-larrysad Levi Bellamy

Harry está tan avergonzado de contarle a su alfa que está en estado, hallando la solución en andar desnudo hasta que su vientre brote y Louis pueda darse cuenta solo.


Fanfiction Sólo para mayores de 18.

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Única Parte



✤ .・ ✤ ゜. ✤・ . ✤ 。. ✤



La primera vez que Louis conoció a Harry, este yacía envuelto en trapos viejos y con un aspecto muy diferente al que ahora muestra. Sus mejillas, antes huesudas, se enseñan rellenas y rojas cada vez que el alfa mayor deja besos en sus pómulos. Y su cuerpo dejó de ser aquellas piezas delicadas que debía tocar con cuidado.


—Lobito —Louis llama desde la entrada de su hogar.


No tiene que llamar dos veces para tener a Harry sobre su pecho; es un enorme lobo castaño que no duda en tirarlo al piso para lamerle la cara. Y Louis se deja, demasiado acostumbrado a tenerlo encima. Sin embargo, Harry no demora en volver a la normalidad donde un hermoso chico de ojos verdes cristalinos y de rizos definidos cayendo sobre su frente, le da la bienvenida.


Harry sonríe amplio, mostrando sus hoyuelos sin pena alguna. Louis deja sus manos sobre su espalda desnuda.


—Lou —él menciona—. Lou, Lou, Lou —repite mientras deja besos por todo su rostro.


Louis sonríe, demasiado enamorado como para que su corazón lata a la velocidad usual. Su pecho se acelera y sabe que Harry es capaz de sentirlo, pese a que ninguno de los dos lleva marca ni han formado un lazo.


—Lobito —Louis dice cuando Harry termina de besarlo—, ¿qué te he dicho sobre estar desnudo en casa? Podrías contagiarte.


—Lou —él se queja en alto. Acaba sentado sobre el regazo de Louis, quien no desaprovecha la situación para pasear sus manos por los muslos de su omega—, la ropa no me gusta. Me siento atrapado.


El alfa desliza su mano derecha más arriba, pasando por su vientre hasta su pecho. Harry le mira atento, distraído cuando los dedos del alfa rozan sus pezones.


—¿Te sientes atrapado, hm? —Harry asiente en duda, tragando en seco y desplazándose hacia abajo, hasta que su trasero descubierto cocha contra la erección de Louis—. ¿Quieres sentir lo que es estar realmente atrapado? —Harry asiente, suspirando cuando los dedos del alfa rozan su cuello—. Quiero que me respondas, lobito.


El omega asiente energéticamente.


—Sí —suspira las palabras, como una brisa de verano cargada de rayos intensos. Es un resplandor que quema la piel de Louis y deja en él una marca dorada; una más a la colección.


A Harry le tomó alrededor de dos meses poder hablar correctamente y entablar una conversación con alguien más. Cuando Harry lo encontró, ni siquiera podía expresarse de alguna forma, y Louis se tomó la molestia de construirlo desde cero con paciencia y amor. Al final, acabaron enamorados.


Aun así, a Harry le sigue costando pedir lo que desea.


En un movimiento brusco, Louis presiona a Harry contra el suelo mientras su mano se cierra alrededor de su garganta. El alfa aprieta hasta que Harry gime y levanta sus caderas, pidiendo mucho más en un silencio que Louis aprendió a interpretar con el tiempo. En esa misma posición, el mayor se inclina sobre la mandíbula del omega para besarle.


—A-Alfa —Harry susurra con dificultad, aprovechando la posición para apretar sus piernas alrededor de la cadera de Louis—. Quiero…


Harry guarda silencio, rodando sus ojos hacia atrás y mostrando su cuello con sumisión a Louis. El alfa no desaprovecha la oportunidad para presionar con más fuerza hasta que la piel se pone roja y su mano muestra sus venas. Louis chupa por debajo de su oreja, justo en un punto donde Harry guarda un lunar que se convirtió en el lugar favorito del mayor.


Harry intenta bajar los pantalones de Louis con los talones de sus pies, pero es imposible. Está tan presionado por el cuerpo del alfa que no puede moverse más de lo que desea. Está siendo dominado por Louis, que atiende la línea de su mandíbula con sus dientes raspando por el camino y besando por cada lunar que se encuentra en su recorrido.


—Alfa —Harry susurra otra vez—. ¡Hmm!


Louis deja ir su cuello. Le da una cachetada que provoca en Harry ver estrellas, aflojar todo su cuerpo y ver al alfa mayor a través de sus pestañas húmedas por las lágrimas que amenazaban con derramarse. Pero Louis no se detiene cuando aprieta entre sus dedos las mejillas del omega.


—Cachorro —murmura ronco, demasiado cerca de sus labios—. ¿No te he dicho que uses palabras? No me estás haciendo caso. Eres un mal omega…


Harry lloriquea, extendiendo sus piernas y volviendo a dejar su cuello al descubierto. Louis ríe, clavando más su entrepierna contra la desnuda del menor.


—Quiero… —suspira, sus manos nerviosas recorriendo la espalda vestida del alfa—. Te quiero a ti.


—Qué bonito eres cuando obedeces —le halaga—. Haces que me enamore mucho más.


Harry asiente, relamiendo sus labios.


—Tus labios —dice como puede, todavía siendo presionado por los dedos del castaño—. También quiero tus labios.


Louis asiente, soltando sus mejillas e inclinándose sobre él para devorarle la boca. Se siente caliente, como siempre es usual en el omega, y su lengua tímida no recorre la boca de Louis hasta que la de este entra en la boca contraria y le llama la atención, dándole permiso para introducirse entre sus labios. Harry agradece con un gemido, clavando sus uñas en el cuero cabelludo de Louis. Cuando se separan, Harry está mucho más mareado que antes. Sin pena alguna, muestra sus pupilas dilatadas y sus labios abusados e hinchados, como si Louis lo hubiera destrozado con su miembro entre su boca.


