una expresión de orgullo en su cara.
— Después hablaremos. Respondió Eva.
—Permiso, voy a trabajar Eva.
— Permiso concedido, respondió Eva con cierta risa disimulada.
Jack, subió al simulador espacial, luego paso a la trotadora, a pesar de la pocas fuerza que le habían restado o le quedaban, siguió con las pruebas y así hasta completarlas todas con éxito.
Jack disfrutaba de buenas condiciones físicas, eso lo demostraban las pruebas y fueron confirmadas con los resultados.
Jack estuvo descansando en una sala de recuperación, con una temperatura corporal que lo mantenía fresco y estaba hidratado con suero y toda clase de líquido y vitaminas, debido a la gran cantidad de nutrientes que se perdía en estas pruebas.
Faltaban dos días para el despeje. Todo era así de rápido por la emergencia de la situación.
¿Pero cuál situación, ameritaba tanta rapidez, en ser atendida?. ¿Un satélite?, si lo era, pero podía esperar.
"Órdenes son órdenes, pensó La coronel Eva Stack, quien se hacía preguntas sobre la misión, algo no le cuadraba muy bien, pensó."
Al cabo de una hora, despertó Jack, Eva se encontraba a su lado.
— Hola campeón, despertarte.
—Hasta soñé, ¿creo?, recuerdo que tú ibas conmigo en la misión y me ibas a matar, respondió Jack.
—Eva, soltó carcajadas, tú eres cómico Jack, no me hagas reír, ja, ja, ja.
—De que, yo estaré, contigo en la misión, es cierto, pero de aquí que, yo vaya a matarte, ¿Por qué lo haría Jack?.
—Solo fue una pesadilla, amor, disculpa, es que, todo esto, es confuso para mí, respondió Jack.
— Si, te entiendo, es mucha información que procesar, pero tú eres un ingeniero supercalificado, el mejor de la base, respondió Eva — Ambos sonrieron.
— Gracias por tus elogios, respondió Jack, mientras se levantaba de su cápsula de recuperación.
— Háblame de la misión Eva.
— Seguro que ya tendremos tiempo, amor para conversar y aclarar todas tus dudas.
— ¿Vas a pasar la noche conmigo, Eva?
— ¿Pues que, tú crees Jack?, claro que sí, no te voy a soltar, ni por un instante mi lindura.
—Te pido que no desconfíes de mí, tendrás que irte acostumbrando a mí, porque yo te cuidaré, de eso puedes estar seguro Jack.
—Si es así, creo que, no debo temer nada, respondió Jack.
—Y, no te preocupes, todas las dudas que tengas, te las aclararé en su debido momento Jack.
—Mañana partimos Jack, debemos descansar, porque el camino es largo, comentó Eva.
— Que descanses Jack, debes estar agotado aún por las pruebas.
—Si, aunque puedo hacerte el amor, insinuó Jack.
—Eva: ¿En serio?, ¿tienes ganas de mí?, yo siempre estoy dispuesta abrirte mi corazón y mis piernas, respondió con risa y cierta picardía en su mirada.
—Uno cortito porque hay que madrugar, o ¿prefieres que te lo haga en el lanzamiento? — ja, ja, ja, rieron los dos.
—Si se enteran, suspenden la misión o mejor dicho, nos graban en plena cápsula, ¿tal vez en el espacio?, comentó Eva.
Amaneció y el sol resplandecía desde muy temprano, faltaba una hora para presentarse en la plataforma de lanzamiento.
Jack y Eva se disponían a entrar a la sala de operaciones, bajaron las escaleras para colocar sus trajes espaciales. Cada uno tomó el suyo, según la identificación.
Al vestirse, dejaron descubiertas sus cabezas, estaban listos esperando a la otra persona que los acompañaría, era otro militar, pero de fuerzas especiales que, según los acompañaría para el rescate de la Dra. Susan, quien se hallaba perdida desde hacía ya unos meses — al menos eso le habían dicho a Eva.
