guminho_ Joan Kim

Un mago deseaba ser amado, un hada que buscaba el amor. Una mirada bastó para que el mago más cruel cayera por aquella hada inocente. ✓ Portada por @kooromi_ en WATTPAD


Fanfiction Bandas/Cantantes No para niños menores de 13.

#yoongi #jimin #yoonmin #bts #romance #fantasía #drama #magia #fanficcion
Cuento corto
5
547 VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Único

***

¿Recuerdan aquella historia que comenzó todo? La historia del Brujo y Lucifer.

Bueno acompáñenme a ese mismo bosque, un poco más allá de entre los árboles y arbustos. Donde una barrera mágica separa al mundo humano del mundo mágico. Detrás de aquella barrera un bosque Encantado hay, y un mago muy poderoso era quien vivía allí

Esta historia enlazada esta con la historia anterior.

El mago la mano derecha del temido Lucifer fue, Min YoonGi a Jeon Jungkook fiel fue y su amistad con el paso de los años se reforzó. Una familia Lucifer formó, mientras que el mago poderoso triste y solo se quedó.

En ese mismo bosque, un hada triste volaba, la soledad odiaba y amor buscaba. Su corazón dolido estaba y sus alas grandes molestaban.


***


El silencio reinaba y después de amarlo, comenzaba a odiarlo. Sentía un vacío en su corazón y no le gustaba para nada. La soledad había empezado a convertirse en su némesis e ignorarlo se hacía cada vez más imposible. Para él, un mago de rango alto, le era imposible ignorar algo tan simple como lo era la soledad.

El libro de conjuros que levitaba, cayó y sus lagrimas soltó. Dejándose caer en la silla, sollozó. Era infeliz, tenía todo lo que quería; poder, riquezas, palacios, fuerza e inteligencia. Pero nada de eso, llenaba el vacío que en su alma se formaba. Algo le faltaba, pero asumirlo le costaba.

El amor le faltaba, pero Min YoonGi lo negaba.

¿Quién amaría a un ser tan malvado como lo era él?

En sus manos sangre las manchaba y almas cargaba. Muertes a su alrededor deambulaban. Era un mago poderoso y maligno. Nadie lo amaría realmente por lo que era. Todos lo querrían por su poder, no por su corazón y a su alma eso lastimaba.

Deprimido salió de su castillo, la luna llena alumbraba el bosque con devoción. Una ligera brisa movió las hojas de los árboles. Su larga capa oscura se movió y el mago se elevó, en el techo de su castillo quedó y a la luna observó. Su más intima amiga, quien era como una madre.

Una mujer de cabellos blancos, piel de porcelana, ojos miel y vestiduras blancas angelicales, reposaba en lo alto, tejiendo. Su belleza encantaba a cualquier y eso lo tenía Min YoonGi lo tenía claro.

—¿Cómo te puedes sentir bien haya arriba estando sola? —el mago le preguntó a Hyuna.

Kim Hyuna.

Ese era el nombre de la luna.

La mujer miró al chico con una sonrisa compresiva. Esa pregunta siempre la hacía Min YoonGi cuando la soledad le calaba. Ella lo conocía tan bien, que a veces se sorprendía. Pero, caía en cuenta de que lo había visto crecer.

—No me siento bien, es costumbre, cariño, yo me acostumbre a permanecer aquí por el resto de mi vida —respondió la luna, dejando de tejer— No me gusta estar aquí, estoy obligaba, una maldición es difícil de deshacer y más como la que yo tengo; Extraño a mi hijo, no es fácil verlo desde aquí, no poder estar con él para abrazarlo y acariciar su cabello cuando esta triste, y no poder abrazarte y reconfortarte me lastima el alma, mi amor.

El mago sollozó y abrazó sus piernas, ocultando su rostro entre sus rodillas. Hyuna miraba a YoonGi, parecía un niño débil, desamparado, perdido, abandonado... Y le dolía verlo así, honestamente. En momentos como esos, YoonGi le recordaba a su hijo, tenían tanta semejanza.

—Me siento solo, Noona —lloriqueó Min, sorbiendo su nariz— ¿Realmente alguien me podría amar de verdad como soy? No quiero a alguien que solo este conmigo por mi poder o mis cosas. Yo quiero a alguien que me ame sin importar las almas que tenga a mi alrededor y la sangre que manche mis manos, mis defectos o mi magia —sus ojos brillaban dilatados y la luna sonrió con ternura, el mago parecía un gatito— Alguien que me ame realmente como soy.

Las lagrimas deslizaban por sus mejillas pálidas, que deprimente. ¿Quién diría que detrás de la fachada indiferente y fría del mago, había una débil e insegura?

—¿Qué pasaría sí muero? —preguntó el mago con la mirada perdida— No habrá diferencia, de nada sirve vivir si no tengo amor.

Hyuna pudo escuchar su corazón partirse, dos lagrimas gruesas se deslizaron por sus mejillas, estas cayeron y en dos perlas se convirtieron.

—No sabes como me duele verte así, cariño, pero ambos sabemos que morir no hace parte de tu destino -suspiró Hyuna— Sí alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, solo tendrás que saber reconocerlo -y con esas últimas palabras desapareció, dándole paso al sol.