Una vez, Harry chupó el nudo de Louis hasta que este bajó. Pero la vista de los labios afiebrados de Harry duró más de lo que Louis merecía. Y quizá lo besó con exagerada brusquedad durante ese tiempo solo para que el bonito color no se fuera de sus finos labios.


—Bonito omega —Louis besa la punta de su nariz—. Mío.


El omega no responde, muy ocupado dentro de su mundo, ido por las sensaciones que Louis produce en su cuerpo cada vez que lo ataca. Y Harry ama encontrarse así cada vez que Louis solo juega con él, sin siquiera penetrarlo o tocarlo más de lo debido.


Louis tampoco espera respuesta alguna. Solo se levanta de encima del omega para retirarse el cinturón que ata su pantalón, teniendo al chico de rizos lloriqueando y estirando sus manos para tenerlo de regreso.


—Espera, bebé. —El alfa presiona la palma de su mano sobre el miembro del omega, que está por encima de su estómago descubierto, solo para mantenerlo en su lugar—. Tu alfa va a darte lo que quieres.


Harry se queja un poco más, pero guarda silencio cuando Louis desabotona su pantalón y baja el cierre del mismo. Solo gime un poquito cuando el alfa sostiene su pene entre sus dedos, masturbándose un poco con la mano que estuvo sobre el húmedo miembro del omega.


El toque de Louis sobre su propio miembro no dura demasiado, pues no demora en tomar la cintura de Harry y girarlo. El rizado se deja con un quejido, alzando su culo al aire y dejando que Louis lo acomode en la posición que prefiere. Termina con su pierna derecha doblada hacia arriba y medio recostado sobre su lado izquierdo, sus nalgas abiertas, lo necesario para que Louis pueda ajustarse entre estas y hacerlo suyo.


Lo hace. Se introduce lentamente, escuchando a su omega gemir entre el desastre de rizos que ahora yacen sobre todo su rostro. Louis incluso puede asegurar que Harry se encuentra babeando sobre el piso, pero se encuentra más concentrado en hundirse en su caliente agujero, que derrama lubricante a los costados del miembro del alfa a cada centímetro que se hunde. Es como estar en un charco, y Louis no duda en pasear dos de sus dedos alrededor del pliegue de la entrada del omega. Louis también hunde sus dedos.


Harry sacude las caderas y recarga su frente sobre el suelo, inclinándose en recibimiento de lo que Louis le está ofreciendo. Así, el omega puede sentir cómo Louis hunde su pene hasta que sus caderas chocan contra las de Harry, sus dedos siguiendo el mismo camino cuando acaban hasta los nudillos en el interior del omega. Louis también puede sentirse a sí mismo, y prueba un poco cuando gira sus dedos y raspa las paredes de Harry con las yemas de sus dedos. En ese instante, sacudiéndose tan violentamente de un lado a otro que provoca que los dedos de Louis y su pene salgan de él, Harry se corre sobre el piso de la sala. El alfa tiene que sostener la cintura del omega para que deje de tener espasmos, pero no funciona demasiado cuando el rizado se sigue moviendo de un lado a otro.


—Muy bien, bonito. —Louis se inclina para besar su pancita manchada por su corrida—. Lo hiciste muy bien, lobito.


Harry gime.


—M-más.


Louis ríe bajo, volviendo a voltear a Harry y tomando un gran puño de su cabello para que flexione su espalda y alce su culo. El omega lo hace, extendiendo sus piernas temblorosas otra vez para que Louis vuelva a estar en su interior.


Louis se clava en él sin más dudas, creando un ritmo al poco rato. Lo penetra con fuerza hasta que el omega chilla y el sonido de ambos llega a los oídos de Louis, quien también se retira con suavidad hasta que solo la punta de su pene se pierde en el interior de Harry. De esa forma, vuelve a introducirse con fuerza y sale despacio, dejando a su chico respirar entre cada embestida.


Cuando Harry comienza a sollozar y sus caderas dejan de estar quietas, Louis deja ir sus rizos para clavar sus dedos en su cintura. Lo presiona contra sí mismo y no lo deja ir incluso cuando Harry comienza otra vez a sacudirse intensamente y vuelve a correrse sobre el suelo. Le da un tiempo para recuperarse, hasta que los espasmos desaparecen y Harry queda con la mitad de su cuerpo recostado sobre la cerámica, exhausto. Y vuelve a follarlo, esta vez siendo consistente en sus embestidas y sin parar en ningún momento. Solo se detiene cuando la base de su pene comienza a hincharse y su orgasmo se construye en la parte baja de su vientre.


Louis sostiene a Harry mientras se corre en su interior, gimiendo un gruñido.


—Buen omega. —El castaño deja ir a Harry, ajustándose sobre él para llegar hasta sus hombros y comenzar a besarlo—. Eres un buen omega, lobito.


Louis remueve los rizos de su rostro y se encuentra con su omega soñoliento debajo de él, parpadeando lento y dejando que las lágrimas se sequen sobre sus mejillas.


—Cama —susurra bajito—. Quiero irme a la cama, p-por favor.


El alfa le asiente, besando su cabeza y tomando su cuerpo para acomodarlo sobre él. De alguna manera que Louis no cuestiona, ambos llegan a la cama con mucha facilidad.


Harry se sigue quejando hasta que el nudo de Louis baja en su interior, y se remueve entre las sábanas mientras Louis se termina de desvestir.


—Cachorro —Louis le llama cuando lo ve esconderse debajo de la cama—, no hagas eso. Si quieres transformarte, hazlo, pero deja que tu alfa te vea. No sabré si estás bien, si no me dejas verte.


