N/A: Hello~
Si me seguían en twitter (cuando lo usaba xd) sabrán que le tengo mucho cariño a este OS (no supera a too many, pero casi). Decidí editarlo y publicarlo porque creo que ✨baker jk✨ merece un lugar en este cuenta so, here he is...
Espero lo amen tanto como yo 💖
La textura perfecta, era lo que Jungkook siempre deseaba conseguir en cada una de sus recetas. Especialmente cuando se encargaba de hacer la crema para decorar los bonitos pasteles que se exponían en la vitrina de la panadería de sus padres.
Nada menos que perfecto, era su lema al cocinar, y años tras años de práctica habían conseguido que sus habilidades superaran incluso a las de su madre, quien había sido la que le había enseñado todo lo que sabía cuándo era tan solo un adolescente. A los veinticuatro años, Jungkook era feliz de pasar sus días en la panadería, preparando innumerables y diferentes galletas para la gran cantidad de clientes que hacían fila para poder comprar sus pequeñas delicias. Había estudiado Administración solo para complacer a sus padres, pero si era honesto, había muy pocas cosas que lo hicieran más feliz que su horno y su cocina.
—¿Terminaste con eso? —Su hermana mayor, Jihyo, entró a la cocina con una bandeja vacía, dejándola sobre la mesada con una sonrisa—. Esta mañana tus pasteles fueron todo un éxito.
—Aún me falta el glaseado, los llevaré apenas estén listos.
—De acuerdo, yo iré a entregar unos pedidos dentro de un rato, debes atender el mostrador por mí. —Jungkook hizo una mueca, siempre preferiría estar en la cocina que atender a los clientes.
—¿Y nuestra madre?
Jihyo tomó una bandeja de pan recién salido del horno, riendo por el tono del menor.
—Fue a visitar a la abuela, así que no pongas esa cara y más te vale sonreírle a todos los clientes que pasen por aquí, ¿de acuerdo? Especialmente a las chicas de la otra calle.
Jungkook puso los ojos en blanco, sin querer decir nada respecto al grupo de chicas que casualmente aparecían cada vez que él ocupaba su lugar tras el mostrador. Se concentró en terminar el glaseado de sus maravillosos cupcakes, logrando que todos tuvieran un bonito y original diseño. Una vez que terminó, tomó la bandeja entre sus manos y se dirigió al exterior del local, donde su hermana alistaba los últimos pedidos. Jungkook acomodó lo que traía sobre el mostrador, bastante cercano a la puerta, de manera que pudieran lucirse.
—Ya me voy, prometo darme prisa. —Jihyo despeinó el cabello del menor, pasándole un trapo para que limpiara sus manos antes de irse en su bicicleta.
Jungkook dejó escapar un largo suspiro antes de sentarse detrás de la caja registradora sin mucho entusiasmo, golpeteando la superficie con la punta de sus dedos mientras observaba los autos pasar fuera del local. Para su suerte, y aburrimiento, no tardaron en aparecer tres clientes, a los cuales atendió con facilidad y simpatía.
Estaba limpiando el mostrador cuando la puerta se abrió nuevamente, y se aseguró de sonreír antes de levantar la vista.
—Buenas tardes, ¿qué va a llevar?
El chico se quitó las gafas de sol, poniéndolas sobre su cabello rubio sin quitarle los ojos de encima. Las cejas de Jungkook se elevaron al sentir una pizca de reconocimiento en su interior; difícilmente podría olvidar esa mirada, ese rostro, y estaba seguro de que tampoco había olvidado el tono de su voz.
—No creí que el tiempo te cambiaría tanto, Jungkook-ssi.
—Taehyung —su nombre abandonó sus labios sin que la sorpresa abandonara el rostro de Jungkook.
—¿También me recuerdas? —El recién llegado se acercó al mostrador con una sonrisa divertida, jugando con el piercing en su lengua con poco disimulo—. Estuve en Londres todos estos años, pero creí que ya era hora de volver a casa.
Eso explicaba muchas cosas, Jungkook no había vuelto a ver al entonces pelinegro después la graduación. Él había entrado a la universidad, y había perdido cualquier tipo de contacto con Taehyung. Aquello no había sido una gran sorpresa. Nunca habían sido amigos en la preparatoria, por lo que no hubo razón para que se comunicaran una vez que todo acabó.
—Es bueno verte otra vez. —Jungkook le ofreció una sonrisa simple, recuperándose del shock inicial—. ¿Ves algo que te guste? —preguntó, desviando su mirada a los pequeños pasteles frente a Taehyung.
—Sí. —El rubio mordió su labio inferior, tratando de entender cómo es que aquel chico tímido de diecisiete años se había podido convertir en aquel atractivo hombre. ¿Se había perdido de ese placer visual durante tanto tiempo en su estadía en Europa? Que injusticia—. Mi madre dijo que aquí venden las mejores galletas de chocolate de toda la ciudad, ¿es verdad?
Jungkook se mostró complacido con esa afirmación, logrando que un hoyuelo apareciera en su mejilla.
—Los clientes siempre tienen la razón, así que debe ser cierto. ¿Quieres probar una?
—¿Las hiciste tú? —Taehyung arqueó una de sus cejas al ver al castaño tomar una servilleta y ofrecerle una con glaseado de fresa.
—Sí. —Jungkook esperó pacientemente a que el rubio probara la galleta, sonriendo al verlo hacer un mohín al terminarla—. ¿Te gustó?
—Es deliciosa, quiero más, muchas más. —Jungkook soltó una carcajada, llenando una cajita con galletas de diferentes glaseados frente a la atenta mirada de Taehyung—. ¿Y qué hay de eso? Tienen una pinta increíble.
Jungkook tomó un pequeño cupcake entre sus manos, y se lo entregó a Taehyung.
—Pruébalo, es cortesía de la casa.
—¿De verdad? —El castaño asintió sin vacilar—. Vaya, gracias. —Taehyung pagó por las galletas, recibiendo la bolsa que Jungkook le entregó, saboreando felizmente su cupcake con una pequeña sonrisa—. ¿Sabes? Siempre quise preguntarte algo, Jungkook-ssi.
Jungkook lo observó con genuino interés, observando la sonrisa de Taehyung ampliarse.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué no me rechazaste aquel día? —La expresión del castaño se volvió más difícil de leer, mostrando que había entendido exactamente a qué se refería, a pesar de que había pasado mucho tiempo—. Fui muy directo, y ni siquiera habíamos hablado mucho antes.