Aquella frase quedó grabada en la mente de YoonGi, quien pensativo se quedó. En el techo se mantuvo por largos minutos, sin darse cuenta que el sol con todo esplendor jocoso le observaba. No fue hasta que el comentario del sol, la molestia en su ser despertó.

—Oh, oh —murmuró burlón el peliamarillo en lo alto— ¿El poderoso mago Min YoonGi llorando? Debe de estar nevando en el infierno.

El mago rodó los ojos, molesto. El sol comenzaba a molestarlo. Literalmente.

—Metete en tus asuntos, Jung —gruñó el mago levantándose.

Sin embargo, en los planes del sol, dejarlo de molestar no estaba en sus planes.

—Eres débil, Min, no sé como es que cargas con tantas muertes en tu espalda —se mofó Hoseok, mirando al mago con orgullo.

—¡No molestes a YoonGi, Jung Hoseok! —desde lo lejos, la femenina voz de la luna por el universo resonó, seria y seca a Jung se refirió. Y el sol en su lugar callado y temblado se escondió.

Hastiado con el sol y agradecido con la luna, el mago del techo de su castillo se bajó e ignorando a Jung, a su casa entró. Mirando algunos libros, suspiró, estaba agotado, pero no era el agotamiento físico sino el emocional. Tomando uno de los libros, información buscó, Lucifer pronto llegaría e información le pediría.


***

Una presencia poderosa se presentó, y no le fue difícil adivinar de quien se trataba. Una sonrisa burlona en sus labios se curvó y se giró, para ha su jefe poder observar.

A Jeon Jungkook encontró, y por su expresión nada bueno le tenía que decir.

—Lucifer, Lucifer, Lucifer —canturreó el mago— Amigo mío, ¿Cómo estas?

Su voz burlona salió, y al rey del averno para nada le gustó. Para nadie era un secreto que el mago era demasiado frío y burlón, no le gustaba mostrar sus sentimientos y bendito fuese el afortunado que pudiese ver más allá de la coraza llena de frialdad.

—¿Qué has conseguido? —directo, como siempre, Lucifer cuestionó.

Min el ceño frunció con confusión. Su mente perdida estaba y las cosas con rapidez olvidaba. Hasta que segundos después, entendió.

—Oh, bueno, no mucho —el mago murmuró— Te sorprenderías sí te dijera lo que sé, pero primero algo a cambio.

Lucifer hastiado, una ceja enarcó.

—¿Qué quieres? Lo tienes todo, deja de jugar y habla —ordenó el rey del averno, con notable molestia en su voz.

No lo tengo todo.

Iba a decir Min, pero su boca decidió cerrar. Ignorando a Lucifer, olímpicamente, en una silla se sentó y con un libro levitando una taza de café preparó. Leyendo se quedó, y cuando el café listo estuvo, un sorbo lento tomó.

—Siéntate, pajarraco, las cosas son largas y no te van a agradar —el mago comentó y Lucifer le obedeció, en su forma demoniaca estaba y el mago no hacía más que pensar en el desorden que las alas oscuras podrían formar.

—Comienza.

—Bien, primero; Lamento decírtelo, pero Eun-yeong tiene razón —Min YoonGi suspiró, un poco de café bebió—, para que Jeong despierte, Lalisa tiene que estar presente —Informó— Sin embargo, una pequeña opción tienes, comunicarte con tu hijo tu puedes, debes a Taehyung decirle que un conjuro busque, para que a la mente de tu hijo tu entres.

El cuerpo de Lucifer se tensó y sus ojos oscuros en dos bolas rojas se transformaron. YoonGi un mohín hizo y en un chasqueo de sus dedos, la taza y el libro desaparecieron, al igual que todo en su alrededor. Los dos en el bosque aparecieron, rodeados de árboles y arbustos.

—Segundo; Eun-yeong es la reencarnación de tu madre, Jeon Jiwoo —El mago caminó a su alrededor, detectando con detenimiento cada movimiento de Lucifer— Tu madre fue la tercera mujer que tu padre tuvo, Jeon Young, y aquello no lo supiste, pero tu esposo, Kim Taehyung, si lo sabe —la expresión de sorpresa en el rostro de Jungkook no fue pasada por alto por YoonGi— Antes de que tu padre se casara con Jeon Jiwoo, hubo otra mujer y antes de esa, hubo otra. La primera mujer de tu padre fue Lalisa, mejor conocida como Lilith, ellos se iban a casar, pero a la vida de tu padre llegó otra mujer... Kim Hyuna, en ese tiempo, ella era conocida por ser la pareja de Kim Hyo-jong, uno de los cuatro arcángeles, este era conocido como el arcángel Miguel Ángel. Su amor era prohibido, tu padre era enemigo del cielo y gobernador del inframundo, mientras Hyuna, era una simple mundana con poderes sobrenaturales, sin embargo, a ninguno de los dos le importó, porque se amaban y eso era importante, pero Lilith no estaba dispuesta a perder lo que con tanto esfuerzo y trampas logró conseguir.

