R
Renzo Carrasco


Las Selecciones de los Príncipes se celebran cuando dicho hijo o hija del rey cumple la mayoría de edad. Es momento que al joven heredero o a la joven heredera del trono, se le enteguen cinco vasallos que los acompañarán de por vida.


Ciencia ficción No para niños menores de 13.

#fates #principes #español #vasallos #traps
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I

La ciudad limítrofe estaba casi cubierta por una densa capa de nieve, cada techo de los edificios incluida las carreteras estaban bañados de un hermoso color blanco. Se podría decir que se sentía un frio tormentoso, un helado que no permite a las personas salir de sus hogares; es más, hasta en los interiores de las casas, la maliciosa congelación penetraba.

Que desgracia… aunque, en la vivienda número cinco de la planta novena de la residencia Andelin, se percibía a pocos centímetros de la puerta, la extraña sensación de un calor pululante.

Aquel hogar solo se componía de un cuarto exactamente cuadriculado, el estrecho pasillo de dos metros contaba con un congelador con manchas de oxidación. La habitación estaba en completo desorden; las revistas esparcidas por el suelo, los DVD y CD se hallaban amontonados en una esquina formando cada vez una torre inestable… y pensar que el cuarto había sido limpiado el día de ayer.

Encima de la cama se hallaba un bulto movedizo que estaba cubierto bajo un par de frazadas ralladas. Risitas u otros sonidos tentadores se oían ahí. Cualquiera sabría qué esperarse al ver tal escena.

Minutos más tarde, ambas frazadas terminaron por caer al suelo. Un joven jadeante sostenía con ambas manos las muñecas de una dama también agitada.

-Bueno ¿Q-Qué te ha parecido?- Preguntó el chico

-Pues…

Su cuerpo se encontraba desnudo; las gotas de sudor resbalaban por su pecho y espalda hasta llegar al límite de sus caderas. Debajo de él, la chica estando en la misma situación, solo que ella llevaba el sujetador puesto, parecía estar en una especie de aprieto.

-¿N-No te ha gustado, no?

-Lo siento…

Ante tal confesión el muchacho terminó por separarse de ella y sentarse a un lado de la cama, mientras que la otra se ponía de pie para coger una camiseta tirada en el suelo.

-¿No será que eres muy exigente?- Saltó a preguntar el joven

-¿Eso es lo que le dirás a tu conocidos? ¿Qué soy exigente? Creo que no quieres admitir que el problema aquí eres tú ¿No?

-¡Oh, venga! ¡Eso ha s-sido muy duro!

-¿Te duele la verdad?- Comentó la muchacha despectivamente mientras termina de ponerse las botas- Eres patético hasta en la cama… ¿Es que no tienes alguna cualidad?

-¿Q-Qué te pasa? ¡No me digas esas cosas mientras estoy sentado desnudo en mi cama! ¡¿Qué hay de mi sensibilidad masculina!?

-…

Con aquella última mirada de superioridad de la joven, terminó por ponerse su abrigo e intentar salir del apartamento sin tropezar con los desperdicios que sostenía el suelo. Sin despedirse, abrió la puerta dejando un leve portazo detrás de ella.

Mientras tanto, el seguía sentado… y desnudo.

-¡Ah! Estúpida Annette… espero no verla más- Dijo el muchacho abrazando un cojín que sorprendentemente apareció en sus brazos- Uf, pero de lo que no tenga una cualidad… ¡Tiene la razón! Creo…

Este joven amigo de 20 años, tan melancólico y posiblemente un torpe total, acababa de tener su tercera prueba con la famosa chica de compañía de su facultad. Tras otro intento fallido de impresionarla, se hunde en sus constantes depresiones de cuatro o siete minutos… tiene un pelo amontonado y negro, el cual el flequillo le cubría una mínima parte de sus ojos… respecto a estos, los tenía alicaídos y umbríos.

Suspiros salían de su boca sin cesar, hasta que se oyó como alguien golpeaba la puerta de su piso.

-¿Eh? Alguien toca… no me esperaba visitas este domingo… ¿Quién rayos será?- Tan rápido se puso de pie, cogió las primeras ropas que su vista logró visualizar… mientras tantos, los golpes seguían cayendo sobre su puerta- ¡Ya voy!

Lo que más le molestaba a este muchacho eran las personalidades insistentes que tenían algunas personas, no sabe muy bien como interactuar con ellos. Tantas veces que les decía “No” pero no hacían caso ante tal monosílaba. También se preguntaba si él mismo era el problema por su mal genio constante… pero como hace a menudo, se intenta quitar cualquier culpa que caiga sobre él.

