luis93aguirre Luis Aguirre

Aurelia es una historia ubicada en el futuro en un planeta similar a la Tierra, el cual ha sido escogido por la humanidad para explorar y para establecerse. Este planeta sin embargo tiene una numerosa población y varias sociedades nativas, que varían considerablemente unas de otras en muchos aspectos, existiendo intrigas, tensiones y rivalidades entre alguna de ellas. Todas estas situaciones harán que los enviados de la Tierra deban manejar con cautela y tratar de no quedar en medio de estas disputas con el fin de cumplir con su misión, pero ... podrán hacerlo?


Ciencia ficción Todo público.

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La Preparacion

el Comandante Damián Castillo se encontraba  transfiriendo a su bitácora virtual las ideas y pensamientos durante esa ultima jornada, dicho proceso se valía de una sofisticada red en estas instalaciones que permitía grabar, actualizar y descargar todos los datos proporcionados por el personal simplemente conectándose al sistema y transmitir  lo que el usuario deseara de forma directa e instantánea. Una vez concluido este proceso, Damián cerro su bitácora con la clave personal asignada con anterioridad, para que nadie pudiera acceder a ella más que él, logrando así  que sus más profundos sentimientos y pensamientos escapen de ser descubiertos por cualquier ojo u oído curioso, que por algún motivo pudieran interesarse en ellos, a pesar de que en realidad la habitación en la que se encontraba no podría brindar mayor sensación de seguridad. Todas as paredes de la recamara eran blancas en su totalidad y sin ningún tipo de contaminación o mancha alguna, en el centro de unos de los muros justamente en frente de Damián, quien seguía sentado sin haberse aun movido casi en absoluto, se hallaba la única puerta que se encontraba herméticamente cerrada, esta puerta parecía tener toda la atención del joven puesto que tenía su mirada fija en ella y en una pequeña ventana en la parte superior que era lo único que permitía al que se encontrase en el interior del cuarto dar un vistazo a lo que ocurría en exteriores, aunque continúe sin lograr escuchar absolutamente nada.

Del lado izquierdo de la mesa  y la silla donde reposaba Damián, estaba un sillón del mismo color que las paredes que lo rodeaban y  se veía lo bastante cómodo como para permitirle al visitante de la sala tomar siestas regulares en los entretiempos que se presentaban mientras realizaba la actividad que se le había asignado previamente, que en este caso en particular era la de actualizar la información concerniente a su estado emocional y mental de las últimas horas. Sin embargo, y a pesar de esa promesa de confort en ese momento, Damian Castillo siguió sentado en la silla en la parte central de la sala, observando todo lo que lo rodeaba, que en realidad no era mucho, en la pared a la cual Damián daba la espalda, se encontraban los trajes de uso diario del huésped de la habitación, se hallaban colgados sobre unos ganchos dispuestos a una altura que era suficiente para impedir que rosaran el suelo, y al mismo tiempo permitir que sean alcanzados sin mayor dificultad por quien los necesite. Castillo veía cada uno de esos trajes ordenados, bajaba la mirada al piso, tan blanco, y pulcro como los muros, sin ningún rastro de impurezas, recorrió con su vista la pared a su derecha completamente vacía y volvió a posar su mirada en la pared de enfrente, en la puerta y en la pequeña ventana.

Ya debían de haber transcurrido varios minutos, desde que concluyo su entrada en la Bitácora, sin embargo sentía una abrumadora cantidad de pensamientos y sensaciones que si no estuviera prohibido entrar al sistema más de una vez cada cinco horas, hubiera seguido allí de forma indefinida, describiendo como la cercanía de aquel momento parecía afectarlo ahora.

