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Una vez existio un rey, él cual a diferencia de muchos, fue bueno. Este rey solo deseaba una cosa y eso era, tener un destinado... Ese era su más grande anhelo, más la Diosa luna no se lo cumplió y esto hizo que este rey, fuese avaricioso con ello. ¿Que tan lejos estás dispuesto a llegar para conseguir algo? ¿Serías capaz de romper tus principios solo por lo que anhelas?


Fanfiction Series/Doramas/Novelas Todo público.

#yoonmin #yoongi #jimin #hilorojo #omegaverse #alfa #omega #bl
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Unico

Alfas, Omegas y Betas, estas tres jerarquías constituyen el mundo, las dos principales son poseedoras de grandes características, y esto gracias a sus lobos.

Pero sobre ellos, hay algo más poderoso y es la creadora de todo; la madre luna o diosa luna.

Todos están obligados a rendirle culto a la gran luna; la encargada de escribir el destino, pero sobre todo; es la encargada de formar a las parejas "destinadas". ¿Qué es una pareja destinada? Simple, es aquel ser que te completará.

Según los ancianos, las parejas destinadas, son personas unidas por la propia madre luna; quien escogió y ato sus dedos meñiques con un hilo rojo e invisible. Pero como ya se mencionó, la madre luna escoge a un grupo de personas, no todos cuentan con esa suerte de tener un destinado.

Se dice que los cachorros de parejas destinadas, son más poderosos que cualquier otro. También, está unión trae una gran paz y fortuna a los involucrados. Por ello muchos esperan haber sido escogidos.

Literalmente eso haría más fácil la vida de cualquiera...

¿Qué pasa cuando no tienes un destinado? En si ya es difícil que aquellos escogidos se encuentren, ahora, para aquellos que no tuvieron la fortuna de ello; tienen otras opciones...

La envidia de las personas es aquella precursora en esas opciones; rituales, asesinatos, ceremonias, astronomía, entre otras cosas.

Kim Min Jae; monarca de la dinastía Joseon, no era tan avaricioso como otros reyes habían sido, empobreciendo al pueblo y sembrando miedo en sus súbditos, extrañamente él no era tan extremista.

Pero había algo que él deseaba, más que el propio oro, título o el hecho de ser un alfa de sangre pura. Él estaba enamorado de una bella omega, que si bien no habría problema en mencionada unión, ya que el solo debía pedirla y listo.

El problema aquí era, aquella pregunta que todo mundo se hace "¿Será mi destinada?" Pues sí, ese era el único deseo en el joven corazón del rey.

Que aquella doncella, no solo tuviese el amor del rey, sino que también fuese su destinada. Así su vida estaría resuelta.

Más no hay seguridad para saberlo, pues su lobo reaccionaba como con cualquier otro omega, no estaba aquella "conexión" o "compenetración" que los ancianos describían que se debía sentir. También se decía que el alfa buscaba a su omega, exactamente los labios solo podían pronunciar su nombre (esto si es que ambos se conocieran), más eso no ocurría. El rey nunca le llamaba o buscaba durante sus celos.

No eran destinados...

Aquella desesperación llevo al rey a tomar medidas extremas, terminó por caer en lo más bajo... Los rituales, conjuros y hechizos.

El rey deseaba con todo su ser, aquello. Lo necesitaba, y justo por eso, en unos minutos se reuniría con la bruja más poderosa de todo su reino.

Se decía que para todos era imposible ver aquel hilo rojo, menos para aquella bruja; el ser capaz de ver ese hilo, ya era muestra de su inmenso poder.

Ella tendría la respuesta y solución al deseo del joven rey.

Una mujer de avanzada edad se presentó a la sala del trono, sus ropajes eran algo viejos y de su cuello colgaban varios collares, junto con algunos símbolos tatuados en su piel.

- Majestad, me han informado que solicito mis servicios... ¿Ya me permitirá leer su futuro? - habló la anciana, quien como pudo hizo una reverencia al rey.

Leer el futuro, una práctica igualmente común; pero el que joven rey ha rechazado miles de veces. A fin de cuentas, el futuro es incierto.

- Lamento informarle que eso no será posible. Le he llamado, por algo mucho más importante que leer mi futuro - esta vez fue el rey, quien hablo; su grave voz característica de un alfa se propagó con rapidez y resonó gracias al eco.

- Oh Majestad, si es más importante que leer su futuro, eso quiere decir que quiere saber sobre su hilo rojo... - habló la anciana, quien jugó con sus ansiosas manos.

- Eso mismo. Deseo saber si tengo un hilo rojo y deseo saber con quién está atado - El rey llevo sus manos al frente, esperando una gratificante respuesta de la anciana, más ella negó.

- No veo ningún indicio, de que usted cuente con algún hilo te rojo. Lo lamento Majestad - Menciono la mayor, quien seguía jugando con sus dedos.

- En ese caso usted no me sirve, lárguese - el joven rey, enojado por lo reciente mencionado, bajo hasta quedar frente a la anciana.

