daniel-sanchez Daniel Sánchez

Todos quieren que sus sueños se vuelvan realidad, pero, ¿qué pasa cuando es una pesadilla la que se materializa? Tomás tendrá que luchar contra sus demonios internos mientras que su realidad se consume por sus traumas. Su vida diaria se verá afectada por una misteriosa mujer que aparece en el momento menos oportuno, ¿es su conciencia o sus mayores miedos hechos persona? No puede correr o esconderse de su propia mente asi que deberá ser fuerte para que sus peores miedos no lo dominen. Ningún Dios podrá ayudarle en esta lucha interna, ¿saldrá cuerdo después de tanto tiempo de sufrimiento... o su locura lo llevará al abismo?


Suspenso/Misterio Sólo para mayores de 18.

#Miedo #suspenso #terror #pesadillas
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Capítulo I

15 de febrero del 2020

6:30 AM




(Sonido de alarma)


-Puta madre, quisiera dormir un poco más.



Me quedé acostado con mi almohada en la cara mientras la alarma no dejaba de sonar.




-Tomás, ¿vas a levantarte o también necesitarás a Madeline para eso?

-Ya voy mamá… y te dije que ya no me importa ella. –Dije mientras revisaba su perfil de Instagram–.



Me levanté de la cama y bajé a la cocina para desayunar pero mi mamá se estaba quejando de nuevo de mi padre. Ellos llevaban tres años separados y aún así se seguían odiando.


Entre al baño para cepillarme los dientes, cuando levanté la vista y vi mi rostro, fue extraño, mis ojos parecían cansados y tenía unas ojeras enormes, parecía que no había dormido en días.




-Tú padre está dando problemas otra vez.

-No causa problemas, solo intenta mantener contacto con su familia.

-No me hables en ese tono muchacho, si quería tener contacto con nosotros no se hubiera acostado con su secretaria.

-Bien mamá, me voy a la escuela.



Escuchar a mi madre quejarse era algo de todos los días así que prefería no hacerlo, de todas formas cuando regresara seguiría quejándose. Tenía que ir caminando hasta la escuela así que tenía bastante tiempo para pensar, imaginaba muchas cosas respecto a mi vida como que en algún momento Madeline podría ser mi novia o que mis notas por fin mejoren o al menos dejar se ser el único maldito antisocial de mi clase.


Llegué al salón y saludé a mi única amiga en todo ese lugar lleno de exámenes y gente falsa. Su nombre era Melissa, siempre habíamos sido buenos amigos porque nuestras madres se conocían desde hace mucho años, además que éramos vecinos y vernos era muy común.




-Hola Tomás –dijo con una sonrisa– ¿cómo estás?

-De la mierda, pero gracias por preguntar.

-¿Otra vez tienes problemas para dormir?

-No, anoche dormí bien, es solo que siento que no lo hice.

-¿Ya pensaste en ver a un doctor?

-No creo que sea necesario.



Es verdad que tenía algunos problemas para conciliar el sueño, pero no era para tanto como lo pintaba Melissa, solo era un poco de insomnio.


Estaba sentado junto a Melissa hablando sobre su gato cuando ví entrar a Madeline por la puerta. Carajo, sí que era hermosa, su cabello rubio y lacio, con esos perfectos ojos verdes haciendo juego con su piel blanca, además de sus increíbles labios gruesos con un tono rojo muy intenso, era la más sexy de todas y ella lo sabía.




-Tomás cierra la boca o vas a empezar a babear. –dijo Melissa con un tono de asco–

-Lo siento, esa chica me tiene loco.

-No necesito que me lo digas.



Llegó el profesor de historia y comenzó con su maldita clase aburrida sobre la época victoriana y esas estupideces. Obviamente no estaba poniendo atención por ver como Madeline se mojaba los labios con su lengua y jugueteaba con su cabello.




-¡Tomás!, ¿puede darle un resumen a la clase de todo lo que acabo de decir? –gritó el profesor muy molesto–

-Lo siento, yo…

-No estaba poniendo atención –dijo interrumpiendome– debería de preocuparse más por la clase ya que usted está a punto de reprobar mi materia, ¿entendió?