Y es que justo ese momento, al cual el paso ininterrumpido de los minutos y horas acercaban cada vez más, era el causante de todo el alboroto mental que se había desatado, y se seguía desarrollando en Damián Castillo

Mientras esta nueva oleada de pensamientos irrumpían como hordas bárbaras en la mente del joven hombre, una figura hizo su aparición al otro lado de la puerta de la habitación, Damián logro distinguirlo a través de la pequeña ventana, era Darío Smith quien de seguro venia hasta su habitación para comunicarle alguna noticia, o sencillamente para saludarlo, como acostumbraba hacerlo desde hace mucho, Castillo se levantó del sillón, se dirigió a la puerta, a lado de esta se encontraba una pequeña ranura con un espacio aún menor en su interior, diseñado para que el dedo pulgar sea colocado , la única forma de abrir las puertas de las habitaciones era mediante el detector de huellas dactilares, únicamente el sistema central de la Estación podía abrir directamente las puertas, claro está, solo en casos de extrema emergencia.

-¿Listo para el Gran Momento, Castillo?- le pregunto Darío al instante de que la puerta que había separado a Damián por tiempo considerable del resto de la Estación finalmente se abrió.

-Claro que sí, ¿Cómo no habría de estarlo?- Contesto Damián, sabiendo que esto que decía, era una clara mentira

-Bueno, yo solo decía Castillo, tranquilo- respondió en tono apacible Darío -Pero lo que me dice la experiencia, cada vez que te has demorado más de una hora actualizando tu información, es porque has tenido algún tipo de dificultades,
¿No?- volvió a cuestionar Smith a su compañero, que ya empezaba a lucir algo hastiado por este tipo de charlas las cuales casi siempre hallaba tediosas y sin sentido real.

-No he experimentado ningún tipo de dificultad allí dentro Smith, solo me tome un poco más de tiempo en organizar mis ideas- continuo Damián,-Esto debe ser porque ya será la última entrada que hagamos aquí en la Estación, entonces necesitaba formular de la mejor manera lo que iba a subir en el sistema, eso es todo-termino Damián de explicarse.

-Está bien Castillo, te creo, yo no soy le jefe del Consejo, lo que importa es que estemos preparados para lo que vendrá- Darío iba a continuar cuando Castillo lo interrumpió

-¿El consejo aun no nos ha solicitado?- pregunto Damián a su compañero, con una mirada que trasmitía claramente una ansiedad por conseguir la respuesta a esta inquietud.

No, aun nada- repuso Darío- Pero no creo que falte mucho, deben darnos las últimas instrucciones y preparaciones para esto, si desean que realmente, sea un éxito- parecía haber concluido su intervención, cuando Damián dijo

-Tienes razón debemos estar tranquilos y esperar lo que dispongan-

Así es- concluyo Darío, después ambos caminaron por el corredor que discurría entre más paredes completamente blancas, en las cuales cada cierta distancia aparecía puertas, con pequeñas ventanas en su parte superior, que resguardaban los pensamientos y sensaciones más íntimas de quienes se encontraran dentro.

Mientras caminaban Castillo y Smith seguían intercambiando palabras, Damián deseaba que con cada respuesta que brindaba a su interlocutor, este simplemente se terminara de convencer que no había nada malo en él, es por esto que hablaba con el tono más tranquilo y calmado posible, tratando siempre de dar la imagen correcta, a pesar que estaba consiente que todo era una farsa y que cada vez que hablaba de lo preparado que ya se sentía y de lo ansioso que estaba por la llegada del Gran momento había, no estaba más que diciendo una serie de simples mentiras, las cuales el empelaba continuamente para tratar de tranquilizar a su compañero, y tratar de comunicarle la mayor seguridad posible, seguridad, que en este momento y en estas circunstancias, parecía más inexistente que nunca antes desde que todo esto empezó.

Pero, ¿Qué es todo esto?, ¿Cuándo empezó?, ¿Cuál es ese Gran Momento al que aluden estos hombres? ¿Qué es realmente lo que atormenta la ya afligida mente de Damián?

