jossherrera11 𝑱𝒐𝒔𝒔 𝑯𝒆𝒓𝒓𝒆𝒓𝒂

¿Crees en el amor a primera vista?, Realmente yo no lo creía hasta que me sucedió. Mi mundo desde ese instante, se convertiría en la mejor historia de amor jamás antes contada; el universo lo había planeado de esta manera y fue el mismo, quién se encargó de unirnos bajo las estrellas.


Romance Contemporáneo Todo público.

#["amor" #"romance" #"astrología"] #novela #amistad
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𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 1. 𝘚𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘭𝘷𝘰 𝘤ó𝘴𝘮𝘪𝘤𝘰.

Prólogo.

Muy pocos tienen la oportunidad de apreciar las maravillas que se encuentran fuera del planeta, de levantar la vista para observar las estrellas en la noche o lograr entender a la Astrología. Pero cuando dos personas con la misma pasión por el universo se encuentran, ocurre un Big Bang en sus corazones que difícilmente se vuleva a repetir.
La historia de Aurora y Leo nos enseña, que el amor puede surgir desde las estrellas.

Aurora 17 años
Dentro de cinco días terminarán las vacaciones de verano y siento como si el tiempo se fuera muy rápido, apenas pude realizar dos planes de cinco que tenía durante esos días, ahora sé que desaproveché mis vacaciones.


Lo único bueno y que me alegro de haber hecho, fue ir a la feria del Condado de ValeyCity con mis dos amigas de preparatoria, Andrómeda y Zaniah, quienes desde que se anunció la presencia de la Banda PinkRoses, no dejaron de mandarme mensajes para que fuéramos a escucharlos.


Al siguiente día de la feria, mi novio Apolo vino a mi casa y me dijo que me llevaría en su motocicleta al mirador; aunque a mis padres no les agrade del todo mi relación con él, me dan permiso de salir y en ocasiones dejarlo quedar en casa; aquel día decidí arreglarme y estrenar aquel vestido color rojo con puntos blancos que me compré con los ahorros de mis mesadas, también pude comprarme unos tacones blancos que estaban en oferta en la plaza de mi ciudad.


En pocas ocasiones me he sentido bonita, por ejemplo cuando llegó a estrenar ropa, estoy perdiendo mi complexión delgada de la cual me sentía orgullosa, sin embargo, mis amigas y mi madre me han dicho que luzco más bella que antes, a pesar de mi aumento de tres kilos; aunque siendo sincera, me llega a preocupar no controlar mi alimentación y que por ello mi físico cambie.


Todo el tiempo junto a mi novio nunca dijo ni una palabra sobre mi outfit, ni mucho menos preguntó sobre cómo me había ido en el concierto, contrario a ello, se dedicó hablar de él y de la nueva temporada del equipo de americano de la preparatoria, del cual él es el mariscal de campo; así fue la tarde de ese día. Desde hace unos meses su actitud ha cambiado y en las últimas ocasiones que nos hemos visto solo ha hablado de él, lo peor es que cuando le comento algo sobre mí, lo que hice o planeo, me interrumpe y cambia de tema. En fin, creo que es parte de una relación, ¿no?

Él sabe muy bien que desde pequeña, me han llamado la atención las estrellas, constelaciones y todo lo relacionado con el espacio, sobre todo mi deseo de visitar el nuevo planetario, con el cual el Condado se convertirá en zona turística en verano y ya casi acaba y seguía sin poder ir. Las veces que hablo de él o mis ganas de que me acompañe, siempre menciona:


—Eso no es para mí, es solo una pérdida de tiempo. Además ya estás grande para asistir a esos lugares, Aurora—, poniendo los ojos en blanco y frunciendo el ceño.


Solo quedan dos días para que regresemos de nuevo a la vida aburrida de la prepa, a las clases aburridas, materias aburridas, con profesores aburridos y las demás cosas aburridas que conlleva el estudio. Si quieren escuchar algo bueno de ello, sería que estaría con mis amigas pasando el mismo sufrimiento.


Hoy he decidido levantarme una hora más tarde de lo habitual, es sábado y no hay mucho qué hacer en casa, mi hermana Meissa y yo nos desvelamos la noche anterior viendo la saga de Divergente y comiendo los cuatro paquetes de palomitas que mis papás habían comprado para toda la semana. Si no fuera porque huele delicioso y hoy le toca hacer el desayuno a mi papá, me quedaría durmiendo todo el día.