- Permítame terminar, su excelencia. Yo puedo darle un lugar entre aquellos elegidos por la diosa Luna - la omega bajo la mirada ante la presencia del alfa.

- La escucho - la grave voz del rey ya empezaba a reflejar algo de tranquilidad.

- Este ritual es complicado, principalmente necesito, una luna llena, en su máximo esplendor, un lugar solitario para poder llevar acabó el rito y una pareja destinada - enlisto la mayor.

- Será fácil, usted puede traer a la pareja.

- Créame, no es fácil de conseguir - menciono la mayor - yo no puedo traerle a los destinados, estos deben de coincidir un poco con usted, el alfa debe ser parecido a usted, no físicamente pero si en actitud y el Omega o beta que usted escoja igual debe de parecerse, si no esto no funcionará - habló la mayor, ya con un porte más serio.

- Entiendo, pero ¿Cómo sabré si son destinados o no? - cuestionó el rey.

- Majestad, nadie le dijo que esto sería fácil. Haga las pruebas que necesite, cundo este seguro, yo misma haré otras pruebas para confirmar.

- Bien, ¿Algún otra cosa?

- El ritual tiene que ser en un edificio vacío, necesitaré de usted y de su pareja, también que nadie interfiera, ni importa que se escuche o vea. Le daré más detalles, conforme avance el proceso - explico la mayor.

El rey asintió, la anciana se despidió y el rey no tardó en hacer un pedido a su pueblo; "Todas las parejas casadas, sin importar jerarquía, rango o edad, deberán presentarse a palacio, mañana a las doce del mediodía".

Era más que obvio, aquellos que estuvieran casados; serían los más cercanos a una pareja destinada, y bajo ese mismo contexto, sería más fácil encontrar al par perfecto para el ritual.

El decreto del rey no tardó en llegar a cada esquina del pueblo, primero se empezaría por ahí, en caso de no encontrar lo que se buscaba, aumentarían la búsqueda a más pueblos y de ser necesario, el país entero sería llamado a palacio.

Los preparativos para recibir a las parejas ni tardó en iniciar, se montarían mesas de banquetes y licores, también algunos obsequios, para mantener a las masas tranquilas.

Mientras esto ocurría en palacio, un joven alfa de 25 años, talaba árboles en las afueras del pueblo, seco el sudor de su frente al tener ya una buena cantidad de madera apilada.

Se sentó en el pasto para descansar un poco de su jornada, miro el cielo y su rostro mostró una pequeña sonrisa. Era notable si cansancio pero sobre este, se notaba una profunda alegría; en un par de minutos regresaría a casa con su Omega, seguro este le esperaría con una sopa de arroz y tal vez algunas piezas de carne asada. Ante la idea solo acomodo la madera y se dispuso a regresar a casa, llevando la pila en su espalda.

Al cabo de unas horas llegó a casa y como lo pensó, en su pequeño patio de tierra y con algún par de flores que su Omega había sembrado. Había una mesita con los platos servidos.

Dejo con cuidado su carga, bajo el pequeño techo en dónde resguardaban la leña y se dirigió a la cocina de aquella casa.

- Alfa, llegas justo a tiempo, prepare tu comida favorita, logré negociar con la señora Han, para que me diera fideos y un poco de algas - la cálida voz del Omega le provocó una sonrisa al alfa.

- ¿Cómo sabes que soy yo? Puede que le digas "alfa" a alguien más, así no corres riesgo de equivocarte al mencionar otro nombre - habló el alfa pelinegro; con evidente gracias y en manía de hacer enojar a su esposo.

- oh claro, a todos les llamo "alfa" es más fácil, así no memorizo nombres - bromeó el Omega quien dejó sus utensilios de cocina y paso a abrazar a su pareja - no seas tonto... Ya me marcaste, ¿Cómo puedes insinuar que yo te sea infiel? - el Omega hizo un pequeño puchero y solo se separó de su pareja una vez que el aroma a sudor cubría el aroma de su pareja - dúchate, no comeré con un alfa apestoso.

- Pero... Apenas llegué...ah... Jimin tengo hambre - se excusó el mayor.

- ¿Si? Bueno, con más razón te bañaras rápido, anda, alfa apestoso. No querrás que yo pierda mi sentido del olfato - el Omega reprochó y solo empujó a su esposo para que esté fuera al baño, que más bien era un pequeño rio qué pasaba por su pequeña casa.

Ellos habían corrido con esa suerte, que su casa estuviera a metros de un río, aún que esté mismo era un problema cuando se desbordada.

El alfa no pudo seguirle la contraria a su omega, así que fue al río y se ducho, ya una vez sin aquel aroma a sudor. Este regreso a casa, con ropa limpia y cómoda.

- Bien hecho alfita, ahora sí podrás comer - burlo el Omega después de besar los labios del mayor.

El alfa sonrió y solo acaricio la mejilla de su pareja.

- Está bien Omega, Por cierto, el baño fue refrescante, gracias por eso - habló el alfa una vez que se sentaron para poder comer.