-Sí maestro.



Odiaba la estúpida clase del profesor Rene, "la historia no es más que un montón de gente muerta" llegué a decir una vez cuando me reprobó en un examen. Melissa trataba de ayudarme yendo a estudiar a mi casa, se preocupaba tanto por mi.




-Tienes que poner más atención, ¿te parece si estudiamos en tu casa hoy? –dijo Melissa mientras ponía su mano sobre mi brazo–

-Estaría genial, también podremos ver esa serie de Netflix que tanto me has hablado.

-¡Estupendo! –gritó ella con emoción– ¿está bien si nos vemos a las 2:00?

-Claro.



El día siguió con normalidad, clases aburridas, idiotas molestandome, las chicas populares hablando de lo genial que estuvo la fiesta del fin de semana y más clases aburridas, por lo menos hasta que nos dijeron que un profesor no pudo venir, no nos dieron muchos detalles pero parecía que había tenido un accidente.




-¿Qué le habrá pasado a él maestro Raul? –me preguntó Melissa–

-No tengo ni idea, pero espero que esté bien.

-Yo igual. Ya que no tendremos clase estas dos horas, ¿te molesta si voy a ver a mi novio?

-Para nada, ve con él.



Melissa se despidió de mí con un beso en la mejilla, teníamos años siendo amigos por lo que no era extraño. Así que ahí estaba yo, solo durante las próximas dos horas, con mucha hambre por no haber desayunado en casa y con un sueño del carajo, parecía que no se podía poner peor hasta que ví que la maestra Ana (que era nuestra tutora dentro de la escuela) venia hacia mi con la psicóloga educativa.




-Hola Tomás –dijo la maestra– ¿puedes acompañarnos un momento a la oficina de la psicóloga.

-Supongo que sí.



Me levanté de donde estaba sentado y comencé a caminar junto a la maestra y la psicóloga.




-¿Estoy en problemas? –Dije un poco preocupado–

-No, no lo estás, solo queremos hablar contigo. –Contestó la psicóloga de forma tranquila–



Llegamos a la oficina y me dijeron que tomara asiento, la psicóloga se sentó en su gran silla de oficina y la maestra se quedó parada a un lado de mi con su mano sobre mi hombro. Era la primera vez que estaba en esa oficina, tenía muchos papeles sobre el escritorio de madera y varios archivadores, algunos cuadros de paisajes y frases motivacionales estaban en las paredes que tenían un horrible color mostaza.





-¿Pueden decirme por qué estoy aquí? –pregunté con impaciencia–

-La mayoría de tus maestros han dicho que no prestas atención en clase, además que tus notas son muy bajas para un chico como tú.–me explicó la psicóloga–

-¿Te pasa algo?, ¿tienes problemas en casa que no te dejan concentrarte? –preguntó la maestra– responde con sinceridad.

-No tengo ningún problema en casa ni aquí, es solo que me aburren las clases y prefiero pensar en otras cosas.

-¿Qué cosas? -preguntó interesada la psicóloga- ¿en chicas?, ¿video juegos?

-En toda clase de cosas.

-Tomás, no hacemos esto para molestar, nos preocupas. –dijo la maestra con ese mismo tono que tenía mi madre cuando quería que le contará algo–

-Bueno, a veces me distraigo viendo a Madeline, pero solo es porque me gusta mucho. –aclare de forma rápida para no sonar como un enfermo–

-Así que estás enamorado y por eso no logras concentrarte. Como psicóloga tengo que decirte esto, tienes un TDA, o trastorno por déficit de atención, no es nada grave pero tienes que tener muy bien marcadas tus prioridades, ¿está bien?

-Creo que sí.

-Oye, esto no significa que estás loco o algo así, es muy común que jóvenes como tú tengan este tipo de casos, créeme he visto muchas cosas durante consultas.

-Entiendo, trataré de poner mis prioridades en orden. –Dije con un tono convencido para que me dejaran ir–

-Bien, cuídate Tomás. –se despidió la psicóloga mientras abría y cerraba la mano diciendo "adiós"–



Salí de la oficina lo más rápido que pude, para que no me llamaran de nuevo. Caminé hacia una banca que estaba debajo de un árbol y me quedé ahí, saqué mi celular para perder un poco el tiempo en Twitter.