Harry descubre su rostro sonrojado debajo de las sábanas.


—Lo siento, alfa…


—Está bien. —El mayor se recuesta a su lado y deja que Harry se incline hacia él hasta que se siente lo suficientemente cómodo como para cambiarse entre los brazos de Louis.


El alfa no se transforma, solo pasa su mano por el pelaje de su omega hasta que este comienza a casi ronronear, como si fuera un gatito en vez de un lobo.


Louis concluye que lo ama demasiado y que encontrarlo aquel día, fue lo mejor que pudo haber hecho en toda su vida.



✤ .・ ✤ ゜. ✤・ . ✤ 。. ✤



Harry sabe que no está bien cuando se levanta y tiene que destransformarse para ir corriendo a vomitar al baño.


Lo primero que piensa es que tal vez alguna comida le cayó mal, o que incluso está así porque su celo se acerca. Pero el asunto no parece ir por ningún lado cuando vuelve a levantarse varias veces hacia el baño, tanto así que prefiere quedarse como humano y no transformarse como lobo.


Odia vomitar, lo que complica más su estado de ánimo. Al final, ya cuando no tiene nada que vaciar, se duerme llorando a la espera de su alfa.


—Amor. —El omega rizado parpadea a la luz de la habitación, confuso. A su lado, Louis le mira con preocupación—. Chiquito, te llamé y no me escuchaste. ¿Estás bien?


—Alfa —Harry se queja, no aguantando más y echándose a llorar por décima vez en el día.


Louis lo agarra con rapidez, abrazándolo contra su pecho y acariciando su espalda en cada sollozo. Lo deja llorar tranquilo hasta que sus lloriqueos se reducen y se separa para mirar hacia el alfa.


—Cuéntame —Louis pide con paciencia—, ¿qué sucedió?


Harry limpia su nariz con su antebrazo, bajando la cabeza.


—Me duele mucho la panza —dice con frustración—. Y no… no dejo de vomitar.


Louis pasa su mano por su frente y lo revisa con atención, toqueteando su vientre y revisando incluso el interior de sus ojos.


—¿Te sentiste así de la nada? —Harry asiente despacio, miedoso de vomitar otra vez—. ¿Has comido algo mientras no estaba?


—No, alfa, lo juro.


El mayor le asiente mientras acomoda sus rizos detrás de su oreja.


—Voy a prepararte un suero oral para que te hidrates e iremos al hospital mañana a primera hora, ¿te parece bien?


Harry se remueve sobre el regazo de Louis, incómodo.


—Sí… —dice con inseguridad.


Louis suspira, tomando su rostro entre sus manos.


—Utiliza tus palabras —le recuerda—. Dime lo que quieres.


Harry arruga su nariz, inseguro.


—No quiero ir al médico —dice al fin—. Me van a… ver.


El alfa ríe un poco, besando la mejilla de Harry con ternura.


—Se supone que eso hacen, amor. Así sabrá si tienes algo malo en tu pancita.


El omega sacude la cabeza, escondiéndose en el cuello de su alfa.


—Pero…, ya no me siento mal —comenta con insistencia—. Ya no me siento mal porque estás aquí.


—Hmm. —Louis acaricia la espalda desnuda del omega, no queriendo verse complacido y quizá fallando en el intento—. Si vuelves a sentirte mal, entonces iremos a que te revisen.


Harry asiente desde su escondite, alegre por tener lo que desea, como casi siempre ocurre.


Sin embargo, el asunto no mejora demasiado. Harry acaba vomitando varias veces mientras Louis no se encuentra en casa, y es así por un par de semanas hasta que los vómitos solo acaban siendo náuseas.


Pese a que a Harry le cuesta fingir que está bien, hace un papel espectacular cuando Louis no se fija de nada durante los días que dura su mal estado. Y, honestamente, está agradecido de que el tema no resultara ser grave para cuando llega a solo sentir malestar y no está devolviendo la comida por el retrete.


Louis, sin saber nada, le acaricia el lomo de la espalda con suavidad.


—¿Qué quieres comer hoy? Estaba pensando preparar lasaña.


El lobo castaño desaparece poco a poco, dejando atrás a un rizado desnudo sobre el regazo de Louis.


—Pizza.


—No, comimos pizza hace unos días. Piensa en algo nuevo. —Louis nalguea a Harry, quien se queja bajito.


—Fideos ins-instantáneos.


—Dios… —Louis rueda los ojos, bromeando—. ¿Algo más que no sean fideos ni pizza ni nada de esa comida procesada?


Harry se lo piensa, volteándose y enfrentándose al rostro de Louis.


—Pollo —murmura en duda.


Louis ríe, mostrando sus dientes y las arruguitas a los costados de sus ojos azules.


—Vale… Te voy a preparar pollo, ¿algo más?


—Pan. —Harry frunce la frente, pensando en todo lo que se le antoja—. También chocolate.


Louis alza las cejas en sorpresa por el repentino apetito del omega.


—¿Algo más, amor? —Harry niega, no muy convencido—. Tienes mucha hambre, ¿hmm?


El alfa hunde su nariz en el cuello de Harry, acariciando su piel. Harry se retuerce por las cosquillas, pero asiente con media risita saliendo de él.


—¿Está bien?


—Claro que está bien. —Louis se separa y toma el rostro de Harry y acaricia sus mejillas con sus dedos—. Me gusta que me pidas cosas, que me cuentes de todo y confíes en mí.


Harry asiente, bajando el rostro hacia sus manos entrelazadas en su regazo. Louis besa su frente, tomando la oportunidad.











