K
Kiddo Yubari


HyungWon es un chico que siempre tuvo todo servido en bandeja de plata. Hasta que su padre decidió que debía ponerse a trabajar. Corporaciones Pharma, es una de las compañías farmaceúticas más importantes de Corea del Sur y es donde HyungWon va empezar a trabajar. Solo que no contaba con tener al jefe más candente de todo Asia. Shin Hoseok.


Fanfiction LGBT+ Sólo para mayores de 18.

#monstax #shinhoseok #hyungwonho #2won #bl #wonho
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Un castigo


—¿Es una broma? —se cruzó de brazos y frunció la boca en un puchero.


Su padre lo miró detrás de sus anteojos.

—Siéntate.


HyungWon lo miró sin alterarse.


—He dicho que te sentaras. Ahora.


HyungWon pareció pensarlo mejor porque se dejó caer en la silla resoplando ofuscado.


—Pero, en serio, pa. No entiendo para qué tengo que ir a trabajar. Somos ricos.


Su padre soltó una risita que hizo a su hijo levantar las cejas.


—¿Somos? Eso me suena a multitud. Yo soy rico, tú no. Nunca te olvides de eso. Si quieres dinero tienes que trabajar.


La boca de HyungWon se abrió de sorpresa.


—Pero... ¡No es justo!


—Lo que no es justo es que estés sin hacer nada, yendo de fiesta en fiesta gastando dinero que no tienes. Gastando mi dinero. Es simple, hijo. Si quieres tener cosas tienes que aprender a ganártelas. Sé que ahora piensas que soy un tirano, pero créeme, estoy haciéndote un favor. Si sigo dándote dinero sin que muevas un dedo, lo único que harás cuando lo heredes será malgastarlo. Y tienes que aprender que las cosas cuestan. Que todo tiene su sacrificio.


—¿Quieres que me haga cargo de una de las empresas? —HyungWon sonrió de lado.


Ahora sí la risa del señor Chae se escuchó en toda la planta alta.


—¿De veras piensas que te daré un cargo alto sólo porque eres mi hijo? Apenas si sabes atarte los cordones.


HyungWon rodó los ojos. No podía creer las palabras de su padre.


—¿Entonces qué?


—Empezarás desde abajo, como todos. Y para que veas que no soy tan malo como piensas, no voy a ponerte de cadete como pensé hacerlo en un principio.


HyungWon contuvo el aliento. Esto era poco menos que una pesadilla.


—Estarás trabajando en las oficinas del centro. Estarás más cerca de la universidad y tendrás un horario bastante flexible. Pero tendrás que cumplirlo.


—¿Y si no lo hago? —el tono intentó ser desafiante pero ya no estaba tan seguro de poder seguir con su altanería.


—Simple, te cortaré el chorro. No más dinero, no más auto, no más tarjetas. Hasta ahora has tenido todo servido en bandeja de plata y no creo estar haciéndote ningún bien. Estás echándote a perder y no pienso seguir poniendo en riesgo tu futuro. Eres inteligente y sé que podrás hacerlo. Verás que cuando cobres tu primer sueldo ganado con el sudor de tu frente, valorarás más todo.


HyungWon clavó la mirada en su plato. ¿Qué podía replicar? Su padre, cuando tomaba una decisión, era inamovible.


—No conozco a nadie... —dijo poniendo ojos de venado. Su padre no se conmovió.


—Lo harías si te molestaras en ir por alguna de las oficinas.


—¿Acaso tú conoces a todos los que trabajan para tí?


—Procuro hacerlo. Mis empleados hacen que nuestras empresas sigan en pie. Nunca lo olvides.


HyungWon mantuvo silencio el resto de la comida. Su madre mantenía su actitud impasible e impoluta.


—Mamá... —dijo mirándola esperando que alguien se pusiera de su parte. —¿Tú estás de acuerdo con todo esto? Soy tu único hijo.


Su madre cruzó miradas con su marido y sacudió la cabeza. —Es por tu bien. Empiezas el lunes.


HyungWon abrió la boca para protestar, el domingo tenía una fiesta y no tenía planeado volver a su casa.


—El lunes no puedo, mañana es el último día del festival de...


