therzig T Herzig

La mucama de un hotel es testigo de un asesinato.


Crimen Sólo para mayores de 21 (adultos).

#murder #cartel #resort #growers
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Shirley

Desde la lancha Yorleni puede ver la silueta de Shirley de pie en la orilla. Es apenas una chiquilla, no es alta, es muy delgada y tan tímida que no puede ni siquiera mirar a algunos de los inversionistas, sobre todo a los hombres, los que son más guapos. No entiende por qué La India la contrató, es una debilucha que siempre se esta quejando, la pobre está enferma, pero este trabajo necesita constante esfuerzo físico, sobre todo si a una le toca subir y bajar bultos negros de una lancha…

Al acercarse más a la orilla Yorleni nota lo pálida que está Shirley, más que de costumbre; pareciera que va a llorar. Pero no llora, tampoco saluda a Yorleni, solo la mira e inmediatamente amarra la lancha y empieza a bajar las provisiones y a ordenarlas en el piso. Yorleni insiste y le pregunta qué le pasa. Shirley la mira pero sigue en silencio.

Bajan las provisiones de la lancha, las ordenan en el piso del pequeño puerto que el hotel tiene en la orilla del manglar y luego las suben en la parte de atrás de carrito eléctrico. Todo el camino de vuelta al hotel es de subida, el carrito tan cargado se mueve lentamente bajo el calor sofocante. Yorleni, acalorada, solo piensa en sumergirse en un vaso de agua con hielo apenas lleguen a la cocina. Mira a la izquierda hacia Shirley, sigue pálida y en silencio, gotas de sudor le corrían por las sienes. Yorleni no puede preocuparse, está cansada y todavía queda mucho que hacer.

Por fin llegan al hotel, parquean el carrito justo frente a la puerta trasera de la cocina, bajan las provisiones y las ordenan. Cuando terminan Yorleni hace café le ofrece una taza a Shirley, jala dos bancos a la mesa de preparación y se sienta. Shirley se sienta en el otro banco, le café le suelta la lengua:

“¿Usted ha visto a Moore desde ayer?” Yorleni sintió un escalofrío pero no respondió, Shirley continuó:

“Ayer pedí que me guardaran el almuerzo porque yo quería usar mi hora de almuerzo para ir a la catarata en lugar de comer. Salí de aquí apenas pude, y regresé con tiempo sobrado para llegar a tiempo a trabajar…Pero cuando venía de vuelta oí un escándalo, era como gente luchando, al borde de la plantación. Yo sé que no podemos entrar al vivero, perdón, nunca lo voy a volver a hacer;, pero pensaba que alguien podía necesitar ayuda, me dio miedo pero tenía que ver qué estaba pasando.

En el vivero estaban La India y Faulk, tenían a alguien amarrado y amordazado tirado en el piso, no le pude ver la cara, estaba tirado en el suelo, estaba forcejeando y tratando de pedir ayuda pero la mordaza solo lo dejaba soltar ese ruido sordo que yo oí desde el trillo. Andaba shorts muy cortos, como los de Moore, del mismo color también, por la ropa yo pensaba que era… pero lo que pasó después…”

Lo único que Yorleni tenia en la cabeza era el bulto negro que hace unas horas había tirado por la borda de la lancha, un calor le subió por el cuello y se dio cuenta de que estaba empezando a sudar. Trató de controlarse para que Shirley no notara nada pero Shirley por su lado estaba tan afectada que no hubiera notado si Yorleni hubiera empezado a llorar en ese momento.

“Yo me quedé viendo escondida detrás de las matas porque no entendía qué pasaba. La amarraron de las muñecas y de los pies, de los tobillos y lo guindaron con un mecate de una de las vigas del techo. Lo dejaron guindando, boca abajo, La India se le acercaba y lo empujaba para balancearlo y se reía viéndolo moverse tratando de soltarse de las manos.

Faulk fue el que jaló el mecate e hizo el nudo para dejar a Moore guindando, pero no sé qué se hizo después. La India se quedó sola y lo martirizó así un rato, empujándolo para que se balanceara hasta que Faulk regresó, tenía un machete en la mano. Se acercó a la cabeza de Moore, lo agarró de la barbilla, se agacho un poquito para hablarle al oído y le dijo: “Yo no soy el diablo, pero hablé con él y me dijo que no debías estar aquí.” Y con el machete le abrió el cuello.”

Al decir esto Shirley tuvo que contener una arcada, Yorleni no creía lo que oía pero todo calzaba, sabía que solo podía ser verdad. Cuando Shirley se recuperó siguió hablando.

“La sangre caía como una cascada, espesa y brillante. Lo dejaron ahí hasta que se desangró, después lo bajaron y lo envolvieron en una de las bolsas negras que tienen ahí para empacar…”

En ese momento levantó la mirada para ver a Yorleni, cuando sus ojos se encontraron Yorleni le dijo: “Si no quiere terminar igual mejor no vuelva a decir nada.” Se levantó de la mesa y se fue asustada.


@ Hotel Macondo

19 de Octubre de 2022 a las 00:00 1 Reporte Insertar Seguir historia
3
Fin

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co carlos andres osorio posada
dio susto el cuento
October 26, 2023, 11:43
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