Narró el mago mientras con su magia, hacia que figuras en el viento se formarán ayudando a narrar la historia. Mostrando sombras oscuras y las acciones que ocurrían en lo que narraba. En ese momento dos figuras se mostraron, ambas se veían alegres, Jungkook las identificó como su padre y la madre de su esposo. Jeon Young y Kim Hyuna.

—Cuando Young confirmó su compromiso con Hyuna y canceló su boda con Lilith, está de rabia se llenó —una silueta se formó, era oscura, maliciosa y malvada—. Y una plan de venganza ideó, el tiempo pasó y con ello, el rey de ese entonces, la llegada de su primer hijo anunció, Lalisa con enojo y rencor una maldición a Hyuna lanzó, condenándola a ser la luna por el resto de la eternidad, Young al enterarse de la maldición, no supo quien había sido el causante, simplemente se deprimió con la idea de que Migue Ángel en busca de venganza al amor de su vida arrebató, condenando a Lucifer y a la luna a vivir separados. El 15 de noviembre de hace diez siglos hubo luna menguante, aquel día Hyuna a luz dio al segundo hijo de Lucifer.

Jungkook frunció el ceño confundido, no estaba comprendiendo a Min en lo último. ¿Cómo que segundo hijo, acaso no era el primero? Se cuestionó.

—Pero, ¿No era el primero? —inquirió Jeon, exigiendo saber más.

—Tu padre había tenido un romance con Jiwoo estando con Lalisa, en un encuentro carnal con tu madre, fue donde te engendraron, Jiwoo se enteró del embarazo justo cuando tu padre anunció su compromiso con Hyuna —aclaró el mago—. A parte, el embarazo de una súcubo a comparación de una mundana es muy diferente. El desarrollo del feto en una súcubo es mucho más rápido y avanzado, tu madre te dio a luz cuatro meses después, y fue cuando se contactó con tu padre, pidiendo ayuda, Young no dudó en dársela y al confirmar que eras su hijo no dudó en darte todo lo que quisieras, se enamoró de tu madre y Jiwoo se enamoró de tu padre, Young no dejó de hablarle a Hyuna, Hyuna duró nueve meses gestando, casi llegó al décimo mes, sin embargo, dio a luz, ángeles bajaron a ayudarla en la labor del parto, y de hay nació Kim Taehyung.

El viento una figura formó; Una luna menguante apareció y en la curva una mujer de cabellos blancos con un niño en brazos apareció. Esa era la imagen de Kim Hyuna y su hijo, Kim Taehyung.

—Tu padre nunca se enteró, y cuando Jiwoo se lo iba a comentar, Lilith con toda su ira y sed de venganza, los mató a ambos —continuó Min— Tu en ese momento tenías un año humano, y cien años demoníacos. Jeon Eunha, hermana de tu padre fue quien te crio y mientras tú crecías, ella el infierno gobernó.

—Por eso ella nunca estuvo de acuerdo con mi relación con Lalisa...

YoonGi la razón le dio.

—Bueno el resto tú ya lo sabes, así que eso era todo —terminó por decir el mago.

—No, sigo sin comprender —murmuró Lucifer—. ¿Cómo es que mi hija es la reencarnación de mi madre?

Oh, lo había olvidado. Faltaban cosas por explicarle, pero tenía sueño... Bien, le explicaría eso y luego desaparecería.

—Tu madre antes de morir, había susurrado un hechizo, Hyuna le ayudó en ese momento, ambas hicieron aquel hechizo con el fin de que Lilith no se metiera contigo y con el brujo —explicó—. Y ahora que me doy cuenta y recuerdo, yo también ayude... En fin, aquel hechizo era casi imposible de hacer, ya que tenía ciertos riesgos, pero aún así lo hicieron, claro que si lo lograban, podían llegar a morir o a quedar sin energía. En este caso, eso solo hizo que tú madre terminará de morir y que Hyuna sin fuerzas quedará.

—¿De que trataba el hechizo?

—Que el alma de tu madre fuese heredada a la siguiente mujer que tuviese su sangre —respondió el mago— Y así fue. No es demasiado difícil de notarlo, si te das cuenta detenidamente, tu hija tiene el mismo carisma que tu madre, ambas son caprichosas, poderosas, imponentes —especificó.

Lucifer comprendió. YoonGi tenía razón.

—Y con ayuda de tu hija pueden encontrar la manera de que Jeong vuelva, hay muchas maneras, pero todas son inciertas, la más efectiva es que Lilith regresé a la vida.

Jungkook sin decir palabra alguna se fue, YoonGi quedó mirando por donde se había ido el pelinegro y suspiró.

—Ojala pueda recuperar a Jeong.

Murmuró y volvió a su castillo. Todo volvió a un silencio sepulcral. YoonGi apretó sus labios, inconforme.

Le tenía envidia a Jeon, pero no de la mala, todo lo contrario, le alegraba que Lucifer pudiera ser feliz, bueno justo ahora pasaban por algo que era inevitable, pero sabía que saldrían de esa.

Leyó unos libros, práctico conjuros sencillos, jugueteó un rato con un pequeño gato negro y luego... Luego se aburrió.

