athanatos Αθά νατος

Existen cárceles cuyos barrotes no podemos ver. Existen carceleros a los que no podemos reconocer por su apariencia. Una cárcel puede ser material o inmaterial y puede ser visible o invisible. ¿Y si uno estuviera en una prisión que no pudiera percibir por medio de sus sentidos? ¿Y si el carcelero de uno fuera la persona menos esperada? Se recomienda leer Conectadas antes de leer Prisión de mentiras.


Drama Sólo para mayores de 21 (adultos). © Todos los derechos reservados

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Capítulo 1

Notas de autor: Esta historia tiene una trama ambientada en un universo que se rige por las mismas leyes que el universo A y que es igual que dicho universo en todo lo referente al origen y al funcionamiento de todo. El universo E es el universo en el cual está ambientada la trama de esta historia. Al igual que en los otros universos, las reglas del Ejército son diferentes de como son en la realidad. Resulta que, en la realidad, si el comandante de un pelotón se rinde sin haber dado una buena batalla, todo el pelotón debe rendirse, incluyendo a quien no quiera rendirse, ya que la desobediencia se castiga severamente. Sin embargo, rendirse en esas circunstancias también se castiga severamente. Sin importar si uno decide obedecer y rendirse o desobedecer y no rendirse, ese alguien terminará teniendo que sufrir las consecuencias de que el comandante de un pelotón haya decidido rendirse en lugar de darlo todo en el campo de batalla. En todos mis universos, si el comandante decide rendirse y el resto del pelotón no decide rendirse, solamente el comandante será castigado. Si casi todo el pelotón decide rendirse y un miembro de este decide no hacerlo, entonces, ese miembro será el único que no sea castigado. Decidí hacer que se tuvieran en cuenta las decisiones individuales en el Ejército porque no es justo que alguien tenga que sufrir las consecuencias de una decisión que no es correcta y que ese alguien no ha tomado. Explicado todo, comenzaré a escribir el primer capítulo de esta nueva historia.

Capítulo I

Aquel día 20 del mes de septiembre del año 2013 era un día soleado en el que el cielo estaba completamente despejado. Hacía un calor infernal. Todos los adolescentes y todos los jóvenes salían del recinto escolar y un rubio de ojos verdes que medía 1 metro y 70 centímetros de altura salió y se quedó mirando al frente con seriedad mientras buscaba a una persona, una persona que todavía no había llegado.

—¡Hey, White!—Exclamó un joven de cabello castaño oscuro y ojos de color azul claro para llamar la atención del joven rubio de ojos verdes, el cual tenía 18 años de edad—¡Adam White!

Cuando el chico, el cual medía 1 metro y 87 centímetros de altura, estaba a menos de medio metro del rubio, se detuvo y sonrió a aquel al que pensaba seguir dirigiendo la palabra mientras comenzaba a mirarlo fijamente a los ojos.



Este Adam no es como el Adam del universo A, ya que no es musculoso. Como su cuerpo no está entrenado para tener la fuerza del Adam del universo A, este Adam es distinto físicamente en ese sentido. Hay que añadir que el rostro del Adam de este universo es diferente del rostro de la Eve de este universo, aunque haya un parecido entre ambos rubios. El resto del físico de este Adam es igual que el del Adam del universo A, exceptuando lo obvio. Por si alguien se lo pregunta lo aclararé. El Adam de este universo es una persona primigenia incompleta de segunda generación.

Adam Joshua White, quien permanecía serio, miró fijamente los ojos de aquel chico de cabello castaño oscuro con los suyos y se dispuso a permitirle hablar para ver qué era lo que deseaba.

—Verás, Adam White. Me encantaría saber si tú… vendrías a mi fiesta de cumpleaños. La fiesta será el sábado a las seis y media en mi casa. Habrá mucha gente. Como quiero que haya muchísimos invitados, decidí invitarte, Adam White. Tienes tiempo de sobra para pensarlo, ya que es lunes—Dijo el chico de cabello castaño oscuro sonriendo con gran calidez al rubio, quien lo miraba serio y calmado todavía.

