daikideltax1646367517 Meider

Esta es la historia de un inusual par con una extraña relación. Ellos pasaran sus días con diferentes situaciones, en su mayoría absurdas, junto a un tercer integrante. ¡Disfrútenlo!


Historias de vida Todo público.

#comedia #humor
0
935 VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Cada 15 días
tiempo de lectura
AA Compartir

Nosotros

Nuestras miradas se perdían hacia lo que teníamos enfrente. Cautivados como si estuviéramos viendo la película más pochoclera de la historia, y como cualquier película pochoclera, esta iba acompañada con una cara de bobo de manual.

Cada uno buscaba su propia postura de sofá que le habilitase apreciar mejor lo que veíamos. Ella se encontraba sentada a mi lado con sus brazos echados de lado como fideos, y yo en una posición de mayor nivel: dado vuelta con mi espalda sobre el sofá y mis pies mirando el techo.

Cualquiera diría que simplemente estamos perdiendo el tiempo, pero nuestra concentración era tanta que nuestras expresiones se podrían igualar a la de un corredor olímpico en sus últimos diez metros de ganar el oro.

Era simplemente majestuoso el hecho de poder siquiera admirar aquello sin que haya nadie que nos diga “los estás viendo demasiado” o “es suficiente”, ya que teníamos todo el derecho de hacerlo, y hasta iría tan lejos como para decir que era nuestro deber hacerlo.

Algunos pensarán “¿de donde nace tal deber?” y yo con gusto puedo responderles a todos ellos que, en verdad, no lo se, pero se que debo hacerlo. Mi instinto me lo exige. Tanto así que no sé qué sucedería si no lo hago, y tampoco lo quiero averiguar.

Por la expresión de mi acompañante puedo suponer que es igual para ella. Es normal, ella cumplió un rol importante en todo esto, pero aun así no deja de ser asombroso.

El solo hecho de saber que esto era algo común en la sociedad hacía que se me erice la piel.

Cuánto ha avanzado el ser humano.

—Bah bah baba —se oyó de él mientras intentaba comerse torpemente su propia mano. Fue un golpe directo de ternura.

—¡Que lindoooo! —gritamos los dos en sincronía. No podíamos contra ese nivel de dulzura. Habíamos perdido sin siquiera haber empezado.

El infante, que no superaba ni los cinco meses, nos dedicó una sonrisa traída del mismo cielo.

Basta, no somos dignos de tanta pureza.

Mi acompañante, abrumada con tanto poder sagrado, decidió romper aquel ambiente paradisiaco para sentirse mortal una vez más con una redundante afirmación.

—Es un bebe…

—Es tu bebe —revele yo, a lo que ella procedió a preguntar.

—¿Es mi bebe? —dijo sin quitar la vista del niño.

—Es nuestro bebe —volví a revelar.

—Nuestro bebe… —dijo conforme, aunque ella ya sabía todo esto.

Mientras el niño seguía jugueteando con sus extremidades en la comodidad de una almohada apoyada sobre la alfombra, respiramos hondo mientras cerrábamos nuestros ojos para dejarlo salir junto con toda concentración.

Que agotador era admirar a un ángel.

—Oye Adam —dijo ella.

—¿Qué, Sara?

—¿Por qué tenemos un bebe?

—… Yo te lo respondería, pero no quisiera ponerme técnico frente al bebe.

—… Quisiera una respuesta no tan a detalle de ser posible.

Llevé mi dedo a mi barbilla mientras seguía de cabeza en el sofá.

Una pregunta complicada.

—Porque ¿somos padres? —respondo dudoso.

—¿Por qué somos padres?

Parece que nos pusimos trascendentales, pero aceptó el desafío.

—¿Tiene que ser una respuesta realista o puedo responder con el de la cigüeña?

—Sorpréndeme.

—… Ejem... Erase una vez un niño y una niña, ellos se conocían desde los cinco años. Les gustaba mucho jugar juntos, tanto así que crecieron mientras iban a las mismas escuelas. Una vez terminado el instituto, los padres de ambos niños dijeron “Oye, llevan juntos desde primaria ¿Por qué no se casan?” y pum, matrimonio, y por si fuera poco, pum, tuvieron un hijo, y si aun no te era suficiente, pum, el esposo terminó cometiendo adulterio ocasionando que se divorciaran, lo que causaría que por la culpa este se suicidara con una cuerda en lo oscuro de su habitación.

—Te inventaste la mayor parte de lo último.

—Quería darle dramatismo. ¿Te gustó?

—Eso depende. ¿En verdad cometiste adulterio?

—Por supuesto que no ¿Sabes lo complicado que debe ser hacer eso?

—Solo quería saber si tenias los huevos de haberme engañado —declaró ella sin titubear.

Su frialdad era notable, será mejor proceder con cuidado a partir de ahora.

—…Aunque si terminamos divorciándonos, ¿eso quiere decir que si puedo cometer adulterio ahora?

No soy bueno dándome consejos.

—Para empezar, no sería adulterio si no estamos casados —respondió ella.

—Oh, es verdad. ¿Y qué sería si hago eso ahora?

—Supongo que algo normal.

Que complicado es esto del divorcio.

—… Y si llegase a hacer eso, ¿Te enojarías? —pregunte por gusto al deporte.

Sara levantó la cabeza con sus ojos cerrados buscando una manera de responderme.

—¿Tu te enfadarías si llegase a salir con alguien más? —dijo devolviéndome la pregunta.

—Por supuesto que no, estamos divorciados —respondí como si fuera lo más normal del mundo.

—Ahí tienes tu respuesta.

No se si entendí, pero estoy convencido. O estoy convencido de no haber entendido.

Sea como fuere, no valía la pena pensar tanto en ello. No es como si nos hubiéramos tomado esto del matrimonio en serio tampoco.

Pero de algo si estaba seguro.

—Byah baah bah —dijo el ángel nuevamente para reclamar nuestra mortalidad, esta vez intentando comerse su propio pie.

—¡Qué lindoooo! —volvemos a gritar con fascinación en nuestras miradas.

Estoy seguro que este pequeño sí debe ser tomado en serio.

5 de Abril de 2022 a las 23:05 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Leer el siguiente capítulo ¿Nosotros?

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 1 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión

Historias relacionadas