albalopez Alba Lopez

El brillante practicante de medicina en último año Oliver Collins, cae perdidamente enamorado de Diego Miller, un neurólogo joven, hermoso y malditamente encantador, que, para su suerte y desgracia, es su supervisor de prácticas, y además está involucrado... con una acosadora que le hará la vida imposible a Oliver...


LGBT+ Sólo para mayores de 18.

#Gay #lgbt #homosexual #chicoxchico #boyxboy #amor #romance #paranoias #trastornos
2
556 VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Todos los domingos
tiempo de lectura
AA Compartir

~ 01 ~

✧┇Capítulo uno: El extraño mensaje.


≪ •❈• ≫


En la calle, un agitado Oliver corría desesperadamente, había perdido mucho tiempo arreglando su cabello castaño para darle un toque "especial" a su apariencia, la bata y el uniforme anti fluidos no le hacían justicia y aunque se hiciera el tonto, él quería que su asesor de prácticas pusiera los ojos sobre él. Bueno, ya los tenía, entonces que no los apartara.


«¿En qué piensas Oliver?» Se reprochó mentalmente a sí mismo «Si se dan cuenta en la Universidad... ¿eso afectaría mi práctica? Aunque eso es lo de menos si lo pienso bien... Él está casado. Estoy seguro de que la doctora que va a verlo es su mujer aaggghh. ¿¡Pero por qué me tiene que mirar así!? ¿¡Por qué tiene que ser jodidamente irresistible!?»


¡Finalmente!, entró a la clínica, ahora debía correr al séptimo piso.


Cuando llegó al pabellón de cuidados intensivos vio a los demás estudiantes practicantes alrededor del doctor Miller, un médico especialista en neurología que era el que los estaba acompañando en su práctica profesional. Desde que lo vio por primera vez, le agradecía a todos los astros el haber elegido su profundización de seminario en neurología.


—Oli, estas llegando tarde muy seguido —susurró su compañero de prácticas, James Rice. Oliver frunció el ceño, según él, era la primera vez que llegaba tarde, su amigo era muy paranoico y perfeccionista.


Hoy iban a ser testigos de una revisión a un paciente que había tenido un accidente cerebrovascular isquémico, el cual tuvo como consecuencia un daño de la memoria anterógrada.


—¿Cuál es el ejemplo cliché para un paciente con daño de la memoria anterógrada? —preguntaba el doctor Miller.


—"Como si fuera la primera vez" —susurró James. Oliver detestaba que su amigo fuera tan tímido. Lo codeó.


—Dilo en voz alta, nunca te ganas los puntos correspondientes y eres muy inteligente —James soltó una tímida risita—. ¡Vamos Jamie!


—¿Tiene la respuesta practicante Collins?


Su corazón se aceleró ante la pregunta de su supervisor, James le miró suplicante. "No me botes el agua por favor" decían sus ojos—. La película "Como la primera vez" —respondió finalmente Oliver.


—Exactamente —concordó—. Como saben en el daño de memoria anterógrada, la persona pierde la capacidad para generar nuevos recuerdos, no es tan peliculesco de "pasa un día y se borra" en realidad hay una inhabilidad para...


Oliver sabía que la clase era para todos, pero pareciera que se la estuviese impartiendo únicamente a él. Su supervisor no dejaba de mirarle y desde algunas supervisiones atrás, el practicante había decidido sostener su mirada, como desafiándolo, invitándolo, provocándose, perdiéndose, desquiciándose.


Oliver se atrevió a ser más provocador... Sin dejar de mirar a su supervisor, se mordió el labio inferior de forma seductora y casi pudo jurar que el hombre pasó saliva con fuerza. Acto seguido, Oli estiró sus labios en una sonrisa traviesa y juguetona.


Iban a pasar en pares a entrevistar al paciente para realizar una valoración de la memoria.


—El profe Miller no te quita los ojos de encima —Oliver sintió como los colores subían por su rostro cuando escuchó lo que dijo James. ¿¡Cómo se habían dado cuenta los demás!?