La misión de Jack, era reparar el satélite, en un lapso no mayor a tres días.
La misión de la coronel era rescatar y traer a la Dra. Viva a la tierra.
La misión del soldado de fuerzas especiales, era resguardar la vida de los tripulantes, según decía el informe del personal en la misión espacial.
La plataforma estaba lista para el despeje.
—Aquí listo, esperando órdenes de torre de control, decía el portavoz de la sala de operaciones.
— Aquí la Coronel Eva, probando sistemas eléctricos, presión estable, presurización estable, combustible al máximo, contando la reserva. Computadora y equipos de comunicación funcionando. Todo listo y esperando órdenes para el despeje.
— Aquí torre de control, cielo libre y despejado. Comienza conteo en 10, 9,8,7,6,5,4,3,2,1,0.
—Listos y despegando, ahora.
— Subiendo a una altitud media de 20 metros sobre el nivel del mar, alcanzado cincuenta, cien, superando la altitud máxima alcanzada, saliendo de la atmósfera terrestre y desconectando propulsor, manteniendo el curso programado y sin novedad.
En transbordador espacial mantenía su dirección hacia el planeta martes, los motores fueron activados para mayor velocidad de desplazamiento, hasta que todo se vio como destellos de luces que íbamos dejando atrás.
A lo lejos, se veía el planeta rojo, que se hacía cada vez más grande a medida que nos acercábamos.
Por un costado del planeta se encontraba aun orbitando el satélite al rededor del planeta, aparentemente se podía apreciar que tenías daños en los paneles solares, a simple vista ese eran los daños apreciables.
Nos encontrábamos entrando en la atmósfera de martes, la velocidad del transbordador fue disminuyendo hasta que fuimos descendiendo lentamente hasta tocar suelo. Nos soltamos los cinturones de seguridad y la compuerta de la nave espacial, se abrió, al mismo tiempo que se desplegaban las escaleras para bajar.
Eva me hizo señas a qué esperara, el primero en descender es el soldado de fuerzas especiales entrenado para misiones del espacio.
Eva señaló con su mano que ella bajaba de segundo y que la siguiera.
Todos fuimos descendiendo en cámara lenta, cómo si la vida transcurría en una larga cortometraje.
A lo lejos, se veía la base espacial y los faros alumbrando, el radar aún giraba. A medida que nos acercábamos a la base, nuestros brazaletes iluminaban cómo señal de sintonía con la base.
Eva se detuvo y abrió un panel desde el brazalete, activó un código secreto y la compuerta se abrió de par. El primero en entrar fue el soldado con arma en mano, la segunda en entrar fue la coronel que también desenvainó su arma.
Eva le daba instrucciones a Jack con su mano izquierda que la siguiera.
Al frente se toparon con otra puerta de seguridad. Eva abrió nuevamente su brazalete y dígito el código en el panel, pero está vez, la puerta no respondió. Ensayó una y otra vez, pero la puerta no respondió.
— Entrada bloqueada, tomemos la segunda entrada, al llegar a la segunda entrada, en la pared colgaba un panel, que al parecer estaba funcionando.
Eva marcó los dígitos que recordaba y la puerta se abrió, permitiéndonos la entrada.
Llegamos a un salón que a su vez estaba cerrada por otra puerta, pero sin panel.
Trataron de buscar algún mecanismo secreto para abrir la puerta en caso de emergencia y Eva descubrió una palanca, que al bajarla, liberó la puerta, permitiendo abrirla de forma manual.
El soldado abrió la puerta y luego entró Eva y de tercero Jack.
— No hay nada, despejado, estamos en la sala de control de la base espacial, respondió Eva vía radio.
— Descansemos aquí e investiguemos las cámaras de seguridad y cualquier evidencia, sobre el paradero del personal de esta base, ordenó Eva.
— El soldado guardo su arma y Eva hizo lo mismo. Jack puedes revisar a ver porque esa puerta no cierra por favor.
