nars Normanda Astrid Rivera Santiago

Segunda parte de: Una Odisea Épica: Tribunal La pesadilla por fin había terminado. El enemigo había sido nuevamente detenido, y para sorpresa de todos, por manos de sus mismos seguidores. Pero una buena acción no borra todo el daño provocado. No dudándolo dos veces, estos fueron encerrados y sentenciados sin un tribunal de por medio. Su destino: Ejecución Inmediata. Medeck Nixalba, joven Magistrado del Gran Concejo de las Tres Razas, quien conoce la verdad, y aún sin tener pruebas a su favor, lucha contra el reloj para garantizar a los acusados un juicio justo. Pero, ante la poca colaboracion de aquellos tres, se ve obligado a recurrir del último y temido recurso: El Agua Clara. Todos exigían justicia y castigo. Aunque, sea dicha la verdad, lo que todos querían realmente era venganza. ¿Podrá ser demostrada la inocencia de Alyrah, Bhyanka y Halden? ¿O pesará mas el deseo popular de venganza?


Fantasía Épico Todo público.

#328 #magos #encierro #entrenamiento #tribunal
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Prólogo

Luego de tanto buscar, por fin había conseguido algo interesante para leer, pues se aburría a mares en casa de sus abuelos. Había recorrido cada puesto de la plaza mercante de Villa Montañosa en busca de algo para pasar el tiempo, hasta que se topó con un joven vendedor ambulante.

Bhyore Nixalba era lo que se llamaba un traga libros. Muy inteligente, y para sus 20 años era brillante. Su Pa y su Ma tenían grandes expectativas para con él. Se esperaba de él que, así como todos los varones Nixalba, realizara una carrera Magisterial con miras a Concejal, como su Pa y el Pa de su Pa, y así una larga línea de Concejales Nixalba.

Había terminado sus estudios iniciales en la escuela y, terminado ese verano, ingresaría en la mejor Escuela Magisterial de la Gran Metrópolis. Ese era su destino y su legado.

Estaba tan inmerso en la lectura de aquel viejo libro, que no estaba prestando atención al camino, y para cuando quiso hacerlo, terminó tirado en el suelo, golpeándose fuertemente la cabeza.

Lo último que escuchó fue una cantarina y delicada voz femenina que reprendía a otro por no tener más cuidado por donde caminaba.

***

--¿Crees que va a estar bien?-- escuchó a aquella voz cantarina en medio de su letargo.

--Por supuesto que lo va a estar.-- escuchó otra voz, la de una mujer, una mujer anciana por lo que podía escuchar, al tiempo que sentía un paño frio en su cabeza-- Es solo un chichón. Verás que pronto recupera la conciencia. Mientras tanto vigílale en lo que preparo un ungüento para bajarle la hinchazón.

Estaba volviendo en sí poco a poco sintiendo un tremendo dolor de cabeza. Se encontraba tendido bocabajo en una mullida cama, arropado con la frazada más suave y aterciopelada que había sentido nunca, y eso que en su familia solo poseían lo mejor. Podía percibir el aroma a lavanda mezclado con el aroma del incienso medicinal en el ambiente.

Estaba tan cómodo y relajado que de no ser por el palpitante dolor no se movería de donde estaba.

--…Él se había cansado de la injusticia que reinaba en el mundo. No soportaba ver como otros eran esclavizados y humillados. Por eso, solo llevando consigo su plateado báculo de luna, dejó atrás todo lo que conocía, su familia y sus riquezas…

Aquella voz lo trajo de vuelta a la conciencia, porque había reconocido lo que estaba leyendo. Coincidenciálmente era el mismo pasaje que él leía antes de golpearse la cabeza.

Se incorporó de pronto, sintiendo como todo le daba vueltas.

--Oye, oye, oye. No tan rápido. Que es un golpazo de cuidado, ese que tienes ahí.

Bhyore llevó su mano al golpe detrás de su cabeza, haciendo que doliera aún más.

--¡Auch!-- cerró sus ojos con fuerza.-- ¿Qué fue lo que me pasó?