✤ .・ ✤ ゜. ✤・ . ✤ 。. ✤


Harry realmente no sospecha que algo anda mal en él hasta que se siente raro. Es así como puede describirlo cuando se recuesta sobre la cama para ver televisión y posa sus manos sobre su estómago. Nunca fue una persona de engordar, así que el primer pensamiento que viene a su mente cuando siente un relieve firme en la parte baja de su estómago, es que posiblemente va a morirse.


El resto de la tarde pasa en cama con las piernas recogidas en el regazo, sin prestar mucha atención a la televisión e ideando lo que podría decirle a Louis para que no lo lleve al hospital y pueda pasar sus últimos días junto a él, lejos de cualquier otro extraño. Aun cuando tiene el diálogo perfecto, no dice nada cuando Louis entra en la habitación con una sonrisa amplia y un ramo de rosas en su mano.


—Lobito —anuncia. Harry se levanta de entre las sábanas y corre a enredarse en su cuerpo, siendo cargado por el alfa antes de que pudiera caer—. Wow, ¿me extrañaste mucho?


Harry asiente frenéticamente, afirmando sus piernas alrededor de Louis y abrazando sus hombros sin duda. Louis tampoco lo suelta, sosteniendo su trasero para que su cuerpo no se aleje ni un solo centímetro de él.


Cama —susurra el omega sobre la oreja del alfa.


Louis asiente, medio pateando el ramo de rosas sobre el suelo y abriéndose paso hasta estar frente al desastre de sábanas que Harry siempre deja cada vez que se recuesta. Lo deja allí, sentado sobre sus rodillas mientras él comienza a retirarse la ropa bajo la atenta mirada del omega.


—¿No quieres comer algo? —Harry se lo piensa, pero acaba sacudiendo la cabeza en negación—. Pero has comido antes de que yo llegue, ¿verdad? —Harry asiente, estirando su mano y tirando del pantalón de Louis para que se lo quite, siendo la pieza que los separa de estar cuerpo a cuerpo—. Hazlo tú.


Harry lo hace sin chistar.


Baja los pantalones de Louis junto a su ropa interior, alzando la mirada para ver a su alfa desde donde se encuentra. El otro le mira con pasión, ojos vidriosos y con el labio siendo atrapado entre sus dientes. En sumo silencio, Harry introduce el miembro de Louis entre sus labios, observando al alfa inclinar su cabeza hacia atrás y mover sus caderas hacia el recibimiento de la boca del omega.


Así, a Harry se le olvida su preocupación por el resto del día. De hecho, no lo recuerda después de pasadas semanas y ya para cuando pasa el mes, a Harry ni siquiera le importa cuando se ve al espejo mucho más gordo que antes y con el relieve más marcado. Louis tampoco lo nota, así que Harry solo se dedica a ser amado por Louis y nada más que eso.


Sin embargo, la segunda vez que lo nota, ya no puede dejarlo ir tan fácil como antes.


Igual que la vez pasada, Harry se encuentra viendo televisión, esta vez en la sala de la casa mientras Louis trabaja en su estudio. Y ni siquiera es un movimiento detestable o algo que lo haga retorcerse de dolor; el omega siente un cosquilleo que lo hace detenerse a media mordida de su sándwich. No está seguro de lo que sintió hasta que sucede otra vez, más ligero y como tener hambre. Pero vuelve a suceder como mariposas revoloteando en su estómago, el gesto que necesita para soltar todo y correr hacia el despacho de Louis.


La puerta se abre en un gran golpe y Louis frunce la frente en cuanto lo ve espantado, viniendo hacia él. No demora en esconderse en su regazo, sollozando violentamente sobre el hombro del alfa.


—Cachorro —Louis lo abraza con fuerzas—, ¿qué sucede? ¿Te asustaste por la película?


Harry, pese a su abatimiento, niega con la cabeza y se separa para mirar a Louis. El alfa limpia la humedad en sus mejillas, acomodando sus rizos sobre su frente e inclinándose hacia él para besar los bordes de sus labios.


—Algo… —comienza a contar entre hipeos. Louis le mira atento, la preocupación palpable en su rostro. Harry entonces se lo piensa muy bien, parpadeando lágrimas y cayendo en cuenta que ha estado ignorando cómo se siente por semanas y que incluso se lo ha ocultado a su alfa; sabe que se va a enojar apenas le diga lo que está sucediendo. Y Harry realmente prefiere enfermarse de gravedad antes de tener a Louis decepcionado frente a él—. Hay algo debajo del sofá.


Louis mira a sus espaldas, hacia donde las puertas del despacho quedaron abiertas. Sin decir palabra alguna, el castaño se levanta cargando a Harry hasta llegar a la sala. Harry finge tener miedo cuando Louis levanta el sofá sin problema alguno y revisa debajo del mismo en busca de la nada misma.


—No hay nada aquí.


El alfa se gira hacia él, mostrándole que lo único que yace en el suelo son los zapatos que Harry nunca usa. El omega termina asintiendo, dejando que Louis se quede a su lado por el resto de la noche. Lo deja que le acaricie la cabeza y finge que no es de gran importancia lo que sucede en el interior de su estómago cuando las mariposas vuelven a aparecer y lo hacen medio respingar sobre el regazo de Louis.


Unas semanas después, Harry no quiere transformarse a la normalidad por mucho que Louis le pida que lo haga. Descubrió que los raros movimientos son menos frecuentes cuando se encuentra en su estado lobo, y realmente tiene la esperanza de que todo aquello nada más desaparezca en cuanto antes mejor.


—Cachorro. —Harry se gira hacia Louis, que le mira desde el marco de la puerta con los brazos cruzados—. ¿No quieres venir conmigo?


Harry niega, recostándose sobre sus patas delanteras. Y eso es lo bueno de también estar en su forma lobo: no tiene que hablar para nada.


—Has estado mucho tiempo así —el alfa comenta poco después. Harry se queja, sonando como un gruñido—. No deberías. Me gusta ver el rostro de mi omega.