— Si enseguida, respondió Jack.
Mientras Eva verificaba el lugar en busca de evidencias, el soldado escuchaba gavetas, archivos y algún documento.
Jack se disponía abrir su maletín para sacar sus herramientas de medición.
Se acercó al panel y comenzó sus mediciones, notó que el panel tenía un corto en la tarjeta madre, debido a líquido derramado en él.
Jack se dispuso a reparar la tarjeta y extraer componentes electrónicos dañados, volvió a hacer mediciones y probó la comunicación de la puerta con el transmisor de apertura y cierre. Pudo darse cuenta de que la puerta no cerraba de manera automática, pero si abría.
Volvió a desarmar el módulo y remplazó algunos componentes dañados y pudo probar nuevamente el cierre.
— Eva, la puerta quedó operativa, respondió Jack.
—Excelente Jack, buen trabajo. Ahora sí, estamos resguardados.
—Aquí permaneceremos dentro, unas horas, respondió Eva.
— El soldado, no se detuvo, seguía buscando pistas, sin recibir orden alguna.
—Soldado, descanse, es una orden.
El soldado no respondía a su mando. Lo cual preocupó a la coronel.
Sin pensarlo dos veces y sin basilar, desenvainó su armamento y apuntó al soldado.
—Soldado deténgase, o disparo, advirtió la coronel.
El soldado hizo caso omiso a la vos de mando.
La bala salió disparada a la pierna del soldado, quien a su vez, sacó su armamento para tratar de defenderse, pero se le dificultó mantenerse de pie, por lo que, la rodilla le flaqueó y al piso fue a dar de manera espontánea y sin poder controlarlo.
Jack, al ver la situación tensa, se apartó de la puerta y se alejó un poco de la zona de fuego.
—¿A quién responde soldado?, bajó que mando estás, ¿quién te envió?, preguntó Eva, quien seguía apuntando al soldado.
El soldado se dio media vuelta y sacó un arma pequeña disparando rápidamente a la coronel, pero solo rozó su brazo. En cambio, la coronel, a ver la hostilidad del soldado, descargó su peine completo en el soldado, dejándolo tirado y sangrando como un animal enfurecido.
— Jack, notó que el soldado aún seguía con actitud defensiva y pensó que su novia, no quería matarlo.
— Pero si nadie lo hacía, seguramente la matarían a ella o a él, creyó.
Así que, Jack, impulsado por los nervios, saco de su maletín un Globe automática, se acercó al individuo y lanzó tres ráfagas a la cabeza del mal nacido.
— ¿Jack porque hiciste eso?, preguntó Eva.
— Había que hacerlo, no había otra opción, lo hice por nuestra seguridad, respondió Jack.
— Aquí la que toma decisiones soy yo respondió Eva con vos de mando.
— Me importa tu rango y tus decisiones, porque carajo no terminabas de eliminar al mal nacido. Alguno de los dos iba a morir en este planeta y sin poder completar la maldita misión.
Jack se dio la espalda y siguió hasta el final de la sala en busca de algo para beber y aliviar la tensión.
Por suerte había una bebida en el frizer, era soda, quedaban cuatro. Tomó una y le lanzó la otra a su novia.
Eva la atajó y le dio las gracias por su intervención. Se disculpó y lo abrazó.
—¿A qué viniste Eva?, ¿cuál es tu misión?, —vine a rescatar a la Dra. Susan Stack, mi madre, y llevarla a la tierra sana y salva, pero algo salió mal con ese soldado, tenía órdenes totalmente distintas a lo planeado y eso me pone a dudar sobre esta misión Jack.
—¿La Dra. aún vive?, ¿dónde puede estar?, que les pasó al personal de esta base espacial, preguntó Jack.
— Son muchas preguntas Jack, y no tengo respuesta.
— Dedícate a reparar el satélite, cuanto antes, respondió Eva.
