raffs Rafael Campos

Aero es el hijo de los Alcaldes de Salt Town, un pequeño mundo tranquilo e intrascendente. Un día, muchachos empiezan a desaparecer y gracias a esto, Aero termina envuelto en un problema que va más allá de su comprensión. ¿Es la oscuridad tan mala como la pintan? ¿Es la luz tan buena?


Fanfiction No para niños menores de 13.

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Salt Town

Salt Town es lo que se denomina un pueblo pacífico. Rodeado de bosque y mar, hace un hermoso paisaje al amanecer y al atardecer, adornado con botes pesqueros y casas madereras, una escuela, pescadería y algunas granjas. Es simplemente un pueblo de postal.

"Aero" le dice preocupada una señora al hijo del alcalde "Uriel desapareció, ayer lo mandé en la noche por un mandado y no ha regresado"

"Enviaré el reporte a la comisaría, Doña Dolores, le prometo que estamos haciendo lo posible para encontrarlos" Aero no es alguien que le gusta bromear, de hecho, es demasiado serio para su edad, con apenas 22 años, se comportaba como alguien el doble de su edad.

"Confío en ti, Aero" le responde la señora entre llanto "Uriel es el único sustento firme de la familia"

"Señora, le aseguro que tengo a la mitad de la policía buscando a todos, la otra mitad está atenta a las líneas telefónicas y tengo patrullas de vecinos circulando de la entrada a los puertos, en algún lado deben aparecer" responde con decisión y un leve asentimiento con la cabeza.

"Gracias Aero, de veras, cuando seas alcalde, serás incluso mejor que tus padres" Aero sonrió y se despidió con una reverencia con la cabeza y caminó a su siguiente encargo.

"Los chicos desaparecidos están preocupando a la población" un reportero empieza a decir con voz un tanto inquisitiva "¿Qué está haciendo la alcaldía para encontrar a los muchachos?" Aero respira hondo en silencio mientras piensa la respuesta.

"De los 50 policías que tiene la comisaría, 25 están en alerta roja, patrullan de la entrada del pueblo hasta el puerto" responde calmado "10 policías buscan a pie por los bosques, 10 están atendiendo las llamadas y los otros 5 fueron desde el martes a los pueblos vecinos a buscarlos" La voz de Aero, grave y suave, llena a los oídos de su gente con seguridad "Incluso en pueblos vecinos han habido desapariciones y los alcaldes de los pueblos vecinos se han unido en nuestros esfuerzos en encontrarlos" se acomodó un mechón de pelo azul tras su oreja y se sentó lo más derecho posible, su señal de que iba a decir algo arriesgado "Les prometo que encontraremos a los muchachos, estén en el estado que estén" el reportero y los que controlan la cabina de radio le dan una mirada triste y alarmada.

"Insinúa que-"

"No podemos descartar la posibilidad” Aero suspira y mira al entrevistador “No sabemos las intenciones de los secuestradores y es obvio que no se han contactado para pedir rescate, por lo tanto, no quieren dinero, tampoco la alcaldía o habrían mandado ya un comunicado” sentía el terror empezar a formarse en el cuarto, uno de los desaparecidos era el hijo del entrevistador “Aunque tampoco hemos encontrado cuerpos sin vida, tenemos esperanza”

Esta es la vida de Aero, siempre bajo la luz pública, el que calma a la población ante un huracán o un incendio forestal, siempre vigilante y miembro activo de las patrullas nocturnas en estas últimas noches, deseaba poder acostarse un momento antes de seguir su día pero después de la entrevista, que terminó mejor de lo que esperaba, tenía que ir a firmar unos papeles para unos permisos que se estaban pidiendo y eso le iba a tomar el resto de la tarde, después, tenía una cena con el consejo y tenía que pasar a recoger su traje antes de ello, luego tenía que hacer sus rondas en el vecindario y para ello necesitaba hacer un buen té negro.

A pesar de que Aero es un muchacho seguro de sí mismo y en el exterior jamás muestra preocupación, tiene muchos problemas.

Primero, sus padres, Aster y Judith, dejaron todo sobre él para que “pudiera aprender” pero desde que él cumplió 15 años, no han vuelto a pisar el ayuntamiento y eso causaba descontento en todos, veían sus ojeras hacerse más grandes, le veían la misma camisa al menos tres días seguidos y una vez, alguien tuvo que cubrirlo en sus rondas de noche porque una siesta de 10 minutos se tornó en un sueño de 10 horas seguidas.

