guminho_ Joan Kim

Todo empezó con la historia del temido y poderoso Lucifer y el malicioso y gran brujo. ✓ Portada por @kooromi_ en Wattpad.


Fanfiction Bandas/Cantantes Todo público. © todos

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Único

Los dos niños corrían y brincaban en su habitación, saltando de un lado a otro, cayendo al suelo volviendo a levantarse y correr. Era medianoche y aquellos chiquillos seguían con mucha energía, riendo alegres, chocándose entre sí, rodando en el suelo.

Su padre algo cansado entró a la habitación, abriendo la puerta con pereza miró a sus dos primogénitos, que parecían no estar agotados. ¿Cómo esos dos chiquillos podían estar tan enérgicos?, se preguntaba el hombre.

—Niños por favor a la cama—rogó Taehyung en un suspiro, miró a su hijo, quien saltaba en la cama, eufórico— ¡Jeon Jeong no saltes en la maldita cama!—al instante en el que su padre gritó, Jeong dejó de saltar y se sentó en posición de flor de loto, con sus manos en su regazo y la cabeza gacha—. Sabes la condición que tienes y lo haces, por amor a la luna, ten un poco de consideración conmigo, igual tú, Eun-yeong.

La niña arrugó su nariz con inconformidad por el regaño de su padre, Jeon Eun-yeong era una niña de ocho años que era demasiado mimada por su otro padre, Jeon Jungkook.

—¡No nos has contado la historia!—espetó Eun-yeong bajándose de un salto de su cama, para luego colocarse frente a su padre y cruzarse de brazos—. ¡No nos iremos a dormir aún hasta que nos cuentes la historia de Lucifer y el Brujo!

Taehyung talló su frente y suspiró nuevamente. Bien sabía que su hija era demasiado caprichosa gracias a su esposo, que la mimaba demasiado. Tendría una larga charla con él después de acostar a sus hijos. Taehyung caminó hasta la cama de su hijo menor y se sentó en la parte inferior.

—Bien, acuéstense bajo las mantas—ordenó con suavidad el hombre, ser padre para él no era fácil, sus hijos eran demasiado molestos cuando se lo proponían, y no le molestaba, sin embargo, debía tener cuidado con Jeong. Los niños hicieron lo ordenado y Taehyung comenzó con la historia que sus hijos tanto amaban:—Hace mucho tiempo, en lo más profundo del bosque, un brujo vivía en una cabaña alejada del pueblo. Aquel brujo practicaba magia oscura, era igual de poderoso que el malicioso, peligroso y temido rey del averno, Lucifer—narró, los dos infantes lo miraban con atención, por otro lado, un hombre alto, de largo cabello azabache, fornido y de ojos oscuros, con tatuajes adornando sus brazos, oía la voz de Taehyung—. Desde hacía siglos el brujo y Lucifer habían tenido contiendas, el brujo mofándose de Lucifer y Lucifer molestando al brujo. Tan grandes eran sus discusiones que los cuatro arcángeles debían bajar del cielo para detenerlos.

»El poderosísimo Lucifer se molestaba al ver que el brujo era alguien difícil de tratar, según él. El brujo no le temía al rey del averno, y eso hacía que el enojo del temido demonio se incrementara aún más, sin embargo, los sentimientos de Luzbel fueron cambiando, aplicando al dicho: "del odio al amor hay un paso".

—¿Tu y papá se odiaban también?—interrumpió Jeong, sus ojos deslumbraban inocencia y eso hizo a Taehyung derretirse de ternura. El hombre rió y negó con su cabeza.

—No, cariño—respondió y continuó narrando—: Fue en una noche que Lucifer paseaba con su prometida, Lilith, por el bosque, donde también se encontraba el brujo. La luna llena alumbraba la oscuridad, el brujo yacía en la rama de un árbol admirando el cielo estrellado, murmuraba cosas a la luna y una sonrisa nostálgica curvaba en sus delgados labios.

»—Es difícil no tenerte a mi lado, madre—dijo el brujo en un susurro.

Una mujer de largo cabello blanco, piel de porcelana, ojos miel, con vestiduras blancas largas, con una deslumbrante luz que la rodeaba descansaba en lo alto del cielo, mirando a su hijo.