—Me gustabas, creo... Supongo que no podía dejar pasar la oportunidad.
Taehyung humedeció sus labios, porque había sospechado algo como eso desde el principio. Sin embargo, la forma en la que Jungkook lo había dicho, de forma imprecisa —como si no lo recordara—, no era algo que había esperado.
—Pero nunca intentaste nada más. —Jungkook sonrió, encogiéndose de hombros, como si aquello jamás hubiera pasado por su mente.
—¿Hubiera funcionado?
—No. —Taehyung sonó honesto, y Jungkook no estaba sorprendido de escuchar esa respuesta. Lo había sabido en su momento, sólo estaba confirmándolo ahora—. Sólo tenía curiosidad, es todo.
—También yo, por eso es que acepté. —Taehyung asintió, procesando esas palabras antes de finalmente volver a colocarse los lentes de sol—. Vuelve pronto.
Sabía que probablemente le decía eso a todos los clientes, pero aun así el rubio no pudo evitar responder.
—Lo haré. Por cierto... tienes un poco de glaseado aquí. —Pasó un dedo, muy cerca de sus labios, limpiando la pequeña mancha de la piel de Jungkook, llevándoselo a la boca justo después—. Sip, delicioso.
Jungkook lo observó abandonar el local, preguntándose qué demonios había sido eso último. Definitivamente, Taehyung siempre iba a sorprenderlo. Desde aquel día, en el que le había coqueteado sin previo aviso en la fiesta de cumpleaños de alguien cuyo nombre ya no recordaba, y Jungkook había terminado perdiendo su virginidad con él, follándolo en una de las habitaciones. Después de ese caluroso encuentro, Taehyung lo había buscado varias veces más antes de que comenzara a salir con alguien un año mayor que ambos.
Jungkook jamás pensó en eso como algo más que sexo o atracción, y es por ese motivo que tampoco intentó que Taehyung lo viera de manera diferente. No frecuentaban los mismos círculos, no tenían muchas amistades en común, así que fue fácil perder toda vía de comunicación una vez que dejaron de verse para follar.
¿Le gustaba? Sí, Taehyung era indudablemente hermoso y para un chico como Jungkook, cuya experiencia era nula, fue fácil caer bajo sus encantos. No obstante, no era tan estúpido como para creer que podrían llegar a enamorarse o algo por el estilo.
Cuando entró a la universidad, comenzó a ejercitarse, se cortó el pelo, y su confianza fue sólo en aumento. Conoció a muchas personas, salió con otras, y el recuerdo de su primera vez quedó relegado a una experiencia incómoda y bastante vergonzosa.
Ver nuevamente a Taehyung lo había tomado por sorpresa, seguía viéndose igual de bien, incluso más, pero eso era todo. Su coqueteo sutil hasta le había parecido tierno, y quizás podría llegar a responderle de la misma forma si volvía a sentirse interesado en el futuro.
Aunque dudaba que pudiera llegar a convertirse en algo más, ya que hace muchos años, Jungkook ya se había casado con la panadería.
[...]
Taehyung tomó su abrigo, besando una vez más los labios de Hyung Sik antes de marcharse de su apartamento. El mayor lo había llamado apenas se había enterado de su regreso, y se había mostrado encantado de ponerse al corriente con sus respectivas vidas. Su relación había seguido siendo buena incluso después de su ruptura, y era realmente un alivio para Taehyung tener un poco de diversión después de tantos años lejos de Busan.
Sus padres le habían conseguido un lugar cerca de dónde ellos vivían, y planeaba quedarse por solo seis meses si es que no encontraba algo lo suficientemente interesante en aquellas entrevistas de trabajo a las que se presentaría. Tenía una esa misma tarde, así que debía darse prisa si quería llegar a tiempo.
Una vez que llegó a su departamento, se vistió de manera formal para poder causar una buena impresión, aunque sabía que su experiencia y rendimiento académico ya hablarían por sí mismos.
Estaba a punto de dirigirse a la casa de sus padres, puesto que tomaría prestado su auto, cuando lo vio. Jungkook se encontraba atendiendo el mostrador, y Taehyung se preguntó si habían pasado los días suficientes como para volver a disfrutar de su presencia. No podía negar que se había sentido atraído de inmediato al verlo, mucho más al recordar quién era, porque a pesar de que su apariencia había cambiado mucho aun podía reconocer fácilmente al chico de ojos brillantes y dulces labios que había conocido en la preparatoria.
Había estado algo ebrio cuando había decidido hablarle en aquella fiesta muchos años atrás, pero no había sido una mala decisión en retrospectiva, y su curiosidad lo estaba incentivando nuevamente a hacer lo mismo.
¿Sería malo volver a divertirse un poco junto a él? Esta vez sería diferente, ambos habían madurado y no habría nada que pudiera hacerlos dudar.
Ya no eran adolescentes hormonales, podrían simplemente pasar un buen rato, y nadie tendría por qué salir lastimado. Taehyung no había dejado de pensar en cómo se sentirían esas manos sobre su cuerpo, y era bastante malo en el arte de negarse cosas, especialmente si se trataba de sexo casual.
Tampoco es como si Jungkook fuera a negarse, ¿cierto?
Con eso en mente se dirigió a la panadería, captando rápidamente la atención del castaño, quien se mostró algo sorprendido por su atuendo.
—¿Vienes por más galletas?
—No, vengo por un cupcake, quizás me dé suerte. —Jungkook arqueó una ceja, tomando uno para entregárselo—. Tengo una entrevista de trabajo hoy. —Taehyung saboreó un poco del glaseado, cerrando los ojos al sentirlo derretirse en su boca. Increíble. Debía concederle a su madre que sus cumplidos estaban completamente justificados.
—Suerte, entonces. —Jungkook observó el movimiento de su lengua, recibiendo el dinero con una pequeña sonrisa.
—Thank you, sweetheart. —Taehyung le guiñó un ojo, sin molestarse en ser sutil—. Vendré más tarde, realmente quiero probar más de donde vino esto.
Jungkook apretó sus labios, negando con semblante divertido.
—Sigues siendo el mismo de siempre.
—¿No es eso algo bueno? —Taehyung lo observó, expectante, sin perderse la forma en la que Jungkook sonrió.
