juansal7 Juansa González

Un mal resurge poniendo en peligro de nuevo un mundo que estaba en paz. Fantasmas del pasado vuelven para poner a prueba la determinación de nuevos héroes en busca de salvar a sus seres queridos.


#18 en Fantasía #6 en Épico No para niños menores de 13.

#sangre #espadas #epico #magia #elfos #hadas #enanos #bruja #guerra #batallas #orcos
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Capítulo 1

Antes de ser los héroes que son ahora, antes de que las canciones alabasen sus hazañas, antes de que Svyat se viese inmersa en el caos y la desesperación, el mundo era un lugar tranquilo, dónde los problemas eran de los avariciosos reyes que gobernaban las distintas tierras y reinos de Svyat.

Pero en Kaldur, uno de los reinos élficos, reinaba la paz y armonía, durante estos últimos años. Los elfos de los bosques vivían tranquilos y despreocupados por unas guerras lejanas que no les afectaban. Su única preocupación era la de criar a las futuras generaciones de elfos para que viviesen en paz con la naturaleza que les rodeaba.

—Niños, prestad atención, esta clase es importante, —decía Turiel, una de las profesoras elfas de la aldea, además ayudaba en la investigación de ruinas y documentos antiguos, para conocer más acerca de la historia del mundo.

Turiel era una elfa de una estatura más bien bajita, con un pelo de color rojo cobrizo, siempre recogido en una trenza que le llegaba hasta la mitad de la espalda. Y una piel tan blanca como la luna llena en un cielo despejado. Aquella mañana ella llevaba un vestido verde esmeralda, a juego con sus ojos del mismo color, que era lo que más destacaba de su rostro junto con unas pequeñas pecas a ambos lados de la cara.

En ese momento, el sol le daba de lleno al entrar por una de las ventanas de la habitación en la que se encontraban, lo que hacía que junto al vestido se le resaltase aún más el rojo de su cabello. —Debéis saber quiénes son nuestros antepasados y porqué el mundo es tal y como lo conocemos. Incluso alguno quizás luego aparezca en los libros de historia —seguía diciéndoles Turiel, que veía como sus alumnos no le hacían caso.

—Si es que esta clase es muy aburrida —respondía Rortel, uno de los niños, este era bastante alto y fuerte para su edad, tenía el pelo y los ojos oscuros. Los rasgos de su cara eran regordetes y su peinado rapado. Esa mañana vestía con una camiseta blanca y un pantalón marrón con unas botas marrones. —la clase más divertida e importante es la de supervivencia, dónde nos enseñan a sobrevivir en el bosque y el tiro con arco. Seguro que usted no tiene puntería y por eso lee esos libros tan aburridos que no entiende nadie. —prosiguió Rortel mientras se reía y sus compañeros lo acompañaban.

—¿Eso crees? Muy bien, vayamos fuera y practiquemos con el arco —dijo Turiel con voz pícara —Venga id saliendo —Todos los niños se levantaron de sus asientos y abandonaron la estancia en la que se encontraban, llenas de ventanas y en las que solo había sillas y mesas para que todos pudiesen estar cómodos mientras escuchaban a las distintas profesoras que los instruían.

Era un día soleado de invierno, a pesar de que el sol bañase a la aldea con sus rayos, el ambiente era frío debido a la nieve que cayó la noche anterior, decorando de blanco toda la aldea. Además, la escuela se encontraba en la parte norte del pueblo, por lo que siempre, aunque nevase poco, aparecía blanca, y eso era algo que agradecían siempre los niños que tenían que ir a clase.

Uno a uno iban saliendo por un pequeño pasillo hacía el patio que tenía la escuela en la parte trasera, con un suelo de arena, aunque esta vez su superficie estaba teñida de blanco y rodeado por paredes de piedra oculta bajo una hiedra inmensa que rodeaba todo el patio. En uno de los laterales del patio, habían plantadas distintos tipos de plantas medicinales, que debían cuidar los alumnos, aunque debido a la nieve no podían distinguirse las clases que había allí plantadas. Las usaban para crear ungüentos y enseñar a los alumnos los diversos tipos de plantas existentes en el mundo y sobre todo en el bosque Byrja que rodeaba Kaldur, además de sus diversos usos. Al final del patio, en la esquina derecha se alzaban algunos árboles, concretamente eran castaños, con montones de nieve sobre sus ramas, y que les servían de cobijo del sol cuando llegaba el verano. En la otra esquina, había una zona de entrenamiento, pensada para practicar con el arco, en la pared, había varios objetivos a los que disparar con arco, estos iban variando la dificultad. Había desde muñecos de paja con dianas en el cuerpo, hasta dianas escondidas entre los árboles que hacían de obstáculos, a las que solo un buen ojo de arquero podía dar.