No llores hijo mío, recuerda que siempre estarécontigo, quizás no físicamente, pero sí estaré en tu corazón y mente, no lo olvides—respondió la luna.

El brujo cerró sus ojos y suspiró asintiendo.

Te quiero, madre.

Yo también te quiero, hijo mío.

El brujo se levantó de la rama y saltó cayendo de pie en el suelo. Arregló sus vestiduras y comenzó a caminar hacía su cabaña. Su capa morada se movía con el viento, su cabello rubio se removía, dejando ver sus ojos miel, casi dorados, llenos de tristeza y melancolía. Por ese mismo lugar, a unos cuantos metros, caminaban los gobernantes del averno, en dirección contraría.

Lucifer y Lilith caminaban con sus manos entrelazadas, la mujer manteniendo su cabeza recostada en el hombro de su prometido, la pelirroja estaba alegre, había conseguido que Lucifer se fijara en ella y le propusiera matrimonio, sin embargo, no estaba satisfecha, ella quería más, quería tener el poder total y su única manera era mantenerse al lado del gran demonio.

Mientras tanto, el brujo estaba cada vez más cerca del demonio y la súcubo, el hijo de la luna se encontraba tan absorto en su mente que no se fijó en que la poderosa y maligna energía de Lucifer se hacía cada vez más fuerte, dando avisó a que el demonio estaba cerca.

Cuando menos se lo esperaron, el brujo y el demonio quedaron frente a frente, con la súcubo de por medio. Los dorados ojos del brujo se encontraron con los rojizos ojos del demonio. El mirar del brujo se veía opaco, apagado, sin vida, sin brillo. Y eso confundía a Lucifer, ya que, siempre veía los dorados ojos brillar, llenos de burla y jocosidad, pero ahora no, no tenían aquel brillo que lo hacía molestar.

¿Por qué te detienes, mi amor?—cuestionó Lilith al ver que Lucifer su caminar había detenido.

El demonio ignorando la pregunta de la mujer, al brujo se acercó. Soltó la mano de la súcubo y agarró el brazo del hijo de la luna. Con su mano libre lo agarró del mentón y le preguntó:

¿Qué te ha sucedido?

El brujo se alejó del demonio, rechazando su tacto al notar la presencia de la reina del averno, y respondió:

Nada que sea de tu incumbencia, Luzbel.

El brujo bien sabía que al demonio le molestaba que lo llamasen así, por ello lo hacía. La actitud del rubio comenzaba a irritar y confundir aún más al demonio. El brujo pasó por el lado del demonio, continuando su camino hacía su destino. No podía confundir sus sentimientos, por lo tanto era mejor que se alejara del rey del averno.

Lucifer suspiró y tomó la mano de Lilith, decidido a volver a su castillo comenzó a caminar. La súcubo con confusión se dejó llevar. Por otro lado, el brujo caminaba con una presión en su pecho, abrió la puerta de su cabaña y entró, cerró y se apoyó en la puerta, dejándose caer con lentitud hasta terminar sentado en el suelo, las lagrimas no demoraron en salir de sus ojos, resbalando por sus mejillas para luego caer en el suelo.

Lo odio...murmuró el brujoLo odio por hacer que lo amé.

Lucifer pasaba por algo parecido que el brujo, solo que él, estaba hundido en la ira. La súcubo comenzaba a sospechar que algo pasaba entre el brujo y el rey del averno, sin embargo, decidió estar tranquila y mantenerse en guardia, no quería que nada ni nadie dañara sus planes.

Una mañana el brujo practicaba en su cabaña, las cosas se movían en el aire y terminaban en manos del brujo, quien leía un libro mientras vertía líquidos en un caldero. Escuchó la puerta de su hogar ser golpeada, así que, se detuvo y fue a abrir, encontrándose con uno de sus tantos esqueletos mensajeros y espías.

Iam scimus quisnam sit qui dominam nostram licentiam fecit, puer Kimdijo el esqueleto en latín.

«Ya sabemos quien ha sido el que hizo que nuestra señora se marchara, joven Kim»

El brujo lo miró con sorpresa y con rapidez empujó al hombre de huesos dentro de la cabaña, cerrando la puerta.

Quis est?preguntó el brujo.