Harry vuelve a sacudir la cabeza, inseguro y temeroso.


—Amor —sigue insistiendo el mayor, pero al final suspira cuando Harry no le presta atención y sigue con la mirada clavada frente a la pantalla—. Vale, pero te traeré algo de comer y deberás hacerlo en tus dos pies.


Louis desaparece antes de que Harry pueda volver a quejarse. La puerta de la entrada suena al cerrarse, y el lobo arruga la nariz mientras regresa su atención a la televisión. Lo menos que quiere es, en definitiva, tener a Louis encima de él si llega a darse cuenta de lo que está sucediendo.


Sin embargo, Harry no piensa más en eso cuando en la televisión pasan su programación favorita. Y sí, es tan fácil de distraerse que al final entiende por qué Louis debe estar detrás de él pidiéndole las cosas y ayudándolo siempre. Pero es su programa favorito, y Harry no aparta la mirada cuando una perra de raza labrador aparece en la pantalla.


—Molly tiene tres meses —dice la mujer de la pantalla—. Para esta etapa, ya puede sentir a sus cachorros moverse en su interior. Los perritos comienzan a crecer y buscar más espacio. Molly prefiere estar más en cama que de pie.


Harry asiente a la pantalla, comprendiendo por qué Molly querría eso. Él también preferiría quedarse en cama si se encontrara en estado.


—El proceso que pasa Molly, es el mismo que cualquier omega humano podría llegar a pasar durante su embarazo.


El omega parpadea a la pantalla, repentinamente paralizado. De repente, la misma mujer se encuentra explicando los procesos de gestación en omegas humanos, en híbridos lobos como él, y Harry se frustra demasiado porque es un canal para mascotas y no para humanos. Pero se frustra más cuando cada uno de los síntomas se convierte en un balde de agua helada y cae sobre sus hombros sin piedad.


Lentamente, vuelve a su forma humana con los ojos en grande. Sin pensarlo dos veces, coloca sus manos sobre su panza.


—Muévete si eres un bebé —Harry susurra, observando su estómago con un relieve más pronunciado.


Por lo que parecen diez segundos, el omega rizado no tiene respuesta alguna. Hasta que vuelve a suceder el movimiento, formándose como una ola que Harry puede sentir a través de su piel.


—¡Alfa! —grita escandalizado y asustado, pero Louis no está en casa.


Lo que después hace es levantarse sobre sus piernas torpes y correr hacia la habitación de baño, donde el espejo de cuerpo entero refleja su cuerpo totalmente desnudo. Así, Harry se coloca de costado, todavía asustado y con las manos sudadas y temblorosas.


Y allí está, lo que Harry creyó en principio que acabaría con su vida. Es un gran levante sobre su piel, tan firme que el omega no tiene duda alguna de que es eso lo que le ha estado sucediendo en las últimas semanas.


Harry se pincha el vientre con el dedo, aún dudoso y pasmado. Pero el cachorro en su estómago responde sacudiéndose en su interior, haciendo que el contrario respingue y cubra su rostro con ambas manos.


El rizado se queda mirándose frente al espejo por largo rato, explorando su piel y molestando su ombligo solo para que la sacudida vuelva a suceder. Aprende a no asustarse cuando sucede y, en cambio, sonríe con hoyuelos cuando las mariposas se forman en su panza.


No obstante, Harry sabe que le ocultó algo a Louis y que este se enojará en cuanto sepa que Harry no se molestó en avisarle que se sentía mal desde hacía meses. Bien podría fingir demencia…


Louis no demora en aparecer en la habitación, y Harry le mira desde el suelo con inocencia.


—¿Ya no eres lobo? —El omega sacude la cabeza—. ¿Por qué ya no?


—Tengo hambre —Harry decide responder en cambio—. Comida.


El alfa tuerce el gesto, pero no dice nada. En cambio, extiende las bolsas hacia Harry, quien se avienta sobre él para revisar tu interior. Hay fideos chinos.


—¿Qué?


Harry parpadea, no muy convencido.


—Quiero mayonesa —dice de repente.


Louis frunce la frente, sin comprender.


—¿En dónde? ¿En los fideos?


El omega asiente frenético.


—¿Puedo?


El mayor, por muy extrañado que se encuentre, termina bajando las escaleras en busca del bote de mayonesa. Tampoco dice nada cuando Harry se come la mitad de su propia bandeja, mucho menos cuando se levanta y se recuesta en la cama sin decir palabra alguna.


A decir verdad, a Louis se le complica la vida desde ese punto. Harry decide simplemente ya no estar más en su forma lobo, y Louis lo comprende y acepta, pero lo que no entiende es por qué decide andar desnudo por toda la casa. Antes lo hacía porque siempre estaba transformándose y la ropa era innecesaria si iba a estar en cuatro patas; sin embargo, el omega decidió ya no usar ropa en lo absoluto. Y para Louis es una gran distracción.


—Podrías ponerte solo la ropa interior —Louis negocia, pero Harry sacude sus rizos—. ¿Y no quieres ser un lobo? Estuviste varios días así, ¿estás turnando tus formas o algo así?


Harry le mira de mala gana.


—No quiero ser lobo —explica—. Quiero ver mi cuerpo y como lobo no puedo.


El alfa ladea la cabeza, sin comprender.


—¿Y por qué?


—¡Porque sí! —Harry chilla frustrado, golpeando sus palmas sobre la mesa—. ¡Déjame en paz! ¡Tú dijiste que preferías verme así!


Louis respira profundo.


—Yo no dije eso. —Harry rueda los ojos, mordiendo un pedazo de su pan y luego echando un pedazo de manteca en él—. Dije que quería verte el rostro, nada más. Puedes ser lobo cuando quieras y lo sabes.


