ivaabastidas Ivana Bastidas

Lo peor de ser pesimista es creer que caer por un agujero negro está bien. #cuentodeunrasgo


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En medio de la tormenta

Era viernes y llovía a cántaros. Las gotas chocaban contra la ventana y dándole pequeños sorbos a mi taza de café, me fijaba en cómo éstas se deslizaban suavemente hasta el final del marco. Eso me hizo pensar en lo rápido y silencioso que puede llegar a ser una caída, en lo doloroso que puede llegar a ser el impacto, aunque claro, las gotas de agua no sienten dolor, pero yo sí y estaba cayendo por un agujero negro sin tener nada a lo que pudiera aferrarme para no perderme en él y temía al impacto.

En realidad, solo era lo estúpidamente cobarde para dejarme caer. Y sí, lo sé, estaba siendo muy pesimista al respecto, pero no podía evitar serlo.

Los días lluviosos solo logran hacerme divagar, ver las gotas de agua deslizarse por el cristal me hacen pensar en mil cosas y en nada a la vez y con una taza de café en manos podría decirse que mi mente ya no se encontrará en el planeta tierra. Esa tarde quizás me encontraba más lejos de lo pensado, puede que en otra galaxia o puede quizás, de camino a un agujero negro, pero la verdad es que estaba bien con eso. Por primera vez en mucho tiempo sentía que no debía importarme.

El resonar de un trueno me distrajo y me devolvió a la realidad, al alzar la mirada te vi venir hacia donde yo estaba con tu taza de té en manos. Ese día te negaste a beber café por ser más de las seis y en su lugar preferiste un té verde sin azúcar. Decías que luego no podrías pegar el ojo en toda la noche. Te sentaste frente a mí en el sillón reclinable de cuero marrón y de la mesa de al lado tomaste una hoja de papel.

No te preguntes como es que recuerdo cada momento y detalle, yo tampoco sé la respuesta, pero te aseguro que son muchas las cosas las que mi mente guarda bajo llave, más de las que me gustaría, pero es lo que es.

De la nada comenzaste a recitar una frase de uno de tus autores favoritos, Haruki Murakami, mientras doblabas la hoja a la mitad. Lo que siempre me resultó gracioso, debo de admitir.

—Y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura. Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta.

—¿Qué quieres decir con eso? —te pregunté, pero solo sonreíste en respuesta.

¿Lo recuerdas? Porque yo sí.

Doblaste ese trozo de papel blanco hasta convertirlo en un cisne de origami y miraste hacia el pequeño bonsái al que tanto tiempo le dedicabas y al jarrón con azucenas que había justo al lado, lo dijiste sin pensar, con la mirada ausente, pero aquella cita fue todo lo que necesité para darme cuenta que necesitaba hacer algo si no quería perderme en medio de la tormenta. Porque sí, entendí lo que querías decirme y si te preguntas aún que fue lo que me impulsó a intentarlo, aquí te dejo la respuesta, y gracias también por eso.

7 de Enero de 2022 a las 14:26 0 Reporte Insertar Seguir historia
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