— El satélite no es importante, por alguna razón quieren de vuelta a la Dra. para salvar vidas o para sacarla del medio, supongo, porque con esa actitud del soldado, se puede pensar cualquier cosa.
— En eso concordamos, opinamos igual Jack.
—Mañana buscaremos a la Dra. debemos saber dónde empezar la búsqueda.
—¿Por qué? La llamas Dra. ¿en vez de mamá?, preguntó Jack.
—Porque toda su vida la dedicó a la ciencia y a la genética, la familia, era un segundo plano.
—¿Y tu padre?
— Murió, cuando yo era una niña, era un comandante de las fuerzas especiales, respondió, pero fue traicionado. Mi madre se llenó de tanto dolor, que se dedicó a la ciencia y a mí me dio en adopción con la tía Emily.
— Entiendo amor, que complicado todo esto, siento mucho lo de tu papá.
— No tiene importancia, pero gracias.
— Seguiré buscando en los archivos satelitales, en los registros de las cámaras y en el control de acceso a ver qué puedo hallar.
— Te puedo ayudar con eso, si quieres amor.
— Te lo agradezco mucho, respondió Eva.
—Mientras, emitiré ondas de radio y algunos mensajes a ver si ella responde.
Eva, no tenía indicios o pistas por dónde comenzar.
— Aquí sala de operaciones, habla la coronel Eva Stack, alguien ahí, Dra. Susan, si logra escuchar este mensaje, responda en Morse si es posible.
— Jack, necesito enviar señales de Morse en diferentes frecuencias, así como emitir ondas de radio a la atmósfera en la banda de cuarenta metros o más.
— Está bien amor, codifica el mensaje y grabémoslo en memoria para que cada periodo de tiempo se envíe la transmisión de manera automática.
El mensaje quedó codificado y en modo automático se enviaban señales tanto análogas, en diferentes frecuencias. Mensaje que, en algún momento, debía ser respondido.
—Si tu madre, se encuentra aún, en este planeta, responderá.
— Eso espero Jack, debemos hallar a la Dra.
— Sé que tienes muchas preguntas que hacerle a la Dra. y cuando la encuentres, seguramente el panorama cambiará, respondió Jack.
— Porque dices o afirmas, que el panorama cambiará, a qué te refieres con eso Jack.
—No pueda afirmar nada Eva, porque tengo hipótesis en mi cabeza, pero tengo sospechas sobre esta misión.
— Todavía no me queda claro, porque debía venir y para que, respondió Jack.
— En realidad Jack, yo propuse de que tú vinieras, con la escusa de reparar el satélite, pero en realidad la misión, era encontrar a la Dra. y traerla a casa.
— Me jodieron las vacaciones desde el principio y ahora sé quien tuvo que ver en todo esto.
— Jack te necesito a mi lado, no puedo estar sin ti. No te imaginas cuánto te necesito.
— Que planeas hacer conmigo Eva. Todo lo has planeado fríamente, desde el primer momento y aún sigo sin entender, ¿por qué yo? ¿Por qué a mí?.
— Jackie, eres el hombre de mi vida, algún día lo entenderás.
— Cuando conozcas a mi madre, entenderás muchas cosas.
— Cada vez entiendo menos, respondió Jack.
De pronto un ruido se escuchaba en la frecuencia…
— Eva, me copias…
Otra interferencia se presentó en la trasmisión y el mensaje llegó cortado.
— Susan, ¿Dra.?…
— Jack, analiza de donde viene esa transmisión, ¿puedes?.
Jack saco de su bolso un medidor de frecuencia y lo conecto a un amplificador con un banco de batería que usaba la sala de control.
— Frecuencia de onda corta, a treinta, veinte metros, con una longitud de onda de Landa… sacando mis cálculos está frecuencia es de veinte metros, y se hace cada vez más cerca…
— Tu madre está aquí Eva.
— Jack, era la vos de ella, aún la recuerdo.
—Puedes determinar las coordenadas de esa frecuencia?, preguntó Eva.