--Lo lamento mucho. Mi hermano menor iba corriendo sin fijarse por donde iba cuando chocó contigo. Aunque tú también tuviste algo de culpa por estar leyendo mientras caminabas.

--¡Oye!-- dijo, al tiempo que abría sus ojos y los posaba en la muchacha.

Se quedó mudo ante aquellos ojos. Eran los ojos más vivaces y pícaros que jamás hubiera contemplado. Notó que sonreía con picardía cuando le hizo aquel reproche.

Bhyore Nixalba había visto a hermosas jóvenes antes. Muchas de ellas deseaban que las cortejara, interesadas solo en su apellido, más que por él mismo, y eso que era un joven bastante apuesto: cabellos rubios, ojos verdes. Alto. No muy fornido, pero tampoco un enclenque.

Sin embargo solo fue hasta ese momento que en verdad había contemplado la belleza. A la joven más hermosa de todo el mundo. Al menos para él.

Sus cabellos eran negros y rizados, muy abundantes, a la altura de sus hombros. Sus ojos, del color de las avellanas, eran brillantes, vivaces, y reflejaban una sinceridad e inocencia que le conmovió el alma. Unos labios gruesos y rosados. Su piel era oscura, pero a pesar de ello se veía que era suave y tersa.

Pudo ver que era joven. Quizás no mayor de 17 años. Poco más que una niña, que aún no finaliza la escuela.

--…Además,-- continuó la muchacha-- ¿Que no estás un poco grande para leer este libro? ¿El cuento de los Tres Héroes? ¿Cuántos años tienes?

--Ah… yo…-- de pronto se sintió un poco avergonzado.

--Descuida.-- dijo ella entre risitas-- Si te soy sincera, admito que yo también lo he leído como un millón de veces.-- le sonrió. Fue una sonrisa de lo más hermosa y sincera. Aunque también había algo de picardía en ella.

Entonces Bhyore lo supo. Con solo 20 años había encontrado al amor de su vida. Y eso que aún no sabía su nombre.

Se la quedó mirando como embobado, cosa que hizo que la joven se sonrojara. Por fortuna su tonalidad de piel no la delató mucho.

--¿Quién eres?-- logró decir.

--Me llamo Medela. Medela Bruno. ¿Y tú eres…?

--Ah, yo… yo soy…Soy…

--¡Oh no!-- se mostró muy preocupada ante su duda, y levantándose de donde se encontraba, se sentó junto a él, palpando su frente en busca de alta temperatura-- ¿No me digas que el golpe te ha hecho olvidar quién eres?

--¡Soy Bhyore Nixalba!-- dijo rápidamente, más colorado que un tomate.

--Mucho gusto, Bhyore Nixalba. Espero que ya no te duela mucho la cabeza. Y te pido mil disculpas por lo sucedido.

--¿Cómo… cómo he llegado aquí?

--Yo te traje.

Bhyore la miró incrédulamente, con una ceja levantada.

--Eso no es posible. Yo soy más grande y más pesado que tú.

Ahora fue el turno de ella, con los brazos cruzados, de devolverle la misma mirada.

--Creo que el golpe en la cabeza debió de afectarte más de lo que pensé, porque dices incoherencias.

--¿Por qué lo dices?

--Porque creo que no has notado que soy una Maguish y perfectamente capaz de utilizar LEVITATE en una persona inconsciente.

Ahora su bochorno fue de vergüenza ante lo obvio.

--¡Oh! Qué bueno.-- escucharon decir-- Nuestro invitado ya está despierto. Espero que mi biznieta lo esté atendiendo con amabilidad.

Bhyore observó a aquella anciana entrar en la habitación. Le llamó mucho la atención, porque su cabellos, aparte de ser de un blanco tan blanco como la misma nieve, eran muy lacios, llevados en una trenza que casi llegaba a sus rodillas. Su piel, al igual que la de la muchacha era oscura, pero el color de sus ojos era de un azul tan intenso como el cielo al amanecer. Era anciana, sí, y había dicho que la joven era su biznieta, pero la brillante piel de su rostro apenas si mostraba las arrugas propias de una edad tan avanzada. Era la primera vez que se encontraba con una Maguish de semejantes características.

