Theo la observó comer los primeros bocados, esta perfecta extraña lo hacía sentir cómodo, no lo estaba juzgando y eso se agradecía. —¿Cómo es que vienes a un país y no conoces su capital?— él comenzó a comer también.
—De la misma manera en la que le cuentas tu vida a un completo extraño, a veces no es necesario conocer de la misma manera. Siempre es bueno sorprenderse— cada vez había menos personas a su alrededor. Ella lo dejaba sin palabras.
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ConiM
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