denniz-z DENNIZ Z

Ebi se miró en el espejo. Estaba inquieta por la presencia de Dean que salía lentamente de la oscuridad detrás suyo. Él le sonrió y se acercó. Fue fácil, pensaba ella. <<Él escogió una víctima para su venganza, fue lo suficientemente hábil para que le sigan el juego. Era de esperarse, a nadie le gustaría ser el marginado o la marginada de toda una escuela>>. Ebi observó cómo el reflejo de Dean sacaba una navaja y la pasaba sobre su rostro. Él la observaba fijamente y ella aguantaba el dolor para dejar que la sangre la pintara. Algo era claro: El miedo de Ebi tenía que ser más fuerte que la idea de venganza hacia Dean.


Drama No para niños menores de 13.

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Regreso a Clases

Ebi esquivó el balón que se dirigía hacía ella impulsado por una de sus compañeras. Todos clavaron sus miradas deseosas de ver el impacto, pero Ebi, fue lo bastante rápida para no darles la alegría de haberla lastimado. Sin embargo, los próximos 28 tiros no iban a fallar y comenzaron a lanzar uno tras otro. Ella se cubrió con sus brazos, esperaba el impacto, y fue así, sin nada más que hacer, los golpes llegaron a ella haciendo que su cuerpo pegara repetidas veces contra la pared por cada tiro.


—¡Deformada!—vociferó una de sus compañeras.

Ebi se hizo varias veces hacía adelante para evitar pegarse más contra la pared, pero cegada por los golpes, retrocedió inconscientemente, sin saber si ella volvería a tocar la pared por ella misma o por un balón que le lanzaran.

Uno de sus compañeros la empujó hacia adelante como si la estuviera ofreciendo ante ellos. Ella cayó de rodillas.

Sus compañeros estaban comenzando a rodearla, Ebi al sentirse atrapada, sabía que no podía evitarlo y cubrió su cabeza. Se humilló ante sus compañeros dándoles superioridad, y era lo único que podía hacer porque sólo era ella quien estaba en el escenario. Se abrazó buscando consuelo, pero no era suficiente, así que recargó su cabeza deseando desaparecer y puso sus manos sobre su cabeza mientras éstas temblaban de miedo. Era tanto el miedo que comenzó a sollozar y a llorar.

¡Maldita sea! ¡¿Otra vez a llorar, Ebi?! Reclamó a sí misma, aquella voz en su cabeza.

—¡Otra vez está llorando!—anunció uno de ellos al escucharla

Ebi estaba colérica. Quería terminar esto y dejar de escuchar sus risas a su alrededor. Se tapó los oídos para desaparecer el dolor, pero al escuchar su “yo interno”, solo le recordó lo atrapada que estaba, tanto física como mentalmente. Se volvió presa de sus compañeros y de sí misma, de su alma que estaba acostumbrada a lloriquear y a atormentarse en silencio cada noche sin dar una sola señal a los demás de su tristeza por una ventanilla que nadie se atrevía a mirar: sus ojos. Esos ojos que decían todo y a la vez nada.

Ebi le rezó a Dios durante su agonía, pero de nada funcionó. Ella seguía ahí, sufriendo. En ese momento se sintió más estúpida, por haber recurrido a algo así.

Uno de sus compañeros tomó su agua de limón que estaba sobre una de las gradas y quitó rápidamente la tapa para regarla sobre ella. Los demás se rieron.

Se quejó del agua con un pequeño grito, pero no se movió y siguió presionando sus manos contra su cabeza. Parecía como si directamente le hubieran lanzado la inminente gota de su agria vida. No sentía solo el ardor en sus ojos, sentía más que eso. La realidad, su realidad, la que le decía a gritos lo que era: una marginada.

—¡Dean!—gritó la multitud emocionada.

Por un momento las risas se silenciaron. Ebi quería morir en ese instante, sabía que el líder había llegado, el causante de todo esto.

Ella apretó sus manos hacía su cabeza con más fuerza, mientras poco a poco su respiración regresaba por haber escuchado tan solo su nombre.

La puerta del gimnasio se cerró con un potente ruido que suavizó a la tropa sin haber dado una orden.

Está vez lo único que se escuchaba eran los sollozos de Ebi. Ella, al saber que a Dean le molestaba que arruinaran de ese modo su entrada, se intentó callar. Él estaba delante de ella esperando que lo mirara directamente a los ojos, y con todo el temor que tenía Ebi, lo hizo.

—¿Qué hice?—dijo ella con voz quebrada a causa de su tristeza. El grupo comenzó a murmurar intentando ridiculizar a Ebi por su pregunta. En realidad ella no hizo nada malo.

Miró hacía una de las cámaras rogando que alguien supiera lo que pasaba, pero parecían no estar prendidas.

—¿Acaso te dije que puedes hablar?—amenazó Dean.

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Hola! Gracias por estar aquí y leer mi historia. Espero que esta historia te sorprenda, así como a mí cuando estaba tendiendo la cama y llegó la idea salvajemente. Dame una oportunidad <3

28 de Julio de 2022 a las 03:04 1 Reporte Insertar Seguir historia
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The Monster The Monster
Has reescrito toda la historia? Este año va a haber un final? El año pasado empecé a seguirla y como quedó en pausa perdí el hilo de la trama.
September 18, 2022, 16:29
~

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