thadd-kennedy1640230341 Thadd Kennedy

Rompe los limites de tu mundo... Como yo rompí los míos


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La Caída de los Iron.

Una ciudad... Un reino de acero y hierro asediado por un ejercito de plumaje blanco, gigantescos cañones y bombardas apuntan y disparan a los cielos de los que descienden millares de flechas y rayos de luz. Los Humanos evacuan y se defienden como pueden, moviéndose entre las inmensas avenidas y calles de metal. Mujeres, hombres, niños y niñas escapan de la ira del cielo mientras la familia Real y los caballeros combaten desesperadamente a las noventa y nueve legiones enviadas para exterminarlos a todos.

En donde antes estaba un colosal Árbol de Otoño que albergaba el palacio de la familia real ahora solo quedaban los restos de aquel acero en un cráter de el tamaño de una luna. Aquel cráter estaba rodeado por millares y millares de ángeles, algunos armados con alabardas, otros con espadas y escudos cóncavos, aquellos con sus arcos de luz apuntaban directamente a aquel que se encontraba a mitad de el cráter, listos para disparar en cualquier momento.

Un ángel... Agotado por la pelea, apenas sosteniendo su espada frente a el con su mano derecha, sangrando por todos lados y con las plumas de sus alas cayéndose una por una... Sostenía con su brazo izquierdo a un bebe... Un recién nacido, enredado en una manta gris cubierta de sangre, durmiendo... Tranquilamente.

Aquel Ángel, respiraba de forma agitada... Su ojo derecho estaba sangrando al igual que su cabeza... Sus piernas temblaban, apenas podía mantenerse en pie... Pero no cabía duda, seguía listo para pelear, parecía estar enojado, en su mirada se encontraba una determinación indescriptible para cualquier ser humano y aun con dolor sostenía al bebe y a su espada con una extraordinaria fuerza.

__ ¡Comandante Vathos!

Grito uno de los Ángeles entre las nubes de polvo de se levantaban sobre la superficie del cráter, sostenía un estandarte y estaba acompañado por otros dos, los tres dirigiéndose al comandante a pie, lentamente... Haciendo resonar sus grebas y botas de metal al caminar.

__ ¡Las noventa y nueve legiones le pedimos por ultima vez que tire su espada y nos entregue al niño... Esta advertencia no se volverá a repetir!

Volvió a gritar esta vez con un tono amenazante... Se detuvieron a unos veinte metros de su antiguo comandante, a la espera de una respuesta. Alrededor de ellos, las nubes de polvo cubrían las decenas de cadáveres de otros ángeles... Todos asesinados por el comandante.

__ ¡Que vengan cuantos quieran, estoy listo para pasar el resto del día matando a quienes se atrevan a ponerme frente! ¡Nosotros representamos justicia! ¡Ya no se que representen ustedes pero eso es lo que represento yo! ¡Yo no he olvidado lo que somos! ¡Somos salvadores, libertadores! ¡No castigamos al inocente!

Respondió mientras separaba las piernas, una adelante de la otra y sostenía su espada en contra de aquellos ángeles, tomando una posición de defensa mientras sostenía al bebe con fuerza y lo presionaba contra sus costillas.

__ ¡No cambiare de opinión! ¡Si quieren al niño! ¡Tendrán que arrancarlo de mi frio cadaver!

Entonces... Aquel ángel que sostenía el estandarte lo alzo alto y lo clavo contra el suelo...

__ ¡Usted fue el mejor comandante de todos Vathos, antes de que cualquier otra cosa suceda mas adelante, quiero que sepa que siempre pensé eso de usted! ¡Perfecto!

Exclamo soltando el estandarte de las noventa y nueve legiones.

__ ¡Aunque muera hoy morirá siendo fiel a lo que es... A sus creencias y convicciones! ¡Tenga una muerte digna... Comandante de noventa y nueve legiones! ¡Que tu estandarte muera contigo!

Y en tan solo dos o tres segundos agito sus alas impulsándose para salir de ahí rápidamente junto a los otros dos... Inmediatamente después de eso... En una fracción de segundo, un gigantesco rayo de luz descendió de el cielo a gran velocidad... Vathos apenas pudo verlo, y apenas pudo levantar su espada para recibir el golpe. El enorme estruendo de el gigantesco rayo de luz chocando contra el acero de su espada sacudió los cielos y partió el cráter en dos... Gritando del dolor, Vathos recibió el golpe mientras su mano y brazo derecho se incineraban lentamente. Aquel enorme rayo de luz duro un minuto chocando contra la espada de Vathos... Cuyos gritos de dolor se escuchaban hasta el cielo. Finalmente, el comandante reunió la fuerza suficiente para para desviar aquel rayo sacrificando su arma... La cual movió hacia su derecha haciendo que el rayo se estrellara contra uno de los bordes de el cráter.

Con su mano y brazo derechos hechos polvo y ceniza... Vathos se arrodillo de el cansancio y el dolor... Pero no podría ni siquiera respirar.

__ ¡Abran fuego!

Ordenaron los subcomandantes antes de que los millares y millares de arqueros dispararan las flechas de luz que desde hace ya un rato llevaban tensando con las cuerdas de sus arcos. Vathos... Apenas consciente decidió sacrificar también sus alas... O lo poco que quedaba de ellas, arrodillado y y con la vista completamente nublada por la luz, se rodeo a si mismo y al bebe con su plumaje blanco ennegrecido por la tierra y el polvo y cubierto de sangre.

Paso otro minuto mientras las flechas se estrellaban contra el... A gran velocidad... Enterrándose a sus alas una docena tras otra... Quemándolas lentamente. Pero el dolor no importaba, Vathos no podía permitir que el bebe sufriera un solo rasguño... Sin importar cuanto doliera, no podía flaquear, no podía bajar las alas... Y no podía morirse.

