Sobre amar y desgarrar Seguir historia

Tu calor es frío, tu cálida tez de metal,

Mirada de ángel caído, conservando su sonrisa celestial.

Alas demacradas, sueños rasgados, es casi un milagro aún verte volar.

Una mano larguirucha, rústica y joven, que ha soportado golpes, rasguños y más de mil llantos.

Esas manos experimentadas, suaves al tacto, han sido mi propia perdición.

Colisionar con tu piel, es momentáneo remedio, pero una eternidad de negación carnal.

Te deseo, aun con tu frialdad

Quisiera poder, de hecho, ablandar tu helado corazón.

Salvar con besos tus labios de miel, que se van endureciendo.

Con miradas de alba, ver tus ojos regocijarse entre risas.

Resguardar tus sueños, y verte descansar.

Con mis yemas recorrer todo tu universo, cada constelación y pequeño planeta, incluyendo tu mente, donde quiero habitar.

Pero, este universo tuyo es aun más frígido que tu propia tez.

Cada nube que toco, termina por disiparse. Y cada una de tus constelaciones, me mira como una advenediza

Sin embargo, te vuelves rico en colores cuando amas,

ayer lo noté, y el otro día igual; lo admiré de lejos, y un poco más de cerca, hasta entender a tus astros,

¿Por quién han de fulgurar?

Y así me percaté,

no es tu cuerpo y corazón los que emanan frío, es el espacio hueco de tu sentir.

Lo he comprendido,

Estoy condenada a vagar por siempre en este lado de tu universo.

Vacío de tu fría calidez,

ausencia de cualquier atisbo de amor

¿Por mí?