--Muchas gracias por su amabilidad al ayudarme, ¿Señora Bruno?-- dijo no muy seguro de que fuera el apellido de la anciana.

--Oh no, jovencito. Hace tiempo que ya nadie me llama de esa forma. Así se refieren a las esposas de mis hijos y nietos. Tú solo llámame Gran Naná, como todo el mundo.

***

Bhyore había dejado Valle Hondo, una de las provincias más prósperas de Spirtus, de la cual su Pa era Concejal, para trasladarse a la Gran Metrópoli y continuar sus estudios, formándose para ser Magistrado y luego, al igual que su Pa, llegar a ser algún día un Concejal. Así que durante los siguientes ocho años pasaba gran parte de los veranos con sus abuelos maternos y esa era la excusa perfecta para volver a ver a Medela, quien se convirtió en más que una amiga. Claro que también se hizo muy cercano a su extraña y poco convencional bisabuela, Gran Naná, quien había resultado ser la sanadora de Villa Montañosa. Le había sorprendido la entereza y fortaleza que poseía la anciana de noventa años. Había conocido a personas muchísimo más joven que ella con menos brío. Quizás por eso se reusaba a jubilarse.

--“Seguiré siendo una sanadora hasta mi último aliento.”-- había dicho Gran Naná.-- “Y aun así… Quizás allá arriba necesiten que una vieja sanadora les eche una manita.”

Sus abuelos no eran tontos, y no tardaron mucho tiempo en descubrir la verdadera razón por la cual su nieto los visitaba cada verano. Por ellos no había ningún inconveniente, puesto que sabían que la familia Bruno era una familia respetable y decente. Tampoco la anciana sanadora había pasado por alto que la relación de su biznieta con el joven Nixalba iba más allá de la amistad.

Su preocupación iba dirigida a la reacción de los padres de este, pues sabía que eran personas importantes.

Eraclio Bruno, nieto de Gran Naná y padre de Medela era un comerciante que viajaba mucho entre provincias e incluso entre los reinos llevando y trayendo mercancías valiosas. Había enviudado luego de que su esposa diera a luz a su segundo hijo. Así que dejaba a sus hijos al cuidado de su abuela quien lo había criado desde pequeño.

Sus frecuentes viajes no le permitieron darse cuenta de la relación que florecía entre su primogénita con el hijo de un Concejal. Razón por la cual la cosa lo tomó por sorpresa cuando el joven, un día de primavera, se presentó en su casa y le pidió la mano de su hija en matrimonio.

Eraclio Bruno podría no ser muy constante en la vida de sus dos hijos, pero eso no quería decir que los amara menos. Así que viendo la ilusión en los ojos de su hija, y no queriendo dar de lleno una negativa, decidió abordar el tema por otro lado. Un lado más realista. Así que dijo a Bhyore:

--No pongo en duda tus sentimientos hacia mi hija. Eso lo puedo saber con solo verte a los ojos. Pareces un pobre sediento que ha encontrado un oasis en el desierto cada vez que la miras.

--¡Pa!

--Es la verdad, hija, y tú no te quedas atrás. Es tan claro como el agua que el sentimiento es compartido.-- volvió a dirigirse a Bhyore.-- Conozco a tus abuelos, muchacho, desde que se mudaron a Villa Montañosa hace ya nueve años. Son buenas personas. Y sé que tú también lo eres, porque de lo contrario Gran Naná te habría echado a escobazos desde el primer día. Me dices que trabajas como Magistrado para el Gran Concejo y que puedes darle una vida digna a mi hija. Eso no me preocupa. Los que si me preocupan son tus padres. De ellos solo sé que son personas importantes en Valle Hondo. Tengo entendido que tu Pa es el Concejal.

--Así es.

--Entonces te preguntaré. Y dependiendo de tu respuesta daré mi consentimiento para unirte en matrimonio con mi hija.