—No querrás llegar tarde a tu entrevista. —El rubio mordió su labio inferior ante esa evasiva. Ya tendría tiempo para conseguir una respuesta.
—Sí, tienes razón. —Taehyung le regaló una última sonrisa antes de marcharse. Deseando secretamente no estar equivocado respecto a sus esperanzas de conseguir un beso muy, muy pronto.
No iba a darse por vencido tan rápido, sabía que podía ser muy persuasivo si se lo proponía, por lo que sólo tenía que esperar el momento adecuado.
[...]
—Me iré ahora, no olvides cerrar las ventanas, Guk. —Jihyo le habló desde la puerta, agitando su mano en un gesto de despedida.
Jungkook sólo asintió, terminando de limpiar la mesada. Sus manos aún tenía un poco de harina y el local había cerrado hace cinco minutos. Escuchó la campanilla sonar, y sus labios se torcieron al pensar que podría tratarse de un cliente. Comenzó a dirigirse al exterior, pero la figura de Taehyung lo hizo detenerse cuando apareció en la cocina, con una sonrisa inocente en sus labios.
—Está cerrado, ¿no viste el letrero? —El tono de Jungkook no fue realmente molesto, y lo miró con una ceja arqueada antes de volver a la mesada.
—No —Taehyung mintió, acercándose al castaño con pasos cortos—. Quería más galletas.
—No puedes estar aquí. —Jungkook observó al rubio aflojar su corbata, tratando de adivinar sus verdaderas intenciones—. Solo el personal autorizado.
—Salí tarde del trabajo, ¿no puedes hacer una excepción por mí? —Taehyung inclinó su rostro hacia un lado, dejando que los mechones rubios cayeran por su frente y cooperaran con su propósito.
—¿Realmente te aceptaron?
—¿Por qué luces tan sorprendido? —Jungkook intentó no reír por el tono ofendido que Taehyung usó.
—No lo sé, me sorprende que alguien te haya contratado con eso en tu boca. —
Taehyung elevó sus cejas, jugando con el piercing en su lengua únicamente con la intención de molestar a Jungkook.
—¿No te gusta? —preguntó, dando un paso más cerca.
—No se trata de eso. —Jungkook se giró para encararlo con expresión tranquila.
—¿Quieres tocarlo? —La reacción del castaño fue difícil de interpretar, pero estaba seguro de que aquel movimiento en su mejilla fue una buena señal.
—No, no realmente. —Taehyung frunció el ceño, torciendo los labios ante sus palabras—. Deberías irte.
—¿Estás seguro? —Jungkook inhaló profundamente, observando el labio inferior de Taehyung ser torturado por sus dientes—. Lo estás imaginando.
—No lo hago.
Taehyung sonrió al verlo desviar la mirada, sintiendo la victoria casi en la punta de sus dedos.
—Vamos, sé que quieres hacerlo, Gukkie.
—No me llames así. —El ceño de Jungkook se frunció ante el apodo.
—¿Por qué no? Te gustaba antes. —Taehyung puso una mano en el brazo contrario, sintiendo su cuerpo tensarse bajo sus dedos—. También me gustabas, ¿sabes?
—¿Así es como consigues lo que quieres? ¿Alguien se cree todo eso? —Una sonrisa ladina tiró de los labios de Jungkook, aunque su cuerpo distaba de sentirse relajado.
—Te sorprenderías. —Taehyung lo miró con un brillo travieso en sus ojos—. Aunque en inglés todo suena mucho mejor.
Se acercó un poco más, quedando a escasos centímetros del rostro ajeno, deslizando su mano hasta llegar a uno de sus hombros. Jungkook ni se inmutó, pero Taehyung trató de no sentirse intimidado bajo su intensa mirada, siguiendo adelante con su plan.
—Justo como en los viejos tiempos. ¿No crees que es divertido?
—¿Divertido? —Jungkook cuestionó, muy cerca de sus labios—. Es más que divertido ver que sigues rogando por mi atención, pastelito.
—Yo no estoy... — El rubio tragó saliva, sintiendo sus mejillas arder por los recuerdos que vinieron a su mente. No había sido así, ¿cierto? Taehyung creía haber sido mejor que eso.
—Te lo dije, sigues siendo el mismo de siempre. —Jungkook rio entre dientes, siendo quien finalmente cerró la distancia para poder besarlo.
Taehyung sintió sus ojos cerrarse por su cuenta, dejando que los labios de Jungkook delinearan los suyos, dándole el acceso a su boca apenas recibió la petición silenciosa del castaño. Jadeó cuando rozó su piercing, sintiendo como su lengua se enredaba con la suya con avidez, aferrándose a su cuerpo en busca de más cercanía, sintiendo las manos de Jungkook acariciar lentamente su espalda, sin que le importara las manchas de harina que pudiera dejar.
Tan dulce... Sus labios seguían siendo tan dulces como los recordaba, pero definitivamente eran más exigentes. Jungkook no le daba un respiro, besándolo cada vez más profundamente, pero Taehyung estaba más que feliz de corresponder cada uno de sus besos. Sin duda alguna, había tenido razón al pensar en volver a divertirse con él.
Jungkook mordió su labio inferior, ganándose un débil gemido por parte del rubio, quien seguía pegándose a él como si se le fuera la vida en ello. Acarició su cuerpo por encima de la tela de la camisa, poniendo un poco de distancia cuando Taehyung comenzó a frotarse contra su erección.
—No voy a follarte ahora.
—¿Por qué no? —Los ojos de Taehyung brillaban por el deseo, e hizo un mohín insatisfecho cuando Jungkook se alejó de él, abriendo la llave del agua para lavarse las manos.
—No tengo un condón. —Jungkook volvió a reír al escuchar al rubio bufar—. No se me ocurrió traer uno a la panadería.
—Tienes suerte de que yo sí lo pensé.
El castaño lo observó fijamente, apretando su mandíbula con fuerza antes de tomar su mano y llevarlo hacia el depósito que se encontraba en la parte de atrás, cerrando la puerta apenas ambos estuvieron dentro.
—¿Por qué no me sorprende? —Jungkook lo guio hasta la mesa que estaba en el centro del lugar. Taehyung se apegó a él antes de besarlo otra vez, suspirando pesadamente cuando Jungkook acercó sus dedos a su boca—. Chupa.