—Gracias por la invitación. Lo pensaré. Necesitaré una dirección para acudir al lugar de la fiesta si acepto ir. ¿No piensa dármela?—Preguntó Adam serio y calmado sin apartar sus ojos de los ojos del chico de cabello castaño oscuro.

—Ahora te doy una invitación. En ella se encuentra la dirección. Te servirá para poder entrar, ya que no cualquiera tiene permitido entrar y las invitaciones servirán para asegurar que no entre en mi casa alguien que no haya sido invitado—Dijo sonriente el chico de cabello castaño, el cual llevaba una chaqueta de cuero negro y vaqueros azules oscuros, sacando del bolsillo izquierdo de su pantalón una tarjeta negra.

La tarjeta negra estaba plastificada y tenía todo escrito con la fuente Times New Roman. Dicha tarjeta era del tamaño de una tarjeta de crédito y era rectangular. Tenía escrita una dirección.

Adam no dudó en tomar la tarjeta con su mano derecha para luego guardarla en el bolsillo derecho de su pantalón vaquero, lo cual hizo de inmediato. Acto seguido, el chico hizo una leve reverencia sonriendo a Adam Joshua White y le dio la espalda velozmente con un giro hacia su derecha. Lo siguiente que hizo el chico de cabello castaño fue retirarse corriendo con mucha alegría.

Adam lo miró seriamente y manteniendo la calma en aquel instante. Al cabo de diez minutos, Adam se quedó solo en aquella zona. Los jóvenes y los adolescentes estaban yéndose del lugar y pocos eran los que quedaban. El rubio de 18 años era el único de aquella zona de los alrededores del recinto de la escuela secundaria de Nueva York. Acto seguido, Adam volvió a mirar al frente en busca de esa persona, pero esa persona seguía sin aparecer.

Transcurrió una hora y la mirada de Adam se tornó preocupada en gran manera, pero la preocupación comenzó a disminuir al ver a una rubia corriendo alegremente con su característica sonrisa llena de calidez y ternura infinitas hacia el frente a toda velocidad.

—¡Adam!—Exclamó la fémina rubia de ojos verdes claros corriendo hacia el rubio con los brazos abiertos mientras sus ojos mostraban un inmenso entusiasmo y una gran felicidad.



Es una persona primigenia incompleta de segunda generación y, físicamente, es exactamente igual que la Eve del universo A. Ella también mide 1 metro y 70 centímetros de altura.

—¡Eve!—Exclamó Adam con su preocupación disminuyendo mientras esperaba el abrazo de la fémina de 20 años.

Cuando Eve logró abrazar por el cuello al rubio y pegarse a él tanto como dos hermanos tenían permitido hacerlo según la moral cristiana, el rubio menor rodeó el cuello de la rubia mayor con sus brazos usando toda su fuerza y manteniendo toda su delicadeza.

—Adam, al fin, he podido venir—Dijo Eve con esa mirada y con esa sonrisa que mostraban calidez y ternura infinitas mientras se negaba a despegarse de su querido rubio de ojos verdes.

—Sí, hermanita. Al fin, estás aquí—Dijo Adam sonriendo a Eve de la misma forma en la que ella le estaba sonriendo a él y mirándola a los ojos fijamente de la misma forma en la que ella estaba mirando los ojos de él.

Adam no pudo evitar mostrar curiosidad y preocupación por la tardanza de la rubia en su rostro.

—¿Por qué tardaste, hermana?—Preguntó Adam con preocupación y con mucha curiosidad.

—El jefe me pidió que me quedara una hora más trabajando. Le dije que sí, ya que necesitaba más dinero y, si hacía horas extra, me las pagaría. Como puedes ver, tu hermana mayor está haciendo lo mejor para que ambos podamos salir adelante, Adam—Dijo seria al inicio Eve y con una sonrisa surgiendo en la parte en la que había comenzado a decir el “Como puedes ver”.

—Ya veo, hermana. No te quedes a hacer horas extra tan a menudo. Me tenías muy preocupado. Pensé que algo podría haberte pasado. No habría soportado enterarme de que habías tenido un accidente o algo por el estilo de camino a la escuela—Dijo Adam mostrando mucha preocupación.

—Lo lamento, hermanito, pero tendré que hacer horas extra durante un buen tiempo, ya que planeo algo maravilloso y necesito más dinero para poder llevarlo a cabo—Dijo sonriendo con calidez y ternura infinitas Eve mientras seguía abrazando con toda su fuerza el cuello de su querido Adam habiendo mostrado algo de tristeza durante las tres primeras palabras—Aquí está tu hermana para darte calor y amor. Tu hermana mayor nunca te dejará. Siénteme y dime cuándo quieres que nos separemos. Yo no romperé el abrazo hasta que tú estés satisfecho, Adam.

Adam volvió a sonreír con una calidez y con una ternura infinitas mientras miraba todavía los ojos de su hermana mayor fijamente con sus ojos verdes claros.

—No sé lo que haría sin ti, Eve. Siempre has estado ahí para mí y siempre has sabido protegerme de todo lo malo. Sin ti, yo no sería nada. Muchas gracias. Infinitas gracias—Dijo Adam felizmente mientras sonreía con gratitud a su querida rubia de ojos verdes claros.

—Adam, sé que no serías nada sin mí. Por eso estaré contigo para siempre. No pienso dejarte solo jamás. Te protegeré de todo y de todos hasta que la muerte nos separe. No dejaré que estés expuesto a ningún peligro mientras pueda protegerte de todo mal. Recuerda que te adoro inmensamente, Adam. Nunca lo olvides y jamás dejes de tenerlo presente—Contestó Eve Daisy White sonriendo con calidez y ternura infinitas mientras mostraba un amor incondicional hacia el rubio de ojos verdes en su mirada.

—Jamás olvidaría algo tan importante, mi guardiana, mi protectora, mi salvadora y mi cuidadora—Dijo Adam felizmente con una sonrisa cálida y tierna en los labios que mostraba calidez y ternura infinitas.

Solamente la rubia mayor recibía esa sonrisa y solamente el rubio menor recibía la misma sonrisa.

—Y yo nunca olvidaré que tú eres todo para mí, Adam. Vamos a casa, hermanito. Quiero consentirte mucho. Te lo mereces por esforzarte tanto siempre y por protegerme a tu manera. Yo me derrumbaría sin ti, Adam—Le respondió Eve sonriendo con calidez y ternura infinitas justo antes de sonreír con gratitud—Gracias por estar a mi lado hasta ahora.

—No hay nada que agradecer. Sólo hago lo que todo buen hermano haría. Eve, no tienes que consentirme tanto. Ya haces demasiado manteniéndome mientras termino la escuela secundaria—Dijo Adam sonriendo con calidez y ternura infinitas a la rubia mayor, la cual lo miraba con esos ojos que mostraban un amor tan puro y tan inmenso.

—No necesitas agradecerme lo que hago. Por amor se hace lo que sea—Dijo Eve sonriente mientras se mantenía abrazada al rubio menor, el cual parecía no querer romper aquel abrazo tan cálido y tan especial—Quieras lo que quieras, pídemelo. Haré lo que desees. Todo lo hago por tu felicidad, Adam.

—Quédate conmigo hasta que la muerte nos separe—Dijo Adam felizmente y sin dejar de sonreír a su hermana mayor como sólo a ella le sonreía.