Los niños, al aproximarse a la zona de entrenamiento fueron cogiendo varios arcos que habían apoyados en el armero, justo antes de llegar a los muñecos de paja, mientras se escuchaba el crujir de la nieve bajo sus pies. —Eh Valgus, dónde vas con eso, si el arco es más grande que tú —dijo riéndose despectivamente Rortel y quitándoselo de las manos. Al lado de este, riéndose también de Valgus, se encontraba Cilish, una elfa que como Rortel quería ser guerrera, ella tenía una estatura normal para su edad, una elfa con el pelo rubio trenzado en dos, cada una de las trenzas le caía en un hombro, además ella también podría presumir de belleza como su profesora, pero con la diferencia de que sus ojos, eran azules como el cielo en la mañana y sus rasgos eran finos y delicados. Siempre iba al lado de Rortel, ya que se creían superiores al resto de sus compañeros.

—Dejad de reíros de los demás y demostradnos lo buenos que sois con el arco —dijo Turiel. Ambos elfos cogieron los arcos con una flecha cada uno, se colocaron en la marca que indicaba dónde posicionarse para disparar al muñeco de paja. —Cuando queráis —los instigó la profesora. El primero en lanzar sería Rortel, que tras coger aire mientras tensaba la cuerda, apuntó al objetivo. Y soltó la cuerda. La flecha salió volando a gran velocidad dando en el centro de la diana y haciendo que cayese la poca nieve que tenía el muñeco encima. —Sin problema —decía él, mientras los demás lo vitoreaban.

Ahora el turno era de Cilish, que, con una sonrisita en la cara, repitió el mismo ritual que su compañero, pero a diferencia de él, ella disparó la flecha mirando a Turiel. Antes de que mirase si había dado en el blanco, ya escuchaba a sus compañeros celebrarlo. —Muy bien, veo que tenéis muy buena puntería ambos, enhorabuena. —dijo Turiel a sus alumnos. —Ve profesora como el leer libros no sirve para nada, es imposible que nos supere, hemos dado los dos en el centro de la diana —respondió Rortel riéndose y dándole el arco a su profesora. Esta cogió tres flechas, dejando dos de ellas apoyadas en sus piernas. —Ni con diez flechas lo conseguirá —dijo esta vez Cilish riéndose.

Turiel se colocó en el mismo lugar que Rortel para disparar la flecha, —profesora, espere y le quito mi flecha —dijo este, —no hace falta —le respondió Turiel, que antes de terminar de hablar colocó y lanzó la flecha con una velocidad de vértigo. Se escuchó el siseo de la flecha atravesar el viento y un ruido a madera rota. La flecha atravesó a la de su alumno clavándose en el centro de la diana. Todos se quedaron con la boca abierta y sin palabras, menos Rortel —eso ha sido de suerte seguro, dudo que lo pueda repetir —dijo rabioso y sorprendido, teniendo el apoyo de Cilish.