Después, a pesar de ser un pueblo maderero, costero y turístico, no había mucho que ver por las medidas de seguridad que se habían impuesto para que ningún turista fuese afectado por los acontecimientos de esa semana. Junto con eso, tenía a la época alta encima, si no lograban vender nada o hacer entrar dinero, una crisis económica podría llegar al pueblo.

Además, ser hijo de los alcaldes requiere una buena educación, así que le contrataron un tutor personal que le diera todas las materias necesarias para tener un buen futuro en la política del lugar y eso implicaba tareas, trabajos y proyectos.

“¿Seguro no quiere sentarse, joven?” pregunta un poco preocupada Abby, la secretaria del ayuntamiento.

“Si me siento me duermo” le responde Aero concentrado en las letras que está leyendo “De por sí…” se queda mirando la hoja un momento y vuelve a leer una y otra vez “Abby, aquí dice “el gato de los mil ojos” ¿verdad?” pregunta extrañado y preocupado.

“No, joven” responde la secretaria mortificada “Ahí dice “El asalto del risotto” es un evento importante en nuestra historia”

“¿En serio?” pregunta Aero muy confundido “Me sé la historia de Salt Town de pe a pa y-”

“¡Necesita dormir!” responde la pobre viejecita quitándole el periódico de las manos “¡Ahora mismo!”

“Pero tengo que saber si-”

“Nada de peros” la viejecita lo toma de la mano y lo arrastra hasta su cuarto “Ahora, usted se duerme y yo iré por su traje, estará descansado para el consejo y cenará, luego, lo cubriré en sus rondas de las patrullas de vecinos y usted regresará a esta cama y dormirá” la señora se había dado la vuelta para buscar la nota de la tintorería mientras decía esto, al voltear, Aero estaba roncando suavemente, no se había quitado los zapatos si quiera.

Para el chico fueron apenas unos segundos de sueño, pero al despertar ya era de mañana.

“¿¡Dónde está?!” salta en su lugar al escuchar a su padre gritar por todo el ayuntamiento y a los tacones de su madre corriendo detrás “¡Aero!” su padre está furioso y lo confirmó cuando las puertas azotaron sin piedad al abrirse de par en par.

“Buenos días padre” dice con toda la calma que puede juntar.

“¡¿Acaso sabes la vergüenza que nos hiciste pasar anoche?!” el señor pregunta tomándolo de la camisa “¡Todos preguntando por ti y por la situación de los secuestros!”

“¡No sabíamos absolutamente nada!” le grita su madre furiosa también “¡Fue horrible!”

“Eso les pasa por no leer el periódico” responde Aero tratando de calmar sus ganas de gritar “O escuchar la radio o-” un sonido de piel contra piel se escuchó por todo el pasillo.

“¡No te atrevas a hablarnos así!” le recriminó su padre “¡Te vas a arreglar y bajarás al desayuno que debía haber sido ayer!”

“Tu padre logró convencer al consejo de que vinieran hoy para desayunar y que conozcas a todos” responde su madre dando la media vuelta “Y ay de ti si vuelves a faltar” ambos dejaron la habitación aun gruñendo y quejándose de lo malo que es su hijo.

Todo está en silencio, Aero apoyado en la pared y cubriendo con su mano la parte que había recibido la cachetada, tiembla, pero no puede hacer nada, solo seguir las órdenes de sus padres.

“Santo madrazo que te dieron” él salta al escuchar la voz de alguien joven “¿Estás bien?” un muchacho de su edad, aproximadamente, alto, con pelo castaño claro y ojos miel lo mira preocupado.

“De maravilla” susurra intentando calmar sus ganas de gritar y de llorar “¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?”

“Mi nombre después” responde sacando un ungüento “Soy un anónimo que viene a hacer una denuncia anónima” justo lo que necesita, buenas noticias “Los chicos desaparecidos están en una cabaña muy adentro en el bosque, vi a unos hombres con capucha negra arrastrando a varios muchachos, estoy casi seguro que son ellos” el otro chico está a punto de poner ungüento, pero Aero ya estaba corriendo fuera del Ayuntamiento.

No escuchó a su padre gritar furioso.

No se paró a avisar a las autoridades, solo empezó a gritar que tal vez había encontrado a los chicos perdidos.

No lo pensó dos veces antes de meterse al bosque.

Solo quiere hacer algo bien para hacer quedar peor a su padre, estos pequeños actos son lo que él llama rebeldía. Y se sienten muy bien.

5 de Enero de 2018 a las 22:37 0 Reporte Insertar Seguir historia
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