—Por supuesto que lo haré. No dejaré que mi hermanito esté solo en este mundo cruel. El mundo es cruel y peligroso. Por eso necesitas que alguien te proteja. Yo te protegeré mientras este mundo sea cruel y peligroso. No podrías durar mucho sin mí, pero… conmigo a tu lado, lograrás durar todo lo que el hombre puede llegar a durar en las mejores condiciones en el mundo actual—Dijo Eve sonriente mientras mostraba esa sonrisa que cautivaba el corazón del rubio menor.

Adam se dispuso a dejar de abrazar a su hermana y lo hizo. Justo después, ella dejó de abrazarlo a él y se giró para quedar a su izquierda. Teniendo a la rubia mayor a su izquierda, Adam comenzó a caminar hacia el frente con calma y alegría sintiéndose completamente seguro, ya que, si estaba con Eve, nada malo podía llegar a sucederle.

—(Eve es tan buena conmigo, y tan linda, y tan pura, y tan sen… ¡Adam, no tengas pensamientos impuros! ¡Eve es tu hermana mayor. Debes respetarla! Soy un hermano sucio…)—Pensó Adam felizmente hasta un punto determinado y, después de eso, molesto consigo mismo y triste al final.

Como no quería preocupar a su hermana, decidió ocultar su tristeza tras una expresión de alegría.

—(Adam, mi amado Adam, tú serás mío y sólo mío. Haré lo que sea por ti. Haré lo que sea para que estés siempre a mi lado. Yo soy fuerte y tú eres débil, y por eso es que debo protegerte, ya que… si no puedes protegerte solo, dependerás de mí en gran manera. Adam, mi Adam, si sólo supieras lo que me haces sentir con tu dulce sonrisa y tu tierna mirada. Desearía besarte y devorarte entero. Eres mío, Adam. Eres mío y sólo mío. Haré que tengas siempre presente que me perteneces a mí y solamente a mí)—Pensó Eve sonriendo felizmente mientras tomaba la mano izquierda del rubio menor con su mano derecha delicada y tiernamente.

Adam se mantuvo sonriente y no se sorprendió ni un poco.

—(Eve quiere que me sienta feliz. No me sentiré triste)—Pensó Adam dejando la tristeza de lado—(Su cálida mano busca darme calor y amor. Eve, hermana, siempre te has preocupado mucho por mí y siempre has sido inmensamente cariñosa conmigo).

Los hermanos rubios caminaron a casa durante un rato y, cuando estaban pasando por el parque por el que siempre pasaban para ir a la escuela del rubio menor por las mañanas, un grupo de cuatro personas comenzó a acercarse caminando calmadamente a ambos.

—Vaya, vaya. Qué envidia me da que una chica tan hermosa sea tan atenta contigo—Dijo un chico de cabello teñido de verde oscuro que usaba ropa en buen estado y de color negro hecha de cuero mientras se cruzaba de brazos.

Acto seguido, el joven de 18 años miró a los ojos fijamente a Eve y esta le lanzó una mirada seria y calmada que mostraba una gélida indiferencia.

—Disculpe. No estoy interesada en usted, así que es mejor que me deje tranquila—Dijo Eve seria y calmada con aquella fría indiferencia en todo su ser.

—Eres un desafío. Justo como me gustan las chicas—Dijo sonriendo de lado el chico de cabello teñido.

—Lo que soy es una chica que no está interesada en idiotas como usted—Respondió Eve seria y calmada.

—Jefe, ya que usted no ha podido ligársela, podemos intentarlo nosotros. La compartiremos con usted—Dijo un chico con el cabello teñido de amarillo intenso y vestido con más elegancia que su jefe, ya que usaba un traje juvenil de color negro con zapatos negros, una camisa blanca pura y una corbata púrpura.

—Sí, jefe. Déjenos a nosotros intentarlo. Esa rubia vale la pena—Dijo un sujeto muy corpulento de cabello blanco sucio y ropa casual que llevaba un reloj digital plateado en la muñeca izquierda.