La respuesta a la primera y segunda interrogante se explica relatando los hechos que han traído hasta este lugar. Para empezar “Esto” es la culminación de un programa espacial que ha estado vigente por muchos años, el cual pude decirse que arranco cuando en las primeras décadas del Siglo XXI se descubrió, en una lado del vacío espacio que no había sido estudiado a fondo aun por los astrónomos, la existencia de un sistema planetario desconocido para el Hombre, y tras poder analizarlo más minuciosamente se descubrió que en dicho sistema se hallaba un planeta, que para el total asombro de la comunidad científica, era exactamente igual a La Tierra, dicho planeta que provoco una fascinación casi indescriptible que trascendió del mundo de Ciencia al de la gente de a pie fue  bautizado como: Aurelia.

Tras muchos años de esfuerzo y dedicación, se logró enviar las primeras sondas a aquel distante mundo y permitieron confirmar la existencia de vida en Aurelia, y no solo eso, sino la existencia en su superficie, de vida Inteligente. Esto causo aún más furor en la Tierra, tal vez mayor que la que provoco el propio descubrimiento del “Planeta Gemelo”, como era en ocasiones llamado.

Una comisión especial, que reunía a todas las naciones del Planeta fue establecida entonces y así, se desarrolló el Programa Aurelia, cuya finalidad era la de llevar seres humanos a aquel Mundo, y establecer contacto con sus habitantes, una hazaña sumamente ambiciosa, y que lucía casi imposible para la mayoría, pero no para la cantidad suficiente de personas cuya determinación, sacrificio, y esfuerzo, permitieron que después de muchos años esto se hiciera realidad.

La tercera pregunta planteada, encuentra su respuesta en lo que está a punto de pasar, desde antes que los humanos llegaron al Sistema Planetario en el que se hallaba Aurelia, se acordó que se construiría una estación espacial en órbita del planeta, similar a la Gran Estación Espacial Internacional pero menor en tamaño, al menos al principio, que permitiera a las personas monitorear de cerca los sucesos que se desarrollaran en la superficie de este auténtico Nuevo Mundo.

Y así fue como se construyó esta estación. Cuando llegaron las primeras personas, utilizaron sus propios vehículos como residencias temporales en órbita. Maquinas completamente independientes construían la estructura de la estación, mientras eran supervisadas por los humanos hasta que finalmente estuvo apta para ser ocupada por quienes harían de ella su hogar permanente, puesto que este primer grupo estaba consciente de que era  imposible volver a la Tierra. La estación ha cambiado mucho y ha aumentado considerablemente de tamaño. El primer grupo de personas que se establecieron sabían perfectamente que dedicarían sus vidas a la recopilación de la mayor cantidad de información posible sobre Aurelia y sus habitantes, pertenecían a la más prestigiosa, y sofisticada estirpe de científicos procedentes de distintas naciones para quienes el sacrificio de quizás no volver a ver a sus seres queridos era compensado por el auténtico honor de ser quienes permitiesen a la Raza Humana poder contactar a seres Inteligentes de otro planeta.

A esta primera llegada de humanos le siguieron otras con pocos años de diferencia, hasta concluir con el grupo en el que  arribaron hace ya 3 años a la Estación, Damian y su colega Darío. Esta grupo estaba conformado por personas más jóvenes, que en un inicio servirían de asistentes a las individuos previamente establecidos, aprenderían de ellos y una vez que aquellos ya no fueran capaces de continuar con el proyecto, por su avanzada edad, los nuevos los reemplazarían en todas las actividades. Sin embargo, ya cuando se hallaban varios meses residiendo en la Estación el Alto Consejo, el cual era el organismo establecido para asignar las distintas tareas a realizar, de mantener el orden y el continuo avance de la misión, decidió que los que finalmente realizarían el Primer contacto físico con los habitantes de Aurelia, deberían ser los integrantes recién llegados, puesto que según la recopilación de datos e información sobre los Aureliano, que los recién llegados podrían dar más confianza al momento de querer establecer relaciones de cualquier tipo con los “nativos” debido a las preconcepciones propias de estos pueblos que consideraban a las personas mayores en general como de mente más orientada al saber y a los restos jóvenes más bien como los más adecuados para comunicar e interactuar en cualquier tipo de misión y además, era preferible que los integrantes más jóvenes de la comunidad sean los que establecieran el contacto porque que obviamente iban a estar más tiempo en la Estación y en Aurelia que las personas mayores.