— Es una señal análoga, solo puedo determinar la frecuencia y la distancia, aunque si hago la correspondencia o mejor la conversión por medio de la sustitución de ecuaciones diferenciales, puedo hallar una aproximación de dicha onda.
— Jack has lo que tengas que hacer.
— Tengo la distancia en línea recta, pero no tengo la profundidad, ni sus líneas paralelas, hay que hallarlas, respondió Jack.
— Eva, desde aquí mide con el láser, veinte metros norte, oeste, este y sur. Luego anota en cada punto medido.
— Listo Jack, ¿ahora qué?.
—Déjame colocarle una extensión al medidor de frecuencia, para obtener una movilidad de hasta veinte metros. Finalmente, vuelve a trasmitir, hasta que te responda.
— Dra. Susan, me copias, responde por favor.
—Ahí percibo el ruido en el medidor, síguele hablando amor.
— Está aumentando la interferencia, voy a moverme de norte a Oeste, se bajó la señal, síguele hablando… Me voy hacia el este, la señal aumentó, pero es muy débil aún.
—Eva, Eva, Eva.
—Te escucho fuerte y claro, ¿dónde estás?, preguntó Eva.
— La tengo, está en el sur, respondió Jack.
— Susan, sigue hablando.
— ¿Qué quieres que te diga?, o te canto una canción de cuna, respondió la Dra…
— Canta la que me cantaba antes de dormir.
— Había un barquito chiquitito…
— ¿En serio, esa canción?, comentó Jack.
— No te burles Jack.
— Quien es Jack, Preguntó la Dra.
— Es un genio y el amor de mi vida, respondió Eva.
— Ah, que bien, mi hija tiene novio, eso hay que verlo entonces, respondió la Dra.
— Permiso, está muy buena la conversación Dra. Susan, pero nos puede indicar, ¿dónde está por favor?, habla Jack.
— Jack, mucho gusto te habla tu suegra, la Dra. Susan, un placer conocerte.
Jack se llevó las manos a la cara, y dijo:
—No puede ser que nos estemos conociendo por radiofrecuencia y aún no termina de decir, ¿dónde carajo está?.
— Jacki, te estoy escuchando fuerte y claro, respondió la Dra. — quien reía desde el otro extremo.
— Hablan idéntico, no lo puedo creer, al menos sé que, tiene sentido del humor y que me voy a llevar bien con mi suegra.
— Ja, ja, ja. Ambas mujeres se rieron al escuchar el comentario.
De pronto se abrió la puerta que ya había reparado y dos soldados vestidos de negros sin casco espacial nos apuntaban.
— Eva me miró y yo la, miré a ella. —Tranquilo Jack, no hagas nada.
Los soldados se apartaron y una mujer vestida con traje color negro, cómo de cuarenta y cinco años de edad, se acercó diciendo:
— Tú debes ser Jack, y tú quien más Evita, bienvenidos a Marte muchachos.
— Madre, estás cambiada, respondió Eva.
—Vengan a darle un abrazo a su madre y a su suegra.
— Eva y Jack se acercaron, y Susan los abrazó. Esperaba un abrazo más efusivo, con fuegos artificiales y todo, pero bueno, ya están aquí, que es lo importante.
— Vengan por acá, síganme por favor.
Eva con mucha alegría tomó la mano de Jack, quien se sentía un poco extraño por el recibimiento de su suegra.
—Esto que ven aquí, es la nueva ciudadela, bajo tierra marciana, respondió la Dra.
— Más abajo están los laboratorios de robótica y de IA.
— Seguimos bajando y mucho más abajo, están sus habitaciones y la sala principal donde pronto hablaremos sobre su viaje.
Una vez que el ascensor bajó unos dos mil metros de profundidad, llegarían a las habitaciones y luego pasarían a la sala principal.
— Llegamos, por aquí, por favor, señaló la Dra.