-Miren, ahí está el loquito de Tomás. –escuché detrás de mí con un tono burlón–



Volteé a mirar y era Santiago, el "novio" de Madeline o al menos lo más cercano a eso. Él era el chico más popular de todos, atlético, guapo y con mucho dinero.




-Dicen que eres un psicópata, ¿no amigo? –dijo Santiago burlándose–

-No soy un psicópata, y tampoco tu amigo. –respondí–

-Será mejor que no te haga enojar, puede que termines haciendo una masacre "Charles Manson".

-Ya déjalo Santiago –dijo Madeline molesta–




Ella y yo nos quedamos mirando mientras que Santiago se levantaba y le tomaba la mano para que se fueran. Era el primer gesto amable que Madeline tenía por mi, de hecho era el primer contacto que teníamos.



-A la mierda, eso estuvo raro. –pensé–



Pasaron unos minutos y Melissa regresó después de estar con su novio.



-Ya volví –me dijo con ese tono feliz que tiene ella– ¿me perdí de algo?

-No mucho –respondí– solo maestras que piensan que tengo algún problema psicológico y Santiago molestandome.

-¿Ese idiota de nuevo? –dijo molesta–

-Es lo que hay.

-Ya no permitas que ese imbécil te siga molestando.

-Si Madeline continúa "defendiendome" creo que dejaré que me molesten.

-¿Cómo te defendió? –preguntó sorprendida–

-En realidad solo dijo "ya déjalo".

-Pero es un avance, ¿no?

-Supongo.



Melissa y yo comenzamos a caminar mientras hablamos de varias cosas respecto a nuestra vida, ella me contaba sobre su novio y yo le hablaba de lo que vivía en el divorcio de mis padres. Las clases siguieron normales después del rato libre que tuvimos, un poco de matemáticas y un poco más de química y de pronto podíamos irnos.


Yo vivía muy cerca de la casa de Melissa así que como todos los días, la acompañé hasta la puerta de su casa, ella volteó a verme y me habló.



-¿Sigue en pie lo de estudiar historia?

-Claro.

-Bien, le diré a mamá que estaré en tu casa, en un rato llego.



Entre a mi casa y mi mamá estaba haciendo la comida, era un tipo de pasta que aprendió a cocinar con una amiga italiana.



-Hola cariño, ¿cómo te fue en la escuela? –preguntó interesada–

-Bien, supongo, es lo mismo de siempre.

-Esta bien, ¿quieres comer algo?

-Voy a esperar a Melissa, vamos a estudiar juntos para historia y supongo que comeré con ella.

-¿Melissa?, genial, siempre me ha caído bien esa muchacha.




Pasaron unos quince minutos y Melissa llegó, le abrí la puerta, saludó a mi mamá y comimos pasta mientras hablábamos de la relación que tenían un par de maestros en nuestra escuela.


Terminamos de comer y subimos a mi cuarto, Melissa sacó varios cuadernos y libros de historia para comenzar a estudiar.



-Bien, empezaremos con "Las grandes guerras del siglo XX" o también podemos empezar con "Las civilizaciones del mundo antiguo". —dijo Melissa mientras miraba los dos libros que tenía en la mano—

-¿Qué tanto nos falta para terminar el curso?

-Un mes.

-¿No prefieres hacer otra cosa?, aún hay tiempo para estudiar.

-Tomás, tienes que aprenderte todo lo que hemos visto los últimos 6 meses en un par de semanas, debemos estudiar ahora.

-O podríamos ver la serie que tanto me has contado, ¿no?

-Bien, pero solo algunos capítulos —dijo Melissa con esa sonrisa que ponía cuando hacía algo "malo" pero que quería hacer—




Estaba acostado en mi cama intentando no quedarme dormido cuando Melissa se acostó bruscamente a un lado de mi, podía oler su cabello y sentir su respiración, la serie comenzó y ni siquiera lo recordaba, solo quería dormir.