Salir parecía su única opción para no sentirse tan solo, por lo que, haciendo caso a su mente, salió. El sol estaba apunto de ocultarse, Jung Hoseok poco a poco iba durmiéndose y Min no pudo estar más feliz; pronto Hyuna llegaría, después de todo no era tan malo.

Fue al bosque, caminó un rato y se entretuvo con los animales, un ciervo bebé estaba jugando con él, le parecía tan tierno que no pudo evitar sonreír enternecido.


***


Por otro lado, un hada volaba con cansancio. Parecía que aquel bosque era un laberinto sin salida.

¡Ya había pasado más de cinco veces por el frente del mismo cerezo! Estaba agotado y tenía mucho frío.

En un suspiro se quedó sobre la rama de un árbol, lo suficientemente gruesa como para sostener su peso. Bueno, tampoco era un pesará mucho. La luna ya estaba en lo alto, brillando con todo su esplendor, Jimin se quedó observándola, le pareció ver a una hermosa mujer, y está pareció también verlo, el hada con sus ojos entrecerrados, pudo notar como está le sonreía y no vio más, pues había cedido al sueño que se había negado durante largos días.

Terminó por cerrar sus delicados párpados y dormirse. Sin darse cuenta que ha unos metros de distancia, la luna y un mago conversaban.

—YoonGi —la suave voz de Hyuna inundó los tímpanos del mago, haciendo que levantara la mirada y cruzará con la de la luna.

—Hola, Noona —sonrió el mago.

La luna le devolvió la sonrisa, haciendo que su luz se expandiera aún más e iluminará todo el lugar de manera hermosa.

—Cariño... Creo que tenemos un nuevo visitante —comentó la mujer soltando una risita.

Min frunció el ceño, confundido. Era casi imposible que alguien supiera del bosque. Eran pocos los que podían entrar y sabían del lugar.

—¿Un humano? —preguntó con molestia.

Odiaba a esa plaga de seres. No tenían ni el derecho de llamarse humanos, por culpa de ellos era que todos los bosques iban en decadencia, en la actualidad habían no más de ciento veinte bosques encantados, los guardianes de dichos lugares se habían encargado de crear una barrera, donde si algún ser humano intentaba entrar, moriría de manera inmediata y desaparecería de la faz de la tierra. En el caso de YoonGi quien era el guardián del bosque Filter, aquel humano que intentará entrar a su bosque, era vilmente torturado por dos enormes soldados de hierro.

Y finalmente YoonGi se encargaba de que el alma se dirigiera al infierno.

Claro, solo hacia aquello con personas que tenían malas intenciones, y eso solo lo sabía él y los dos guardianes, ellos leían el alma y mente de las personas; Si eran buenas, los hechizan para que se dieran media vuelta y olvidaran que había más allá de la barrera.

No era tan desalmado como para asesinar a un niño o a una mujer, exceptuando si esta última era malvada, cabe aclarar.

Se preguntaba como Dios siendo tan poderoso, dejaba que seres tan malignos como lo eran los humanos existieran. Tenía claro que él no era un santo, sin embargo, ¿Cómo una de las "maravillosas" creaciones del señor todopoderoso podía ser tan cruel?

—No, no, no, no es un humano—se apuró a aclara Hyuna—. No te alarmes, querido, es un hada.

YoonGi abrió su boca con sorpresa. No era muy frecuente ver hadas por el bosque, puesto que todas le temían a YoonGi. La mayoría de veces solían esconderse de él, por temor a que algo les pudiera hacer el mago.

—¿Qué hace un hada por estos lados?—pensó en voz alta YoonGi.

—Se veía cansada, esta durmiendo sobre la rama de un cerezo, posiblemente estaba explorando —dijo Hyuna sonriendo.

Min torció sus labios. Y aquel gesto enterneció a la luna.

—¿Por qué no vas y lo miras?—sugirió la mujer de cabellos blancos.

YoonGi arrugó su nariz, negando.

—A penas me vea, seguramente huira—gruñó.

—¿Cómo lo sabrás si no lo intentas?—preguntó la luna elevando sus cejas.

La verdad era que Hyuna quería que YoonGi fuese y ayudase al chico, ella tenía un buen presentimiento con esos dos, algo le gritaba que sucedería lo que tanto YoonGi anheló durante mucho tiempo.

—Pero, Noona...—balbuceó inflando sus mejillas.

Hyuna rió y sopló, haciendo que una ligera brisa golpeara el rostro del mago y removiera su oscuro cabello.

—Ve y ayúdala, corazón—dijo la luna antes de darle la espalda a YoonGi y comenzar a tejer.

El mago supo que la luna ya no le hablaría más si no hacía lo que le pidió, por lo que; bufando y refunfuñando comenzó a caminar en dirección contraria a donde estaba el hada de cabellos rosados, claro que el mago no sabía donde estaba, no fue hasta que se detuvo y miró a la luna, Hyuna sonriendo señaló a la derecha, dándole aun la espalda. YoonGi comprendió y caminó en dicha dirección, devolviéndose.