— Muy bien, tomé asiento y sean bienvenidos, ¿qué les puedo ofrecer?, un café, un jugo o una cerveza…
— Eva: un jugo para mí.
— Una cerveza, Gracias, respondió Jack.
Se presentó un joven vestido con túnicas negras y llevaba una bandeja con el pedido.
—Eva tomó su jugo, que parecía de durazno, y yo tomé la cerveza espumante.
— La cerveza sabía bien y al parecer Eva disfrutaba de su jugo.
— Bueno, muchachos conversemos…
— Ustedes vinieron a buscarme, supongo, ¿no?, respondió la Dra.
— Si Madre, y ¿cómo sabías de eso?, preguntó Eva.
— Han Sido muchas las personas que lo han intentado, pero todas han fallado, respondió.
— ¿Cómo que han sido muchas? Y que han fallado, ahora sí que estoy confundida, comentó Eva
— Simple, hay una organización criminal, infiltrada en el gobierno, que intenta llevarme a la tierra, con la intención, de que, le entregué mis proyectos y mis estudios, para ellos dominar al mundo y esclavizarnos a todos.
—Como bien saben, yo tengo muchos adelantos aquí, y en realidad, a mí no hace falta volverá la tierra.
— ¿Quién te mandó a buscarme hija?
—El general Patrol, madre.
— Me lo suponía, ese degenerado, ha fallado en encontrarme y seguirá fallando, respondió con vos firme y segura.
—Nunca te dije, quien había matado a tu padre, ¿Verdad?, comentó la Dra.
— No madre.
— El degenerado y retorcido, quien mató a ese gran hombre, tu padre, fue quien te envió a buscarme, respondió la Dra.
— ¿Qué? Son patrañas tuyas Susan, cómo vas a decir que el todo fue una trampa y que una banda criminal intenta buscarte.
— Quieres pruebas, pero te aseguro que esto va a doler hija.
La Dra. aplaudió dos veces y un proyector salió apuntando a la pared, cómo si se tratara de una pantalla de cine.
— No eres digno del mando, quien eres tú para desacreditarme, ¿es que, acaso quieres mi cargo?
— Eres un maldito estorbo y de fondo se escucharon disparos y el general O’Neil cae al piso y seguidamente el coronel Patrol sacó su arma y la apuntó a la cabeza del general, arrebatándole todo lo que tenía.
El video terminó en ese acto el disparo y el remate por parte de quién es ahora el jefe y comandante de toda la misión que llevaba a cabo Eva y Jack.
—Maldito perro desgraciado de Patrol, sacó su arma y disparó contra la pantalla reflejada, dejando cinco huecos en la pared.
— Ahora debo llamar a servicios generales para que repare el pequeño daño. No importa, ya drenamos, ahora que ya sabemos la verdad, nos calmamos, respondió Susan.
— Estoy muy sorprendido con todo esto, Dra., respondió Jack.
Un suspiro salió de Jack, quien no podía creer todo lo que veía.
— ¿Ahora qué piensan?, preguntó Susan.
— ¿En quién van a confiar ahora?, preguntó Susan.
— Consideran volver a la tierra, vivir semejante mentira de jefes, comentó Susan.
Hubo unos minutos de silencio y decepción con sentimientos reencontrados.
— Cómo bien saben, ustedes son los únicos que se les permitió entrar en la ciudadela y no podrán volver a la tierra.
— Entiendo que esté preocupada por la seguridad Dra. Susan, nosotros no develaremos su ubicación, se lo prometemos.
Una carcajada de risas continuas interrumpieron el momento.
— Supongo que no entendiste Jack, respondió Susan.
— Que parte del cuento no entendieron y el riesgo de volver a la tierra. Simplemente, no podrán salir de aquí.
— Es por su seguridad, algún día me lo agradecerán, respondió Susan con vos firme y segura.
Eva no podía hablar, estaba inmersa en su dolor y la confusión.
Jack solo pensaba el hecho de haber aceptado la misión y que más nunca podía regresar.
Fin...
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