- Sé que te gusta el agua fría, pero no tanto como en invierno... así que a estas horas, es perfecta para ti - respondió el Omega con una sonrisa.

- Muchas gracias, amor...

Entre una pequeña charla; contando cómo fue su día y alguna que otra broma o mimo, el Omega menciono el decreto del rey.

- Mañana no puedes ir a trabajar, tenemos que asistir a palacio, el rey lo ordeno y no podemos desobedecer - habló el Omega mientras recogía los platos sucios.

- ¿Por qué? No solo puede solicitarnos así - habló el alfa con evidente confusión en su mirada.

- No lo sé, solo mando a llamar a todas las parejas casadas, y bueno eso es lo que somos ¿No? - burlo el Omega mientras se encaminaba a la cocina para dejar los platos.

- Oh, claro que estamos casados, de otro modo no tendría porque soportarte - habló el alfa mientras seguía a su pareja - ¿Qué tal si renovamos la marca? Así el rey no pondrá los ojos sobre ti... Porque solo eres mío - agrego en un susurro, cerca del oído ajeno, cosa que hizo estremecer al Omega.

- Eso me gustaría, alfa... - el Omega menciono lo último con aquel tono meloso, característico del celo - Pero no, debemos vernos presentables y además, tiene poco que renovamos la marca - agrego y giro sobre su eje para poder quedar frente a su alfa.

- Pero a mí me gusta verte con una marca renovada, cuando vamos a cosas importantes - menciono el alfa como reproché.

- Sabes que igual debes de darme tiempo para descansar ¿Verdad? Mañana no puedo caerme ni caminar mal, además que si lo hacemos así de seguido, no podré llevar a tus cachorros, mi alfa - el omega rodeo sus brazos por el cuello del alfa y le sonrió de manera coqueta - pero cuando regresemos de Palacio, podremos seguir intentando...

El alfa sonrió de la misma manera que su Omega, llevo las manos a su cintura y acaricio está

- Bien... Ya espero con ansias el mañana - susurro con la voz un tanto más grave.

Siguiendo con su rutina diaria, el alfa se limitó a descansar de su jornada de trabajo mientras que el Omega preparaba las ropas más finas para presentarse a palacio.

La noche no tardó en llegar y de ese modo, aquel matrimonio solo se limitó a dormir.

A la mañana siguiente, se alistaron con sus ropajes más finos, no tanto como la ceda que siempre vestían los nobles, pero no era como su usual ropa de trabajos.

Al salir de casa notaron como otras parejas se dirigían a Palacio, no era de extrañarse ver a los ancianos incluso encaminarse a dicho lugar, nadie debía desobedecer un llamado del propio rey.

"Es extraño..." pensó el alfa, más aquel pensamiento igual llegó al Omega, cosa que no era de extrañar tampoco, desde la marca, ellos eran capaces de eso.

"Lo sé, esto no me gusta. Hay más guardias de los que pensé" Respondió el Omega, un vez que cruzaron la gran puerta principal de Palacio.

Se esperaba de todo, menos ser recibidos por el mismísimo rey, cosa que alertó a todos en el patio principal. Siendo alrededor de unas trescientas personas.

- No deben de temer, les he llamado aquí, para que yo tenga la dicha de conocer a los pilares de mi pueblo - habló el rey haciendo ademanes con sus brazos, esto para hacer sentir a los invitados, más cómodos - espero y disfruten el banquete que les he preparado.

El alfa y omega se miraron un tanto confundidos, más no dijeron nada. Siguieron las indicaciones que los sirvientes daban, tomaron un lugar y solo se limitaron a comer, más era claro notar como poco a poco las parejas iban desapareciendo, no de una manera misteriosa, en realidad siendo esto muy natural.

"¿Se van con una bolsa?" El Omega cuestionó.

"Es una bolsa con dinero... Parece que hemos llegado con un rey algo ebrio, no hayo otro modo por el cual regalaría dinero" respondió el alfa.

- ¿No se están divirtiendo? - esa fue la voz del joven rey, viniendo desde el lado derecho de aquella pequeña mesa, el lugar del alfa.

Instintivamente; la pareja bajo la cabeza en señal de sumisión ante su rey.

- Claro que sí majestad, la comida está sumamente deliciosa - respondió el alfa de ojos gatunos.

- Me alegra, si necesitan algo más, solo deben pedirlo - menciono el rey, señalando a una de las sirvientas, que extrañamente había aparecido junto al Omega.

- Oh, no debe molestarse, alteza, estamos bien así - está vez habló el Omega.

- No, está bien, solo es cortesía... - el rey miro el cuello del Omega - ¿Eso es una marca? - cuestionó a lo que el Omega solo sonrió y asiento - veo que pocas parejas porten una marca, es curioso, incluso se ve reciente.

- Eso es raro, no la hemos renovado... - habló el alfa de ojos gatunos.

- Wow... Bueno, sigan con sus cosas... - habló el joven rey para después retirarse.