Turiel, hizo oídos sordos y esta vez se colocó en la marca de su alumna, pero no miraba al muñeco de paja, sino a una diana oculta entre los árboles. Esta vez se tomó más tiempo colocando una flecha en el arco. Lo tensó, apuntó hacia el cielo y soltó la cuerda, esta vez la flecha no iba a gran velocidad, sino que hacía una curva y se dirigía hacia el centro de los árboles. —¿Adónde apunta profesora? —gritaban Cilish y Rortel riéndose casi al unísono. Ella seguía a lo suyo y mientras la flecha caía hacia el suelo, colocaba la tercera y última flecha, que tenía apoyada en la pierna. Tensaba la cuerda. Y como si se detuviese el tiempo para ella. Cerró los ojos. Aspiró aire para concentrarse. Y los abrió en el momento en que la primera flecha empezaba a entrar entre las copas de los árboles. Soltó la cuerda y la flecha salió disparada con la misma velocidad de vértigo que la primera que dio en el blanco. Se escuchó el mismo siseo, pero esta vez la flecha golpeó a la que caía del cielo, cambiando la dirección de ambas y consiguiendo acertar en dos blancos distintos. En ese momento, todos enmudecieron y el único sonido que se escuchó fue el de la nieve al caer al suelo desde lo alto de los árboles debido a violencia con la que las flechas golpearon en sus objetivos. —Creo que os he superado a los dos, para que veáis que, aunque lea libros aburridos, soy de las mejores arqueras de la aldea. —Dijo Turiel tranquilamente mientras dejaba el arco en su sitio y miraba como sus alumnos estaban impresionados con su profesora.

—Bueno, espero que esto os sirva de lección, sobre todo a vosotros dos Cilish y Rortel —siguió ella, y vio como ambos asintieron —en fin, como veo que aquí fuera si me prestáis atención, nos iremos al bosque a aprender sobre el comportamiento de la fauna en invierno, mañana seguiremos con las lecciones de historia. Id a prepararos y coged un abrigo, en el bosque hará más frío que aquí en la escuela.

1 de Febrero de 2023 a las 22:37 10 Reporte Insertar Seguir historia
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LEIRA  Lisher LEIRA Lisher
Wow fue asombro para mí 👍👍
March 25, 2024, 21:23
Alejandro Aquino Alejandro Aquino
Quizá un consejo que pueda brindarte consiste en dedicar un mayor empeño a la ambientación de tus narrativas, así como a cultivar un lenguaje más refinado. Sin embargo, más allá de tales consideraciones, tus relatos resultan intrigantes, manteniendo a la audiencia inmersa y proporcionando deleite, que es, en última instancia, la razón de ser de quienes nos entregamos a la pluma. Te felicito y te insto a perseverar en este noble camino. Permíteme ofrecerte un ejemplo más preciso que pudiera ilustrarte. Cuando decides enmarcar un escenario, como un jardín, ¿Qué elementos lo componen? No insistiré en la necesidad de describir el verde del césped, mas tal vez se deba prestar atención a ciertos detalles, como una maceta de tonalidad terrosa, un pino añejo o el césped sin segar, donde uno podría tropezar. Los aromas, ya sea la tierra húmeda o reseca, y las sensaciones, aunque triviales, enriquecen nuestra facultad de imaginar. Asimismo, no subestimes la importancia de los olores. Son estas minucias las que, aunque insignificantes en apariencia, enriquecen nuestro mundo imaginario. Continúa así; tu estilo me agrada de sobremanera. Dentro de mi obra principal, quizá halles algún ejemplo que pudiere servirte de guía, siempre y cuando decidas incorporarlos, por supuesto. Es una obra de densa envergadura, no me aventuraré a solicitarte que la leas, jajaja, pero tal vez puedas echar un vistazo ocasional, pues mi pericia se centra en este aspecto. Te envío un cordial saludo, de dimensiones considerables.
September 24, 2023, 22:51
Wilder Aguilera Chaple Wilder Aguilera Chaple
Me va gustando, tiene buen desarrollo para ser el primer capítulo ✨
August 02, 2023, 15:19
Alejandro Valenzuela Alejandro Valenzuela
Me está encantando, se ve prometedor, espero ver tu progreso como escritor
April 27, 2023, 04:20
Jairo Cárdenas Gómez Jairo Cárdenas Gómez
Muestra no cuentes
March 18, 2023, 22:10

  • Juansa González Juansa González
    Muchas gracias por el consejo! Intentaré llevarlo a cabo March 22, 2023, 17:53
Sergio Rivera Sergio Rivera
Interesante y muy bien escrito
March 18, 2023, 04:31

  • Juansa González Juansa González
    Muchas gracias! Espero que te vaya gustando los siguientes March 22, 2023, 17:52
Victor Jara1456 Victor Jara1456
Es muy interesante, me gustó mucho.
March 11, 2023, 07:56

  • Juansa González Juansa González
    Muchas gracias! Espero que los siguientes capítulos también te vayan gustando. :) March 11, 2023, 11:09
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