Harry aparta el pan, tomando el plato de sopa y echándole aguacate. Louis lo mira desde su asiento, cauteloso.


—Tú nunca estás como lobo —Harry cambia el tema rápidamente, arqueando una ceja—. Siempre soy yo y nunca eres tú.


Es el turno de Louis para torcer los ojos.


—Sabes el porqué.


Harry niega, revolviendo su sopa.


—No lo sé, alfa —comenta en voz baja con una voz condescendiente que Louis no entiende de dónde la sacó—. Explícame.


Louis se cruza de piernas, totalmente serio.


—No quiero asustarte —explica.


—¡Eso no es…!


—Sabes que sí —Louis lo interrumpe con calma—. Cuando te encontré, estabas asustado de mí. Y luego cuando lo hice aquí, te escondiste debajo de la cama.


—¡Eres enorme! —Harry explota, levantándose de la cama—. ¡Y mi lobo era muy pequeño como para no temerte!


—No puedo creer que estemos peleando por esto… —Louis repasa su rostro contra sus palmas.


Harry le mira con frustración antes de alejarse de la mesa, sin apetito.


—¡Pues es mi casa y voy a andar desnudo por donde yo quiera! —chilla antes de girar el cuerpo y marcharse escaleras arriba.


Louis suspira, rendido al respecto. Muy en su interior, está agradecido de que Harry pueda pedir las cosas que desea y no callarse al respecto, pero la mayor parte de su ser se encuentra frustrada por tener que ver a Harry desnudo por la casa.


Louis no sube a la habitación hasta que es hora de la cena. De hecho, deja todo preparado sobre la mesa antes de desvestirse y transformarse en lobo. Y sí, Louis entiende por qué Harry le temió en primer lugar; al ser alfa, es notoriamente más grande que el lobo de Harry, pese a que Harry sea un poco más grande en su forma humana.


Subiendo sobre sus cuatro patas, Louis llega a la habitación con cautela. Lo primero que llega a él es el olor de Harry, tan intenso entre las sábanas que se encuentra tentado de quedarse echado sobre ella. Pero no, decide sentarse frente al televisor a la espera de que Harry salga del baño. Solo le toma diez minutos antes de que el omega aparezca con las manos sobre el vientre y los rizos rozando sus hombros.


—¡Louis! —chilla en cuanto lo ve, frunciendo los labios—. ¿Qué haces?


Louis se sacude, ladeando su cabeza.


—Bobo. —Harry se sienta sobre la cama y se recuesta, sin darle más atención al lobo en la habitación. Louis, totalmente decidido a aligerar la tensión, se acerca al borde del colchón y remueve al rizado con su hocico—. ¡Déjame!


Louis gruñe en broma, subiéndose a la cama y acomodándose sobre el omega. Su cabeza acaba sobre el hombro de Harry, quien se gira y lo enfrenta de mala gana. El alfa aprovecha para lamerle la nariz, el omega arrugando sus gestos como un ambicioso por no compartir su cantarina risa.


—¡Esto no significa que haré lo que me digas! —chilla, apartando el rostro del alfa—. Voy a seguir desnudo hasta que me canse.


Louis asiente, volviendo a recostarse sobre él. Harry, al final, termina abrazándose a su cuerpo. La cena puede simplemente no suceder.


Así, Louis comienza a despertar con su cabeza sobre el vientre de Harry.




✤ .・ ✤ ゜. ✤・ . ✤ 。. ✤


Harry está notoriamente más gordo. No es fácil de no darse cuenta que todo en él ha crecido a gran medida. Se sospecha que tiene siete meses, pero no está del todo seguro. Sus cálculos lo llevan a esa cifra.


Lo que Harry también ha descubierto es que odia a Louis demasiado, más de lo que debería y menos de lo que admite. En realidad, lo ama demasiado cuando no está siendo pesado con él, llevando su ropa en su boca mientras está en su forma de lobo para que Harry se vista. Porque resulta que Louis se mantiene en su forma lobo la mayor parte del día, yendo detrás de Harry cada que puede y descansando sobre él en toda oportunidad.


Harry lo ama, pero no es lo que le dice cuando el alfa olfatea su estómago y lo pone nervioso. Aunque Harry espera que Louis se dé cuenta ya de lo que sucede, el miedo sigue en él de que todo simplemente resulte mal. ¿Qué tal si Louis no quiere bebés? ¿Y si lo echa de casa junto a su cachorro apenas se entere? Harry prefiere fingir que no pasa nada, que solo ha ganado algo de peso y ya está; sin embargo, ya ni siquiera existe duda alguna de que hay un bebé en su interior. Pese a que no ha ido a un médico, sabe que hay un cachorro. Lo puede sentir y ha visto cómo su estómago se levanta por cada patada que da.


—¿Qué haces?


Harry admira a Louis en su forma lobo, alborotando las sábanas sobre la cama. Él le mira por unos instantes antes de regresar a lo que hace, y Harry lo observa llevar su almohada hasta un rincón de la habitación donde yacen otras piezas de ropa, algunas extendidas y otras amontonadas.


Apenas Louis termina de acomodar la almohada, se transforma poco a poco en su forma humana.


—Te hago un nido —dice con simpleza, admirando su trabajo.


—¿Q-Qué? —Harry se toca el vientre involuntariamente—. ¿Por qué?


Louis se encoge de hombros, palmeando el montón de sábanas que ha puesto sobre el suelo.


—Ven… —Le extiende la mano, la cual Harry toma con duda—. Pruébalo.


—Pero…


—Shh. —Louis besa la mejilla de Harry, sentándolo sobre el nido—. Dime si se siente bien, si quieres más almohadas o más ropa mía.