Una marca; la cual se veía reciente, incluso en su duración eso ya daba indicio de destinados.

Aquella pequeña reunión siguió, más solo quedaban alrededor de quince parejas, a las cuales se les pidieron sus nombres y se les entrego un pequeño costal con dinero.

Era obviamente extraño, más nadie dijo nada pues prácticamente les habían pagado por su silencio.

Mientras tanto, los días pasaron el rey ya había descartado a catorce parejas de las cuales, cuatro eran destinadas, según el rey, pero no se parecían en nada al rey o a su pareja, así que no servirían. Solo quedaba aquella pareja que el rey recordaba a la perfección.

Min Yoongi y su Omega Min Jimin, de esa manera, el rey empezó con las pequeñas pruebas para ese par.

Aprovechando las dificultades económicas de aquella pareja, y que los Omegas eran vistos como objetos, el rey envío a un sirviente a negociar la compra del Omega.

Más el alfa se negó, "no lo cambiaría por nada, aún si me dieran un título de nobleza, no lo cambiaría", esas fueron exactamente sus palabras.

El rey envío más Omegas para coquetear con aquel alfa, ofreció varios cargos y dinero, más este se negó a toda tentativa.

Obviamente eso no pasaría desapercibido por el alfa, quien ya sentía a su lobo un tanto alborotado, y no por el celo.

Mientras eso ocurría con el alfa, el Omega ya tenía varios problemas encima, pues desde aquella visita a palacio, el alfa retomó sus labores diarias, el omega obviamente no se quedó atrás, solo que este sentía como si le persiguieran.

Más Park Jimin, bueno, ahora Min Jimin, nunca se dejó asustar tan fácil por algún ser...

Este día no era diferente, el Omega dio un par de vueltas por el mercado del pueblo, ya que estaba comprando algunas cosas para preparar la comida. Pero aquella sensación de persecución regreso, su lobo no tardó en ponerse a la defensiva.

El Omega se encamino a un callejón y espero, un alfa mucho más alto y musculoso no tardó en hacer presencia en la entrada al callejón.

- Omega... - llamo aquel alfa en un tono de amenaza, más el contrario ni se inmuto.

- No sé qué tenga entre manos, pero más le vale olvidarse de mí, tengo un alfa y estoy marcado, podre avisarle a mi pareja y el vendrá por mí - hablo Jimin, mostrando su marca con completo orgullo - además, si él tarda, entonces usted dice por muerto.

- Un omega como tu... ¿cree poder ganarle a un alfa como yo? Dioses, estas mal de la cabeza.

Hablar por el lazo, es característico de los destinados, al menos que estos tengan muy buena conexión, podrán escucharse, de no ser así, el mensaje llegaría siendo difícil de oír o ni siquiera se escucharía.

El omega se cruzó de brazos y no tardo en tratar de pasar junto a aquel alfa, en intento por olvidar lo que este le quería hacer, más cuando el alfa trato de tomarle por la fuerza, un buen golpe en la cien fue suficiente para que el alfa cayera al piso.

- Idiota - burlo el omega, que por fin pudo regresar a casa.

Esa noche, alfa y omega tuvieron una patica seria, todo lo que recientemente les pasaba, era completamente extraño, desde el intento de comprar al omega, hasta el posible secuestro del día de hoy. Todo había sido muy raro desde que fueron al palacio y si bien regresaron con una pequeña bolsa de oro, aun no se habían gastado ni una sola moneda, por miedo a que se les reclamara después. Bueno, ese había sido el acuerdo al volver, acuerdo que Min rompió.

Este, esa misma noche, regreso con un par de cosas aparte de madera o algún animal de contrabando (porque estaba prohibido cazar sin la autorización del rey), los obsequios para el omega era una vestimenta de gala nueva, blanca y con tonos rosas, junto con unos zapatos nuevos, los cuales estaban decorados con el dibujo de un par de cerezos. Al inicio el omega se negó a aceptar y por poco manda a su alfa a regresar las cosas, pero termino cediendo.

-Mañana todo estará mejor amor, me encargare de que nadie te haga nada... mi omega... - hablo el alfa, quien acaricio la mejilla del contrario y beso castamente sus labios.

- Si, mañana es un nuevo día, aunque pienso que lo mejor sería irnos y empezar desde cero... - susurro el omega y el alfa negó.

- Es nuestro hogar... no lo perderé por esta amenaza, yo te cuidare...

- Esta bien... mi alfa...

La pareja no tardo en caer dormida, el alfa abrazaba a su omega; de una manera tan posesiva y protectora que era completamente evidente el como el omega se mantenía calmado, mientras eso sucedía en el pueblo, en palacio el rey estaba más que satisfecho por lo sucedido. Ya tenía a la pareja perfecta para el ritual, esa misma noche, mando a un mensajero por ellos y a otro por la bruja.