—El lunes a las ocho, HyungWon —su padre zanjó la discusión levantándose de la mesa seguido por su esposa.


HyungWon golpeó la mesa con el puño y se levantó de la mesa tirando la silla en el camino.



Hoseok se frotó la espalda con la esponja vegetal, dejando que el agua limpiara los restos de jabón de su cuerpo. Unos brazos fuertes se apresaron a su cintura y un cuerpo caliente se amoldó al suyo, haciéndolo casi perder el equilibrio.

—No me esperaste, amor —la voz ronca de su amante más querido lo hizo sonreír.

Hacía ya dos años que estaban juntos pero aún no le ponían etiqueta a la relación. Se habían conocido cuando Hoseok trabajaba todavía para la empresa del padre de BaekHo y se gustaron apenas se vieron. Dos años después seguían disfrutando de su relación sin compromisos.

—Pensé que aún dormías —respondió girándose para besarlo— sé que odias que te despierte...

—No si es para una sesión de sexo en la ducha —BaekHo lo sujetó por las caderas, moviéndose para crear fricción entre sus miembros. El vapor del agua caliente empañaba los vidrios de la mampara de cristal. Hoseok aceptó gustoso las caricias del hermoso hombre que lo miraba con devoción envuelto en una nube de vapor. Bien, aún tenía tiempo de llegar a la oficina. Agarró a su amante por el pelo y tiró con firmeza hacia atrás, descubriéndole el cuello para besar la piel expuesta. BaekHo era hermoso y escultural. Y ambos parecían salidos de alguna revista de fitness. Altos, de hombros anchos y cinturas estrechas. Brazos para morirse y traseros capaces de parar el tránsito y arrancarle suspiros a las piedras.

—¿Tienes que irte? —BaekHo se había vuelto a acostar, exhausto después de haber disfrutado de un buen revolcón mañanero con el hombre que aún lo hacía perder la cabeza.

Hoseok asintió, mientras se abotonaba la camisa en su amplio pecho.

—¿Vendrás esta noche?

—No lo creo, hace casi una semana que no piso mi apartamento.

—Entonces múdate para acá, lo hemos hablado —BaekHo lo miraba con deseo.

—Lo hemos hablado pero sabes lo que pienso al respecto, Baek...

El moreno suspiró y cerró los ojos. A veces no entendía la postura de Hoseok. Parecía huírle a los compromisos y no quería terminar hartándose de su actitud.

—Se honesto conmigo, Hoho —Baek se sentó en la cama— ¿ni siquiera lo pensaste? Hace dos años que estamos juntos, ¿no crees que es hora de dar el siguiente paso?

Hoseok se giró y caminó hasta la cama. Le acarició la mejilla y le sonrió.

—¿No te basta con lo que tenemos? —la pregunta era sincera. Se sentía cómodo con BaekHo pero aún no estaba convencido de seguir más allá. Se entendían, tenían buen sexo y en líneas generales, se podía decir que eran una pareja a la que solo le faltaba formalizar. Solo que no se animaba a dar ese paso.

BaekHo suspiró y asintió. No tenía sentido discutirlo ahora.

—Bien, entiendo. Trata de no saltarte comidas y llámame cuando estés en la oficina. Estaré por la tarde en mi despacho, si quieres pasarte antes de irte para tu apartamento...

Hoseok se inclinó hacia abajo y dejó un jugoso beso los labios del musculoso.

—Cuídate tú también, dale mis saludos a tu padre...

Agarró su maletín y salió de la habitación. Pasaría por un café camino a los edificios de la corporación Chae.

Su teléfono empezó a sonar apenas cruzó las puertas del imponente edificio gris.

—Seok —dijo cruzando las enormes puertas de cristal.

—El señor Chae está en tu despacho.

—Estaré en unos segundos. Gracias, Hani.

Apoyó su tarjeta en el visor y se metió en el ascensor. Dos muchachos altos y bien vestidos lo saludaron con una reverencia solemne.

—Buenos días señor Shin —dijeron casi al unísono.

—Buen día, muchachos. —Presionó el botón y el ascensor se cerró.