Harry se recuesta sobre el nido con nerviosismo vivo en él, pero guarda silencio mientras Louis acomoda todas las piezas a su alrededor. Cuando termina, le mira sentado desde afuera, esperando por algo.


—Se siente… bien. —Harry no lo quiere decir, pero se siente más que eso. Lo ama, y ama más a Louis por hacerle un nido—. Me gusta, alfa. Gracias…


Louis sonríe complacido, y es todo lo que Harry necesita para que el susto se vaya de su cuerpo y tire de Louis para besarle los labios.


Luego de eso, Louis lo acomoda arriba de él y deja que Harry lo monte hasta que se corre sobre el estómago del alfa y acaba agotado entre las sábanas. En el nido, donde comienza a hundirse hasta que nada de él se ve. Louis lo deja descansar por el resto del día, su lobo estando totalmente satisfecho.


Para cuando Louis quiere darse cuenta, Harry ya no quiere salir del nido. Ahora incluso le pide que se transforme en lobo y se recueste a su lado para dormir la siesta y, por supuesto, Louis no puede decirle que no a su omega. Antes podía, cuando Harry no andaba desnudo por toda la casa. pero ahora que lo hace y huele tan bien… El alfa está perdido, y muy enamorado.


Para sorpresa de Louis, Harry también se transforma en lobo. Varias veces, los dos duermen así hasta que el sol sale y Louis debe volver al trabajo en su despacho. Pidió vacaciones, aún así, se encuentra con más trabajo del que debería. No obstante, eso no es impedimento para que ande por allí como lobo detrás de Harry, quien al final acabó acostumbrado a tenerlo de esa forma. Louis sabe que el omega ama dormir sobre su pelaje también.


A Harry se le ha hecho más fácil el embarazo, más por la especial atención que Louis coloca en él cada vez que están en la misma habitación. Por mucho que no han hablado para nada de aquello, Harry disfruta cuando Louis lame su vientre y se recuesta sobre su hinchada pancita durante las noches. Es imposible que no sienta que el bebé le patea el rostro cada vez que está sobre él, tampoco es como si no pudiera ver el enorme vientre que Harry muestra junto a su desnudez.


—Lou. —Harry mira a su alrededor, aburrido. Louis no demora en aparecer como un imponente lobo que casi no entra por la puerta de la sala, que se ve tan fuera de lugar cuando llega hasta los pies de él—. Quiero pan, por favor.


El lobo sacude la cabeza, estirándose y luego recostando su cabeza sobre el regazo de Harry, que lo aparta con enojo.


—Quiero pan —repite, remarcando sus palabras—. Dame pan.


Louis se presenta como humano ante él.


—Te comiste dos panes en la mañana —le explica, colocándose de pie.


Harry admira su desnudez, medio perdiendo la concentración, pero regresando cuando el antojo es más fuerte.


—¡Quiero pan! —grita—. ¡Dame pan ahora!


Louis rueda los ojos, sentándose a su lado en el sofá.


—Lobito… —comienza, pero Harry aparta sus manos de un manotón.


—Calla —le dice, colocándose de pie y dejando su enorme panza a la vista—. No me hables hasta que me des pan.


—No hay pan.


—¡Pero hay panaderías! —Harry golpea el pie con frustración.


Louis acaba suspirando, parándose y tomando el rostro de Harry como siempre hace. El omega se deja por mucho enojo que carga.


—Cachorro —le susurra—, ¿no crees que has estado comiendo mucho pan? Te puede hacer daño.


Los ojos verdes de Harry no demoran en aguarse.


—Está bien —murmura, separándose—. Y-ya no quiero nada.


—Bebé… —Harry sube las escaleras, lagrimeando. Louis intenta ir detrás de él, pero la puerta se cierra frente a él antes de que pueda hacer algo—. Amor, no te pongas así…


—¡No te quiero ver!


Louis se declina sobre la puerta, dejando su frente contra esta. Suspira profundamente, escuchando al otro que Harry llora.


—Vale —acaba diciendo en rendición—, voy a irte a comprar el pan, ¿sí? Y me abrirás la puerta para pedirte disculpas.


Harry deja de llorar.


—Tal vez —responde con voz pastosa.


El alfa ríe bajo, apartándose de la puerta y marchando en busca del pan para su omega. Se asegura de llevar la cantidad necesaria de dinero para comprar pan suficiente, que le dure semanas hasta que la etapa de Harry fanático por las masas se le pase.


Harry, en su nido, se acomoda mejor entre las piezas de ropa que huelen como Louis. Limpia las lágrimas de sus mejillas y repasa su panza con las yemas de sus dedos.


—Papá es malo —le dice al bebé—. No nos quiere comprar pan… Pero no se la dejaremos fácil, bebé.


El cachorro responde dándole una patada y Harry vuelve a responderle con un golpecito. Pero el asunto se va de las manos antes de que Harry pueda procesar qué está sucediendo.


Primero cree que se ha golpeado muy fuerte, pese a que fue un pinchazo con su dedo que apenas llegó a hundirse en su piel estirada. Luego piensa que tal vez se debe al coraje del momento y por haber estado llorando que tal vez el cachorro le golpea con tanta fuerza, pero no demora en fijarse que el dolor que siente no es producto del bebé.


Una corriente se instala en la parte baja de su cintura y se extiende hasta sus piernas. Le duele la espina dorsal tanto que tiene que sentarse y arrimarse a la pared, miedoso de lo que siente. Y la sensación no hace nada más que expandirse por más quieto que se ponga; ahora el dolor lo siente dentro de su panza.


—¡Louis! —grita en medio del dolor—. ¡El bebé!


No hay respuesta.


Harry gime, inclinándose hacia adelante y dejando su frente descansar sobre el nido cuando una nueva oleada de dolor lo atraviesa entero. Sabe que es el bebé cuando se siente húmedo, casi como si estuviera en celo, pero no es nada como eso. Está teniendo al bebé, sin Louis.