«¿Quién es?»

—Lamia, sponsus Luciferi—respondió el esqueleto.

«Lilith, la prometida de Lucifer»

El brujo abrió su boca y quedó en un estado de shock, no sabía que decir, solo puedo hacer una cosa y fue sentir como el alma le pesaba, sus ojos se tornaron oscuros y una luz oscura comenzaba a rodear su cuerpo.

—¡Lilith!—bramó el joven, su voz salió gruesa. Los pájarosalrededor se espantaron y volaron, los vidrios estallaron, el esqueleto se deshizo y la oscuridad se expandió por todo el bosque, los animales se escondían despavoridos.

El enojo corría por las venas del hijo de la luna, todo ese tiempo había tenido al frente a la causante de que su madre se fuese, la había tenido frente a frente y no se dio cuenta. Que imbécil era. Muy posiblemente Lucifer también estaba detrás de ello. Se sentía dolido.

Chasqueó sus dedos y desapareció del lugar.

En el infierno otro era el escenario, Lucifer se probaba su traje para la boda mientras que su prometida dichosa reía en la tierra mirando a la mujer de blanco sentada en una laguna.

El brujo llegó al infierno y arrasó con todo a su alrededor, los demonios no tardaron en atacar, sin embargo, el brujo tardó menos en deshacerse de ellos. Todos abrían pasó al gran brujo que desafiabaal temido Lucifer.

A los oídos del demonio no tardó en llegar la llegada del brujo, Lucifer salió de su castillo con rapidez y llegó al lugar donde el brujo se encontraba. Se puso frente al rubio y su ceño frunció.

—¿A qué has venido aquí?—cuestionó el rey del averno.

El brujo lo miró y el rencor brillaba en su mirar, haciendo que Lucifer sintiese dolor. El brujo estiró su brazo y lanzó una llamarada de fuego, arrasando con Lucifer, que cayó al suelo y se levantó como si nada.

—Tu, tu me has traicionado, Lucifer, has jugado conmigo, me heriste y mentiste—respondió el brujo.

Lucifer con cautela se acercó al brujo, sabía que algo andaba mal, algo había sucedido y él no estaba enterado...

Taehyung se detuvo cuando se fijó en que sus dos hijos estaban durmiendo ya, se levantó de la cama de su primogénito y caminó hasta la puerta, giró sobre su eje y movió su mano derecha con delicadeza.

Los juguetes regados en el piso de la habitación se elevaron y organizaron, las mantas cubrieron mejor a los niños, la ropa se acomodó en el cesto y armario, y la lámpara se apagó. Salió de la habitación y cerró la puerta, justo cuando iba a ir hacía su habitación, su esposo apareció, asustándolo.

Taehyung se llevó una mano al pecho y ahogó un grito, para luego fruncir su ceño y golpear a Jungkook.

—¡Idiota!—susurró Taehyung.

Jungkook soltó una risita, se acercó a su pareja, rodeando la diminuta cintura con su brazo y besando los delgados labios del contrario. Se separaron y Taehyung apoyó su frente en el pecho de Jungkook.

—Estoy agotado—murmuró Taehyung.

Jungkook acarició el cabello rubio de su esposo, comprensivo. Sabía que no era nada fácil intentar encontrar la cura para la maldición al que los había condenado la maldita bruja que les había traicionado y mentido.

—Lo sé, solo hay que seguir intentando—animó Jungkook—. Anda, vamos a dormir.

Taehyung asintió y caminó junto con su esposo a su habitación, ambos se despojaron de sus vestiduras y se acostaron en la cama, Jungkook abrazando a Taehyung por la espalda acariciando su piel.

La pareja durmió tranquila toda la noche al igual que sus hijos, sin tener en cuenta que en lo más profundo del bosque en una cabaña descuidada, una mujer se mantenía en la espera de cumplir su venganza.

***

Los Jeon vivían alejados del pueblo, sin embargo, solían ir al pueblo cuando era necesario. La gente los tachaba de malditos, satánicos, sádicos, entre otras cosas. Poco a ellos les importaba, se tenían entre ellos y eso era más que suficiente.

Jungkook caminaba con los pequeños niños por el bosque, los menores riendo y corriendo de un lado a otro, mientras su padre bajaba de los árboles algunos frutos.