Tropezándose con un zapato que obstaculizaba el paso entre el mini pasillo y la habitación perfectamente cuadriculada, calló de rodillas en el duro suelo de madera “¡Ay!” Pegó un grito tan profundo y sonoro que perfectamente se pudo oír en las demás viviendas. Eso causó que la puerta siga recibiendo golpes más menudos.

Tras levantarse con un pesado esfuerzo, llevó su mano a la manija de la puerta y la jaló con brusquedad. Delante de él parecía haber un muchacho, era mucho más bajo que él; llevaba un gran abrigo púrpura y unos pantalones vaqueros muy pegados a sus delgadas piernas… ¡Ah! Y no olvidarse de las botas, unas botas especializadas para caminar sobre la nieve. Lo característico del muchacho de pelo corto, suave, liso y negro, era que tenía un rostro muy delicado y ruborizado… una cara bastante femenina.

-Ah…eres tú- Dijo el propietario de la singular casa

-Hola, hermano- Saludó el otro chico, con una voz tierna y aguda- Iba de camino a casa, pero pasé por tu edificio para dejarte unas cuantas cosas

-¿Cosas?

Aquel chico resultó ser el hermano del primer joven de veinte años. A primera vista parecía ser muy disciplinado por su forma de actuar y de hablar al frente de su hermano. Sostenía con ambas manos una bolsa de plástico que se consigue en los supermercados de veinticuatro horas de servicio, incluso llevaba el logo del establecimiento marcado en el centro. Conocía el sitio y lo suele visitarlo con frecuencia. Le apetecía saber que habría dentro, podría ser comida hecha o simplemente ingredientes… aunque los ingredientes no le servirían de mucho ya que cocina no posee y tampoco es que sepa cocinar.

-Hace frio ¿No crees? Jeje…- Comentó el hermano servicial, estaría esperando una invitación para que le dejara entrar

-Ah… sí, es cierto… ¿Quieres entrar?

-¡Claro!- Respondió el otro con ánimo que no se suele ver en esos días

El joven se apartó de la entrada para dejarlo pasar. Pero en un instante le vino un recuerdo del día de ayer, se acordó que su hermano vino el día anterior para ayudarlo con la limpieza. Les había llevado un buen rato ordenarlo todo, siendo pequeña la habitación y encontrarse con una tarea abismal como esa, suena algo decepcionante. El problema es que no tardó ni un día entero en poner el sitio donde vive patas arriba.

-P-Pero ¡¿Qué ha pasado aquí?!- El joven, al escuchar el asombro de su invitado, cerró muy despacio la puerta

Se acercó a él con cierto sentimiento de vergüenza, veía como fijaba su mirada en cada rincón sucio o desordenado de la estancia; tardó poco en llevarse las manos a las cinturas y voltearse para mirar fijamente a su hermano. La bolsa del supermercado estaba encima de la pequeña mesa del centro.

-Tuve una mañana muy movida…- Dijo mientras se agachaba y recogía unas cuantas revistas, pensó que así podría remediar un poco el enfado que tenía el otro joven

-O sea que desordenaste todo esta misma mañana- Siguiendo fijándose en lo que tenía alrededor, continuó hablando- ¡Esa excusa es peor que si hubieras dicho que desordenaste todo entre ayer y hoy!

-No es una excusa, te digo la verdad…

-Lo peor es que te creo…- Resignado, camina hasta la silla rotatoria del escritorio y se sienta, la giró para tener contacto visual con su interlocutor- ¿Y bien? ¿Me contarás que has hecho?

Como era costumbre ya entre ellos dos, después de la regañina del hermano, le pregunta poco después lo que había provocado tal evento. Ese el momento en el que veinteañero, se emociona y cuenta su experiencia, o le da un bajón y lo cuenta de mala gana. Esta vez tenía uno de los peores bajones que jamás hubiera pensado que podría tener. Le comentó sobre Annette, que había venido a su casa a las seis de la mañana para practicar lo que habían quedado en clase. Propusieron tener una experiencia sexual, típica de las películas pornográficas, el denominado “Sexo salvaje” que tendría como resultado el destrozo de un lugar y las cosas que tiene dentro. Dicho esto, pretendía demostrar a la chica lo bueno y masculino que podría ser en estas situaciones… pero el resultado no fue para nada grato.