De esta forma se empezó con el proceso de selección entre la docena de personas, que figuraban en el grupo de los miembros más recientes de esta comunidad Humana que orbitaba a tantos millones de kilómetros de La Tierra. Lo que nos lleva a la respuesta de la cuarta pregunta anteriormente formulada.

Damián Castillo, quien tenía 24 años cuando  llego a la Estación, había empezado junto a los demás el proceso de selección, es decir las pruebas psicológicas, ejercicios resistencia física, exámenes de razonamiento, en fin lo examinaron prácticamente todo. El escrutinio de cada uno de los potenciales representantes de toda la humanidad frente a los Aurelianos era sumamente exhaustivo. El proceso tomaría meses, pero el tiempo era solo uno de los muchos recursos empleados en esta tarea que finalmente se dio por concluida, y toda la pequeña población de medio centenar de personas de la Estación esperaba con una enorme ansiedad, el resultado. Ya se sabían que debían ser 3, se conocía también que el título a recibir sería el de Delegado, a pesar de que algunos directivos del Consejo preferían el de Embajador, y también se sabía que aquellos tres afortunados pasarían por un proceso aún más largo y profundo para aprender todo lo posible sobre Aurelia, y sus habitantes previo al esperado Encuentro, que por entonces empezó ya a ser referido solo como “El Gran Momento”.

Castillo no se mostraba particularmente optimista, él había venido hasta aquí atravesando un esquema de presentación de pruebas, exámenes y de constante observación en la Tierra, para conocer si él era apto para esta misión, o al menos así lo suponían quienes empleaban los recursos del mundo para esta tarea. Sin embargo esto era diferente, ser un delegado no es lo mismo que ser solo un asistente de un Doctor en Biología, que era para lo que fue escogido primeramente en La Tierra, esto era mucho más complejo, la responsabilidad, la carga de representar a toda la especie, frente a aquellos seres, que ya todos sabían eran físicamente tan parecidos a los humanos, como lo era su propio mundo al nuestro. Estaba convencido de que había hecho todo mal, era imposible que los resultados fuera favorables para él, así que simplemente excluyéndose a sí mismo de toda posibilidad de estar entre los “tres”, empezó a analizar a sus compañeros que también habían pasado por el mismo programa para tratar de adivinar quienes serían los favorecidos al final con tal honor, que para el parecería más un castigo que un autentica dignidad.

