¿A qué huelen los tulipanes?
Cuando haces esa pregunta las respuestas suelen variar. Muchos afirman que los tulipanes no huelen a nada, cuyo aroma es inexistente. Solo es una flor bonita por apariencia. Según otros, su fragancia es tan suave que apenas se percibe. Los floristas han dicho que un pequeño porcentaje de estas flores son fragantes.
Pero ¿cuál es mi respuesta? No es exacta, a decir verdad. La primera vez que sostuve un ramo de tulipanes, su aroma era dulce como la miel. De un momento a otro se volvió una fragancia más suave, una que no sé cómo describir con palabras. Una vez que sentí ese agradable perfume, no fui capaz de sentir de nuevo el aroma a miel, ni a frutas que algunas personas huelen.
Quizás no eran los tulipanes de aquel hermoso lugar los que emanaba ese aroma tan agradable, porque cada vez que cierro los ojos e inhalo el perfume de esta hermosa flor, solo puedo sentirlo y recordarlo a él.
A pesar de haber recorrido campos enteros de tulipanes en busca de un aroma diferente, yo solo puedo sentir el mismo perfume. Suave como un primer beso, como acariciar las nubes en la imaginación de un niño lleno de sueños, como una brisa de verano. Una suavidad que se siente en cosas simples, pero que son un destello de felicidad que dura unos pocos segundos. Es la suavidad de los pequeños detalles de la vida, que están todos los días de nuestras vidas esperando a que nos detengamos a apreciarlos. Como contemplar el amanecer, escuchar la risa de un bebé, sentir la lluvia en el rostro, ver a una mariposa posándose frente a nosotros, abrazar a tu mascota o como perderse en las hermosas estrellas que adornan el cielo en la noche.
Quizás no era el aroma de los tulipanes en sí, solo era el perfume de su dulce y triste recuerdo. Feliz como alcanzar eso que tanto anhelas en la vida, pero fugaz como la caída de la lluvia.
La última vez que lo vi me dijo "Recuérdame en el aroma de los tulipanes". Así he pasado un largo tiempo intentando descubrir cuál es la verdadera fragancia de los tulipanes, hasta que comprendí que, para mí, solo era él y su dulce aroma.
Gracias por leer!
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