Después de desayunar, mis papás me lanzan una mirada que en lenguaje de familia, significa que se acerca un regaño, del cual no estoy segura de lo que habré hecho, nos quedamos en el comedor y mi mamá me extiende su mano dejando en la mía un sobre blanco. Entre nosotros se hace un silencio incómodo, hasta que mi papá lo rompe de manera temerosa.

—Ábrelo, es una sorpresa de tu mamá y mía, esperamos que te guste—, con una sonrisa en su rostro.

Yo solo los miraba con cierta incertidumbre, pero eso no impidió que lo abriera, se trataba de unos boletos para visitar el planetario. Finalmente iba a poder conocerlo y con ello me invadió la emoción al pensar que si haría algo maravilloso en mis vacaciones.


—Mañana nos levantaremos temprano para ir, así que no quiero que te desveles—, pronunciaba mi mamá antes de ponerse de pie.


La mañana del domingo, fui la primera en levantarme y darme un baño, no quería que se nos hiciera tarde para asistir al planetario. Para esta ocasión especial decidí ponerme un poco de maquillaje, algo de delineador en los ojos, labial color carne y llevar el cabello suelto; mi outfit tenía que ser espectacular, una camisa manga larga color blanco, una falda a cuadros de color blanco y rosa; para no tener frío en las piernas, opté por usar medias color negro y botines del mismo color, y por si se siente más el frío, un suéter tejido de color rosa.


Durante el viaje al planetario, no me había sentido tan unida a mi familia como en este día, mi hermana Meissa tuvo la idea de cantar La incondicional de Luis Miguel, la cual desde pequeñas nos aprendimos. Las voces de los cuatro se escuchan como una sola, todos parejitos, que si entramos a un concurso de canto seguro lo ganamos.


El planetario empezaba a llenarse de visitantes a pesar de la hora, pero su estructura era tan grande que parecía que solo estábamos nosotros. No podía dejar de abrir la boca cada vez que entrábamos a una sala nueva; estaba maravillada con todo lo que veía, si en realidad eso se encuentra en el espacio, desearía que el resto de mi vida fuera en un transbordador.


Pasando a la sala de las supernovas y constelaciones, mi corazón se aceleró a mil por hora, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo; me sentí como la protagonista de una obra de teatro, donde la iluminación baja y se centra en su solo lado, esa luz se centraba en el rostro de aquel chico de mirada seria, de piel trigueña, nariz delgada, labios carnosos que pedían a gritos que los besaras; de complexión atlética, de una estatura más grande que la mía por unos diez centímetros, quien llevaba un abrigo color miel, una playera blanca, cuyos jeans color negro y tenis blancos completaban su perfección.


Me quedé inmóvil por unos cinco minutos hasta que la voz de mi hermana me regresó a la realidad, dándose cuenta de mi situación, dejó salir una carcajada la cual se ganó la mirada de todos, sorprendidas por las miradas, salimos sonrojadas de la sala y en ese momento nos soltamos a reír.


—Ese chico es mega guapo, Aurora, ahora entiendo por qué tenías tantas ganas de venir—. Su mirada no dejaba de verse de manera traviesa y coqueta, no nos iremos de aquí, hasta conocer su nombre.


—Estás loca Meissa, mis manos empezaron a sudar cuando lo vi, ni siquiera voy a poderle dirigir la palabra sin parecer una tonta—.


Como si lo hubiéramos llamado, él y sus amigos entraron a la sala donde nos encontrábamos, Meissa y yo nos quedamos tan serias que parecíamos maniquíes. Él parecía explicarles cada fotografía, maqueta o ilustración que se mostraba, como si trabajara ahí, o bien, como si fuera un experto en el tema, algo que me dejó maravillada aún más.


Al terminar el recorrido, nos regalaron una gorra y un llavero con la figura de Júpiter, por haber visitado el planetario; fue una experiencia tan inefable, que si muriera en este momento, sabría que moriría con una sonrisa en mi rostro.


Antes de irnos, mis papás decidieron ir por un helado al local que estaba a unos pasos de la salida, al seguirlos noté que la agujeta de mi botín estaba desamarrada, pero al agacharme, mi llavero de Saturno salió del bolsillo de mi falda; al intentar agarrarlo cayó por la alcantarilla que estaba a unos cuantos pasos de donde me encontraba. Quise gritar y llorar de desesperación, el mejor recuerdo que había tenido en mis vacaciones se había ido, quise morirme, llevé mis manos a mi rostro, y lograron salir de mis ojos un par de lágrimas.