Taehyung no desvió su mirada de los suya, encargándose de llenar de saliva sus dedos, disfrutando de ver los ojos del castaño oscurecerse con cada movimiento de su lengua. Una vez que lo consideró suficiente, Jungkook lo dio vuelta, acercándose a su oreja antes de susurrar sobre su piel.
—Desnúdate. —Taehyung sintió su cuerpo estremecerse al notar que la voz del castaño había perdido cualquier rastro de diversión. Hablaba en serio, y no era el momento de descubrir qué pasaría si no hacía lo que le pedía.
Con manos temblorosas, sacó el condón que había guardado en su bolsillo para dejarlo sobre la mesa. Desabrochó su pantalón, bajándolo junto a su ropa interior para deshacerse de ellos rápidamente. Cuando iba a encargarse de su camisa, Jungkook lo hizo apoyar su pecho contra la superficie de madera, deslizando ambas manos por su espalda hasta llegar a su trasero, repartiendo un par de caricias antes de volver a subir por debajo de la tela.
Soltó un jadeo cuando sintió un dedo rozar su erección, desplazándose más allá y abriéndose paso en su interior sin juegos previos, comenzando a prepararlo con movimientos impacientes. Taehyung apoyó su frente sobre la mesa, y clavó las uñas en las palmas de sus manos cuando sintió otro dedo unirse al anterior sin esperar demasiado. Jungkook los arqueó con malicia, mostrándose satisfecho al escuchar los gemidos del rubio cada vez que estimulaba su próstata de forma despiadada.
Dejó un beso en su espalda baja, subiendo un poco su camisa para besar la piel acanelada, sosteniéndolo firmemente por la cintura cuando finalmente comenzó a estirar sus músculos con tres dedos, evitando que Taehyung moviera sus caderas para encontrarse con sus movimientos. Jugó un poco con su necesidad, sin dejar entrever del todo lo mucho que quería volver fundirse en su cuerpo hasta perder la razón.
—Guk-Gukkie... Please… —Taehyung entreabrió sus labios, sin siquiera darse cuenta que había dejado de hablar en su idioma—. Please...
Jungkook dejó de torturarlo, quitándose el delantal y bajando el cierre de sus pantalones para tomar su propia erección entre sus manos. La acarició un par de veces, con su vista fija en el cuerpo de Taehyung, quien empezaba a lucir desesperado con cada segundo que se mantenía lejos de él. Abrió el preservativo, deslizándolo sobre su eje antes de acercarse al rubio, alineándose para comenzar a penetrarlo de forma lenta.
—Te ves tan bonito así. —Jungkook dejó un beso sobre su nuca, una vez que estuvo por completo a su interior y la calidez de su cuerpo lo envolvió.
Se alejó un poco, volviendo a embestirlo con fuerza, repitiendo el movimiento hasta que Taehyung estuvo sollozando bajo él, gimiendo cada vez que Jungkook apuñalaba aquel punto en su interior que estaba llevándolo al límite. No estaba siendo gentil, pero no podía preocuparse por eso cuando Taehyung lo recibía tan bien, arqueando su espalda, elevando su trasero y soltando algunas maldiciones que le demostraban que no le importaba que estuviera siendo tan rudo con él.
—Tan ruidoso... ¿se siente bien?
Taehyung mordió su labio inferior, sin poder articular algo más que no sea el nombre de Jungkook, sintiéndose fuera de sí, asintiendo torpemente como respuesta.
—No... N-No pares… —murmuró, siendo interrumpido por gemidos que subieron de volumen cuando Jungkook aumentó la velocidad de sus movimientos—. My God...
Jungkook delineó su columna vertebral, erizando la piel del rubio y arrugando la camisa entre sus dedos, mordiendo con suavidad el cuello de Taehyung, consciente de que dejaría una pequeña marca. Continuó empujando en su interior a un ritmo brutal, gruñendo cuando las paredes de Taehyung apresaron aún más su miembro, aumentando la fricción.
Taehyung estaba seguro de que no duraría mucho más, sentía su cuerpo a punto de explotar, y los besos que Jungkook dejaba sobre su piel sólo conseguían elevarlo más y más alto.
—E–Estoy... muy cerca...
Jungkook mostró algo de compasión, incorporándose para empezar a masturbarlo, sin detenerse cuando Taehyung se corrió con un largo gemido, temblando bajo sus manos y jadeando por la sobreestimulación. El castaño siguió buscando su propio orgasmo durante unos minutos más antes de venirse en el condón. Por un momento, el sonido de sus respiraciones fue lo único que se escuchó, y Taehyung soltó un quejido cuando lo sintió a deslizarse fuera de él.
Al cabo de unos pocos segundos, Jungkook volteó al rubio sobre la mesa, apreciando su cuerpo destrozado —aún sensibilizado por lo ocurrido— antes de buscar algo para limpiarlo. Taehyung intentó sentarse para ayudar, pero una mueca de dolor se formó en su rostro cuando sus caderas resintieron el movimiento.
—No te controlaste en lo absoluto.
—¿Querías que lo hiciera? —Taehyung negó con la cabeza, acomodando un poco su camisa, abrochando los últimos botones—. Toma esto. —Jungkook le ofreció sus pantalones, dejando una última caricia sobre sus piernas desnudas antes de arreglar su ropa y volver a estar completamente vestido—. Yo limpiaré aquí, tengo que cerrar el local.
—¿Me estás echando? ¿Sin siquiera un beso de despedida? —Taehyung se apresuró a vestirse, acomodando su cabello lo mejor que pudo una vez estuvo nuevamente sobre sus pies—. ¿En serio?
Jungkook rio cortamente, deteniéndose antes de salir del depósito.
—Ven aquí.
Taehyung se movió más rápido que nunca antes, y pronto sintió su lengua enredarse con la del castaño en un beso hambriento. Jungkook se separó antes de que pudiera profundizar, y Taehyung supo que ese encuentro se había terminado cuando abrió la puerta tras él para que pudiera marcharse.
—Ahora sí, vete. —Taehyung hubiera creído en su falsa molestia si no fuera porque una de sus mano se mantuvo en su cintura, acariciando su piel de manera fugaz.
—Te veo después, sweetie. —Le dedicó una última sonrisa antes de abandonar la panadería, suspirando tontamente cuando el viento impactó contra sus mejillas sonrosadas.
Después de todo, quizás sí había encontrado algo interesante en Busan.
[...]
