Profundizando en todos los acontecimientos existenciales que cada uno de los momentos chocantes con la casualidad son capaces de engendrar, me encuentro divagando entre la inacción y la acción de superfluos encuentros.
Es confuso el exponer tantas redundancias sin llegar a un punto en específico que ponga en aguas claras cada tema o cuestión que atañen a la vida misma, y seria más fácil el tratar de tocar con la punta de la lengua el propio codo que encontrarle algún sentido a esta locura.
¿Es qué, cansado de tanta monotonía, he encontrado la razón del existir? ¿O es que se llega, de forma inesperada y silenciosa, en el estado de pausa del crecimiento evolutivo? La verdad es que ser solo por ser es más que agobiante y perturbador cuando se repara en ello, y en el encuentro con los sueños es solo el respiro de la siguiente nueva realidad de vivir en este mundo… que más se hunde en el sinsentido.
Menos mal de que existe la esperanza ya que, sin esta misma, se daría por perdida todo propósito o intento de saber que hay en el después. Frustrante. Cansado. Obligando a los caminos a ser todos uno solo, sin baches o cruces inesperados, condenandonos a una sola forma de existencia gris que nos lleve apaticamente hacia la muerte.
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