A la mañana siguiente y a primera hora, justo cuando el omega y el alfa se estaban despertando, los guardias irrumpieron, el mensajero leyó la orden del rey, por muy pocos segundos el alfa se sintió en calma, hasta que los mismos guardias los apresaron como si hubiesen cometido un delito. El camino a palacio fue de lo más rápido, llegando a este, los bajaron y fueron directo al pabellón oeste, lugar el cual ya estaba vacío como la bruja lo solicito.

Obviamente todo este proceso se llevó acabo, entre gritos y esfuerzos por liberarse, pues al no entender lo que ocurría o de que se les acusaba, solo podían hacer eso. Al llegar al pabellón les dejaron encadenados, pero aun juntos, el omega solo se refugió en el cuello de su alfa, en busca de protección.

El alfa gruñó en respuesta, aun cuando eso era una clara petitoria a qué le asesinaran, más eso no ocurrió, cosa que extraño más al alfa.

- Tranquilos, Dioses, no puedo creer que los guardias les hayan hecho esto, cachorros - la voz de la bruja, se escuchó detrás de los guardias, quienes le dejaron entrar rápidamente.

Min miro a la mayor, tratando de encontrar algún parentesco, con alguien de palacio, tal vez la madre del rey o la abuela de este, más gracias a la apariencia de esta, obviamente era imposible de que lo fuera.

Poco a poco los guardias fueron saliendo, solo se quedó aquella anciana en el lugar, junto a la pareja. No se hablaron durante varios minutos, hasta que la mayor decidió romper ese silencio.

- No deben temer pequeños, créanme, estarán bien - fue lo primero que aquella mujer dijo, su tono era tranquilo, por lo cual se el Omega logro calmarse un poco.

Porque claro está, ¿Que podría hacerte una anciana? Golpearte con su bastón solamente y eso sí no se lastima la cadera en el proceso.

- Señora, ¿usted sabe a qué nos han traído? ¿De qué se nos acusa? - esta vez fue el omega quien hablo.

La mayor soltó una leve risa, demasiado relajada, como si el omega hubiese contado un gran chiste, fue más que claro por qué el rostro de confusión de la pareja estaba marcado.

- El rey desea ser uno de los pocos destinados, y yo cumplo con los pedidos del rey.

Cuando la anciana termino de decir aquellas palabras, el rostro de la pareja cambio de confusión a una de terror, si bien no sabían a la perfección en que consistían los rituales de destinados, al menos podían asumir que no era nada bueno, dado que algunos conocidos suyos no volvieron a verse después de haberse involucrado con ese tipo de magia.

Automáticamente el alfa se posó frente a su omega, tratando de protegerle, ambos podían sentir el miedo del otro y eso era ya una tortura. Seamos honestos, el lazo trae muchos beneficios pero cada uno de estos se vuelve un maleficio.

- Tranquilos, no los lastimare, aun no... - menciono la anciana con cierta burla en su tono, se levantó de su asiento, para así dar vueltas alrededor de la pareja, como si ella fuese un depredador sobre su presa.

Logro tomar al omega por los cabellos y lo jalo con fuerza, sin dudarlo, coloco una daga sobre el cuello de este, con esta amenaza, el alfa solo se quedó en el suelo para que su omega no saliera perjudicado. La mayor olfateo el cuello ajeno, notando dos aromas combinados, y para esto; o el omega estaba en cinta o eran destinados.

Una de las tantas leyendas también mencionan que los omegas con destinados, cuentan con dos aromas, uno el cual todo mundo puede percibir y un segundo el cual solo su destinado podrá percibir, y aun que esto es una leyenda (para la mayoría de las personas), es una realidad.

- Durazno... ¿ese es el aroma de tu omega? - hablo la mayor la cual miro al alfa; este asintió - y tu hueles a madera ¿no? - el alfa volvió a asentir - Pero imagino que hay otro aroma ¿no es así? - cuestiono, más el alfa negó, cosa que termino por desconcertar a la mayor - Mientes...

- Se lo juro, el solo huele a durazno - hablo rápidamente el alfa, tratando de sonar lo más creíble que podía, más la mayor corto levemente el cuello del omega, por lo cual, el alfa solo termino por hablar casi con un alarido de dolor, gracias al dolor de su omega - ¡Té! ¡El huele a Té verde!

- ¿Sentiste su dolor? - cuestiono la mayor, pues en el momento en donde ella lastimo al omega, el alfa igualmente hizo una expresión de dolor, y si no fuese por la situación, este seguramente se hubiera cubierto el cuello.

- Yo...

- Más vale que digas la verdad, al menos que quieras que lo degollé en este momento - amenazo la mayor a lo cual el alfa termino por asentir.

- Desde que lo marque... puedo sentir lo que el... y hablar con él por el lazo...

La mayor soltó una risa, la cual hizo palidecer a la pareja.

- Bien, es un buen alfa y quédate quieto - hablo la mayor quien, arrastro al omega hasta el otro lado de la habitación y se las arregló para encadenar el cuello ajeno, en ese momento, le golpeó la cabeza con el mango, lo que desoriento al omega, y así ella pudo ir hasta el alfa - Ya te harás una idea de porque están aquí, si quieren salir ilesos, tendrán que hacerme caso...