—¿No vas a quedarte? —Hyung Sik lo observó salir del baño con una sonrisa suave, rodeando su cuello con sus manos cuando Taehyung llegó hasta él.
—No. —El rubio disfrutó de las caricias en su rostro, riendo cortamente cuando el mayor intentó empujarlo nuevamente sobre la cama—. Tomaré un taxi.
—¿Seguro? —Taehyung asintió, sonriendo en su dirección antes de tomar su maletín y salir de la habitación para poder irse—. No llegues tarde mañana, Tae.
—¿Cenaremos aquí? —preguntó con genuino interés, dando un paso fuera del departamento de Hyung Sik.
—No, hice reservaciones, ¿paso por ti? —Taehyung asintió, pudiendo adivinar que el mayor quería sorprenderlo con su elección del lugar, teniendo en cuenta que no había tenido mucho tiempo para recorrer la ciudad desde su regreso.
—Estaré esperándote. —Lo besó una última vez antes de dirigirse al ascensor, apresurándose a tomar un taxi que lo llevara a su departamento.
Aquel día había sido muy estresante, su puesto como profesor de inglés había sido fácil de conseguir, pero aún tenía que lidiar con la nueva —y algo diferente— organización, sumado al hecho de que los otros profesores no estaban tan felices de tener a alguien recién llegado del extranjero. Sin embargo, Taehyung realmente disfrutaba dar clases, y eso era en lo que quería mantenerse enfocado.
Salir con Hyung Sik era sumamente relajante, ambos habían sido amigos antes de que comenzaran a salir años atrás, y si tenían que ser honestos no había habido fuertes sentimientos involucrados en esa relación, por lo que seguir viéndose se había dado de manera natural. Su presencia lo hacía sentir más en casa, y un poco más como el viejo Taehyung, por lo que no se había negado a aquella cita que el mayor había ofrecido. Se encargaría de buscar a sus viejos amigos de la preparatoria una vez terminara de acomodarse.
El taxi se detuvo frente a su edificio, y se bajó después de pagarle al conductor, dirigiéndose al interior para poder, al fin, dormir un poco. Dejó su abrigo junto a la puerta, deteniéndose en su camino hacia su habitación cuando recordó lo que había comprado esa mañana. Se dirigió al congelador, humedeciendo sus labios al sacar el bonito pastel para ponerlo sobre la mesa de la cocina.
Llevó una de las fresas a su boca, sonriendo en señal de aprobación antes de cortar una buena porción y sentarse sobre el sofá. No había podido controlarse, aquel pastel lo había enamorado apenas había pasado por la panadería de los Jeon de camino a su trabajo, por lo que había resultado comprándolo sin pensar demasiado en ello. Sólo se había sentido ligeramente decepcionado por el hecho de no haber sido atendido por Jungkook, pero saber que había sido el castaño quien lo había preparado había sido suficiente para no desanimarlo por completo.
Sin dudar, era uno de los mejores pasteles que había probado en su vida.
Un largo suspiro dejó los labios de Taehyung cuando volvió a recordar lo que había ocurrido hace ya una semana. Él había vuelto a la panadería, con excusas mejores que otras, pero no había tenido mucho éxito en volver a encontrarse con Jungkook a solas. La hermana del castaño siempre estaba revoloteando a su alrededor, e incluso había sido la encargada de cerrar la noche anterior.
Aquello había conseguido que Taehyung se riera de lo absurdo de su propio comportamiento, porque claramente estaba en busca de una repetición, pero Jungkook no le había dado ninguna señal de desear lo mismo. Aquello lo molestaba muchísimo, porque estaba seguro de que el castaño se divertía haciéndolo quedar como el único que estaba rogando por atención, aunque realmente no fuera así. Nunca había sido así, y Taehyung podía asegurarlo por la forma en la que Jungkook seguía mirándolo, como si fuera lo más atrayente en la habitación.
No negaría que la idea de volver a sentirlo era —ciertamente— irresistible, pero en parte se debía a que había sido diferente a como lo recordaba. Jungkook nunca había sido tan rudo con él, ni había tomado todo el control de la situación, y aquello no había hecho otra cosa que desatar aún más la curiosidad de Taehyung. Lo había hecho desear poner a prueba la experiencia que el castaño había adquirido en todos esos años.
Había sido mucho más increíble de lo que se había permitido pensar, y esperaba que Jungkook tuviera la misma opinión respecto a su efectiva forma de liberar estrés. El castaño era tan bueno horneando como lo era follando, y Taehyung estaba más que dispuesto a conocer íntimamente el alcance de esas habilidades.
Dulce... Ese pastel era casi tan dulce como los labios de Jungkook, y era injusto que se tuviera que contentar con la imitación.
Aunque sólo fuera por el momento.
[...]
El sonido del horno le avisó que su lemon pie estaba listo, y Jungkook sonrió ampliamente cuando lo tuvo entre sus manos, dejándolo enfriar en una esquina de la mesada en lo que hacía otro igual. Su madre era una gran fan de esa receta y quería encargarse de hacer uno para ella antes de que viniera a traerles el almuerzo.
—Eso huele delicioso. —Una de sus cejas se arqueó al reconocer la voz de Taehyung, quien rodeó la mesa hasta detenerse a su lado—. ¿Puedo probar un poco?
—¿Cómo entraste? —El rubio se encogió de hombros, dejando su maletín en el suelo con aire relajado. Su cabello húmedo se había pegado a su frente y aún goteaba un poco—. Jihyo estaba...
—Estaba muy ocupada hablando por teléfono como para darse cuenta de mi presencia.
Jungkook puso los ojos en blanco, el novio de su hermana le caía bastante bien, así que sólo por eso no le diría nada al respecto.
—De todas formas, los clientes no pueden entrar a la cocina. —Esta vez fue el turno de Taehyung de poner los ojos en blanco ante sus palabras, y su nariz se arrugó al ver al castaño volver a su labor sin prestarle mucha atención.
—No dijiste eso la última vez.
—Sí lo dije —Jungkook le lanzó una mirada divertida—, pero lo ignoraste.
—Volveré a hacerlo, entonces. —Taehyung intentó no mostrarse tan ansioso como se sentía, mirando su reloj antes de continuar—. Tengo unos minutos antes de ir al trabajo, sólo quería un beso. O tal vez dos.
—Estoy ocupado. —Jungkook contuvo una sonrisa al ver el ceño de Taehyung fruncirse.