Medela, quien se mantenía junto a Bhyore, le tomó de la mano y se la apretó fuertemente.

--Usted dirá, Señor.

--Como puedes ver, a mi familia no le falta de nada, pues proveo bien para ella. Si así mi hija lo hubiera deseado, la habría mandado a estudiar a cualquier Escuela de Sanación del reino, sin embargo ella prefirió estudiar en su ciudad natal y ser instruida por Gran Naná. Como puedes ver, vivimos bien por la gracia de Dios, pero eso no borra que Medela sea la hija de un simple comerciante. Es por eso que te pregunto, ¿Aceptarán los Nixalba que Medela Bruno forme parte de su familia aunque no posea un gran abolengo?

La pregunta de su futuro suegro trajo a la memoria la conversación que había mantenido con padres tan solo unos días antes…

--Pa, Ma, necesito el anillo de bodas de la abuela Prudentia.-- les dijo durante la cena de ese día.

--¿Y qué es lo que piensas hacer con él, hijo?-- le preguntó su Pa.

--Lo mismo que hiciste tú con él, y lo mismo que hizo el abuelo. Le propondré matrimonio a mi futura esposa.

Sus padres solo se miraron entre sí. Su Pa, tomando la servilleta de tela de su regazo, se limpió la comisura de su boca y tranquilamente le dijo:

--De acuerdo. ¿Para cuándo lo necesitas?

Bhyore se quedó de piedra, con la boca colgándole abierta. Había esperado un escrutinio intenso por parte de ellos, preguntándole hasta la talla de zapatos de la futura Señora Nixalba, sin embargo daban su consentimiento para casarse sin siquiera saber quién era su futura nuera. Aunque no era que precisara de su consentimiento, pues estaba decidido a tomar a Medela por esposa aun en contra de los deseos de su familia.

--Me parece que la señorita Bruno será una estupenda esposa para ti, querido hijo.-- le dijo su Ma.-- No puedo esperar para organizar la boda.

--¿Ustedes… saben quién ella?

--Por supuesto.-- dijeron ambos como si fuera lo más obvio del mundo.

Sus padres, tan clasistas y snob, quienes no cesaban de presentarles a cuantas hijas de Concejales o personas importantes conocieran, habían aceptado así sin más que tomara a una simple muchacha como esposa. No lo podía creer.

Más lo que Bhyore no sabía era que Enzo y Tundra Nixalba tampoco eran tontos ni ciegos. Sabían que algo debía de haber detrás del extraño comportamiento que su hijo había tenido durante años. Por un tiempo se habían tragado la excusa de que no quería perder contacto con sus abuelos, visitándolos cada verano. Pero siguió viajando a Villa Montañosa incluso desde la Gran Metrópolis y a ellos casi no los visitaba en Valle Hondo. Eso los hizo sospechar. Así que, haciendo uso de los medios que por ser Concejal se le otorgaba, y a los privilegios de su posición en la sociedad, investigó a fondo a la chica.

No se entusiasmó nada cuando descubrió quien era ella, pero cambió súbitamente de opinión en cuanto investigó a la familia.

No fue por Eraclio Bruno, comerciante próspero, el cual importaba las maravillosas telas de fabricación Elven de la cual casi todas sus ropas estaban confeccionadas.

Todo fue por la bisabuela de la joven.

Las características físicas de Bhyanka Bruno eran únicas, y nadie más en su familia, su familia viva, había heredado semejantes rasgos. Investigando más a fondo descubrió que esos rasgos aparecían una vez luego de cuatro o cinco generaciones. Por lo cual era obvio que la anciana era heredera de un linaje. ¿De cuál? No lo sabían, pero linaje al fin y al cabo, cosa muy importante y preciada entre los Maguish. Lo cual era posible que tal vez existiera la posibilidad de que de la descendencia de su hijo con esa muchacha naciera el siguiente heredero del linaje. Y si por casualidad o destino también nacieran el o los otros con quien compartía linaje, entonces tal vez…

Y ese “tal vez” hizo que no se opusieron a la elección de su hijo, a pesar de haber querido para él a alguna rica heredera o a alguna hija de Maguish importantes, como lo eran ellos.