—¡Jeong ten cuidado! ¡No corras demasiado! ¡Eun-yeong cuida de tu hermano que no vaya a caer y lastimarse!—exclamó Jungkook desde lo alto de un árbol de manzanas.

La niña elevó su cabecita y asintió, volvió con su hermano y cuidó de él en lo que su padre bajaba del árbol. Jungkook volvió con sus primogénitos, quienes ahora estaban sentados en un tronco hablando en susurros.

Jungkook se acercó en silencio, con la intención de asustarlos, pero se quedó quieto en su lugar durante unos segundos al oírlos.

Ishh, te cortaste, papá me regañara—susurró Eun-yeong— ¡Te dije que no molestarás con las rosas!—elevó su voz.

Jungkook sintió que el alma abandonaba su cuerpo al oírla. Tenía que estar mintiendo, Jeong no pudo haberse lastimado. El cesto llenó de manzanas y frambuesas cayó al suelo regándose por el pastal, cuando el hombre se acercó con rapidez a su hijo.

—¿Dónde esta la herida, Jeong?—demandó el hombre tomando a su hijo.

El desesperó por encontrar la herida le hacía martillar el pecho, su respiración se acelero al igual que su ritmo cardíaco.

—En la palma de mi dedito, papi—respondió el menor mostrándole la herida.

Jungkook la tomó y revisó, la respiración se le entrecortó al ver la herida. Del dedo salía una gota de sangre y eso trajo a Jungkook a la realidad. El hombre alzó a los niños y de su espalda salieron dos alas negras enormes, los menores se agarraron del cuello de Jungkook, que se impulsó y emprendió vuelo a la cabaña, donde se encontraba Taehyung moviendo libros, frascos, cofres en su sótano.

Jungkook al llegar a la cabaña, entró y gritó el nombre de su esposo.

—¡Taehyung!

El susodicho se sobresaltó al escuchar la gruesa voz de Jungkook, preocupado subió las escaleras, pasó por la cocina y salió hacía la sala, donde estaba su esposo con los dos niños. Taehyung se acercó a ellos, ignoró las alas negras, y miró a Jungkook en busca de respuestas por su expresión y actitud.

—¿Qué sucede? ¿Están bien?—inquirió Taehyung.

Jungkook le devolvió la mirada con miedo y preocupación.

—Jeong se lastimó, esta herido—respondió Jungkook.

Taehyung boqueó, tuvo que sostenerse de uno de los sillones para no caerse. No podía ser cierto, no, no podía serlo.

—No, no, no, no tiene que ser cierto—balbuceó Taehyung mirando a Jungkook incrédulo.

—Tae, cariño, mírame—Jungkook acunó el rostro de su esposo y palmeó sus mejillas, en un intento de despabilarlo— Necesito que pienses con la cabeza fría, ¿Sí? Te necesito aquí, conmigo.

Los niños estaban perdidos, es decir, ¿Qué tan grave puede llegar hacer un pequeño pinchazo? Para Taehyung y Jungkook era grave, demasiado. Para Eun-yeong y Jeong era algo simple y cool, es decir, tenían el pensamiento de cualquier infante.

—Dime que es mentira, Jungkook, ¡Desmiéntelo!—rogó Taehyung.

El nombrado agachó la cabeza y negó, Taehyung rompió en llanto, agarrándose del cabello comenzó a caminar por la sala.

Eun-yeong y Jeong se habían asustado, se hicieron pequeños en sus lugares sin saber que hacer.

En lo más profundo del bosque, alguien se preparaba para salir, por fin había logrado su cometido, ya podría terminar su venganza. La sucia y oscura toga cubría todo su cuerpo, la capucha cubría su cabeza, un bastón largo estaba en su mano derecha y una sonrisa maliciosa curvaba sus labios.

—Lucifer, Lucifer, Lucifer—murmuró—. Te lo advertí, él te apartó de mi lado, yo les quitaré lo más preciado que tienen.

Golpeó su bastón contra el suelo llenó de maleza con fuerza y con eso fue suficiente para que Jeong se desmayara y comenzara a convulsionar, llamando la atención de sus progenitores, que corrieron a socorrerlo.