—No seas idiota. —El rubio se cruzó de brazos, mirando al mayor por tan solo unos meses reír por su tono irritado.
—¿Idiota? Así no conseguirás convencerme, después de todo eres tú quien quiere besarme.
Taehyung sintió sus mejillas arder, y optó por no darle la satisfacción de verlo así de afectado, comenzando a dirigirse fuera de la cocina. Jungkook limpió sus manos antes de rodear la mesa y obstruir su camino, sonriendo de forma burlona en su dirección. Taehyung intentó esquivarlo, pero si era completamente honesto, no puso mucho empeño en esa acción.
—Estoy trabajando, pastelito. —Taehyung apretó los dientes, odiando como su interior se revolucionaba al ser llamado de esa manera—. Pero haré otra excepción por ti.
Taehyung dejó que su maletín cayera al suelo otra vez, rodeando el cuello de Jungkook con sus manos para poder besarlo, siendo correspondido rápidamente. Era increíble, y hasta ridículo, la manera en que podía perderse tan fácilmente en los labios del castaño, succionando con necesidad, mordiendo con fuerza controlada a su vez que Jungkook lo acorralaba contra la pared más cercana.
Lo deseaba, anhelaba seguir hasta el final de aquello, volver a sentirse extasiado, pero simplemente no podía en ese momento, y aquello lo frustraba a niveles demasiado altos como para que se consideren razonables.
—Llegarás tarde al trabajo.
Taehyung asintió cuando Jungkook se separó de él para recuperar el aliento, intentando que su cuerpo le respondiera, sin demasiado éxito. Parecía hallarse muy cómodo siendo presionado por el cuerpo del castaño.
—Sí. —Sus ojos se cerraron por reflejo cuando los labios de Jungkook besaron su cuello cortamente, paseando su nariz por toda su mandíbula, tentándolo a consciencia—. Pero volveré.
—¿Para qué? —El tono desentendido de Jungkook consiguió entregarle claridad a su mente.
Taehyung empujó el cuerpo del castaño lejos de él, intentando regular el ritmo de su respiración y el de sus latidos.
—Sabes para qué.
—No tengo idea. — Jungkook elevó una de sus cejas, tomando la corbata del rubio para acercar su rostro al suyo—. Ilumíname, pastelito.
Dios… Era tan irritante en verdad. Era obvio que Jungkook no era indiferente a él, pero se empeñaba en que así pareciera.
—Realmente eres un imbécil —Taehyung dijo con un suspiro, ligeramente molesto por aquella actitud.
—Y tú sigues siendo todo un encanto, uno que no puede decirme qué es lo que quiere. —Jungkook lo miró con aspecto entretenido, dejando caer su mano para volver a su lugar detrás de la mesada—. Ahora que conseguiste lo que querías, supongo que puedes irte.
Taehyung lo miró con los ojos entrecerrados, recuperando su maletín para poder marcharse.
—Sí, supongo que sí. —Le dio la espalda, llegando a la puerta de la cocina antes de que Jungkook pudiera decir algo más.
—Para tu información, yo cerraré hoy.
Una sonrisa de oreja a oreja se formó en los labios de Taehyung al escucharlo, y finalmente salió de allí con evidente buen humor. La hermana de Jungkook casi suelta el teléfono al verlo, pero el rubio no le dio tiempo a reaccionar, abandonando el local con prisa.
Se sentía realmente ansioso por volver con el castaño, y estaba más que complacido de comprobar que detrás de esa fachada engreída aún estaba el chico que más de una vez se había aferrado a él hasta quedarse dormido, que había cuidado de él incluso cuando Taehyung no necesitado que lo cuidaran.
Sólo tenía que volver a presionar los botones correctos en Jungkook, hacerlo perder el control.
Perdiendo el suyo también, para que pudiera funcionar.
[...]
Jungkook miró la hora en el reloj de la pared, saliendo al exterior del local para cambiar el letrero y poder cerrar las puertas. Su mirada se detuvo en Taehyung, quien estacionó a un par de metros de la panadería, frente a la que sabía era la casa de los Kim. Observó al rubio bajar antes de que sus miradas se encontraran, y sonrió de forma sugerente, consiguiendo atraerlo hacia él casi de inmediato.
—¿Estás solo? —Taehyung arqueó una de sus cejas, sonriendo cuando Jungkook le indicó que pasara, sin olvidar cerrar las ventanas.
—Sí, es tu día de suerte.
El rubio lo siguió hacia la cocina, sin poder evitar observar detalladamente a Jungkook quitarse el delantal para colgarlo junto a la nevera.
—¿Qué es eso? —preguntó con curiosidad, al ver al castaño tomar un recipiente sobre la mesa.
—Glaseado, sobró un poco. —Taehyung humedeció sus labios, sin perderse la pequeña sonrisa de Jungkook al acercarse a él—. ¿Quieres probar?
—Sí. —Entreabrió su boca cuando Jungkook acercó la manga pastelera a su rostro, pero volvió a cerrarla con evidente decepción cuando el castaño se detuvo a medio camino.
—Creo que podemos darle un mejor uso, ¿no crees? —Los ojos del mayor se iluminaron, y Taehyung inclinó su rostro hacia un lado al no entender del todo a qué se refería.
Jungkook tomó su mano y lo llevó hacia el depósito, dejando el recipiente sobre la mesa antes de tomarlo por las caderas y subirlo también. Taehyung quedó sentado, y abrió sus piernas para que el castaño se colocara entre ellas, tragando saliva cuando éste comenzó a desabotonar su camisa con movimientos rápidos. Cuando terminó con eso, procedió a bajar sus pantalones junto a su ropa interior, desvistiéndolo por completo. Su rostro debió mostrar parcialmente las preguntas que pasaron por su cabeza ante ello, porque no tardó en obtener una explicación.
—No querrás ensuciar tu ropa con glaseado, ¿verdad? —Jungkook le mostró una sonrisa ladina, provocando que su cuerpo temblara ante la imagen que se apoderó de su mente—. Eso pensé.
Jungkook tomó la manga nuevamente y la acercó a los labios de Taehyung, apretando con suavidad para que un poco del contenido manchara su rostro. El rubio dejó escapar un corto jadeo al sentir la lengua de Jungkook lamer el glaseado antes de besarlo profundamente, provocando que el dulce sabor inundara el interior de su boca.
—Recuéstate. —Taehyung obedeció, dejando que su espalda se apoyara en la superficie, con los ojos de Jungkook fijos en él—. Voy a decorarte, pastelito.
—¿Sólo eso? —El rubio mordió su labio inferior, visiblemente ansioso cuando Jungkook manchó su cuello con glaseado, siguiendo por sus hombros.
—También voy a probarte. —Su lengua limpió el glaseado de forma lenta antes de succionar con fuerza la piel de su cuello, robándole un débil gemido—. Y luego voy a follarte.
Jungkook fue generoso en su decoración, dejando manchas por todo su pecho hasta llegar a su estómago. Taehyung lo observó dejar la manga una vez que su contenido se acabó, y una sonrisa curvó sus labios cuando el castaño sacó un pequeño tubo con lubricante de su bolsillo. Jungkook volvió a ocuparse de su cuello, dejando varias marcas antes de comenzar a descender hacia uno de sus pezones, lamiendo en círculos y chupando de vez en cuando, provocando que Taehyung se arqueara contra su boca, deseando que le diera la misma atención al otro. No tuvo necesidad de expresarlo en palabras, el castaño mordió y torturó a ambos por igual, sonriendo con cada gemido que resonaba en el lugar.
Bajó hacia su estómago, repitiendo el proceso sin darse prisa, rozando con sus dientes la piel de Taehyung como si de verdad fuera a devorarlo por completo. Antes de terminar de limpiar todo el glaseado, se incorporó para tomar el lubricante y lo dejó caer sobre sus dedos, esparciendo un poco alrededor del agujero del rubio, quien sintió su respiración quedar atrapada en su garganta cuando Jungkook comenzó a prepararlo. Esta vez lo hizo con movimientos suaves, pacientes, y su boca volvió a recorrer su piel en busca de rastros de dulce que podría haber pasado por alto.
Su lengua se deslizó por su ombligo, lamiendo diligentemente a su vez que curvaba dos dedos en su interior, haciéndolo cerrar los ojos con fuerza y volviendo su respiración un completo caos. Taehyung gimió ruidosamente cuando la boca de Jungkook rozó su miembro un par de veces, saboreando el líquido pre-seminal, desviándose hacia sus muslos para marcar la piel hipersensible. El castaño lo mantuvo fijo en su lugar cuando finalmente cepilló su próstata y su cuerpo tembló de manera violenta, desesperado por más.
—P-Por favor… —Taehyung se escuchó rogar, queriendo algo diferente a sus dedos, anhelando volver a sentirlo en su interior—. Gukkie, t-te necesito a ti...
—En inglés, pídelo en inglés.
Taehyung no pudo siquiera considerar la idea de negarse, y trató de que su voz no se viera interrumpida por gemidos cuando volvió a hablar.
—Please... I-I want you... please… —Jungkook asintió con aprobación, liberando su erección frente a los ojos de Taehyung, quien humedeció sus labios en anticipación, rodeando su cintura con sus piernas para acercarlo aún más—. Gukkie, please...
Una vez que se puso el preservativo, Jungkook lo tomó de las caderas para comenzar a hundirse en él, encontrando cierta resistencia con cada centímetro que avanzaba, manteniendo su mirada puesta en la expresión de Taehyung para no perderse ninguna de sus reacciones. El rubio había abierto la boca, jadeando por la intrusión, clavando sus uñas en los brazos de Jungkook y aferrándose a él con fuerza. El mayor unió sus labios en un intento por distraerlo del dolor inicial, besándolo hasta que lo sintió relajarse debajo de él y sus ojos se abrieron con lentitud. Comenzó a moverse, siendo cuidadoso solo al principio antes de empezar a follarlo en serio, volviendo a adoptar el ritmo que había empleado la última vez que estuvieron juntos, queriendo ir más profundo, contemplando el rostro de Taehyung sin poder ver otra cosa que no sean sus facciones teñirse por placer.
Se sentía tan bien, que perdió por completo la noción del tiempo, solo siendo capaz de percibir a Jungkook moviéndose en su interior, completamente devastador e intenso, llevándolo al límite sin necesidad de volver a tocarlo. Su orgasmo lo dejó flotando por varios minutos, sintiéndose absurdamente feliz y con una sensación de plenitud que sólo se vio interrumpida cuando la voz de Jungkook lo trajo de vuelta a la realidad.
—Delicioso.
Taehyung hizo esfuerzos por concentrarse, parpadeando para enfocar el rostro frente al suyo.
—¿Q-Qué?
Jungkook sonrió débilmente, acariciando de forma distraída su pierna desnuda, con casi todo su cuerpo cubriendo el suyo, todavía en su interior.
—Tú —respondió con simpleza, antes de alejarse de Taehyung para limpiarlos a ambos.
[...]
El menor se aclaró la garganta después de salir del depósito detrás de Jungkook, quien se estaba lavando las manos para volver a su labor. Aquel día Taehyung entraba un poco más tarde al trabajo, y sus pies lo habían conducido a la panadería antes de que pudiera siquiera pensarlo dos veces.
Jungkook no había tenido mucho problema en recibirlo, justo como había estado haciendo las últimas tres semanas, y aunque el rubio nunca lo admitiría en voz alta, le encantaba ser devorado por él, especialmente cuando el castaño decoraba su piel primero.
Era casi imposible no volverse adicto a la sensación.
Con pasos lentos, se acercó a Jungkook para lavarse también, puesto que aún tenía restos de glaseado en sus manos, y se encontró sonriendo cuando el castaño tomó una nueva manga para terminar una bandeja de cupcakes. Taehyung lo observó hacer espirales de diferentes colores sin mucho esfuerzo, con su ceño ligeramente fruncido por la concentración.
—De verdad, no sé cómo los haces tan perfectos. —El rubio tomó uno ya frío en sus manos, usando un tono de voz honestamente apreciativo.
—No es tan difícil. —Jungkook relajó su expresión, levantando la mirada para mirarlo—. Sólo necesitas práctica.
—No seas tan humilde, yo no podría hacerlo. —Taehyung se apoyó en la mesada, viendo con atención el delicado movimiento de mano de Jungkook mientras decoraba.
—¿Quieres intentarlo? —Los ojos del menor se abrieron con sorpresa, contemplando la manga que Jungkook le extendió de repente antes de negar con suavidad.
—No quiero arruinar tu trabajo. —Jungkook rio cortamente, tomando su mano para acercarlo a él, poniendo un pequeño cupcake frente a ambos.
