Apurado por cuestiones mías, un fino papel rasgó mi índice, repentinamente sentí un dolor, empero, al posarse súbitamente mi mirada en el dedo herido, noté que tenía un corte abierto y no sangraba, la sangre no corría debajo de él, fue el momento oportuno para saber que era diferente ya que nadie podía igualar tamaña hazaña, hasta la hendidura soltada del cuchillo pudo haber estado cerca, pero, la sangre arruinó el cometido, cuando el pico del cuchillo se adentró en el estómago de aquel chico cándido, poseedor de la sangre más olorosa y candente que pude haber probado en tiempos lejanos que me llenan de añoranza.
Fue bello, el hecho de no ser rechazado pero prontamente todo lo bello se vio rasgado cuando me encontré preso por los demonios habitantes del erebo, de mi propia cárcel.
Él aceptó, lo que la vida le otorgó, y tendente a hacer plausible la unión esperada, me beso y concluyó la resolución antojada.
De manera inusual, vi terror en su mirar y con voz exacerbada, me gritó "monstruo infame" y que nuestra unión solo habría de ser, un obsceno recuerdo que podrá lacerar su orgullo al ser evocado; solté un grito estrepitoso y eso fue lo último que recuerdo de su rostro pálido.
No puedo mostrar arrepentimiento, ya que no he pecado, solo me deje llevar por el genio dentro mío que gritaba "sacia tu instinto".
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.