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Luego de perder a su hermano gemelo NAKAMURA Hiroshi. Descubre que la Juventud en ocasiones puede ser bella, corta y vaga.


Historias de vida Todo público.

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“Epitafio”

NAKAMURA Hiroaki.

Diciembre, 24, 1994 - diciembre, 24. 2016.

Tal vez estoy muerto pero no estoy solo

por ahora es solo un adiós.


Eran casi las seis de la tarde y el sol empezaba a esconderse entre los árboles que rodeaban el cementerio Higashi-Otani en la ciudad de Kyoto. Un joven permanecía de pie mirando aquella lápida que tenía grabada el nombre del que fue su hermano por 21 años, el cual había muerto en vísperas de navidad en la Isla de Naoshima. Hiroshi había vuelto a su ciudad natal después de cuatro largos años y su primera parada fue aquel cementerio.

—Joven Nakamura, es hora de cerrar —dijo el conserje.

—Lo siento, perdí la noción del tiempo —respondió Hiroshi.

—No se preocupe, lo dejo para que se despida.

—Gracias.

Cuando el conserje se alejó. Hiroshi se inclinó un poco hasta tocar la fría lápida con los dedos. Sus ojos nuevamente se comenzaron a cristalizar producto de las inmensas ganas de llorar.

—Cuatro años han pasado desde tu muerte y aún me sigue doliendo como el primer día, nuestra madre dice que todo estará bien, que es cuestión de tiempo, pero creo que entre más pasa el tiempo más profunda se vuelve tu ausencia en nuestras vidas, han sido demasiadas noches de llanto y soledad para tan pocos años. Te amo hermano, feliz cumpleaños —murmuró Hiroshi antes de ponerse de pie y comenzar a caminar a paso lento hasta la salida del cementerio.

Un adagio popular dice: “quienes nos aman jamás nos dejan, aunque estén muertos”, eso era lo que la madre de Hiroshi le dijo el día que enterraron a su único hermano. El 25 de diciembre de 1994 nacieron los gemelos Nakamura, producto de la unión entre Nakamura Tadashi y Kayko, dos hermosos bebés de piel blanca como la nieve, labios carnosos de color rojo semejantes a la sangre, cabello oscuro tanto como lo fue la noche de su nacimiento, sin estrellas en el cielo. El primero en nacer fue Hiroshi seguido de Hiroaki, eran gemelos, pero sus personalidades eran completamente distintas, Hiroshi se caracterizaba por ser un chico callado, solitario, de pocos amigos y dedicado a los estudios, mientras que Hiroaki era un chico divertido, conversador, con dones artísticos y tenía un gran círculo de amigos, a pesar de todas sus diferencias los hermanos eran muy unidos, mejores amigos, se podría decir.

—¿Volverás a Tokio para navidad o te quedarás en Kyoto hasta año nuevo? —preguntó Masaki, colega y amigo de Hiroshi, se habían conocido un día festivo, el cual era conocido como el Seijin no hi, día del adulto o mayoría de edad.

—Aún no lo decido, quizás pase la noche con mis padres y regrese mañana temprano, te llamaré en cuanto lo decida.

—Está bien, yo me iré a Osaka mañana temprano, volveré después de la celebración de fin de año.

—Disfruta las fiestas.

Luego de aquella llamada, Hiroshi guardó su teléfono en el bolsillo interno de su abrigo, subió a su auto y antes de iniciar su marcha miró nuevamente al cementerio, suspiro profundo, encendió el auto, colocó las manos sobre el volante e inició su marcha. Mientras conducía pensaba si sería buena idea ir a casa de sus padres, pues desde la muerte de su hermano no había vuelto a casa para las festividades de navidad y año nuevo. Decidió irse a Tokio para dedicarse a su trabajo solo tres meses después de la muerte de Hiroaki, hablaba poco con sus padres y mensualmente enviaba dinero para sus gastos y así pudieran tener una vida libre de preocupaciones. Al conducir por aquellas calles que una vez recorrió en compañía de su hermano, recordó una de las escenas más enternecedoras entre Hiroaki y él a la edad de 19 años.


***

25 diciembre de 2014

—¿Estás seguro de que no quieres venir?

—Sí completamente seguro, son tus amigos no los míos, la fiesta fue organizada para ti, yo iré con nuestra madre a Gion Kobu a tomar té después de la cena.

—Qué aburrido eres, prefieres ir a tomar té con geishas que embriagarte con tu hermano.

—No tenemos edad para beber, si nuestros padres se enteran te mandaran a cultivar tomates por un mes.

—Me gusta cultivar tomates, !vamos, Hiroshi!, si vienes conmigo prometo darte lo que quieras como obsequio de cumpleaños.

Hiroshi se quedó pensando unos minutos, luego llevó su mano a la barbilla y entrecerró un poco sus ojos antes de volver a pronunciar palabra.

—Quiero que me lleves al bosque de bambú de Sagano.

—Está bien, iremos el próximo fin de semana. La fiesta es a las nueve, por favor, no te retrases.

La celebración del cumpleaños de los gemelos era un acontecimiento importante, por lo que familiares y amigos enviaban presentes a la residencia de los Nakamura, sus padres preparaban una cena especial, la cual compartían en el jardín antes de que dieran las siete. En esta ocasión, Hiroaki recibió como obsequio de cumpleaños una escultura de su artista favorito Yoshitomo Nara, quien era su modelo para seguir desde que se interesó por la pintura y la escultura, pues a los diecisiete años ingresó a la facultad de arte.

—Gracias, es el mejor regalo que he recibido hasta ahora —dijo Hiroaki con lágrimas en sus ojos producto de la emoción.

—No debes agradecer, hijo, es un regalo de tu padre y mío para demostrarte cuánto te amamos, ahora abre el tuyo Hiroshi —exclamó Kayko muy emocionada.

Hiroshi estaba nervioso, no pidió un obsequio de cumpleaños, siempre evitaba hacer que sus padres gastarán dinero en él, ya que creía que la Escuela de medicina era lo suficientemente costosa, al dejar esos pensamientos de lado, tomó su obsequio entre las manos y con mucho cuidado empezó a quitar el empaque, no quería arruinar la envoltura, al tener el pequeño libro entre sus manos una lágrima rodó por su mejilla, durante varios meses había querido comprar aquel libro, pero no ahorraba lo suficiente así que terminaba usando el dinero en otras cosas.

—Gracias —dijo con tono entrecortado.

—No agradezcas, tu hermano me dijo que querías comprarlo, pero debido a los gastos en la escuela de medicina no te alcanzaba, por lo que tu padre y yo decidimos comprarlo para ti. Además, siempre hablas con admiración de Yasunari Kawabata y sus novelas, por un momento pensé que te dedicarías a escribir —exclamó Kayko nuevamente, esta vez con lágrimas en sus ojos, pues pocas veces veía a su hijo mayor tan emocionado.

—Yo también creí que mi hermano sería escritor y al final decidió ser médico —dijo Hiroaki al tomar el libro entre sus manos y detallar con sumo cuidado—. Quien le pone el nombre de nuestra ciudad a una de sus novelas, creo que tienes una obsesión por las geishas, no basta con ir a tomar té en sus casas, sino que también lees novelas que hablan de ellas.

—Dámelo y deja de decir tonterías. Es el mejor libro del mundo, si no hubiera sido por esta novela Kawabata no hubiera recibido el Premio Nobel de Literatura en el año 1968, esta es una obra de arte —exclamó Hiroshi al llevar el libro a su pecho y sujetarlo con fuerza.

—Creo que me equivoque, no estás enamorado de las geishas, estás enamorado de Yasunari Kawabata.

—Ya, déjame en paz —volvió a decir Hiroshi mientras golpeaba a su hermano en el hombro.

—Cálmense los dos, cenemos para que así puedan ir a disfrutar de su noche.

Sirvieron le cena, en la mesa se podía distinguir platos tradicionales como el sashimi, el takoyaki, una bandeja con onigiri, el famoso Taiyaki y los deliciosos Mochis, los cuales eran los preferidos de los gemelos. Después de cenar, tanto Hiroshi como Hiroaki se despidieron de sus padres, el plan de ir a la fiesta que organizaron los amigos de Hiroaki seguía en pie.

El reloj marcaba las 8:30 p. m y Hiroaki ya estaba listo, esperando por Hiroshi en el jardín.

—¿Por qué tardaste tanto?

—No sabía qué usar para no verme tan formal.

—Estudias medicina, siempre te vistes como un anciano.

—Creo que no iré.

—Vamos, nuestros padres están de acuerdo y sacarte de casa es casi imposible.

Los gemelos cruzaron la entrada de la casa, ya en la calle comenzaron a caminar, el lugar de la fiesta estaba cerca por lo que no tardarían mucho en llegar. Hiroaki y Hiroshi conversaban sobre la universidad, chicas, videojuegos, arte y cine, al cruzar los callejones, llegaron a la casa de Yoshi quien era el anfitrión.

—El gran Hiroaki ha llegado y ha atraído a su hermano consigo.

—Sí, espero no te moleste, pero también es su cumpleaños —dijo Hiroaki al abrazar a su hermano por encima de los hombros y acercándolo a su pecho.

—No hay problema —exclamó Yoshi, quien tenía una mueca de descontento en su rostro por la presencia del hermano mayor de su amigo.

Los tres chicos entraron a la casa, donde todos los amigos y compañeros de Hiroaki estaban esperándolo, la música no estaba tan fuerte y las cervezas se podían ver en todos lados.