—¿Qué pasa, Oli? —le preguntó su otro amigo de prácticas, Marcus, que al parecer no había escuchado lo que decía James.


Oliver negó de forma saliente, no quería que eso se volviera tema de conversación, pero tenía que tener una profunda conversación con James.


—No te pongas nervioso, ya has hecho este tipo de ejercicios más de una vez y siempre sales excelente —Marcus era como un padre para él, siempre le cuidaba debido a que solía exigirse bastante con sus estudios, mantener el promedio de 4.5 para sostener la beca en la Universidad le llevaba a esforzarse de sobremanera.


Tal como había dicho Marcus, Oliver rindió su ejercicio práctico y le fue genial, salió orgulloso de sí mismo, ese 4.5 estaba en su bolsillo, ¡un semestre!, un semestre y se recibiría como médico general, el sueño de toda su vida.


—Practicante Collins, ¿puedo hablar con usted un momento? —La voz de su supervisor de ensueño le erizo cada vello de su piel.


—Claro profesor, Miller.


—Acompáñame a mi consultorio.


Oliver se volteó y rápidamente le guiñó un ojo a James, Marcus se desconcertó al no entender de qué iba todo el asunto, el por lo general era menos perceptivo que Jamie.


—¿Todo bien, Oliver?


El chico se removió en la silla al notar la informalidad con la que le estaba tratando su supervisor—. Sí señor, ¿por qué lo pregunta?


El profesor Miller tomó aire—. Llegaste tarde, no es común en ti.


«¡James es un paranoico amante de la perfección!, aquí está mi lindo supervisor preocupándose a la mínima diferencia de comportamiento»—. Profesor Miller, no se preocupe, únicamente fue un problema con mi despertador. Le prometo que no vuelve a ocurrir.


—No te estoy llamando la atención, Oli, simplemente me preocupo por ti.


«Oli. ¿¡Me dijo Oli!?» Oliver quería gritar, le encantaba esa actitud mimosa de su profesor—. Gra-Gracias —logró articular mientras llevaba su cabeza hacia abajo y un bonito sonrojo comenzaba a cubrir sus mejillas.


—Entonces... ¿te veo mañana puntual?


Oliver asintió apretando sus labios, él quería, deseaba con todas sus fuerzas, adquirir esa actitud descarada que tenía cuando veía de lejos a su profe, pero teniéndolo a un escritorio de distancia, se convertía en una mezcla de sonrojos frases atoradas y estrellas en su panza, dándole un aura francamente adorable a la cual cierto médico no estaba logrando resistirse.


—¿Te has visto "Memento"? —El joven se desconcertó ante la pregunta de su supervisor. Diego se maldijo internamente ante su imprudencia. «Contrólate, Miller. No es prudente que cruces la línea con él» Oliver seguía mirándole para que aclarara a lo que se refería—. Es otra película que retrata un caso de daño de la memoria anterógrada, mucho más ajustada a la realidad —«¿Te gustaría que la viésemos juntos?... No, Miller, esa barrera no la vas a cruzar, no es "ético"»


—¡Ah sí!, si nos la nombraron en el seminario de neurología, pero no lo anoté. Ya que me lo recuerda, me gustaría verla —dijo exhibiendo una tímida sonrisa.


—Eres un estudiante brillante, Oli. Sé que la sabrás apreciar.


¡Ay! Esa sonrisa con arruguitas debajo de los ojos iba a terminar matándole. Quería continuar con la conversación, pero quedaba tan obnubilado ante la presencia de su profe que no lograba ordenar las ideas en su cabeza para articular algo medianamente coherente—. Cuando la vea, le contare mi apreciación, doctor Miller.


—¿Podrías dejar de ser tan formal? Oli.


Oliver perdió el aire. Diego la cordura. Pero ¿quién estaba realmente cuerdo? Todos cargamos con nuestras desviaciones, y para el neurólogo, Oliver era una muy muy atractiva.


