sidoine 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒

Es posible que hayas logrado ver alguna caja de música en tu vida, objetos mecánicos que producen sonidos que se transforman en una bella melodía. Solo que esta caja de música no produce una sola canción, dentro de la caja se encuentran historias, cada una con tonos y efectos diferentes, pero que crean una canción al ser leídas, Toma una decisión, descubre que historias pueden provocar el mismo efecto que la melodía de los objetos mecánicos llamados cajas de música.


Cuento No para niños menores de 13.

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Gemas Azules

Al dolor no le importa si le esperas o no, si lo viste hace poco o hace años que no sabes de él. Se presenta en tu puerta aunque no quieras visitas.

Azul.

Las gemas en su rostro. El cielo. Lo profundo de un mar. Un ramo de dalias.

Trata de elegir exactamente en donde luce mejor un tono azul. En realidad, no hay motivos para buscar una explicación, la ganadora siempre eran las famosas gemas azules que ocupaban un espacio en su fisonomía.

Aquellas gemas lograban efectos maravillosos en las personas, se perdían en las tonalidades del azul, los enamoraba, eran alabadas y había una gran emoción cuando se veían reflejados en el azul de esa mirada. Muchos hubieran querido tener ese pequeño encanto para sí mismos.

Por eso mismo nadie espera que el dueño de las gemas las odie, puede pensar en donde luce mejor un color azul, lleva ropa en tonos azules, todo a su alrededor ha tenido presente las variantes de ese solo color, puede ser el que mejor define su personalidad, pero no soporta mirarlo en su rostro.

Las gemas han visto cosas terribles, dolores que lo persiguen en cada rincón, como animales rabiosos que no pueden mantenerse inmóviles y planean lanzarse a su cuello, eso si quieren un dolor sencillo, la mayor parte del tiempo prefieren la tortura lenta, solo que no en pequeñas cantidades, es lento e intenso, sin permitir un minuto de paz.

Buscan cualquier cosa para mofarse de como lo han hecho caer en un calvario, mirarse al espejo es solo un dolor mínimo comparado con la puñalada que sufre al recordar que con las gemas miro con impotencia al destino cruel destrozando su vida, de su maravillosa y prometedora vida.

La hermosa mujer cayendo a uno de esos fondos azules enfrente de su pequeño hijo, suficiente fue machacar ese corazón débil que fue arrebatado de cualquier protección, lo que eso hizo que los futuros animales llenos de rabia pudieran herirlo de manera sencilla, tratar de enfrentarlos solo transformaba el dolor en miles de puñales que no paraban hasta verlo de nuevo muerto. Solo su cuerpo se movía de manera automática, ya acostumbrado a la realidad de que el interior prefería estar marchito antes de que volver a sufrir una cortada las raíces que con pocas esperanzas plantaba, esperando en vano que soportaran al menos una semana.

Debería darme por vencido, suele pensar con la mirada en los cielos estrellados, en todo caso estas gemas volverán a presenciar otro azul mortal, las dalias serán arrancadas una vez más, si me rindo ahora evitare que se tenga más dolor. Habrá un punto donde ya no soportare esta tortura, seguir con la esperanza solo hará que el golpe sea peor, no debería escuchar los mismos ánimos de siempre, son tan inútiles como mi cuerpo mismo, ocupando aire, movimiento inútil, nada cambia y el dolor seguirá hasta que termine de corromper mi interior.


Me llevo una mano al pecho, sobre el corazón. Mi “corazón”. ¿Todavía representa algo ese penoso órgano? Permanece inmóvil, sin bombear sangre, sin la más mínima utilidad, y sin embargo mis emociones todavía parecen originarse entre sus frías paredes.

Nunca creyó que un personaje de un libro de romance expresaría con tanta precisión su estado de no vida, porque si sufrir en el vacío azul era vida, en todo caso una vida como zombie sonaba tentadora, en ese libro a duras penas se recordaba la inicial del nombre, al último solo eran cascaras de huevo.

Pero ya era una cascara de huevo, solo que no olvidaba y su propia piel era la que mantenía sin piedad el tormento silencioso, su corazón inútil aun quería sufrir. No sabía exactamente cuándo estaría satisfecho, porque seguía tan necio en un futuro que solo hará que el mismo dolor se presente, no creía que valiera tener más días así, donde la vida misma era una cadena perpetua donde solo se esperaba que colapsara.

La idea de colapsar era intensa, la sensación magnética al vacío ofrecido por la muerte era imposible que fuera ignorada, más si al mirarse se daba cuenta que muchas personas habían muerto delante suyo y quien más merecía el arrebato de la vida era el mismo, odiaba ser incapaz de arrancarse el corazón y este siguiera dominando sus emociones, aprovechándose del amor a su padre, de la esperanza infantil a los finales felices, ese tipo de cosas eran cadenas que por nada se quitaban, volviendo aún más dolorosa la tortura, no había posibilidad de escape.

Al menos por ahora. Tal vez en algún futuro dejaría de sentir que era egoísta desear su muerte, caminaría a un puente y tendría un salto que terminaría con la tortura, esas gemas solo verían una última, la suya propia incluso si le robaban los ojos, alguna persona morbosa que guardara restos humanos, no le molestaría. Al menos quien las consiguiera seria afortunado. Lamentaría que esas gemas ya no volvieran a brillar, pero tendría un buen recuerdo, era lo que más resaltaba de su rostro, no merecían estar bajo tierra.



3 de Diciembre de 2021 a las 14:02 0 Reporte Insertar Seguir historia
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