—Iré a saludar a mis amigos, puedes ir a sentarte mientras esperas, prometo no tardar mucho.

—Está bien, iré a sentarme al jardín.

Hiroshi salió al jardín de aquella casa, estaba casi vacío, una chica estaba sentada mirando el estanque en el cual había varios peces, él quiso regresar al interior de la casa, pero la chica se percató de su presencia y le sonrió cálidamente.

—Hiroaki, ¿qué haces aquí afuera?, es tu fiesta, creí que estabas con mi hermano.

—Lo siento, pero no soy Hiroaki, soy Hiroshi, su gemelo.

—Es una broma acaso, ¿cómo que su gemelo? —dijo la chica con una expresión de asombro en su rostro.

—No es una broma, ¿no sabes que somos gemelos?

—No, lo siento, hace pocos meses volví a Kyoto y tengo pocos amigos.

—Bueno, ya lo sabes, lo mejor es que vuelva a la fiesta —agregó Hiroshi al hacer una reverencia.

—No es necesario, puedes quedarte, no me molesta la compañía. Mi nombre es Megumi y soy hermana de Yoshi, el mejor amigo de tu hermano.

“En serio una chica tan hermosa es hermana de ese idiota”, pensó Hiroshi, mientras avanzaba hasta el estanque para sentarse a su lado. Megumi desprendía un ligero olor a rosas que Hiroshi no pudo ignorar, estaba fascinado con su apariencia, su piel pálida se veía delicada y suave, su cabello oscuro y largo hasta los hombros, le daba un toque de elegancia, sus ojos rasgados con doble párpado lograban una mirada profunda, pero inocente, sus labios delgados de tonalidad rosa pedían a gritos ser besados. Era la primera vez que se sentía atraído por una chica, le agradó tanto que estuvieron conversando en el jardín por casi una hora.

—Debo irme, pero fue un placer conocerte, Hiroshi —dijo haciendo una reverencia.

—El placer fue todo mío.

Megumi volvió a la casa, perdiéndose entre la multitud. Hiroshi se quedó en el jardín y soltó un suspiro largo, no se arrepentía de haber ido a aquella estúpida fiesta.

—No me digas que te gusta mi hermana —dijo Yoshi con gran molestia.

—No, solo conversábamos.

—Acaso crees que soy idiota, vi como la mirabas y le sonreías.

— Yo-yo… —Exclamó Hiroshi con voz ahogada.

—Vocaliza raro, en definitiva, eres un idiota y un inútil como dicen todos

Al escuchar esas palabras, Hiroshi bajo la mirada para evitar que Yoshi notará las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas, sabía que todo aquello que la gente decía era verdad, nunca fue bien recibido en el círculo de amigos de su hermano, se había acostumbrado a ser el raro de la escuela.

—Repite lo que dijiste de mi hermano —dijo Hiroaki con el ceño fruncido.

—Solo dije lo que todos comentan, no me culpes por ser yo quien se lo diga.

—Dices ser mi amigo, pero a mis espaldas hablan mal de mi familia, eso sí es ser un completo idiota, lo mejor es que nos vayamos —exclamó Hiroaki, al tomar a su hermano del brazo evitando lastimarlo.

—Que se vaya él, es al que nadie quiere.

—Podrías callarte de una vez o voy a romperte la cara.

Los dos hermanos salieron del jardín, atravesando la casa y por fin alejándose del ruido de la música y de la multitud, al caminar de regreso a casa, Hiroaki pudo escuchar los sollozos bajos de su hermano, por lo que se detuvo en medio de la calle para tomar a Hiroshi por la barbilla para levantarle un poco el rostro, el cual estaba completamente húmedo, pues desde que salieron de la casa de Yoshi solo se dedicó a llorar.

—No vale la pena, tú eres mucho mejor que todos esos idiotas.

—No es lo que todos piensan, por todos estos años ignoré sus insultos y sus malos tratos, pero esta noche me he dado cuenta de que jamás me van a querer tanto como te quieren a ti.

—No es cierto, solo no te conocen como yo te conozco, si lo hicieran te amarían tanto como yo te amo.

—Lo dices porque eres mi hermano.

—No lo digo porque sea tu hermano, lo digo porque tú eres la persona más gentil que conozco, así que deja de llorar, yo siempre estaré para ti, siempre voy a protegerte.

—Ese es el problema, eres tú quien siempre cuida de mí, eso me hace ver como un inútil

—Nakamura Hiroshi, mírame —dijo Hiroaki al color su mano en el hombro de su hermano—. Tú no solo eres mi hermano, tú eres mi estrella de David, la bendición que Dios le ha dado a mi vida, así que no importa lo que los demás piensen de ti, tú solo vive tu vida como mejor te parezca, vayamos a casa, quiero comer Mochi.

2 de Noviembre de 2022 a las 21:39 0 Reporte Insertar Seguir historia
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