Aunque solo fuera un minuto... Para Vathos fue una eternidad, sus alas estaban llenas de flechas enterradas haciendo que de ellas brotara mas y mas sangre... Algunas de ellas lograron atravesar su plumaje... Pero ninguna llego hasta el niño.

__ ¡Segunda carga!

Gritaron los subcomandantes.

__ ¡Fuego!

Y así paso... Los arqueros se dispersaron para disparar desde distintos ángulos... Una y otra vez, Vathos no tenia ni un respiro, no dejaba de sangrar y en un punto hasta comenzó a llorar, por su cabeza pasaron cientos de cosas pero nunca se le ocurrió rendirse... Nunca se le ocurrió entregar al bebe.

__ ¡Tercera ronda! ¡Fuego!

Pasaron las horas, probablemente todos los humanos y caballeros de el reino ya estaban muertos... Hasta el Rey Salomón probablemente habia sucumbido también junto a su reina... Pero todavía quedaba uno... Un niño nonato que se encontraba en los brazos de aquel ángel... Un ultimo Iron.

__ ¡Ultima carga! ¡Fuego!

Y por ultima vez... Los arqueros dispararon... Ya ni siquiera podían ver a que le estaban disparando, solo lo hicieron para que después de tantos disparos solo quedara otro cráter y una enorme nube de polvo y tierra.

Todos pensaban que el comandante y el niño ya estaban muertos... Pero antes de poder ir a revisar otro rayo de luz descendió a gran velocidad, separando las nubes, dejando que la luz de las estrellas iluminaran el cráter y todo a su alrededor. Este era un arcángel, uno de los mas antiguos y poderosos... Un enviado de El de arriba; nada mas y nada menos que el Arcángel Gabriel. Todos guardaron completo silencio ante su presencia... Mientras el lentamente se dirigía hacia Vathos... O lo que quedaba de el.

__ Sabíamos que los Iron serian enemigos duros, el propio Salomón podría hacerme frente... A pesar de que cayeron, eliminaron a tres cuartos de las noventa y nueve legiones... Eso es digno de admiración.

Caminaba despreocupadamente mientras las nubes de polvo se disipaban y lentamente dejaban ver lo que habia detrás de ellas... Su voz no dejaba de tener cierta melancolía, tristeza y seriedad. Al acercarse mas... Descubrió lo que ocultaban todas las rocas, el polvo y la tierra.

__ No contábamos con la traición de uno de nuestros mejores guerreros.

Vathos... Apenas seguía vivo... El bebe comenzó a llorar incesantemente mientras se despejaba todo el polvo... Cientos y cientos de flechas... Hicieron de Vathos un alfiletero... Rodeado de un rio de sangre y plumas ennegrecidas y sucias. Las flechas no solo se enterraron en sus alas... Sino también en todo su cuerpo, su espalda y hombros... Su cabeza estaría igual de no ser por que la cubrió lo mas que pudo, de haber recibido un golpe, habría muerto indudablemente.

Finalmente Gabriel quedo a un paso de el... Pisando sus plumas y toda esa sangre mientras sostenía su espada con una profunda tristeza.

__ ¿P- Por que? ¡¿Por que?!

Grito Vathos mientras soltaba sangre por la boca y aun sostenía a aquel bebe con lo que quedaba de sus brazos...

__ El... No ha, hecho nada malo.

Susurro mientras de sus ojos brotaban lagrimas que se mezclaban con su sangre al caer al suelo.

__ ¿Por que? ¡¿Por que?!

Gabriel se quedo mudo unos minutos antes de poder contestar, sintiendo lastima por lo que estaba viendo.

__ Los pecados... Así como los contratos y las deudas... Se heredan. Los Iron cometieron un pecado que se paso de generación en generación... No importa que bien hacían al exterminar demonios o al no dejar a un solo niño sin comida sobre la mesa... Ni siquiera sus buenas acciones a lo largo de los siglos compensaron sus pecados. Ese niño no es inocente... Lleva consigo un enorme peso sobre sus hombros... Es mejor que muera ahora... Para que pueda descansar.

Después de escuchar todo eso, Vathos no pudo evitar reír un poco antes de volver a soltar sangre por la boca ,solamente unas gotas que salieron de entre sus dientes ahora teñidos de rojo.

__ Ja Ja Ja Ja Si un recién nacido es culpable de lo que cometieron sus padres y los padres de sus padres... ¿Que podemos esperar los demás? No quiero vivir en un universo en el que esa... Sea una regla universal...

Y aquellas fueron sus ultimas palabras. Para terminar con todo eso, Gabriel levanto firmemente su espada, miro al niño fijamente y con un profundo dolor sabiendo que la muerte de Vathos fue en vano... La dejo caer para que el llanto de aquel pequeño... No se escuchara mas.

Aquella fue la gran Purga que el poder de el cielo libro contra la familia Iron... Una familia comparable a los Hellsing o los Pendragon... Que quedo en el olvido, o así parecía, pero las cosas en el universo son algo complicadas, la naturaleza se encargaría de darle a ese niño otra oportunidad, en un planeta donde podría crecer cómodamente hasta cumplir su propósito.

En cambio Vathos... Milenios o tal vez eones después de aquel día... Sobre aquel cráter ahora en un mundo abandonado y a la deriva y en el infinito cosmos... Podría sacar una de sus alas de el interior de la tierra... Solo que esta, seria el ala negra, de un Ángel Caído.

3 de Enero de 2022 a las 09:22 0 Reporte Insertar Seguir historia
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