Empezó entonces, ya dentro de su habitación, que tras casi un año de ocuparla, sentía como si de verdad le perteneciera, a analizar las que creía las buenas y malas características de sus colegas. Recordó a Darío Smith, aquel joven de su misma edad, que había cruzado palabras en varias ocasiones durante el viaje desde la tierra, y ya aquí en la Estación, lo buscaba para charlar de cualquier tema cada vez que podía. De repente empezó a compararse con Darío, en el aspecto físico. Smith media aproximadamente 1,80 de alto, apenas más alto que Damián, al igual que él tenía la piel clara y un muy buen estado físico, al igual que todos en la estación en realidad, el cabello era de castaño claro, mientras el de Catillo era de castaño oscuro. En ocasiones sentía que se parecían un poco físicamente, si era verdad esto, seria en lo único que se pudiesen parecer, pues eran sumamente diferentes en personalidad, Damián solía ser más reservado, mucho más serio al momento de hablar o de realizar cualquier interacción con alguien, y no se lo podía calificar como alguien extrovertido o sociable, diario era sumamente sociable, casi no había personas con las que no pudiera entablar una conversación, muchas veces hacia bromas o comentarios jocosos, y disfrutaba muchas veces ser el centro de atención. Se acordó además, la buena memoria que poseía Smith, era obvio que era una persona privilegiada, también le parecía que antes de dedicarse de lleno a la ciencia, había tenido une estilo de vida claramente libertino, ya que el mismo se lo dijo meses atrás ufanándose de eso - En mi país, yo salía todos los fines de semana con una chica distinta, que bellos tiempos esos, ¿no lo crees colega?- A esta extraña pregunta Damián recordaba que no supo que contestar, y solo asintió con la cabeza, esperando satisfacer las ansias de su interlocutor de una respuesta afirmativa. Fuera de todo esto, no comprendía por que Darío Smith que tenía una personalidad claramente envolvente, y carismático casi por naturaleza, le interesase tanto dirigirse siempre a él, a Damián Castillo, que era uno de los más discretos de todos los jóvenes de la estacion, el encontraba esta situación un tanto extraña e incomoda a veces, y esta sensación hizo que en ese momento pasara por alto, las buenas calificaciones que obtuviera Smith en todas las pruebas y lo muy bien que concluyo cada una de los ejercicios de resistencia física y mental.

De pronto otro nombre apareció en su mente, Larissa Faruck, una chica un año menor a Damián, que según parece también había obtenido excelente resultados en las pruebas, el conocía a esta chica, había hablado un par de veces con ella, la encontraba simplemente fascinante, no solo por su belleza física, que se distinguía en la Estación, con su piel canela, su mirada  intrigante, sus facciones armoniosas, y su esbelta figura. Cada una de estas características físicas eran claramente notables para cualquiera, sin embrago Damián la hallaba deslumbrante además porque muchos la consideraban muy inteligente, se desempeñaba bien en casi todas las funciones a las que era asignada. Trabajo en el departamento de Física, en el de Genetica, y también en el de  Biólogia, por lo que compartió un tiempo el lugar de trabajo con Damián, quien durante esos momentos no resistía la tentación de hablarle, no en son profesional o de las tareas realizadas, sino para acercarse a ella, conocerla más profundamente, sin embargo, y como era habitual en el, su propia mente conspiraba contra sus deseos, y lo convencía tras varios argumentos aparentemente irrefutables, que tal hazaña seria completamente absurda y carecía de cualquier sentido, ¿qué podía esperar a largo plazo? ¿Un romance?, ¿un noviazgo? Era obvio que eso estaba completamente fuera de toda posibilidad, no tanto porque ella no sintiera atracción hacia él, o porque a Damián no le importaran las relaciones humanas, sino porque en la Estación las relaciones entre sus habitantes estaban prohibidas, todos debían estar concentrados en la Misión, la de Establecer el tan esperado contacto con los Aurelianos, así que todo intento de socializar más amenamente con Larissa, fue truncado por el propio Castillo y sus ideas

Tras este desfile de recuerdos Castillo dijo para sí mismo, -Está claro que Faruck debería ser una de los tres, el segundo podría ser Smith, y el tercero….- entonces se le ocurrió otro nombre: Marcos Robles, era el mayor de los recién llegados, 30 años, alto, fuerte, de rostro severo, era inteligente, audaz, muchos decían que tenía porte de líder, y ademas había tenido un buen desempeño en todas las áreas  durante los meses en el que se desarrolló el programa, para Damián estaba claro, ellos serían los seleccionados, e incluso llego a ser una pequeña apuesta contra el mismo, diciendo que las posiciones serian así: el tercero seria Smith, la segunda seria Faruck, y el primero , es decir el líder, tendría que ser Robles,- Así seguro de su elección se disponía a esperar, sentado ahora en el sillón, que lo llamaran para salir y dirigirse a la sala de juntas donde, ese mismo día, se harían públicos los nombres de los futuros Delegados.