- ¿Ilesos, dices? lastimaste a mi omega - respondió el alfa en un gruñido.

- Si, y bien puedo clavarle esto en el pecho, créeme, seré mayor, pero puedo matarte a ti sin esfuerzos.

El lobo del alfa ya estaba más que alterado, rasguñaba y aullaba por matar a aquella mujer, por atreverse a tocar a su omega, más era imposible...

Hace mucho tiempo, no existían barreras las cuales limitaran los poderes que tenían los alfas y los omegas, en ese tiempo, existían los llamados "cambia formas", personas las cueles tenían una gran conexión con su parte animal y eso causaba que ellos pudieran transformarse en grandes lobos, más con el tiempo esa grandiosa conexión se perdió, haciendo imposible que una persona pudiese cambiar a su animal, o eso se cree, no es imposible, pero si es muy doloroso para ambas partes, al menos que el humano en verdad se encuentre en peligro, entonces las barreras se rompen y el lobo toma su forma.

La anciana llamo a los guardias y estos no tardaron en entrar, tomaron al alfa y lo ataron al otro extremo del cuarto, igualmente encadenándolo por el cuello, más sus manos igual estaban atadas. Después de esto, todos salieron, solamente se quedó la pareja.

Tan cerca y tan lejos a la vez...

Encerrados en el mismo cuarto y sin posibilidad de consolarse mutuamente, el omega soltaba leves sollozos y el alfa solo podía hablarle; tanto por el lazo como por su voz, pero eso no parecía poder calmarlo.

La noche fue sumamente larga para ellos, trataron de conciliar el sueño, mas era imposible. Al día siguiente la anciana se presentó junto con algunos guardias, aquellos alfas empezaron a golpear al omega, lo que claramente enfurcio al alfa, más este solo podía gruñir y tratar de zafarse de las ataduras, siendo en vano ya que su fuerza era insignificante contra aquel acero.

- basta, es sufriente - ordeno la anciana - ahora, al alfa - agrego y los guardias no tardaron en ir al extremo del alfa y empezar a golpear a este, aunque fue claro que puso resistencia e importándole poco el estatus o el simple hecho de que ellos era guardia de la corte real, el alfa hirió a cada uno.

Los gruñidos y quejidos por parte de los guardias no se hicieron esperar, aumentaron la fuerza de sus golpes hasta que... ¿el omega gruño? la anciana centro su vista en el omega, se notaba un ligero brillo en sus ojos, pero no era tiempo, aun no podían hacer que sus lobos salieran.

Los días siguientes igual, la bruja se presentaba para darles alimento, tratar un poco sus heridas y torturarles. En ocasiones los guardias le acompañaban y ellos se encargaban de golpearlos a puño limpio o con algún objeto, se les envolvía en tapetes y con palos se les golpeaba, en ocasiones los quemaban con metal al rojo vivo, igualmente sentarlos y poner dos maderos los cuales jalaban de manera contrarias a sus muslos, así hiriendo sus piernas, para ese punto el omega ya tenía rota una.

El día de hoy, el omega solo trataba de aguantar el dolor, la anciana no se había presentado y tampoco los guardias, ¿alivio o miedo? ya no sabían que sentir.

- Jimin, tranquilo, no la muevas - hablo Yoongi quien trataba de soltarse de las cadenas, más sus piernas iguales estaban débiles.

Hay que mencionar, la tortura no sirve de nada para este tipo de preparaciones, eso solo es un incentivo para que el lobo salga tratando de proteger a su pareja, y eso solo se consigue si este ve y siente aquel daño.

- Duele, Yoongi, duele - hablo entre sollozos el omega quien procuraba no moverse, pero la hinchazón y el dolor de su pierna eran demasiado para él.

- Tranquilo... ah... omega... - la voz de Yoongi salió más que grave, era su lobo el que empezaba a hacer acto de presencia en su forma humana.

Los orbes café de Yoongi cambiaron a un hermoso azul, su aroma se intensifico y eso logro calmar al omega el cual del mismo modo estaba más presente, pero no tanto como el lobo de Yoongi.

La puerta se abrió, cosa que hizo que Yoongi se levantara y tomara una posición defensiva, estaba lejos de su omega pero estaba harto de ver a este siendo torturado.

- Cachorro - la voz de la anciana salió con burla y una sádica sonrisa se dibujó en sus labios - casi están listos... - agrego y al chasquido de sus dedos, los guardias entraron y trataron de someter al alfa, quien con fuerza sobrehumana logro derribarlos - oh, ya veo... el alfa ya ha salido...

La mayor se acercó al omega el cual debido a sus heridas estaba más que sumiso, le tomo de los cabellos y posiciono una daga en su cuello.

- ¡no te atrevas a tocar a mi omega! - amenazo en un grito al ver aquellas acciones, cosa que termino por hacer que se distrajera y así los guardias le sometieran.