—¿Qué le diré?—susurró para sí mismo— ¿La despierto y le hablo? O... ¿La llevo al castillo? No, no, no, seguramente pensara que la secuestre, así que... Mejor la despertare y le hablare, ojala no huya.

Mientras murmuraba cosas para sí mismo, levantó su mirada y buscó entre los árboles al hada, no era tan difícil, puesto que era la única que había allí. Ya que, el resto de las hadas estaban más que todo por el norte. Levitó, así le sería más fácil buscarla. Escaneó entre varios cerezos, pero nada... Hasta que la vio.

Sintió como el aire le faltaba, joder, jamás en su vida había visto a alguien tan hermoso, exceptuando a Hyuna claro esta. Sin embargo, la belleza que aquella hada frente a él tenía, lo había dejado anonadado y encantado. La brisa golpeó con suavidad el rostro adormilado del chico, moviendo sus cabellos rosados y despejándolos de su rostro, causando que el hada arrugara su nariz y soltara un bostezo.

—Mierda.

—Sin groserías, Min—reprendió Hyuna.

—Lo siento—susurró YoonGi.


***


El hada en su mundo de sueños, escuchaba voces lejanas. Una voz masculina y una voz femenina. Poco a poco, se escuchaban más cercanas, hasta llegar al punto en el que ya las escuchaba con claridad. Abrió sus ojos y los talló, parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz que la luna emanaba y fue cuando pudo ver a un hombre pelinegro que levitaba y hablaba con una mujer de cabellos blancos que estaba en lo alto de la luna.

Su entrecejo se frunció con lentitud, confundido.

¿Qué hacía un hombre levitando y hablando con... la Luna?

Bien, posiblemente seguía durmiendo.

Mentira.

—Mira, YoonGi—dijo la mujer—. La bella hada ha despertado.

El hombre se giró y Jimin no pudo estar más sorprendido. Sus rosados ojos cruzaron con los azules ojos del hombre. Jimin juró que jamás en su vida había visto unos ojos tan hermosos como los del hombre. Sin embargo, salió de su ensimismamiento cuando el pelinegro se acercó a él, quedando a una distancia, un poco, considerable.

—Hola...—murmuró YoonGi— ¿Estas bien?

El pelirosa tragó seco y abrió su boca, intentando hablar. Fallando, porque ninguna palabra salió. Solo movía su boca, pareciendo un pececito.

—Oh, creo que lo hemos asustado—dijo Hyuna preocupada.

—Sí ves—farfulló el mago—. Te dije que se asustaría, pero tú no quisiste escucharme.

La mujer de cabellos blancos miró al pelinegro en reprimenda. Mientras tanto, Jimin miraba escéptico la escena. Estaba desconcertado, mucho, demasiado. ¿Quiénes eran y por que estaban ahí, frente a él?

—Más respeto, mocoso—dijo la mujer.

—Yo-Yo...—balbuceó Jimin— ¿Qui-Quiénes son uste-ustedes?

La luna y el hombre dirigieron su atención a el hada, quien parecía tener una ataque de nervios.

—Oh, ternurita—sonrió la luna—. Yo soy Kim Hyuna. Preséntate YoonGi, no seas grosero.

El susodicho gruñó y se cruzó de brazos.

—Soy Min YoonGi, el mago más poderoso del inframundo y mano derecha de Lucifer—se presentó con altivez el mago.

Jimin asintió, y duró procesando la información dada. Hasta que cayó en cuenta de algo. Min YoonGi... Mago... Mano derecha de Lucifer... Poderoso... Esas características le sonaban, su hermano le había hablado de un mago que protegía el bosque Filter. Todo hizo click en su cabeza.

—¡Ah!—gritó y como pudo, salió volando despavorido.

Hyuna y YoonGi quedaron perplejos ante la repentina acción del hada.

—Huyó.

Dijo el mago mirando a la luna y señalando por donde se había ido el chico. Hyuna suspiró, se había equivocado.

—Ve detrás de él—sugirió Hyuna teniendo una idea.

YoonGi la miró incrédulo.

—No, no iré, me golpeara—dijo negándose.

Hay estaba la inseguridad de nuevo. Hyuna ladeó su cabeza y negó, la hizo una seña a YoonGi para que se acercara, este acató la orden y la miró con curiosidad.

—No seas inseguro, cariño, ve y háblale con claridad—sonrió la mujer—. Ayúdalo y no seas altivo ni grosero.

El mago asintió, derrotado y se encaminó a volar por la misma dirección en la que el hada había huido, no podía negar que le dolió cuando el hermoso chico huyó despavorido. Tuvo la leve esperanza de que el hada no se asustara, pero toda esperanza murió cuando esta gritó y se fue.

—Espero no huya de nuevo—susurró con la cabeza gacha.

Duró minutos buscando al chico, ya se estaba agotando de andar sin rumbo alguno. Pronto saldría el sol y la luna se iría. Como deseaba que Hoseok nunca saliera y Hyuna nunca se fuera, pero desgraciadamente eso era un deseo imposible de cumplir. Dio un largo suspiro y continuó volando y buscando al hada.