Aquello fue una apuesta demasiado arriesgada.

--Si Señor-- le contestó Bhyore al Señor Bruno con una gran sonrisa-- Ambos están encantados de que Medela se convierta en mi esposa y no pueden esperar para conocerla al fin.

***

Después de la boda, los dos se trasladaron a la Gran Metrópoli, puesto que Bhyore trabajaba como Magistrado para el Gran Concejo. Fue allí en donde nació su primer hijo tres años después. Le dieron el nombre de Medeck. Era la viva imagen de su padre, solo que con los colores de su madre: piel morena, aunque un poco más clara, ojos oscuros, y cabellos negros, pero que por herencia de su Pa, estos más ondulados que rizos.

Tenía Bhyore 36 años cuando fue nombrado como el nuevo Concejal de Villa Montañosa. Aquella fue una noticia recibida con gran alegría, puesto que Medela volvería al lugar que la vio nacer, y en donde ambos vivieron y compartieron juntos muchos hermosos momentos cada verano.

Fue a tan solo unos pocos meses de haberse instalado como el nuevo Concejal que nació su segundo vástago. Una niña.

En cuanto Medela la tuvo en brazos hizo llamar inmediatamente a su esposo. Este no lo pensó dos veces y abandonó la salita, en donde como un poseso caminada de un lado a otro, escuchando impotente los agónicos gritos del parto.

Con gran preocupación irrumpió en la habitación, encontrando a su esposa con lágrimas en los ojos.

--¿Querida? ¿Qué ha pasado? ¿El niño está bien?

--Oh esposo. Te equivocas. No es un niño. Es una niña. Y ha gritado a todo pulmón en cuanto ha llegado a este mundo.

Emocionado, Bhyore se acercó a su esposa, besándola en los labios.

--Me haces muy feliz, esposa mía.

--Esposo, conoce a tu hija.-- descubrió a su pequeña, quien estaba envuelta en suaves pañales, quedando Bhyore impactado ante la gran revelación. La recién nacida mostraba desde su nacimiento un abundante cabello blanco como la nieve.

--¡Gran Naná!

--Así es. Es como si ella hubiera vuelto a nosotros.

Gran Naná había fallecido por vejez antes del nacimiento de Medeck. Fue un duro golpe. Pero sabían que había vivido una buena y larga vida.

Bhyore la tomó en brazos, mirándola como si fuera preso de un hechizo, ya que la pequeña había abierto sus ojitos. Eran azules.

--La llamaremos como ella, en su honor.-- dijo él.

--Bhyanka Nixalba. Bienvenida.

***

Siete años después Bhyore y Medela volvían a ser padres con el nacimiento de su tercer hijo. Habían pensado llamarlo como el abuelo paterno, pero su pequeña Bhyanka había sido muy insistente en llamarlo de otra forma. Y así el nuevo miembro de la familia fue llamado Ergos.

Un año después de esto descubrían un secreto que su pequeña les había ocultado. Su hija era una Grand Maguish.

Aquello era lo más asombroso que pudiera pasarle a una familia Maguish. Ya de por si toda la familia estaba maravillada con aquella niña de rasgos únicos. Sus abuelos paternos no cabían en sí de orgullo al ver su corazonada hecha realidad. La vida de los Nixalba no podía ser más perfecta. Y ahora con una hija Grand Maguish, se iba a asegurar no solo su porvenir, sino el de todos los Nixalba.

--¡No, por favor! Pa, Ma, ¡¿Por qué me castigan de esta manera?!

--Hija mía,-- dijo Medela--… esto no es un castigo.

--A mí sí que me lo parece. No es justo. Yo no quiero ir a la escuela…

Les costó hacerla aceptar su decisión, imponiendo su autoridad como padres.

Bhyore observó cómo su hija abandonaba la sala conteniendo las lágrimas.

--No lo entiendo. ¿Cómo es que no está feliz por ser una Grand Maguish?-- decía Bhyore-- ¡Es un gran acontecimiento!