—¿Te encuentras bien?—. dijo una voz masculina mientras se sentaba a un lado de mí.


Al levantar el rostro, vi que se trataba del chico guapo, su voz era como música celestial. —Eh, sí, creo que sí—, mientras mis manos empezaban a sudar de nuevo. —El llavero del planetario se me ha caído por la alcantarilla—, respondí con voz angustiada.


—Puff, es una pena, lo lamento mucho—, dejando salir un suspiro mientras me miraba.


Decido ponerme de pie para continuar con mi vida. —Gracias por preguntar, es un gesto lindo—, digo mientras continuaba mi camino.

—. Espera, te regalo el mío, es demasiado perfecto para no tenerlo, además sé que lo cuidarás muy bien. Y por cierto, me llamo Leo—.

******


Leo 17 años
Mis amigos han sabido que soy fanático de todo lo relacionado con el universo, por ello este domingo tocaron a mi puerta desde temprano. Hicieron levantarme y meterme a bañar porque tenían una sorpresa para mí. Prepararon con mi mamá el desayuno, algo que suelen hacer cuando llegan a mi casa desde temprano.


Terminamos de desayunar y avisaron a mi mamá que estaríamos fuera por el resto del día y que no se le ocurriera lavar los platos, que ellos se encargarían de ello al regresar. Antes de salir me vendaron los ojos y Maia me ayudó a subir al auto de Orión.


—No preguntes a dónde vamos, sabemos que te va a gustar, tú ten paciencia—, decía Maia mientras me abrochaba el cinturón de seguridad.


Al llegar al lugar, Maia me descubrió los ojos y me abrazó con mucha ternura. —¡Sorpresa! Estamos muy contentos, Orión y yo de que regresaras al Condado después de dos años en aquella ciudad fea y aburrida. Y para festejar que estarás con nosotros en la preparatoria hemos decidido traerte al nuevo planetario—.


La vista era increíble, justo estaba en el centro de una zona boscosa, además, un domingo entre amigos, ¿qué más podía pedir?


Justo cuando ya nada podía mejorar más, en una sala dentro del planetario, una chica robó mi atención, sus hermosos ojos color gris me atraparon como mosca en telaraña. Su silueta que iluminaba más que las estrellas, su perfume tan exquisito que se convirtió en mi aroma preferido y ese outfit tan increíble que resaltaba toda su belleza; todos estos elementos impidieron que logrará concentrarme en las últimas dos salas de exhibición, las cuales en ocasiones mis amigos pedían que les explicará ciertas cosas.


Al salir del planetario, de recuerdo nos dieron una gorra y un llavero del planeta Saturno, los cuales eran increíbles. Mientras caminábamos, me percaté que aquella chica que robó mi atención en el interior del planetario, se encontraba sentada en el suelo con las manos en el rostro.


Maia al darse cuenta, me miró y con la cabeza me indicó que fuera asistirla. No lo dudé dos veces, caminé hasta llegar a ella. Después de contarme lo sucedido, creo que hubiera reaccionado igual, pues la pérdida del llavero de Saturno me parecía algo doloroso.


Antes de que se marchara, decidí regalarle el mío, además al ver su reacción, sabía que lo cuidaría como nadie.


******


Aurora
De vuelta a la escuela, si no hubiera sido por la sorpresa de mis papás al llevarme al planetario y el lindo gesto de Leo, hoy hubiera preferido quedarme en casa.


Son las siete de la mañana, nada nuevo puede pasar, además en el segundo año de preparatoria, ¿qué nuevas cosas podrían suceder?


Al sonar la campana para el inicio de clases, la Señorita Susy pidió la atención de la clase.


—Queridos alumnos, es de nuestro agrado informarles que un nuevo alumno se incorpora a este curso. Recíbanlo con mucho cariño—.


Como si estuviera de nuevo en la obra de teatro, las luces se centraron en la puerta del salón y como personaje principal de la obra, aparece el chico más guapo del universo en la puerta, su presencia roba los suspiros de mis compañeras y hasta de mis amigas Andrómeda y Zaniah.


—Démosle la bienvenida a Leo, nuestro nuevo compañero—, decía la Señorita Susy, señalándo un asiento vacío.

******

Continuará...

15 de Octubre de 2021 a las 00:17 0 Reporte Insertar Seguir historia
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