Y a su mente llegaron miles de preguntas: ¿Tendré una oportunidad con él? ¿Si hablo con él y me escucha podremos tener algo? ¿Realmente todo el mundo me tiene miedo? Ni que fuese Young o Jungkook, ellos son peor que yo... ¿Me escuchara si le hablo? ¿Huira de nuevo?

Con tantos cuestionamientos en su cabeza no se dio cuenta en que momento el sol salió, por lo que se apuró en buscar al hada. Quizás... Con algún hechizo la pueda encontrar, eso era.

—Idiota, ¿Por qué no pensé eso antes?—se golpeó la frente y comenzó a recordar algún hechizo— Bien, tal vez este sirva... Est in silva nympha cum puniceo coma, eamque Quaero, formidolosa ac perdita, ferat ad aquilonem, ventus, amice, me ducet ubi sit (Un hada en el bosque hay, de cabellos rosados es, y la estoy buscando, temerosa y perdida esta, por el norte debe de estar, viento amigo mío guíamepor donde ella se encuentra)

Dicho eso, el viento sopló con fuerza, las hojas de los árboles se movieron en dirección del norte. YoonGi suspiró y se dirigió hacía por donde el viento le indicó. Saludó en el camino a algunos animales.

—Estúpida hada, ¿A donde habrá ido?—gruñó el mago mientras seguía el camino que el viento le indicó.

No se dio cuenta en que momento, las hojas de los arboles dejaron de moverse, para después cambiar de dirección. Ahora señalaban en dirección contraria, YoonGi frunció su ceño y bufó. ¿Qué había pasado? Giró y justo cuando iba a seguir su camino. Un cuerpo chocó con el suyo, causando que perdiera el equilibrio y cayera junto con el otro entre las ramas de los árboles.

Finalmente, cayó de espaldas en el pasto con el otro cuerpo sobre él. Cerró sus ojos al sentir el impacto en su espalda, el dolor se expandió por su cuerpo y maldijo por lo bajo. Escuchó un quejido y abrió sus ojos, encontrándose con una cabellera rosada.

Empujó al hada, causando que esta cayera a bruces. Se levantó y sacudió sus prendas. Jimin gruñó quedito.

—Mierda—farfulló YoonGi.

El hada infló sus mejillas, y con ayuda de sus alas, se levantó. El mago lo miró; tenía sus mejillas regordetas sonrosadas, y en una de ellas tenía un rasguño, su cabello estaba desordenado y sus prendas estaban rotas y desaliñadas.

—N-No digas gro-groserías—balbuceó Jimin intentando arreglar su cabello.

Los ojos gatunos del mago, se encontraron con los ojos media luna del hada. Un brillo en sus iris se presentó. YoonGi sintió algo en su interior, sintió una calidez extraña. Jimin sintió confianza al observar al mago.

—¿Estas bien?—cuestionó el mago acercándose.

Jimin desvió la mirada y cuando pensaba huir. El mago habló, deteniéndolo.

—No huyas.

El hada se detuvo y lo miró aterrado. Por su cabecita pasaron muchos pensamientos malos. ¿Qué le haría ese mago cruel? ¿Lo torturaría? ¿Lo asesinaría? ¿Lo mataría? Quería llorar. ¡Aún era muy joven para morir!

—No temas, no te haré daño—aclaró el mago, con tranquilidad.

Y no mentía. YoonGi intentaba no verse de manera aterradora, sin embargo, sabía que de nada servía, ya que, todos lo señalaban como alguien malvado. Y lo era, pero no siempre. Él sabía controlarse, no era como Lucifer.

—¿Cómo sé que no mientes?—inquirió el hada, temblorosa.

—Acompáñame a mí castillo y déjame mostrarte que no soy como el resto del mundo dice—estiró su brazo hacía el pelirrosa.

Jimin miró la mano contraria y suspiró. No sabía que estaba apunto de hacer, sin embargo, confió y la tomó.

Y fue la mejor que tomó en su vida.


***


Una bella hada terminaba de preparar una deliciosa tarta de frambuesa, el olor llegó a las fosas nasales de un mago.

Después de su encuentro en el bosque, Jimin conoció a YoonGi, cayendo completamente enamorado de él. Ambos se declararon su amor después de dos semanas, la luna siendo testigo de su bello y puro amor, no pudo estar más feliz por su lindo gatito.

—Yoonie~—llamó en un canto a su amado mago.

Min escuchó el llamado de su hada, por lo que, se dirigió hacía donde se encontraba Jimin. Había pasado más de tres años, en los que, los dos jóvenes disfrutaban de su bello amor. Sin embargo, nunca llegaron a pensar en que algo o... alguien los separaría.

Jimin tomó la vajilla con el postre y voló hasta la mesa, dejando con delicadeza la comida sobre el cristal. De repente, unos brazos lo abrazaron por la cintura, asustándolo. Giró sobre su eje y sonrió cuando vio al mago.

—¿Qué has cocinado?—preguntó YoonGi besando a mejilla de Jimin.

—Tarta de frambuesa—respondió el hada riendo quedito.

El mago ronroneó. Sabía que eso le gustaba a su chico, por eso lo hacía seguido.

—Mi favorita—sonrió el mago.