--Lo sé, Esposo mío, pero hay que tener en cuenta que solo es una niña pequeña.

--No. Ya no solo es una niña pequeña. Ella podría llegar a ser la próxima Gran Concejal. No ha habido otro Grand Maguish en 100 años. Y el Gran Concejal Bheano tiene 103. No creo que le quede mucho tiempo. Quizás pueda transmitirle todos sus conocimientos a Bhyanka antes de su hora. ¡Ya puedo imaginarlo! Nuestra hija. ¡Que honor para nuestra familia! Bhyanka deberá entenderlo.

--Y lo hará. Pero digas lo que digas, y efectivamente ella sea una Grand Maguish, Bhyanka es solo una niña que lo único que entiende es que la están alejando de su familia, de su Vrygo y de su Ergos.

--Eso no importa ahora. Hay que preparar todo para el viaje de mañana a la Gran Metrópolis. ¡Oh ya puedo imaginarlo! El estatus de nuestra familia se elevará a lo alto. Yo incluso podría aspirar a una posición más elevada en el Gran Consejo por ser el Pa de una Grand Maguish. ¡Mi hija!-- decía muy orgulloso.-- ¡Mi propia hija!

--Nuestra hija, querrás decir.

--Pa, Ma, ¿puedo retirarme también?-- su hijo mayor tampoco se escuchaba muy contento.

--Claro. Tú también tienes que estudiar para tus exámenes. Tienes el deber de ser el más aplicado y el primero en tu clase. Así debe ser, siendo el hermano de una Grand Maguish.

En cuanto su hijo abandonó la sala Bhyore se fijó en Medela.

--¿Sucede algo, Esposa mía?

--¡Oh! No es nada. No te preocupes.

--A mí no puedes engañarme, Medela. Te conozco bien y sé que algo te ha preocupado.

--No es que algo me preocupe. Es solo que… sobre lo que has dicho, de obtener un puesto más elevado en el Gran Concejo. Eso significa que tendríamos que volver a la Gran Metrópolis, ¿cierto?

--No pareces muy contenta por ello.

--Sabes bien que allí a donde vayas yo iré contigo. Se perfectamente con quien me he casado y tus ambiciones y aspiraciones no son pocas. Es solo que, este es mi hogar. Hemos sido muy felices en Villa Montañosa.

--Ciertamente lo hemos sido. Fue aquí en donde te conocí. Y creo que aún tengo ese chichón que tú y tu hermano me provocaron.-- dijo, llevando teatralmente su mano a la parte trasera de su cabeza, y con ello haciendo reír a su esposa-- Pero esto lo hago por nuestro futuro, y el futuro de nuestros hijos. Este acontecimiento les abrirá puertas que a mí se me hicieron muy difíciles de abrir, aun con la influencia de mi familia.

--Lo sé.-- dijo ella cabizbaja-- Y todo por mi…

--¡No te atrevas a decirlo, Medela Nixalba!

--Sabes que es cierto.

Tomó sus manos entre las suyas, depositando en cada una un tierno beso.

--Mi muy, muy, muy amada esposa, ¿acaso crees que pudiste esconder de mí todas aquellas lágrimas que derramaste a causa de aquellos que vieron con malos ojos nuestra unión y que no disimularon su desagrado ni en hechos ni palabras?-- ella lo miró sorprendida-- ¡Oh esposa mía! Sé que te hiciste la fuerte y soportaste estoicamente todo aquello por mí, para que yo no me diera cuenta, razón por la cual te amo más cada día. Yo no me arrepiento de nada. Te escogería una y mil veces más. Pero ahora se nos brinda la oportunidad de restregarles en la cara a todos ellos que una Grand Maguish ha nacido de entre tu progenie. Porque si, lo admito, Bhyanka es mi hija, pero ha sido tu herencia, la herencia de Gran Naná, lo que ha hecho de nuestra hija una Grand Maguish.