En casos como estos... se tiene que mantener demasiado la compostura.

El alfa fue atada a un palo, se le despojo de lo poco de ropa que tenía, más que nada el torso. Uno de los guardias tomo un látigo con púas al final y comenzó a golpearlo con fuerza, sus alaridos no se hicieron de esperar, por mucho que trato de callarlos para que su omega no le viera flaquear, mas era imposible a este nivel. La sangre empezó a brotar y el alfa al perder fuerza término por caer de rodillas y sin poder pelear más.

- Algo de sal... - hablo la anciana.

- ¡Dejen lo! ¡Por favor, le pido piedad! ¡Mi señora, por favor! - el omega no podía parar de llorar y suplicar por su alfa.

Uno de los guardias asintió al pedido de la anciana, no tardo en salir y regresar con un pequeño saco el cual contenía la sal, la cual no tardó en ser regada en la espalda del alfa.

- ¡Le dije que lo deje! - el omega termino por gruñir.

Verdes cual esmeralda, así eran sus ojos... brillantes...

Los gruñidos del omega se incrementaron, la anciana volvió a soltar una risa al ver los ojos del omega.

- ya tenemos lo que queríamos, vallan y déjenlo - ordeno y los guardias no tardaron en acatar la orden, siendo esto fácil por el casi inconsciente alfa. Solo le votaron en su lugar y se fueron.

Estaban tan cerca de lo que querían... solo faltaba muy poco...

Los últimos dos días fueron más tranquilos, inclusive, el alfa no estaba encadenado, pero no tenía fuerza suficiente como para escapar. Más si para estar abrazando a su omega y pasar los últimos días que les quedaban, juntos.

- Crees que... la diosa luna... ¿nos salve? - cuestiono el omega mientras acariciaba los cabellos de su alfa.

- Creo que si ella existe... me tendrá que pedir perdón... - respondió el alfa.

- No digas eso...

- Es la verdad... ah...

- Tal vez, esto es una prueba, el ritual puede que no funcione y nos dejen libres... - la inocencia con la que el omega decía ese tipo de cosas, empezaba a matar al alfa.

- Tal vez - el alfa miro la pierna de su pareja la cual empezaba a tomar ligeros tonos negros - sabes... la madre luna... Se puede ir a la mierda... - agrego el alfa el cual importándole poco sus heridas, tomo fuerza de donde pudo y logro liberar a su omega.

Había logrado romper las cadenas...

- Podemos seguir peleando... - hablo el alfa quien ayudo a su omega a levantarse - escuche que... este pabellón está vacío...así que no debe de haber guardias ni nada... y si no nos han matado aun, nos necesitan vivos para el ritual...

- Pero, alfa...

- Nada de peros, nos vamos a largar de aquí aun que me cueste la vida - sentencio el alfa quien en ningún momento soltó a su pareja.

A pasos lentos y precavidos, evitando a los guardias y callando sus propios quejidos, recorrieron todo el pabellón. El pecho del alfa se inflo cuando lograron ver la luz del sol y ese gran jardín que era su salida, ahora solo tenían que saltar el muro del palacio...

- Alfa...

- Shh.. Es poco...te sacare primero... - hablo en un murmullo el alfa, lo cargo y en ese momento sintió las heridas de su espalda abrirse, más no le importo pues tenía que sacarlo primero a él.

Cuando estuvieron frente a aquel gran muro, el alfa estiro sus brazos hasta levantar hasta donde pudo, al omega; este por su parte con la fuerza que tenía, logro trepar y de ese modo estar en la sima del muro.

-Alfa...vámonos... - hablo al estar en la sima, extendió sus manos tratando de ayudarle.

- ¡Ahí están! - la voz de un guardia fue suficiente para alertarlos y de ese modo hacer que alfa desviara la mirada de su omega y la centrara en los guardias.

-¡Vete, iré detrás tuyo! - exclamo el alfa quien estaba dispuesto a defender a su omega.

- ¡N-no! - el omega tartamudeo y su voz se quebró, cuando vio a varios guardias.

- ¡Dije que te fueras! - ordeno casi con voz de mando, más fue jalado por pareja.

Tan cerca de la libertad...

Tan cerca de dejar el dolor...

Tan cerca y tan lejos a la vez...

Un sonido seco acompañado de un gruñido, una flecha había impactado la espalda del alfa. Este al instante cayó al piso, sus fuerzas se habían ido y lo único que podía escuchar era a su omega llamarle. Dejo de ser consiente...

El omega y el alfa moribundo fueron llevados a la sala en donde se llevaría acabo el ritual, ya todo estaba listo. El rey y su pareja se presentaron en el lugar, el alfa estaba atado a un pilar de la construcción, su sangre ya empezaba a formar un charco, el omega estaba igualmente atado, mas estaba un poco cerca de su alfa, solo que inmóvil y en el suelo.

El ritual empezó, fue en ese momento en donde el alfa regreso un poco en sí y pudo ver lo que ocurría.