—Lo sé, solo hay que espera unos minutos para que enfríe y te doy una gran rebanada—dijo el hada acariciando el cabello oscuro de Min.

YoonGi asintió y besó los labios de su amado. Ambos estaban tan absortos en su burbuja de amor y felicidad que ninguno notó como una tercera presencia llegaba a la sala.

Una mujer de cabellos azabaches, piel pálida, ojos azules y alta, miraba la escena con hastío. Odiaba que Min YoonGi la hubiese olvidado con tanta facilidad y la hubiese cambiado por un hada... estúpida e inútil. Aburrida de ver aquello, caminó con firmeza. El sonido de sus tacones haciendo eco.

YoonGi se separó de Jimin y giró cuando escuchó dicho sonido, seguido de una risa femenina. No tardó en reconocer a quien pertenecía, por lo que, con suavidad empujó a Jimin detrás de él y enseguida un cubo se formó alrededor del hada.

—YoonGi, YoonGi, YoonGi—canturreó Shin Suran.

El mago se tensó cuando la vio. Esa mujer había sido lo peor que le había sucedido en la vida. Ella le había dado tantos problemas. Fue la peor tormenta que arrasó con su vida, pero llegó Jimin con su hermosa voz y su sonrisa para volver su vida una dicha.

—¿Qué estas haciendo aquí, Suran?—exigió YoonGi con seriedad.

La mujer rió y se acercó a YoonGi.

—Vengo a recuperar lo mío—sentenció Suran con firmeza.

La azabache chasqueó sus dedos y el cubo se estalló, Jimin cayó de rodillas en el suelo. YoonGi miró sobre su hombro y su expresión cambió drásticamente por una horrorizada.

—¿Recuerdas que gracias a ti tengo mucho poder?—preguntó con cinismo la mujer—. Además, ahora tengo el bello don de poder controlar la vida de las personas, algo que solo tú y Lucifer podían hacer, pero ahora yo también puedo.

—¿Cómo es que...?—cuestionó YoonGi, sin embargo, obtuvo la respuesta por si mismo— Lalisa...

—¡Así es!—carcajeó Suran— Esa bruja loca me otorgó este bello don, solo para poder vengarme de ti.

—No le hagas daño a él—pidió el mago—. Dime que es lo que quieres y te lo daré.

Lo que más le preocupaba a YoonGi era que le hiciera daño a Jimin, porque para él lo más importante era el hada. Sí a Jimin le ocurría algo YoonGi se volvería loco. De eso no había duda.

—Oh, mi querido Min, nunca te vi tan preocupado por alguien—se mofó Suran.

—¡Déjate de juegos y di que es lo que quieres!—gruñó el mago furioso.

—Mucho cuidado como me hablas porque tu bella hada puede morir con tan solo chasquear mis dedos—siseó la mujer.

Mientras tanto Jimin miraba la manera de poder ayudar a YoonGi, esa mujer estaba loca, había escuchado hablar de ella, y el mago le había contado sobre ella. Lo que jamás e imaginó era que la vería alguna vez.

—No le hagas nada—rogó YoonGi.

—Eso no será posible, Yoon, porque si quiero lo que es mío, esa estúpida hada debe morir—sentenció la mujer.

Las manos de YoonGi temblaron, y como pudo, las movió creando un circulo dorado con varios símbolos, los presionó y una llamarada se fue en contra Suran, sin embargo, esta fue más rápida y la esquivó, para luego devolvérsela al mago, quien la deshizo.

—No me dejas más opción, querido—dijo con falsa lastima la azabache.

Min no supo en que momento Shin se movió al lado del hada, tomándolo por el cuello. Jimin puso resistencia, evitando que esa mujer lo tomara, pero no pudo. Sus ojos rosados miraron los ojos negros de YoonGi, notó el terror en la mirada de su amado. Sabía que él estaba ideando un plan, pero estaba tardando por el temor de que algo le sucediese.

—¡No le hagas nada!—gritó YoonGi lanzándole otra llamarada.

—Observa como el amor de tu vida muere, Min YoonGi—rió Suran, chasqueando sus dedos.

Jimin sentía que lo asfixiaban, en su pecho una fuerte presión se presentó, le dolía. Su garganta se secó, le ardía, respirar le dolía demasiado. No sabía que era, porque la mano de la mujer en su cuello no estaba ejerciendo demasiada presión, pero algo en su interior quemaba.

—¡Jimin!—bramó YoonGi horrorizado.

—¡Como me encanta ver sufrir a las personas!—carcajeó Suran.

El hada poco a poco sentía como las voces se escuchaban lejanas. Ya no sentía nada, no escuchaba, no veía, no percibía nada, y minutos después... Ya no respiraba.

El mago sintió como una parte de él quemaba. Lo supo de manera inmediata. Jimin, su hada, había muerto.

Los ojos de Min se tornaron negros, lagrimas brotaron de sus ojos, pero estas lagrimas eran oscuras. Y eso tenía un significado: El verdadero poder estaba por salir.