Corporaciones Pharma era una una de las compañías farmaceúticas más grandes a nivel mundial y proveía cobertura y equipamiento a empresas de medicina privada y otras instituciones.

Hoseok saludó a su secretaria y entró a su despacho. El señor Chae se levantó inmediatamente al verlo a entrar.

—Hoseok, hijo —lo estrechó en un efusivo abrazo que él correspondió— ¿cómo has estado, querido?

Hoseok le hizo un gesto con la mano y ambos se sentaron.

—Muy bien, gracias a dios. Debo decir que me sorprende gratamente su visita, señor Chae. ¿Qué lo trae por aquí?

Alguien llamó a la puerta y una muchacha menuda y se sonrisa amplia entró con una bandeja. Dejó las dos tazas en la mesa antes de saludar al señor Chae con una inclinación de cabeza.

—Hani, querida. ¿Cómo está tu padre?

—Oh, muy bien señor, gracias por todo lo que hizo por nuestra familia... —la chica estaba genuinamente agradecida.

—Nada de eso, es lo mínimo que puedo hacer por una de mis más queridas empleadas. Mándale mis saludos a tu madre, que los pasteles de fresa que me mandó estaban exquisitos.

La chica sonrió avergonzada y luego de despedirse salió del despacho cerrando la puerta tras de sí.

—Una muchacha estupenda —le dijo a Hoseok— yo que tú le echaría el lazo...

Hoseok soltó una carcajada. —Oh, Hani es estupenda pero sabes que juego para el otro equipo, lo siento.

El hombre mayor rió con ganas. —Pues te aseguro que más de la mitad del edificio resiente eso. ¿Sigues con BaekHo?

Hoseok tomó su taza y asintió.

—Así es. Es un buen hombre.

—Todos los hombres Kang lo son. Mandale mis saludos. Ahora, he venido a pedirte un favor.

—Por supuesto, lo que usted mande.

—Verás, es más que nada un favor personal y créeme que no te lo pediría si no supiera que eres el indicado para esto.

Hoseok frunció el ceño. El señor Duncan Chae solía visitar las oficinas con regularidad pero raras veces se reunía con él por asuntos personales. Por no decir nunca.

—No te asustes —dijo el hombre sonriendo ante el gesto desconcertado de Hoseok— no es nada ilegal. Sabes que Wonnie entró a la universidad... —Hoseok asintió. Sabía que el hijo del dueño había logrado entrar a la carrera de administración de empresas— y necesito que empiece a tomar responsabilidades. Es un buen chico, que por el momento solo sabe darme dolores de cabeza. Por eso necesito que tú lo guíes...

Ahora Hoseok si que estaba sorprendido. Abrió los ojos y descruzó las piernas.

—¿Yo?

—Quiero que empiece a trabajar aquí.

—Claro, claro. Creo que podríamos ponerlo en la junta directiva...

—No, no —el señor Chae levantó la mano— quiero que empiece como un empleado más. Que aprenda lo que la compañía hace, que empiece sirviendo café si es necesario. Pero nada de privilegios. Me temo que se le subirían los aires demasiado rápido y no es lo que quiero. Por eso te pido que lo aceptes bajo tu mando. Dale un cubículo y enséñale a trabajar como tú lo haces. Sé que hace apenas año y medio que estás aquí pero me has demostrado que eres el mejor y por eso quiero que HyungWon aprenda de tí.

Hoseok estaba mudo, no tanto por los halagos de su jefe sino porque el ser niñera laboral de un adolescente con ínfulas de príncipe no estaba en sus planes, ni actuales ni futuros.

—Haré lo que usted crea conveniente, señor Chae.

—Sabía que podía contar contigo —miró el reloj y frunció la boca— HyungWon tiene que estar llegando...

De nuevo alguien llamó a la puerta y Hani se asomó.

—Su hijo está aquí, señor Chae.

El hombre le sonrió a Hoseok y le palmeó el hombro.

—Bien, creo que es hora de que conozcas a mi dolor de cabeza.

Hoseok ya se estaba arrepintiendo. Pero se relajó y puso su mejor sonrisa.

2 de Septiembre de 2022 a las 20:47 0 Reporte Insertar Seguir historia
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