Taehyung tomó entre sus brazos al pequeño.

—Jeong, mi amor—susurró el brujo—Exurge, Exurge, Exurge, Sana, Sana—pronunció en latín.

Eun-yeong fue con Jungkook al ver como una oscura aura cubría los cuerpos de Taehyung y Jeong.

Las convulsiones se detuvieron, pero Jeong seguía inconsciente, para todos el tiempo pareció detenerse cuando de repente, aquella mujer apareció en medio de la sala.

Jungkook abrazó a Eun-yeong, cubriéndola con sus alas. Taehyung abrazó el cuerpo de Jeong y una burbuja morada se formó a su alrededor, protegiéndose.

La mujer rió con malicia y negó, eran idiotas. Durante siete años se esforzaron en proteger al pequeño primogénito y heredero de Lucifer, al final, perdieron. Lilith había ganado, aquella bruja había ganado, haciendo trampas y conjuros, logró ganar.

—Lalisa—dijo entre dientes Taehyung, el miedo y rencor corría por sus venas, se sentía impotente, débil. No había logrado ser lo suficientemente fuerte por su familia. Había fallado... Así como falló con su madre.

—Taehyung—sonrió la mujer, se quitó la capucha, dejando ver la larga cabellera rojiza, la pálida piel, los rojizos labios y ojos negros.

—Lilith—sentenció Jungkook mirándola con severidad y autoridad.

La misma mujer miró a Jungkook y abultó sus labios, para luego reír de nuevo. Le parecía graciosa la situación, debía divertirse un rato antes de cumplir su venganza. ¡Ver a Lucifer enojado y sobreprotector le parecía tan gracioso!

—¡Lucifer!—exclamó ella—. ¡Tiempo sin verte, querido! ¿Cuánto tiempo fue? ¿Seiscientos o Setecientos años?

Eun-yeong se aferraba a su padre con fuerza, sentía miedo, temor, tristeza y temblor. No quería que sus padres terminarán heridos. Ella siempre supo que la historia que su papá les narraba trataba sobre su papá Jungkook (Lucifer) y su papá Taehyung (El brujo), ahora sabía quien era Lilith...

—¡No me importa cuanto tiempo haya pasado! ¡Lárgate!—sentenció Lucifer.

Lilith rió y negó. ¡Se sentía feliz! Demasiado, sí era sincera.

—No, no, no—canturreó la pelirroja—. ¡Acabo de llegar! ¡No me puedo ir aún!—una sonrisa abierta se curvó en los labios rojizos de la mujer— Aún no empieza mi venganza.

La burbuja morada que cubría a Taehyung y a Jeong se deshizo, el menor de los Jeon fue raptado de los brazos de su padre, terminando en los brazos de la mujer. Taehyung soltó un grito, sus ojos se tornaron oscuros y todo se destruyó a su alrededor, Jungkook abrazaba con fuerza a su primogénita, Lilith tomaba a Jeong con firmeza e intentaba mantenerse de pie.

La cabaña se destrozaba poco a poco, todos las cosas eran arrasadas, todo se junto en un ciclón, en el centro quedaron Lalisa, Jungkook, Taehyung y los dos niños. Eun-yeong estaba asustada, Lucifer sentía rabia, preocupación y adrenalina, Taehyung estaba perdido en la ira, quería tener a su hijo de vuelta en sus brazos; sano y salvo.

—¡Devuélveme a mi hijo!—vocifero el brujo hacía la súcubo.

El brujo se colocó de pie, levitó y estiró su brazo en dirección a la mujer que sostenía al menor. Susurraba cosas en latín, nadie, más que el brujo, sabía lo que decía. Lo único que lograron entender fue:

Maledictus spell—justo en ese momento, Jungkook aprovechó y raptó a su primogénito de las manos de Lalisa. Pocos segundos después, una extraña cosa se empezaba a adherir a la piel de la súcubo— No te metas con mi familia, te lo he advertido muchas veces, Lilith, no pierdas tu maldito tiempo.

Lilith miraba su cuerpo horrorizada, pasaba sus manos por sus brazos, y aquella extraña sustancia se adhería cada vez más y más a su delgado cuerpo. Miró a Taehyung con miedo e ira. ¡Aquel brujo se las pagaría! ¡Caro! ¡Muy caro!