Se sabía que cuando un demonio de alto rango como lo eran Lucifer (Jeon Jungkook) y Belial (Min YoonGi). Porque sí, Min YoonGi era un demonio-mago, podría aparentar ser un mago poderoso, sin embargo, era más que eso. Por ello tenía tanto poder como Jeon Jungkook, desde milenios fue la mano derecha de Lucifer. Y ocultaba su naturaleza con una fachada de mago simple.

Suéltalo—su voz sonó fuerte, gruesa y fría.

Su pálida piel poco a poco se fue tornando roja, su boca se abrió dejando ver como dos filosos y largos colmillos sobresalían, su cabello creció y en su frente salieron dos largo cuernos, sus uñas se convirtieron en garras y dos alas rojas grandes crecieron en su espalda.

Suran lo miró y soltó a Jimin, ahora era ella quien estaba asustada. Eso no era lo que esperaba.

Otras dos auras potentes, se hicieron presentes. YoonGi las pudo identificar, sin embargo, poco le importó. Suran miró detrás de YoonGi y tragó seco. Todo el mundo tenía claro que no se debía jugar con la paciencia de Jeon Jungkook y Min YoonGi, pero al parecer, habían algunas personas que no lo tenían lo suficientemente claro.

—E-Eh, wow, Jeon Jungkook y Kim Taehyung—tartamudeó Suran.

El brujo se posó junto con su esposo al lado de YoonGi, Lucifer estaba en su forma demoniaca. La azabache sabía que no tenía escapatoria, o la tenía pero no tenia la suficiente fuerza para hacerlo.

—Suran—el brujo ladeó su cabeza y sonrió con falsedad.

—Creo que a ustedes no les quedó claro que no buscaran problemas—dijo Lucifer con seriedad— Supongo que brujas como ustedes necesitan una explicación más... explicita.

Taehyung aprovechando la distracción de Suran, se acercó hacía donde estaba el hada. Se arrodilló al lado del cuerpo inerte, lo acomodó en su regazo y ahogó un sollozo. Odiaba que se metieran con personas inocentes.

—Y-Yo... No... Debo... Yo... ¡No me hagan nada!—chilló la azabache.

YoonGi se acercó a ella y la tomó del cuello con fuerza. Miró a Taehyung y le confió en que haría lo posible por salvar la vida del hada. Escuchando los chillidos de la azabache salió de su castillo seguido por Lucifer.

Estando fuera del castillo, Min soltó a Suran. Ambos demonios mantuvieron su vista fija en ella. No tenía escapatoria, ahora tenía que enfrentar su castigo. Soltó un grito ahogado cuando YoonGi la tomó del cabello, mientras Jungkook la tomaba del cuello.

—Saluda a Lalisa y a Jennie de nuestra parte, y diles que Jisoo, Rosé e Irene pronto las estarán acompañando—susurró el mago.

Otro grito se escuchó, y Hyuna miraba todo con lagrimas en los ojos.

El césped se manchó de sangre cuando YoonGi le arrancó la lengua a Suran, seguido de Jungkook que le arrancó un ojo. Los gritos de la mujer se oían ahogados, la sangre brotaba de su boca y de su cuenca vacía. Las garras de ambos demonios se clavaban en la piel de la bruja, causándole heridas profundas.

En el castillo otro era el panorama; Taehyung probaba conjuros y hechizos sanatorios, pero nada funcionaba. Hizo una medicina, pero tampoco funcionó. Se estaba quedando sin opciones y eso lo hacía sentir vulnerable. No quería perder a alguien más, suficiente tuvo con su madre y su hijo, no quería que su mejor amigo se fuera.

—¡Joder!—gruñó halando su cabello con frustración.


***


—Dime que lograste hacer algo—rogó el mago entrando al castillo.

Taehyung suspiró tembloroso.

—No...—susurró levantándose del suelo con el hada en brazos.

YoonGi se acercó al brujo y le quitó al hada.

—Es algo más profundo—comentó el brujo en un suspiro, caminando hacía su esposo.

—Ellas tienden ha hacer daño en el interior—informó Jungkook—. Lanzan maldiciones para que hagan efecto internamente, en el exterior no se va a notar, pero internamente el daño en grande.

—Tengo que encontrar la manera de que vuelva—sollozó aferrándose al cuerpo del amor de su vida.


***


Pasaban noches en las que el mago no dormía encontrando la forma de recuperar al hada que lo amó realmente, noches en vela buscando la manera de que volviera a su lado. La luna le hacía compañía a veces.

YoonGi no salía de su castillo, el cuerpo de su amado reposaba en un ataúd de cristal el cual cuidaba con demasiado empeño. Tenía miedo de que el cuerpo frágil de su hada se afectara. Intentaba mantenerlo en un buen cuidado para que no se deteriorara.

Tenía la fe de que en algún momento encontraría la manera de que su chico volviera a su lado. Y jamás la perdería, porque de tan solo pensar una vida sin Park Jimin, le aterraba horriblemente.

Por ello, se esforzaría en encontrar la manera de que su chico volviera a su lado y jamás se fuera.


Fin.

2 de Febrero de 2022 a las 22:27 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Fin

Conoce al autor

Joan Kim KOOKTAE Drama, angst y omegaverse.

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~