-¡Y dijo que no tengo ninguna cualidad! ¿Qué se creerá? ¿Es que nadie sabe que tengo un gran dominio con la espada? ¡Vergüenza de sociedad!- Dijo indagando, cruzado de brazos y sentado en el borde su desatendida cama

-P-Pero ¿Por qué me cuentas estas cosas tan lascivas…?- El ruborizado del joven había avanzado a otro nivel; se restregaba su rodilla con la otra demostrando su incomodidad

-¿Qué por qué? Sencillo, ya tiene dieciséis años y estamos entre hombres, ¡Es normal hablar de estas cosas! Yo siendo tu hermano mayor, te debo hablar de estas experiencias- Contesto con orgullo, pero seguía viendo el rostro no convencido de su hermano menor- Bueno… lo siento si no te ha parecido correcto mi historia, Flora

Al momento de decir la palabra Flora, el joven hermano menor se sobresalta y se le queda mirando con ojos brillosos y con ganas de expulsar cierto líquido transparente. Sí, estaba a punto de soltar sus lágrimas ¿Por qué será? Resulta extraño con un chico tenga un nombre de mujer, existían los nombres mixtos… pero no, Flora no tiene nada de mixto.

-¡Te dije muchas veces que no me llames así!- pegó otro grito

-¿Qué? Pero si te llamas así… debes de dejar de avergonzarte ¿sabes?- Dijo el mayor sin darle la importancia necesaria- Además, el otro nombre que elegiste para ti… ¿Cómo decirlo…? ¡Sí! Me parece una chorrada

-¡No seas cretino!

-Di lo que quieras, te seguiré llamando Flora, hermanito

Flora sabía de antemano que su hermano mayor no cambiaría de opinión. Cruzó sus brazos alrededor de su estómago y dejó salir un fuerte suspiro. Tampoco tenía ganas de calentarse la cabeza, así que lo dejó pasar por el momento. Lo que más odia es presentarse ante alguien diciendo su verdadero nombre, y que el otro o la otra hagan la misma pregunta “¿Te llamas como una chica?” “Si, me llamó así, lo siento si te parece gracioso, perdedor/a” Es lo que desearía responder, pero su educación está muy fortificada. Aunque, si Flora llegase a ponerse ropa de chica, nadie se daría cuenta que fuera un hombre; es más, tiene un cuerpo muy definido y bonito, sus caderas son un poco más anchas de los que tendría cualquier muchacho de su edad o más mayor que él.

-Pero lo que más odio es verte soltar tus lágrimas de cachorrito con hambre- Comentó el joven- Así que intentaré no llamarte más de lo necesario…

-¿A qué te refieres con no llamarme más de lo necesario?- Preguntó más tranquilo el joven Flora

-Ya sabes… No referirme a ti como Flora, sino como… ¿Niño? ¿Caderitas? ¿Pestañas largas?

-También queda la opción de llamarme…

-Ya te lo he dicho, no pienso llamarte por ese ridículo nombre- Reafirmó el propietario del piso

-Pues simplemente refiérete a mí como “Hermano” y ya está, no como esos deplorables sobrenombres

-¡Entendido!

Los dos se quedaron el silencio, la habitación seguía sucia y desordenada y nadie hacía un comentario sobre ello. El frío viento continuaba transitando en las calles sin el mayor indicio de cesar por un largo tiempo; podría que más tarde hubiera una nevada y llenara de más nieve la ciudad. Sería un enorme inocveniente si los ciudadanos se vieran envueltos en tal situación. Más por hoy, el día de hoy se celebraría uno de los eventos más importantes de todos los tiempos. El joven no recordaba lo que era, y eso que se hacía publicidad todo el rato sobre el acontecimiento, incluso era el tema principal de sus vecinos cotillas.

Flora se puso de pie para dirigirse a la bolsa que había dejado encima de la mesa, de ella sacó una caja transparente llena de panecillos de mantequillas y mermelada, habían diez en total; no se podía negar que lucían apetitosos. Además de un par de latas de bebidas gaseosas; de las que te producen una serie de eructos sin ser provocados por uno mismo. Por la tranquilidad de su hermano menor, tan acomodado sacando pequeñas cosas de la bolsa, pensó en que pretendía pasar un rato con él. Ayer pasaron varias horas juntos, aunque solo se dedicaron a dejar la habitación impecable como cada semana, no intercambiaron muchas palabras, solo miradas condescendientes y vívidas.

-Oye, ¿Sabes si hoy hay algo especial?

-¿Algo especial?- Contestó Flora, ocupado mientras ponía unos panecillos encima de un plato

-No se… en estas semanas pasadas no paraba de escuchar sobre un gran evento que se celebraría el día de hoy

-Pues no tengo ni la menor… ¡Ah!- Otro grito agudo por parte de Flora

-Hoy estás muy gritón ¿Sabías?

-L-Lo siento hermano- Se disculpó mientras dejaba de lado lo que hacía; sacó su teléfono móvil y lo utilizó sin dar ni siquiera una pestañeada- ¿Cómo se me pudo olvidar…?