--Sé que no debería de sentirme así, pero debo admitir que, con lo que has dicho, me siento muy inclinada a mostrar al mundo nuestra maravillosa hija y ver la reacción de envidia e incredulidad en los rostros de todos esos altivos y presumidos principales cuando proclamemos a los cuatro vientos que de nosotros ha nacido una Grand Maguish.

--Somos muy afortunados.

***

El mundo se le vino encima a Bhyore mientras contemplaba impotente como las llamas consumían su hogar y arrebataban la vida de su niña, de la que hacía tan solo momentos atrás planeaba todo su futuro.

Nada podía hacerse, porque aquel incendio no podía detenerse con nada. Los gritos desesperados de su esposa, llamando una y otra vez a su hija, para que diera alguna señal de vida, no hacían nada más que sumirlo en la más pura agonía.

--¡¡Bhyore has algo!!-- gritaba Medela fuera de sí-- ¡¡Mi hija!! ¡¡Mi hija!! ¡Dios mío mi hija no!

--¡¡Bhyanka!!-- gritaba Medeck frente a aquel infierno, llevando a Ergos en brazos.

Increíblemente, Vrygo, siendo aún cachorro, lo había arrastrado con sus dientes fuera de la casa.

Bhyanka nunca respondió. Pensaron todos que había sucumbido al tormento de aquellas llamas sin poder hacer nada, puesto que Bhyore se había quedado con su Wand.

***

Eraclio Bruno, se había llevado a casa a su devastada hija, y a sus nietos. Atrás había quedado un derrotado y derrumbado Bhyore ante las ruinas de lo que una vez fue su hogar.

No quedó nada. Todo era cenizas. Ni siquiera había quedado atrás un cuerpo, aunque fuera carbonizado, para darle digna sepultura.

Se dijo que aquello había sido un castigo. No podía verlo de otra forma. La vida de su preciosa hija fue el castigo a su ambición, al igual que el distanciamiento entre padres e hijo que vino después y que permaneció durante años.

Recordaba como Medeck entre lágrimas y cenizas en el rostro se los había reprochado. Los había culpado de la muerte de su hermana.

Fueron 10 años de distanciamiento entre él y su hijo mayor, hasta que hace tres años lograron hacer las paces. Pero la paz no duró mucho, puesto que fue rota por su hijo menor, el cual aseguraba que su hermana estaba viva.

Su esposa había vuelto a las lágrimas, y él a su tormento y culpa. Esa locura inventada por su hijo hacía que se escapara de la escuela y de casa para ir en busca de la hermana que decía estaba viva. No encontraron forma de hacerlo desistir.

Pero ahora, en esos momentos, al descubrir que Bhyanka no solo estaba viva, sino que él mismo la había condenado a muerte, obligando a su hijo a recurrir al uso de la terrible Agua Clara, era como para querer morirse.

***

Medeck había logrado su propósito. Ahora, las cosas eran diferentes tras la verdad revelada con Alyrah. Todos en la asamblea estaban aturdidos y confusos. Nada era lo que se esperaba: seres llenos de odio, maldad y planes diabólicos. Con lo que se pudo ver con Alyrah, una inocente niña raptada, torturada y doblegada de la peor forma posible, ¿qué clase de desgracia verían con los otros dos?

Los concejales tomaron un breve descanso antes de proseguir con el juicio de la Maguish conocida como Luna Oscura. Era necesario un pequeño descanso ante lo abrumador que había sido sonsacar la verdad. Por ahora, Medeck había obtenido una pequeña victoria. Había logrado acallar todo prejuicio y toda vociferación de muerte. Los miembros del Gran Consejo se enfrentaban a una difícil decisión, si, como se empezaba a sospechar, la verdad a encontrar en los recuerdos de la Maguish eran semejantes a la encontrada con la Homi.

Llegado el momento de reiniciar la asamblea, mandaron traer a la acusada. La llevaban rodeada con los mejores de la Guardia Maguish. Ella, al igual que Alyrah, también estaba descalza, vestida con una túnica blanca siendo llevada a empujones. Cosa innecesaria puesto que ella no se resistía.