—No creo que pueda, profesor —dijo el practicante con pretendida timidez, si bien era algo tímido, tampoco era idiota, y estaba un 98% seguro de que su supervisor estaba coqueteando con él, al igual que él mismo ya se había cansado de las miradas de añoranza, de deseo, y para su fortuna, su profesor de ensueño había dado el primer paso.


—Inténtalo —susurró Diego con un matiz aterciopelado, casi hechizante, con una actitud seductora que desafiaba su rostro aniñado, era muy famoso por eso, en el bajo mundo de sus estudiantes, era conocido como el doctor con carita de bebé, que de bebé solo tenía la cara.


—¿Qué debería decirte? —respondió Oliver anotándose en el juego, tratando de parecer coqueto. Gracias al cielo, el escritorio ocultaba sus piernas que temblaban con el frenesí de la ansiedad para danzar con lo prohibido.


—Solo quiero que al menos cuando estemos solos uses un lenguaje informal conmigo —Diego hacía una clara invitación a deshacer las barreras. Oliver quería gritar.


—Bueno, si eso quieres... —musitó el menor fingiendo inocencia, mientras jugaba con los extremos bajos de su bata.


—Quiero tantas cosas —mencionó el doctor bajando su voz unos cuantos decibelios. Oliver se atrevió a mirarlo a los ojos, batiendo sus pestañas en una especie de ritual de encantamiento, aunque ya sabía que su profe estaba igual de idiotizado con él...


—¿Qué quieres, profe?


Diego sintió un escalofrió de excitación por todo su cuerpo—. Ven, te lo digo al oído, nadie nos puede escuchar.


Ya era oficial, Oliver iba a morir de un paro cardiaco, que suerte que se encontraba en un hospital.


Pero como lo bueno no dura para siempre, justo cuando el joven iba a seguir obedientemente la instrucción de su supervisor golpearon la puerta.


Era la doctora Alicia, una médica pediatra muy admirada y la esposa de Diego que llegaba a bajar de la nube a Oliver. ¿En qué burbuja se había metido que ignoraba ese pequeñísimo detalle? Se desinfló notablemente, por lo que se disculpó y se retiró ágilmente del consultorio, dejando a Diego desconcertado.


¿En qué rayos había estado pensando?, se subió en una nube muy alta y el golpe al caerse fue abismal. Quería distraerse de aquellos pensamientos flagelantes, así que buscó rápidamente a James para sumergirse en su práctica como médico general en formación y como era de esperarse urgencias estaba atestada de casos, así que tuvo con qué entretenerse el resto del día y dejar de pensar en lo que había pasado con el supervisor Miller.


[•••]


Había sido un día caótico, eran la una y media de la madrugada cuando Oliver ingresó en su habitación, menos mal que había alquilado una pequeña residencia estudiantil cerca del hospital, este último año casi que vivía ahí, pero se negaba a hacer la residencia debido a que no dormía bien cuando estaba en el hospital, detestaba la soledad porque le empezaba a susurrar cosas, cosas acusatorias como que no debía andar coqueteando descaradamente con un hombre casado, que además era su supervisor de prácticas y para colmo le hacía caso y además, sí, ¡además!, era malditamente atractivo. Buscó su celular para distraerse en tanto el sueño venía a buscarle, pero en la aplicación de mensajería había algo extraño.


[Chat con Número Desconocido]


Un consejo de una persona que te lleva muchos más años de experiencia en la vida...


Un practicante no debería encerrarse a tener conversaciones de carácter íntimo con su supervisor.


Una persona no debería coquetear con alguien que ya se encuentra en una relación.


11:50 pm


<<Este remitente no se encuentra en su lista de contactos, ¿desea agregarlo?>>


Oliver casi se cae de la cama. ¡Pero si estaban solos! ¡Pero si no habían hecho nada! ¿hace cuánto la Dra. Alicia había estado al otro lado de la puerta? Es más, ¿cómo rayos dio con su número telefónico?


©Alba


11 de Julio de 2021 a las 11:45 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Leer el siguiente capítulo ~ 02 ~

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 5 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión