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El retorno

… es difícil soportar este manto… pero nunca me importo porque tenía que hacerse. ─ Respiración profunda. ─ No fue por gloria o reconocimiento… yo jamás los pedí o busque… entregue mi vida entera a una causa digna de ser recordada…

─ Abuelo… trata de guardar fuerzas… ─ Una mano afianzada sobre la otra. Fuerza contenida.

─ No… Tú (ahogo)… debes escuchar… ─ Pausa. Parpadeo. ─ Era un simple hombre con deseos y aspiraciones… el tiempo puso con cada paso… sobre mí, más peso… velaba en aquel entonces por mí… y después velaba por muchos (tos flemosa)… ¿De qué sirve el poder si no se comparte?... Tu padre y hermanos no ven lo que un día fue… solo buscan… ─ Tos. Carraspeo. Tos. Escupitajo.

─ Por favor mi señor, no se esfuerce más. ─ Suplica contenida. Agonizante.

─ No… Tú eres más (Tos. Ahogo)… mí nieto… mí hijo… (Tos. Sabor a metal. Pequeñas gotas en una mano) Son nuestros actos los que definen el valor de nuestro coraa (tos) zóon… (Jadeos que arrebatan aire) y el temple de nuestros… ─ Tos. Vomito en líquido carmín. Escupitajo. Ahogo. Más tos.

─ ¡Abuelo! ─ Voz fracturada. ─ ¡No más…! ─ Llanto ahogado.

─ Toma esta espada… (Jadeo) sé el líder que nuestro pueblo… (tos) tú pueblo, necesita… ─ Algo se apaga. Susurros que liberan tormentas. ─ Se su héroe… rey mío. ─ Oscuridad. Brillo en ojos caídos… se desvanecen.

Tenciones rotas con sollozos profundamente melancólicos. Un cuerpo yace inerte, tendido en una cama. Otro, postrado de rodillas, se levanta con ambas manos apretando con fuerza la herencia entregada… con un rostro ardiente y goteante. La cámara se deja tragar por la tenue negrura, que débiles llamas de velas hacen danzar. Siente el peso, no de su herencia, sino de la responsabilidad para con su gente; el tiempo de las aventuras había acabado… Algo se mueve. Sombras que aparecen. Difusas pero claras. Comparten igual su dolor.

─ Mi rey… es momento de dejarlo partir. ─ Voz taciturna. Susurrante. Lo regresa a la realidad del tiempo presente. ─ hay que hacer los preparativos.

─ Lo sé… ya es tiempo.─ Contempla con tristeza por última vez el cuerpo de aquel gallardo hombre, que en algún tiempo, lo había cargado en hombros. Sale. Dejando a atrás nubes negras y voces que no quería identificar.

Avances lentos. Decididos. Pasillos en luto contrastados en cielos igual de dolientes. Aquel rey, con las manos aun apretando su posesión, vislumbraba su nueva vida, mientras todo ser se apartaba e inclinaba con ojos expectantes… ante su luz de esperanza y salvación.

31 de Octubre de 2021 a las 18:00 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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Iraín F. Lobo Solo quiero escribir... y si les gusta lo que escribo, bienvenidos sean. Pero antes de juzgar lo que hago, son libres de leerme y dejar un comentario.

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