Medeck tuvo que contenerse para no gritarles a esos guardias sus verdades. Recordó que estos nada sabían, y que para ellos su hermana era una criminal.

La llevaron al borde de la piscina, que había sido drenada y vuelta a llenar para ella.

La acusada contempló lo que tenía frente a sí. Sabía lo que era, y al igual que su compañera, deseaba que esta le concediera lo que estaba deseando. Terminar con todo de una buena vez.

Sabía que Medeck también los habría convocado a ellos en un inútil intento de reunirlos. ¿A caso él no se daba cuenta que volvería a abrir, de la forma mas cruel, una herida que ya había sanado? Así que ¿Qué más daba? Nada importaba ahora. Los buscaría entre la multitud. Quería volver a verlos, aunque fuera solo una última vez.

¿Qué no era eso una crueldad? Probablemente lo sería si la reconocían. De no hacerlo, pronto iban a saberlo todo.

Los buscó rápidamente. Barrió con la mirada allí en donde estaban los Maguish. Los encontró en primera fila. La imagen que intentó guardar en su memoria a toda costa, a pesar del paso de los años, le ayudó a encontrarlos.

Había reconocido inmediatamente a su Pa y junto a él a su Ma. También reconoció al muchacho que estaba junto a ellos. Había crecido mucho.

Estos la miraron a ella, y en la mujer hubo un reconocimiento inmediato. El corazón de una madre no se equivoca.

Esto fue fugaz. Pues en cuanto se dio cuenta, Luna Oscura desvió la mirada. Esperaba no ver el sufrimiento que estaba a punto de causarles.

--¡Es ella Bhyore!-- eran raras las ocasiones en que Medela usaba el nombre de su esposo.

--¿Qué dices?

--Es ella. Es Bhyanka. Me lo dice el corazón.-- Bhyore guardó silencio, sorprendido de que su esposa la reconociera al acto, cuando él no pudo.-- Después de lo que vimos con la Homi, no me cabe la menor duda. De lo contrario, ¿Por qué la insistencia de nuestro hijo en que asistiéramos? ¿La insistencia en garantizarle un juicio justo? Mírala bien.

--Medela…

--Bhyanka era una Grand Maguish. ¿Lo olvidas?-- dijo su esposa con ahínco-- Y esa de ahí sin lugar a dudas es una Grand Maguish. ¿Qué no lo ves? Tiene la edad, el cabello, los ojos. Es idéntica a Gran Naná. Esto no puede ser una coincidencia. ¡Te digo que es ella!

--¡Lo es!-- dijo su hijo menor.-- ¡Es ella! ¡Se los dije y no me creyeron! ¡Les dije que mi hermana estaba viva!

Bhyore no pudo decir nada, porque los Gran Concejales volvieron a llamar al orden y continuar con el Tribunal.

--Maguish conocida como Luna Oscura-- decía La Gran Concejal Maguish-- Dinos tu nombre.-- silencio. Ella no dijo palabra alguna que revelara su identidad-- ¿No hablas? ¿Qué no habías acordado en cooperar en todo?

--Eso no tiene importancia en este momento.-- dijo tranquilamente-- Ustedes están a punto de saber todos mis secretos, mi nombre incluido una vez que ponga pie dentro del agua.

--Si sabes de las consecuencias que ello conlleva puedes evitarlo si por tu propia boca nos cuentas la verdad.

Sonrió. Y la sonrisa fue tan vacía que no le llegó a los ojos.

--De mi boca podrían salir cientos de palabras, y ningunas de ellas albergar un gramo de verdad.-- dijo sin mirar a nadie en específico. Así que, morir por sentencia o morir por el Agua Clara. ¿Cuál es la diferencia?... Y tú…-- fijó sus ojos en Medeck:-- Tú serás el único responsable del dolor que esto les va a causar. Espero que puedas vivir con eso en tu conciencia.

No esperando a que se lo ordenaran, puso pie dentro de la piscina. Poco después de que se sumergiera en el agua, los espejos reflejaron toda su historia…

2 de Abril de 2022 a las 14:44 0 Reporte Insertar Seguir historia
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