—Jefe, usted solo no podrá. Parece una chica difícil de conquistar—Dijo un sujeto de sonrisa arrogante con el cabello del mismo color que el cabello de los hermanos White y con ojos púrpuras que usaba un traje blanco puro de estilo juvenil, zapatos blancos puros, camisa negra y corbata de color rojo escarlata.

—Callaos, idiotas. ¡La rubia será conquistada por mí!—Dijo el sujeto de cabello teñido de verde con gran molestia mirando alternamente a cada uno de sus subalternos.

Justo después, se volteó para mirar a Eve a los ojos fijamente de nuevo y tanto la rubia como su hermano lo miraban con ojos hostiles, mas no con la misma hostilidad. La hostilidad manifestada por Eve Daisy White era mucho mayor que la hostilidad manifestada por Adam Joshua White.

—Aléjese de mi hermana, sucio pervertido. Ella merece respeto y usted sólo la considera un pedazo de carne muy tentador—Dijo Adam serio y calmado con bastante hostilidad.

Él apretaba su puño derecho con toda su fuerza y su hermana hacía lo mismo con el puño izquierdo.

—Cállate, chico. No te metas. Esto es entre tu hermana y yo—Dijo molesto el chico mirando fijamente de nuevo los ojos de Adam con los suyos.

—Mi hermana no tendría nada con un idiota como usted. Váyase a chupar limón—Le dijo Adam con gran molestia en su voz.

—¿Qué has dicho, mald…—Quiso preguntar furioso el chico de pelo verdoso, pero la mirada hostil de cierta rubia sumada al hecho de que su muñeca derecha acababa de ser sujetada con la mano izquierda de la rubia en cuestión con mucha fuerza hacía que sintiera un terror inmenso.

—Mire, pedazo de escoria andante. Yo no me intereso por imbéciles como usted. No vale la pena su persona y jamás la valdrá. Si sigue importunándonos a mi hermanito y a mí, me aseguraré de enseñarle lo que les sucede a los que nos importunan con tanta insistencia. No me importa si dice algo de mí, pero decir algo de mi hermanito puede costarle muy caro. Basura con patas, es mejor que se retire ahora o…—Le dijo Eve con una mirada que mostraba una furia más ardiente que el Infierno mismo, una furia contenida que hacía brillar sus ojos, apretando más su muñeca al final—Verá lo que le sucederá, y le garantizo que no querrá volver a meterse con nosotros, y mucho menos con mi hermanito.

El chico y sus secuaces estaban completamente aterrorizados. El miedo paralizaba sus cuerpos. La adrenalina podía ser sentida por cada uno de los jóvenes.

—(La fuerza de ella no es mucha, pero sabe usarla. Su furiosa mirada muestra una capacidad destructiva inmensa. Si nos metemos con ella, nos destrozará. Esa furia y esa crueldad… Esa chica es un demonio)—Pensó el líder de los pandilleros con una mirada de terror que jamás habría imaginado que llegaría a mostrar por una fémina—¡Aaaaarg!

—Si vuelven a meterse con mi hermanito y conmigo, les haré vivir una verdadera tortura. Los destruiré internamente por ello y desearán no haber nacido. ¿Está claro, malditas basuras?—Dijo Eve Daisy White con toda la hostilidad que podía mostrar.

—¡E-Entendido, pero suéltame la muñeca, por favor!—Exclamó con terror el joven mientras la furia desmedida de Eve seguía haciendo que su muñeca fuera apretada y retorcida con gran crueldad.

—Como diga, miserable pedazo de basura andante—Dijo Eve con un tono despectivo y cargado de inmensa furia que el propio Adam podía notar con tristeza en su ser.

—Hermana…—Pensó Adam tristemente—(¿Por qué eres tan cruel con los demás?... Sé compasiva con ellos… Merecen compasión…).