Finalmente, y tal como lo esperaba, llamaron a su puerta, salió justo al mismo tiempo que lo hacían ,a su derecha Smith y a su izquierda a Larissa y unos segundos después, al otro lado del pasillo, se abría al puerta de la habitación de Marcos Robles, nadie dijo nada, todos se miraban unos a otros, ni siquiera Darío, que siempre se mostraba parlanchín con él, todos caminaban por el pasillo rumbo a la sala de juntas, donde los miembros del consejo harían el anuncio.

Desde todos los rincones de la estación llegaron personas a la sala, hasta que los asientos previamente puestos en ella, estaban llenos. Frente a la audiencia estaba una mesa larga, y detrás de esta cinco personas notablemente mayores que la mayoría, tres hombres y dos mujeres, todos miembros del primer grupo de personas que llego a la Estación y que ahora formaban el Consejo que dirigía tanto la misión como la organización del lugar. El hombre de cabello casi blanco que estaba en el centro de dicha mesa era el Jefe del Consejo, la máxima autoridad en esta pequeña sociedad, y fue el quien se dispuso sin ningún tipo de introducción, o de algún discurso previo a pronunciar los nombres de quienes habían sido seleccionados. Así fue cómo se supo oficialmente que Darío Smith seria el Tercer delegado, la audiencia no hizo ni un solo ruido, puesto se le había hecho esta petición antes de empezar con el comunicado, luego se mencionó al segundo delegado, Larissa Faruck, Damián se sentía bastante contento, parecía que había ganado su apuesta personal, o al menos así sería si el siguiente nombre a pronunciar por el jefe era el de Marcos Robles, quien estaba sentado directamente atrás de él. Castillo en una ocasión se volteo para verlo disimuladamente, Marcos tenía su mirada fija en la mesa con los integrantes del consejo, ni siquiera miro a Damián, parecía tan confiado y seguro, era obvio para Castillo, que Marcos Robles también creía que sería el primer delegado, -no podía ser nadie más-pensaba.

Por fin, tras unos momentos de silencio, el Jefe de Consejo de disponía a continuar, para acabar con la ansiedad reinante en cada una de las personas en la Sala. Fue en ese momento cuando se supo quién era el Primer Delegado, el Líder de la Misión, quien daría la cara, por decirlo de alguna manera, a los Aurelianos, y fue también cuando Damián supo que había perdido la apuesta que se hiciera a si mismo momentos antes.

Al escuchar el nombre de Damian Castillo toda la audiencia volteo para fijar su mirada en él. Larissa y Darío lo miraron con cierta muestra de alegría, en especial Darío, los demás simplemente lo miraban de un modo que era casi indescifrable saber si lo aprobaban o no como líder, parece ser que muchos ni siquiera se habían fijado realmente en Castillo todo este tiempo hasta que el jefe del consejo dijo su nombre. Por su parte Damián no parecía comprender aun lo que había ocurrido, había oído su nombre, él era el Primer Delegado pero… ¿Cómo? Simplemente no comprendía, estaba sumamente confundido y su mirada perdida en el vacío, hacía notar su desconcierto.

12 de Noviembre de 2017 a las 20:54 2 Reporte Insertar Seguir historia
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Alejandro Palacios Tzintzun Alejandro Palacios Tzintzun
Me intereso mucho tu historia que se parece en una que estoy escribiendo: Interdimensional (ciencia ficcion) te invito. Una opinion: No entendi la cronologia de sucesos creo deberias editar y reacomodar el inicio pues esta algo enredado, animo yo cada rato los actualizo por lo mismo. Te seguire y nos vemos saludos desde Mexico. :)
November 12, 2017, 23:15

  • Luis Aguirre Luis Aguirre
    Muchas Gracias por el comentario y la Opinión, seguiré tu consejo y estare atento también a tu historia. Saludos desde Ecuador November 13, 2017, 03:31
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