—¡Eres un maldito! ¡Juro que estarás muy pronto con tu madre! ¡Te lo juro!—vociferó la mujer, su piel comenzaba a tornarse azul con puntos negros, su cabello rojo se volvía una masa viscosa y sus ojos se convertían en dos perlas oscuras— ¡Lo haré, Taehyung, lo haré! ¡Te haré pagar por todo lo que me has quitado!

Jungkook abrió sus alas oscuras, los dos cuernos que salían de su frente se hicieron cada vez más largos y delgados, a tal punto de que salieron de su cuerpo y cayeron al piso, dos pitones aparecieron y se arrastraron hasta Lalisa, quien estaba tan concentrada insultando al brujo que no se dio cuenta cuando las dosserpientes constrictoras se colaron por debajo de su toga, una de las pitones se deslizó por la pierna derecha de la mujer y la otra la rodeó por el torso.

—Debes aprender a nunca bajar la guardia, querida, porque por eso terminaras como lo harás ahora—Taehyung sonrió con suficiencia y chasqueó sus dedos.

Todo cayó al suelo, los restos de lo que alguna vez fue una linda cabaña ahora no eran más que desechos y escombros. Lilith estaba molesta, demasiado. ¡Eran unos malditos! Pero, bien sabía ella con quienes se enfrentaba, el gran Lucifer y su pareja, quien era tan poderoso como él.

La respiración le comenzaba a fallar, sentía su torso ser presionado, y un cosquilleo por su pierna. Taehyung se acercó a Lalisa, la tomó del cuello y presionó.

—No te meterás nunca más con mi familia —susurró el brujo cerca del rostro moribundo de la súcubo— Te equivocaste al intentar jodernos, perra.

Eun-yeong al oír aquello último, sacó su rostro del cuello de su padre y miró a Taehyung.

—Papi, no digas insultos—reprendió la niña, Jungkook, a pesar de estar en un momento serio, no pudo evitar reír bajito por las ocurrencias de su primogénita. Taehyung miró a su hija y sonrió.

—Lo siento, muñequita—dijo y volvió a la pelirroja.

La mirada de Lilith no abandonaba la de Taehyung, y este último lo tomó como ventaja.

—¿Recuerdas cuando en el infierno se murmuraba que jamás me vieran directamente a los ojos cuando estaba molesto?—inquirió el brujo, jocoso.

Jungkook, por otro lado, encontraba la manera de hacer despertar a Jeong. Dejó a Eun-yeong detrás de él y recostó a Jeong en el suelo, revisó el pulso y estaba bien, murmuraba hechizos sanatorios, en un intento fallido. Porqué Jeong estaba perdido en lo más profundo de su mente.

Lilith tragó con dificultad, movió su cabeza en vano, ya que, era demasiado tarde. Su alma era absorbida por el brujo, que sonreí con malicia y egocentrismo.

—Mándale saludos a Jennie por mí, querida—mofó el brujo cuando Lalisa dio el último aliento que pudo.

Taehyung soltó el cuerpo inerte y se dirigió con rapidez hacía su familia. Las enormes alas de Jungkook permanecían recogidas, las dos serpientes volvieron con su amo y desaparecieron.

El brujo se hizo a un lado de Lucifer y pregunto por Jeong.

—Él... No reacciona, e intentando varias veces—respondió Jungkook cabizbajo— Es más fuerte de lo que creíamos...

Taehyung volvió en sí y meneó la cabeza.

—No, no, no, no debe de haber algo más que podamos hacer, Jeong es fuerte, mi bebé esta bien, dime que lo estará, Jungkook, dilo—suplicó el brujo mirando con los ojos acuosos al demonio.

—Parece estar en coma, pero uno eterno—habló Eun-yeong arrodillándose al lado de su hermano, tocó la frente de él y cerró sus ojos— Jeong esta perdido, Lilith hizo que Jeong se perdiera en su propia mente y lo logró—la pequeña abrió sus ojos y miró a sus padres— La única manera de hacer que Jeong vuelva es que Lilith este con vida...

Fin

2 de Febrero de 2022 a las 22:03 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

Conoce al autor

Joan Kim KOOKTAE Drama, angst y omegaverse.

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