—Sólo lo dejaré ir porque mi hermanito no quiere que sea cruel. Si no fuera por él, usted se iría con la muñeca lesionada. ¿Le ha quedado bien claro?—Dijo Eve con una mirada hostil mientras contenía su inmensa furia y soltaba la muñeca del líder de los pandilleros.

—¡Corramos, jefe!—Exclamaron los tres subordinados del pandillero de cabello teñido de verde al unísono con un inmenso terror.

—¡Sí, chicos. Nos rendimos!—Exclamó el cobarde del jefe siendo el primero en dar la espalda a los hermanos rubios para correr hacia la dirección opuesta a la dirección de ellos.

Sus subordinados lo decidieron seguir de inmediato.

—¡Espérenos, jefe!—Exclamaron los tres sujetos al unísono con un inmenso terror.

—Hermana…—Dijo Adam tristemente en aquel preciso instante con la cabeza agachada.

Habiéndose alejado lo suficiente como para no ser vistos por Eve los cuatro varones pervertidos, la rubia miró con su furia disminuyendo por la ausencia de ellos y, sobre todo, por la tristeza y la presencia de su amado Adam al rubio menor fijamente a los ojos.

—Cuando actúas de forma cruel, corres el peligro de lastimar a las personas. Cuando lastimas a alguien, te lastimas a ti misma, hermana. No te lastimes más a ti misma ni corras el peligro de hacerlo…—Dijo Adam tristemente y suplicando con la mirada a la joven de ojos verdes y cabello rubio, la cual se conmovió por ver así a su hermanito menor. Justo después, Adam sonrió muy agradecido—Gracias por defenderme, Eve. Infinitas gracias.

—No hay nada que agradecer, Adam. Sin mí, no serías nada. Yo haré que estés seguro siempre—Dijo Eve sonriendo cálida y tiernamente en aquel instante—Por cierto, hermanito, lamento… mi crueldad. Controlaré la ira y no seré cruel con las personas…

—No hay nada que perdonar, Eve, pero te perdono si así te sientes mejor, aunque, realmente, no haya nada que perdonar—Dijo Adam sonriendo cálida y tiernamente—Y gracias por protegerme. No sé lo que haría yo sin ti.

—Tu hermana mayor siempre te protegerá, Adam. Pide lo que quieras y te lo daré. No hay nada que agradecer porque tu hermana mayor te ama mucho, Adam. Hermanito, yo no podría vivir sin ti. Eres mi vida y mi todo—Respondió felizmente Eve soltando la mano izquierda de Adam y dándole un abrazo por el cuello como el de la ocasión anterior.

Adam correspondió felizmente a aquel abrazo tan lleno de calidez y de ternura infinitas mientras sonreía a su hermana como ella le estaba sonriendo a él.

—Hermana, hoy quiero comer mi comida favorita—Dijo Adam sonriente.

—Entonces, te la prepararé cuando hayamos llegado a casa, Adam. Le pondré cada gota de mi amor—Dijo Eve sonriendo cálida y tiernamente también.

—Tu amor hace deliciosa la comida, hermana—Le respondió Adam muy alegremente.

—¡Has dicho que la hace deliciosa. Has dicho que la hace deliciosa mi amor!—Exclamó muy estremecida y muy enternecida Eve mientras comenzaba a volverse cada vez más y más loca—(¡Adam es increíble y perfecto! ¡Lo quiero para mí cueste lo que cueste! ¡Él siempre me amará a su manera y alabará mi comida y todo lo que yo haga. Adam es tan romántico!).

Después de decirse mentalmente su típico “Calma, Eve, calma”, Eve Daisy White soltó a su hermano al mismo tiempo que este la soltaba a ella y ambos se dieron la mano como lo habían hecho antes para poder irse a su dulce hogar, un hogar que podían llenar de calor familiar ellos solos.

CONTINUARÁ...

12 de Agosto de 2021 a las 16:26 0 Reporte Insertar Seguir historia
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