-Apenas está comenzando pero créeme que es muy buena. —dijo Melissa mirando la televisión—

-...

-¿Tomás?, ¿hola?



Sin darme cuenta me quedé dormido al lado de Melissa, ella me inspiraba tranquilidad y confianza así que en cuanto se puso a un lado mío entré en un estado de gran tranquilidad.




-¡Tomás, levántate! —gritó mi mamá—

-¡A la mierda!, ¿¡Qué pasa!? —me levanté asustado—

-¿Qué pasa?, te quedaste dormido y Melissa está aquí sola en tu cuarto, ¿no dijiste que iban a estudiar?

-Lo siento señora, yo le dije que no estudiaramos —confesó Melissa— pero Tomás cada día se ve más cansado en la escuela, así que pensé que sería buena idea dejarlo dormir unas horas.

-¿Es cierto eso Tomás? —preguntó mi madre viéndome—

-Ya sabes que tengo problemas para dormir, pero no es para tanto.

-Seguiremos hablando más tarde tu y yo —sentenció mi mamá y cerró la puerta—

-Creo que es mejor que me vaya.

-Perdón por esta escena de drama, lo último que quiero es que mi madre se moleste.

-No te preocupes, yo la cague al dejarme convencer de que viéramos la tele en vez de estudiar.




Melissa guardó sus cosas en su mochila y tomó su celular de la mesa de noche, la acompañé hacia la puerta y luego se despidió de mí con un "mañana nos vemos", mi mamá sentada en la sala vio como Melissa se iba algo avergonzada por la situación.



-¿Por qué no puedes dormir Tomás?, ¿te preocupa algo? —dijo mi mamá antes de que volteara a verla—

-Es sólo insomnio mamá, no hay de qué preocuparse.

-¿Seguro?, porque estoy convencida que ese "insomnio" es el que hace que tus notas estén tan bajas.

-Estudiaré más en las noches y así podré aprovechar que no puedo dormir, inteligente ¿no?

-Sabes que odio que uses el sarcasmo en mi.

-Lo siento, es solo que odio que hagas ese tipo de cosas.

-¿Qué cosas? —preguntó mi mamá—

-Irumpir en mi cuarto cuando estoy con Melissa, y aún peor, hacerla sentir culpable.

-Creí que estaban haciendo otra cosa…

-¿Qué cosa?, ¿pensaste que habíamos tenido sexo?, nos conocemos desde niños, además ella tiene novio.

-Bueno… es que… dos chicos, solos, en una habitación, encerrados.

-Sí mamá, entiendo.




La verdad es que Melissa era muy guapa pero nunca me gustó, éramos amigos y ella estaba super enamorada de su novio. Tenía los ojos cansados todavía por la pequeña siesta que había tenido.



-Vete a bañar, iré a la farmacia por unas pastillas para dormir.

-Ya te dije que no es problema.

-Pues a mi si me parece problema, y como soy tu madre me harás caso.




Subí a mi cuarto para buscar un pijama y darme un baño, escuché el auto de mamá salir así que me quedé en el baño relajado bajo el chorro de agua esperando a que ella volviera. No sabía qué hora era pero estaba oscuro, empecé a pensar que Melissa se quedó por horas viendo la serie ella sola mientras yo dormía, y también pensé Madeline, y en su mirada está mañana mientras me defendía de su novio. Pasó un rato y mi mamá llegó, salí de la ducha y la espere en la cocina.


Me leyó un poco las advertencias sobre las medicinas, que no debo combinarlas con otras pastillas o que no debo tomarlas con alcohol y todas esas cosas.




-Toma una y vete a dormir de inmediato.

-¿Y si no funcionan? —pregunte—

-Pues mantienes los ojos cerrados hasta que duermas, mañana tienes clase. —sentenció mi madre—



Me tomé la pastilla y fui directo a mi cama, conecté el cargador al celular, sentía los ojos muy pesados, como si no hubiese dormido en días, los cerré y me quedé dormido profundamente.



8 de Abril de 2022 a las 02:50 0 Reporte Insertar Seguir historia
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