*Los primeros días de encierro fueron una extraña incertidumbre. Luego se
transformaron en un agrio descanso. Y ahora es... es quizás la entrada a un
mundo de descubrimientos, de acontecimientos felices, tristes, de soledad o de
una forzada compañía. Como sea Sofía ya entró a esa etapa en la que su mente
analiza su entorno a un grado... un grado extraño. Ahora ya ni siquiera puede
conciliar el sueño asique tiene tiempo suficiente. A fin de cuentas, ella siempre
deseo estar sola. *
Buenas noches, Señor.
Sip, una vez más aquí estoy.
Esta noche podría batir mi récord personal y me quedaré despierta hasta las 6
de la mañana. ¿Qué tal? ¿No interesa verdad? Bueno no es como que tengas algo
mejor que hacer que escucharme.
No, lo siento. *Bajando la mirada*
Sé que puedes verlo todo. ¿Hay algún borracho meando en un poste? o ¿alguna
pelea de gatos molestando el sueño de la gente? o ¿alguna loca haciendo hora
en la madrugada porque no puede dormir? *ríe* ... lo siento.
Es la noche la que cambia mi personalidad de esta manera, lo siento. En frente
de mi familia no soy así y lo sabes.
Mi hermana, sí. Por eso, todos la quieren tanto. A veces es molesto ver cómo
esperan que yo sea como ella, por eso aclaro que no somos hermanas de
sangre y... *mira al techo como sintiendo lo frío de su comentario* ¡Pero es
cierto, Señor!
Aunque, honestamente, me gustaría ser como ella. Eso haría las cosas más
fáciles. En cambio, soy un bicho raro. Siempre con una expresión seria. Siempre
callada. Siempre escondida. Siempre aburrida.
Esta cuarentena parece un descanso en ese sentido, porque soy pésima
socializando.
Lo contrario de esos chicos *dice abriendo la cortina con una mirada
suavemente curiosa* casi cada noche están ahí reunidos en la vereda de la casa
del frente.
Entiendo que extrañen estar reunidos como amigos, pero... ¿cuál es la
necesidad de sacar un parlante para escuchar música a tan alto volumen en
medio de la noche? ¿Están sordos?
A ver... tal vez quieren recrear el ambiente de una fiesta ¿no?
O tal vez... quieren, deliberadamente, molestar a los vecinos, en cuyo caso es
mi deber como ciudadana responsable llamar a la policía ¿verdad?
Nah... son molestos, pero no parecen malas personas. *Sonríe mientras
mantiene la mirada fija en sus desconocidos acompañantes nocturnos* Dos de
ellos incluso parecen pareja y a juzgar por lo que he aprendido de ellos estas
semanas, creo que ella está más interesada que él.
Esto es tan familiar...
Sí, Daniel. *suspira bajando la mirada y forzando una sonrisa como burlándose
de sí misma*
¿Podría retroceder y hacer todo diferente?
Aunque creo que debido a mi horrible personalidad lo haría todo igual ¿o no?
Tendría que volver a nacer.
En ese caso... ¿Habría volteado a verme antes que a ella?
Bueno... en realidad si me vio antes que, a ella, pero no con los mismos ojos.
Sólo como una amiga o quizás sentía lástima de verme sola.
Rayos... eso duele más.
*Desde la distancia se escuchan sus risas resaltando entre la música*
¿Se están burlando de mí? ¿Ah? No les recomiendo discutir conmigo, ah.
*Fingiendo una expresión seria* Porque sería una discusión patéticamente
aburrida, como yo. *sonríe*
*Repentinamente, un chico se levanta, camina de un lado a otro como dando
un discurso y señala hacia la ventana de Sofía sorprendiéndola. *
Nononono... *cierra la cortina*
*riendo* ¿me vio, Señor? Por favor que no
Si tocan la puerta, me desmayo. *piensa mientras trata de controlar su agitada
respiración fingiendo una actitud confiada* No mentira. Saldría y los saludaría.
Les preguntaría si me puedo unir a su innecesaria y diaria celebración
nocturna.
¡Claro! *sonriendo* ¿no me crees? Sí, tampoco yo.
Como escuche en algún lado, este mundo es de los extrovertidos. Las miedosas
como yo, nos escondemos así.
Parece que no me vieron. *piensa mientras se levanta asomando un ojo por la
fisgona cortina*
*La rígida luz amarillenta de las farolas sigue alumbrando cuando el grupo de
jóvenes se levanta entre risas alistándose para irse*
¿Qué? ¿Tan temprano hoy?
Bueno quizás hoy si quieren dejar dormir a los demás vecinos. Muy bien,
chicos. Hasta mañana entonces.
*Como en cualquier fiesta el dueño de casa es el que se encarga de los vidrios
rotos y los últimos borrachos, ambos muy peligrosos. El último muchacho
recoge el parlante y recoge lo dejado en la vereda para entrar finalmente*
Con que ese es mi vecino. *piensa inclinando su cabeza apoyándola sobre el
vidrio de su ventana*
Me pregunto cuántas veces me lo habré cruzado sin saludar.
Lo siento, vecino.
En esa casa se alquilan cuartos, así que no sé quiénes llegan y quienes se van.
Además, ... eh... soy muy rara y no suelo salir... ni hablar con nadie. Pero te
aseguro que te arrepentirías de conocerme... soy incómodamente soporífera.
*sonríe rígidamente*
Bueno es justo el chico que se ríe casi de todo lo que dicen sus amigos, Señor.
Parece divertido. Además, es el interés amoroso de una de las chicas. El que se
hace el difícil. *Menea la cabeza en señal de desaprobación con ironía*
Dada nuestra recién descubierta relación de vecinos podría recomendarle que
si no va a hacerle caso a esa chica al menos no termine con una amiga suya.
Como Daniel. *Afirma con la cabeza y una floreciente sonrisa*
Cada noche me pongo más rara, Señor. Lo siento...
*Estar en medio de una pandemia es quizás una situación tristemente nueva
que ha traído un sin fin de limitaciones, pero, aunque parezca irónico, también
encuentros con lo desconocido. Esto apenas empieza...*
Gracias por leer!
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