El omega se apresura a colocarse de pie para quitarle el seguro de la puerta y asomarse por la misma para ver a su alfa, pero no hay rastro de él cuando vuelve a llamarlo. Tiene que aferrarse al pomo de la madera cuando otra contracción lo detiene de golpe, haciéndolo llorar y quejarse mucho.


—No, no —le dice a su hijo—. Sé que estamos enojados, pero no es para tanto…


El bebé se mueve, y Harry adivina que tendrá a otro él correteando por la casa y teniendo su misma actitud.


Lo próximo que Harry decide es arrodillarse sobre el nido y convertirse en lobo. Se le hace más fácil asumir el dolor de esa forma y pasear por la habitación cada vez que puede. No es mucho, pues las contracciones se vuelven más frecuentes y lo terminan postrando en el nido entre lloriqueos y aullidos llamando a su alfa.


Harry tiene al bebé en su forma lobo, un cachorrito igual de castaño que él. El omega le mira con asombro, regresando al primer día en que sospechó que estaba en estado. Ahora sí que está confirmado que lo estaba, y que el bebé en definitiva va a ser como él. Al menos eso es lo que piensa hasta que el cachorrito se estira y abre sus ojitos ligeramente, mostrando sus pupilas azules.


Harry vuelve a ser humano para cargarlo, pero su hijo no lo hace. Al menor no le importa cuando lo acomoda a su lado y comienza a limpiarlo con una de sus camisetas, demasiado sorprendido por haber tenido un bebé casi de sorpresa, por mucho que ya supiera que estaba embarazado.


—Lobito, te he traído el…


El omega se gira hacia Louis, dejando asomar a su cachorro desde su costado.


—Alfa —lo llama con sentimiento, a punto de echarse a llorar.


No lo hace, porque Louis tira la funda del pan al suelo y mira la escena en blanco.


—¿De q-quién…? —Sacude la cabeza, limpia sus ojos y vuelve a mirar hacia Harry con asombro. Se acerca más al omega para confirmarlo, para asegurarse que está viendo bien—. ¿De dónde…? ¿De dónde sacaste ese bebé?


—Uhm… —Harry mira entre su hijo y Louis, sin comprender—. Es… Es nuestro, alfa.


Louis se desmaya.




✤ .・ ✤ ゜. ✤・ . ✤ 。. ✤



—Ellos están bien. —El médico asiente, quitando el tensiómetro a Harry—. Están muy sanos y saludables, aunque no me parece nada correcto que no hayas sido revisado por un médico durante tu embarazo, Harry.


El omega se sonroja, agachando la mirada. De pie, Louis también le mira con molestia mientras mece al bebé en sus brazos.


—¡Un bebé! —exclama antes de darse cuenta y sisear hacia su hijo—. Un bebé —susurra, todavía sorprendido—. Me voy a comprar el pan y tienes un bebé.


Harry fija su mirada en él, enfadado.


—Cállate —le dice—. Esto es tu culpa.


—¿¡Mi culpa!?


El médico suspira, guardando todos sus instrumentos.


—Sería bueno que ambos vayan al hospital para una revisión más a profundidad. Por ahora, está bien que descanse.


—Gracias, doctor.


El señor asiente a las palabras de Louis.


—Sé dónde queda la puerta, no se molesten.


Louis ni siquiera tiene la intención de dejar la habitación, así que solo le asiente a sus palabras. Harry, por otra parte, no demora en quitarse el vestido que Louis le obligó a ponerse encima antes de que llegara el médico. Es un pijama que Harry usaba para dormir antes de preferir andar desnudo por todos lados.


—Dame a mi bebé. —Harry estira los brazos hacia Louis, quien se arrodilla en el nido y deja al cachorro en los brazos del omega.


El bebé, que no demoró en dejar su forma lobo después de nacer, pesa lo que debe de pesar y mide lo justo. Aun así, Louis lo ve demasiado pequeño en los brazos de Harry como para no seguir espantado y en shock.


—Un bebé —sigue diciendo Louis con sorpresa—. Tuviste un bebé.


Harry rueda los ojos, acomodando al bebé entre sus brazos para que tome de su pecho.


—Me hiciste un nido —le dice al alfa—. Además, dormías sobre mi panza todo el tiempo. Estaba gordo y todo, así que es imposible que no te hayas dado cuenta.


Louis le mira de mala manera.


—No lo hice —le dice entre dientes—. Solo sentí la necesidad de hacerte un nido, pero ya veo por qué.


—Eres un bobo. —A pesar de todo, Harry sonríe de lado.


—¿Bobo yo? —Louis se señala con frustración—. ¿Y qué me dices tú? ¿Por qué no me lo dijiste directamente?


Harry agacha la mirada, sus mejillas encendiéndose.


—Es que… —Mira el rostro de su bebé, tan en paz y calmado—. Me daba pena.


—Te daba pena —Louis repite en burla—. ¿Entonces, andabas desnudo a la espera de que me diera cuenta de que estabas en estado?


Harry arruga los ojos, ya no muy convencido de que haya sido el mejor plan.


—Pues sí —acaba susurrando—. ¡Pero luego pensé que sabías!


Louis arrastra sus dedos sobre su cabello, riendo bajo en sorpresa.


Se siente como si todo fuera falso, pero no lo es cuando se acomoda junto a Harry y ve a su cachorro alimentarse. No es falso cuando se inclina hacia el omega y le deja un beso en el hombro como gesto de agradecimiento.


—Tenemos un cachorrito —Louis dice en voz baja, asimilando todo poco a poco.


—Cachorrito —Harry susurra, suspirando y relajado.


24 de Septiembre de 2022 a las 06:55 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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