-Basta... por favor... Majestad... - logro articular aquellas palabras antes de soltar una arcada de sangre.

El omega lloraba y se removía tratando de llegar a su alfa, mas era imposible.

En aquella habitación, la sangre del alfa estaba regada en el suelo, las lágrimas del omega eran demasiadas y la mayor solo hablaba en una lengua la cual nadie entendía. La obra maestra que creo la ambición de una persona.

La mayor tomo una daga y se acercó al alfa, más fue sorprendida cuando un gran lobo blanco y de ojos verdes, le salto encima y le ataco con intenciones de acabar con su vida.

Lo había conseguido. Uno de los lobos había salido por completo y eso era lo que necesitaba.

Jimin creyó que con eso había ganado y que podría salvar a su alfa, más término por caer al suelo cuando una espada se clavó en su costado, el rey le había apuñalado, ahora su sangre se regaba por el piso.

El alfa soltó un aullido cuando logro cambiar a su lobo, más no podía hacer nada... su omega moría poco a poco igual que él.

Su omega moría frente a sus ojos y no podía hacer nada.

Lamio el hocico de este y se acostó a su lado, resignado a lo que estaba pasando, fue cuestión de segundos cuando algo perforo su costado igual.

Si su destino era morir en ese momento, ya nada se podía hacer para evitarlo, al menos moriría junto a la persona que de joven le causo suspiros y de grande se volvería el amor de su vida.

"Si en esta vida pude encontrarte... En la siguiente voy a buscarte y a quedarme contigo" pensó el alfa.

El ritual prosiguió, la anciana tomo el hilo blanco el cual baño en la sangre de aquella pareja moribunda, ato cada extremo a los meñiques de la pareja real y le siguió un cantico en una lengua extraña.

En eso consistía el ritual, la muerte de la pareja destinada, para que los no destinados pudiera usurpar su lugar y así la madre luna les aceptara.

- Con esto... Ustedes serán destinados en esta y en sus siguientes vidas - hablo la anciana.

- ¿Segura de ello? - cuestiono el rey.

- Claro que si majestad, solo hay que esperar a que la Diosa luna les acepte.

- Esta bien...

Al terminar el ritual, aquellos dos lobos, solo fueron llevados a una de las montañas y arrojados cual basura, el resto de animales se haría cargo. Min Yoongi y Park Jimin, ¿quiénes eran ellos? ¿Alguna vez existieron? o ¿solo son una historia que los ancianos y los presentadores de museos comentan cada que la exposición del rey Kim Min Jae está abierta a público?

Es algo que nunca sabremos en realidad.

En la actualidad, un joven alfa de cabellos negros, se encuentra sentado frente a un cuadro de aquella exposición, ha escuchado toda la historia y se siente tan dolido que tiene que forzarse a contener las lágrimas. Valla mierda de historia, entre el reza porque en verdad solo sea una leyenda y no algo real... ¿qué tipo de rey es capaz de hacerle eso a alguien?

Pasa su mano por sus ojos para secar rápidamente sus lágrimas, eso le ha llamado la atención a un joven omega que a diferencia del alfa, él está parado frente al mismo cuadro. Escuchar la historia le ha causado escalofríos y por ello se giró para dejar de ver el cuadro y fue por ello que se dio la vuelta y pudo ver al alfa.

- Oye... ¿estás bien? - la voz del omega llama la atención del alfa y ase que este levante la cabeza - ¿estas llorando? - pregunta con cierta intranquilidad.

- Yo... solo que es la primera vez que escucho algo así - responde con voz hueca el alfa.

- Digo lo mismo...ah... ¿qué clase de rey es capaz de hacer algo así? - se queja el omega con un tono algo burlesco tratando de subirle el ánimo al alfa, espera eso no cause el efecto contrario.

El alfa sonríe mostrando sus encías y eso causa que el omega le devuelva la sonrisa, volviendo sus ojos un par de media luna.

- Soy Park Jimin, por cierto... - agrega el omega el cual extiende la mano al alfa.

- Un gusto... Soy Min Yoongi - responde el alfa.

Quien sabe, tal vez ritual funciono, pero no para la pareja que en realidad lo requería.

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Fin

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𝕲𝖔𝖉 𝕸𝖔𝖔𝖓 ★ 彡 ᴛᴜs ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏs sᴇʀáɴ ʜᴜᴍɪʟᴅᴇs, ᴘᴇʀᴏ ᴛᴇ ᴀsᴇɢᴜʀᴏ ǫᴜᴇ ᴛᴜ ғᴜᴛᴜʀᴏ sᴇʀá ᴘʀósᴘᴇʀᴏ. 彡 ★ Llamame como gustes mientras no sean insultos. Todas mis historias las puedes encontrar en Wattpad igual, en mencionada plataforma aparezco como "God_Moon" Soy alguien muy centrada en la ciencia ficcion, fantasia y en los universos alternativos. Aquí encontrarás muchas cosas pero es poco probable que encuentres un final feliz.

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