Flora se quedó mirando la pantalla de su teléfono; sus ojos reflejaban tensión acompañados de una angustia que podría helar el cuerpo de cualquiera en cuestión de minutos. El hermano mayor, tan sorprendido por los actos repentinos del menor, se sentó ante él esperando a que le dé alguna respuesta.

-Ya me parecía raro…- Dijo Flora en voz baja

-¿Cómo dices?

El hermano menor se puso de pie y miró por la ventana… es justo como pensaba, no había nadie transitando por las aceras; ni un alma se veía de cerca ni de lejos ¿Por qué? Flora sabía la respuesta, pero de repente le vino la molestia de que su hermano mayor siga sin enterare de la situación.

-¿Quieres contarme de una vez lo que pasa?

-Pues verás… creo que debemos ir a la Ciudad Central ahora mismo

-¿A la Ciudad Central? ¿Por qué debemos de ir a ese sitio tan protegido?

-Pues porque hoy día se celebrarán las Selecciones de los Príncipes

El hermano mayor de pronto terminó iluminado ante la revelación que no recordaba hace unos instantes. Sí, las Selecciones de los Príncipes, uno de los eventos más trascendentales de todos los tiempos ¿En qué consistía? Puede parecer fácil de explicar pero tiene sus puntos dudosos. En primer lugar, el Rey del país, que reside en una ciudad paradisiaca llamada “Ciudad Central”, tiene dos hijos mellizos que acabaron de cumplir la mayoría de edad, por lo que sus enseñanzas para heredar en un futuro el trono se pone en funcionamiento. La familia real siempre fue partidaria de tener un solo hijo o hija, pero con el último rey se dio la novedad que tuvo dos hijos… el problema es quien le sucedería… por suerte o por desgracia, lo de que el hijo varón lleve la corona ha sido eliminado, dando lugar a un “enfrentamiento” en potencia, o eso dicen los rumores. En segundo lugar, cada príncipe necesitará de cinco vasallos que los custodie a cada hora y en cada momento, cinco individuos que los acompañaría hasta la misma muerte con tal de servir a su señor, sin importar tampoco sus ideales. Las selecciones se realizan mediante un ordenador gigante que tiene registrado los nombres y antecedentes de cada persona residentes del gran país. El modo de pensar, actuar y diferentes características de un príncipe se compararán con cinco personas que se asemejen a él, tomando en cuenta varios elementos se elegirá a sus correspondientes vasallos. Cualquier ciudadano, sea un bebé o un anciano en sus últimos días de vida tienen la posibilidad de servir a un príncipe lealmente, por lo más absurdo que suene; aunque en la mayoría de los casos suelen ser jóvenes que son poco mayores o menores que el señor. Es extraño que en una sociedad tan avanzada se siga teniendo en cuenta la monarquía, pero simplemente es cuestión de tradición y de un amplio historial heroico que ha transcurrido a lo largo de los años. Para terminar, el que falte a la ceremonia se podrá despedir de su libertad durante unos buenos años.

-Ah… es cierto- El hermano mayor cogió un panecillo y se lo llevó a la boca

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Debemos ir enseguida! Tenemos que registrarnos para que sepan que hemos estado ahí, o sino…- Flora empezó a temblar de repente

-O sino, nada- El joven fue hasta el perchero y cogió un abrigo de piel- Solo hay que coger el tren ¿No? Nos llevará enseguida a la Ciudad Central

-P-Pero tenemos que hacer transbordo en varias paradas, espero que lleguemos a tiempo, solo quedan dos horas…

-Tranquilo, hermanito- Cogió el abrigo púrpura de Flora que también estaba en la percha y se lo tiró- Si tanto te preocupa esta tontería, hay que darnos prisa

El hermano pequeño se levantó, se puso el abrigo y miró a su hermano con el ceño fruncido.

-¡No te lo tomes a la ligera! ¡Y no llames tontería a algo relacionado con la realeza!- Chilló otra vez

-Vale, vale… vamos

Ambos salieron dejando vacía la habitación, aún sin ordenar. ¿Qué sorpresas se llevarán los hermanos dentro de dos horas? Ni ellos mismos tenían la menor idea.


12 de Noviembre de 2017 a las 17:53 1 Reporte Insertar Seguir historia
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Alejandro Palacios Tzintzun Alejandro Palacios Tzintzun
Muy ingeniosa, pero no entendi el entorno, creo que la conviertes en algo medieval y moderno, epico-actual esta muy bien la seguire, solo que no se entiende cierta cronologia de sucesos. La seguire animo te invito a leer mis historias: Interdimensional, Poder Infinito (ciencia ficcion) y Barnard Star (post-apocaliptico) echale ganas nos vemos, de Mexico tu servidor. :)
November 12, 2017, 23:15
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