agus-barboza1642475808 Agus Barboza

Ella no es para nada perfecta. Pero. ¿Quién lo es? Además. ¿Ella desea serlo? La respuesta es que no. Alma desea algo más. Algo que perdió, algo irreemplazable. Alma extraña muchas cosas. Extraña la nieve, extraña la luz, extraña a su hermano. Extraña los libros de su madre, extraña la sonrisa de su padre. Extraña sacar fotografías, extraña captar momentos. Extraña ser feliz y la entristece el no poder serlo. El que no lo sea nadie. Ella ahora, tiene sueños rotos. Pesadillas constantes. Dolor presente. Culpas que la atormentaran. Inseguridad al limite. ¿Quién podría iluminar su camino? Ya que, ella siente que en el mundo, ya no existía la luz. Su luz. Por ello, la palabra inesperado, encaja perfecto en su vida y en la vida de todos los que la rodean.


Drama No para niños menores de 13.
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Prólogo: "¿Por qué nunca llegó a despedirme?"

La luz para mí, desapareció completamente de este mundo.

Todavía sigo sin creer el estar frente a tu ataúd.

Nunca pude, ni quise imaginar a este mundo sin tu presencia, es como si te hubieras llevado todos los colores, la atmósfera única e inigualable que solo tu podías crear y transmitir.

Bah, te perdí y no quiero creerlo. Odio esta realidad. Ademas, siento que algo dentro de mí, murió contigo hermanito.

Sin tu esencia luminosa, ahora este mundo es incoloro y oscuro.

Apoyo mi mano en el ataúd blanco que se encontraba frente a mí. Luego, observo a nuestros padres, mientras conocidos les daban el pésame.

Estaban tan irreconocibles.

Mamá estaba tan apagada y sin expresión alguna. Y papá, simulaba esa fortaleza externa que tanto lo caracterizaba, aunque, me imagino como debe estar internamente.

Es raro no verlo a él aquí con nosotros, llorandote.

Pero, supongo que una parte de mi, entiende la razon por la que él no esta aquí. Dándote el ultimo adiós, Alan.

A decir verdad, no creo que yo pueda lograrlo o aceptarlo, ni ahora, ni nunca.

Al observar a nuestros padres, también, puedoimaginarme todo lo que deben estar sintiendo ellos ahora mismo. Al cargar con su propio dolor y también, tratar de cargar con el mío.

Al verlos llorar, cada uno a su manera, me genera mil sentimientos negativos a la vez.

Pero, no voy a permitirlo. El que, ellos dos solos carguen con todo esto:

—...Hermanito...de mi dolor me voy a encargar yo—. Susurro con la voz quebradiza, para luego apretar el péndulo verde que colgaba sobre mi cuello y soltar una lagrima más.

Salgo un momento de aquel lugar, realmente no quería llorar demasiado, rodeada de tanta gente. Ademas, creo que tampoco quería que mis padres me vieran así. Ya habían tenido suficiente, al tratar de contenerme en aquel hospital, cuando estaba al lado de tu cuerpo frió hermanito. Y confirme el que te hayas ido.

Desde aquel instante, solo soy capaz de estar destruida.

Al confirmar que estaba en soledad, empiezo a llorar con más sentimiento. El llanto, me llevo a pensar en varias cosas, en lamentarme varias cosas.

¿Realmente te has ido hermanito?

¿Realmente me abandonaste?

Me siento en el suelo, y pienso nuevamente en Theo.

Realmente estaba muy preocupada por él.

La preocupación y el dolor se habían apoderado completamente de mi ser.

El horrible pensamiento de que haga una locura, me aterra. Busco de manera desesperada mi teléfono y marco su numero.

No atendía.

Tenia mucho miedo deque le pase algo a él también.

Volví a marcar varias veces, sin resultado alguno:

—...Atiéndeme...por favor Theo—. Finalmente después de tantos intentos, me rendí y guarde el teléfono, decepcionada por mi propia voluntad.

Coloco mis manos en la cabeza, tenia mucho miedo. La sola idea de que él haga una locura, me erizaba la piel. Ya perdí a Alan, no quiero perderlo también a él.

Perdóname Theo.

De la nada, empieza a sonar mi teléfono. Lo agarro de manera fugaz y al observar que era él, una pequeña ola de tranquilidad se hospedo en mi.

Lo atiendo:

—...No sabes cuanto me tranquiliza que me llames...¿Por qué no estas aquí?—, le pregunte entre sollozos. Al otro lado del teléfono, albergaba un silencio insoportable—...Por favor...háblame Theo—, le ruego.

Escucho cómo suspira:

—...Pequeña...yo...yo, lo siento—, escucho como hablaba entre llanto. Me partía el corazón escucharlo así—Yo...simplemente, no puedo...estar ahí...—, decía entre sollozos.

Yo solo podía acompañarlo en aquel llanto:

—...¿Dónde estas?..—, le llego a preguntar con mi voz quebradiza:

—...En un lugar especial. Despidiéndome de él, a mi manera...yo, tengo que cortar en este momento pequeña, pero, te prometo que no haré ninguna locura—hace una pequeña pausa—También te prometo que cuando todo este mejor, iré a verte y hablaremos bien yo...te quiero Alma—, exclama destrozado, y luego, corta la llamada, sin darme tiempo de despedirme.

Detesto.

¿Por qué nunca llego a despedirme?

Coloco mi teléfono en mis muslos y lo quedo observando un momento, me sentía, no. Estaba realmente perdida.

En ese momento, pude notar, como en la pantalla, caían algunas lagrimas.

Me levanto de ahí a duras penas y me seco las lagrimas, para volver a entrar a aquel lugar inundado de dolor y melancolía.

Teniendo en claro que, no estoy lista para dar el ultimo adiós.

Me niego a perderte hermanito.

Me niego rotundamente.

Al ver como llevaban tu ataúd al coche fúnebre, tuve que luchar con todas mis fuerzas para no abrazarte y retenerte. Solo pude reprimirme con todas las fuerzas que creo tener.

Perdóname Alan. No soy fuerte cómo tu pensabas.

Me duele decir que yo tenia razón, que si soy débil.

Por eso también, perdóname. Pero, intentare ser fuerte, y por ello, no permitiré dejar cargar con todo este dolor solamente a nuestros padres.

Te prometo que lo intentare.

18 de Enero de 2022 a las 05:13 0 Reporte Insertar Seguir historia
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