—No lo harás, en todo caso yo lo arreglaré. Inténtalo.
Taehyung recibió la manga con algo de duda, torturando su labio inferior al sentirse un poco presionado por la mirada confiada del castaño.
—No puedes decir que no te lo advertí. —Frunciendo un poco la nariz, estudió por un momento el que Jungkook había hecho antes, tratando de imitarlo después con movimientos mucho menos precisos, haciendo un espiral que lucía bastante aplastado—. Te lo dije, no sirvo para esto. —Jungkook negó antes sus palabras, tomando su cintura para mantenerlo en su lugar, poniendo otro cupcake frente a él.
—Otro intento.
Esta vez, Taehyung puso mucho más esfuerzo, y trató de que sus manos no temblaran demasiado, creando un espiral mucho más bonito, pero inclinado hacia un lado, provocando que un mohín frustrado apareciera en sus labios.
—Déjame ayudarte, no lo pienses tanto. —Jungkook tomó su brazo, deslizando sus dedos hasta llegar a su muñeca, haciéndolo decorar otro cupcake sin que Taehyung pudiera detenerse a observar los anteriores. Lo guio lentamente, sin soltarlo hasta que un espiral bastante decente estuvo formado frente a sus ojos—. Ya ves, no era tan difícil, ¿o sí?
Jungkook lo observó con una ceja arqueada, y Taehyung solo pudo sonreír al ver su pequeña creación, aunque claramente el crédito no era sólo suyo, volteándose para ver al castaño a los ojos.
—Creo que me llevaré ese al trabajo.
—Bien, yo arreglaré los que hiciste mal. —El mayor les echó un vistazo—. Aunque creo que no tienen solución…
Taehyung frunció el ceño ante su comentario, agradeciendo tener la manga aún en su mano para poder manchar su mejilla a modo de venganza.
—Idiota... —Jungkook soltó una carcajada, negando con diversión cuando Taehyung manchó también su barbilla con glaseado.
—Estaba bromeando, pastelito, lo hiciste bien.
El rubio apretó sus labios, suspirando cortamente antes de acercarse a limpiar la pequeña mancha en su mejilla con ellos. Lamió lentamente su barbilla, mirándolo de forma traviesa antes de unir sus bocas en un beso ansioso. Taehyung soltó la manga para enredar sus dedos en su cabello, y Jungkook dejó que la lengua del rubio recorriera su boca como deseara, acorralando su cuerpo contra la mesa. Escuchó el sonido de algo caer, pero no pudo separarse de Taehyung ni aunque quisiera, sintiendo sus dedos aferrarse a su delantal para acercarlo más.
—Guk, necesito que… —Taehyung dio un pequeño salto producto de la sorpresa al escuchar la voz de la hermana de Jungkook, quien lo miró con una expresión hastiada. Aún se encontraba con los brazos del castaño a su alrededor, y mentiría si dijera que era la primera vez que pasaba—. Recuerdo haberte dicho que sólo puede entrar el personal aquí.
—Ya me iba. —Con una sonrisa victoriosa, se alejó de Jungkook y tomó el maletín que había dejado sobre una silla, junto el cupcake que minutos antes había decorado—. Te veo después, Gukkie.
Jungkook asintió a modo de despedida, volviendo a prestar atención a su hermana una vez que el rubio abandonó la cocina sin mucho más que decir.
—Te dije que no vuelvas a hacer eso aquí, se supone que estás trabajando, Guk. — Jihyo torció sus labios al ver al menor levantar las manos en señal de inocencia.
—Lo siento.
La pelirroja no podía creer que tuviera que estarle repitiendo algo así, era insólito.
—Se acabaron los brownies, deja de jugar y prepara más. —Jungkook asintió con seriedad, viendo a su hermana lanzarle una última mirada de advertencia antes de dejarlo solo otra vez.
Levantó la cuchara que se había caído al suelo, y después de dejarla en el fregadero, se puso manos a la obra. Ya había tenido suficientes distracciones por ese día.
[...]
Jungkook arqueó una de sus cejas al ver al rubio entrar a la cocina con confianza, después de varias semanas en las que había preferido esperarlo fuera del local. Taehyung ni siquiera lo dudó, se acercó al castaño para dejar un exigente y húmedo beso sobre sus labios a modo de saludo, sonriendo alegremente una vez que se separó de él.
—Creí que hoy no dabas clases —Jungkook murmuró, evitando tocarlo para no ensuciar su ropa, viendo a Taehyung reír con gesto divertido por ello.
—No, pero creí que podríamos cenar juntos en mi apartamento.
No era la primera vez que Taehyung lo invitaba a su nuevo hogar, puesto que después de ser descubiertos por su hermana, habían optado por dejar de esconderse en la panadería y el rubio se había ofrecido a llevarlo a su departamento al cerrar el lugar. Sin embargo, Jungkook había esperado que Taehyung tuviera algo que hacer, como solía acostumbrar, en su día libre.
—Ya tengo planes —Jungkook limpió la mesada, dejando los moldes limpios en su lugar—, pero podemos cenar mañana.
Taehyung alzó sus cejas, sin poder disimular su sorpresa. No podían culparlo, Jungkook básicamente vivía en la panadería, y puede que sólo llevara unos tres meses en la ciudad, pero nunca antes lo había visto salir con alguien más que no fuera él. Taehyung era quien solía tener otras citas, no Jungkook.
—¿Una cita? —preguntó a modo de broma, tratando de que su voz sonara perfectamente casual.
—Puede ser. —Jungkook sonrió ligeramente, aún en su tarea de limpieza—. Creo que ella lo llamó así.
Taehyung mordió su labio inferior, negando internamente cuando ligera molestia quiso teñir sus palabras, dejando que sólo inocente curiosidad saliera a flote.
—¿Ella?
—Nayeon, fuimos juntos a la universidad y es una gran amiga de mi hermana. —Jungkook se sacó el delantal, dejándolo en su lugar con una sonrisa torcida.
—Ya veo, supongo que no me quedará de otra que cenar solo. —Taehyung lo miró con exagerada decepción, viendo al castaño acercarse hasta quedar frente a él—. Aunque puedes llamarme si no resulta como esperas.
—¿Estarás disponible?
—Sí, tengo algunas cosas que programar para las siguientes clases así que me quedaré en casa. —Taehyung asintió junto a sus palabras, sonriendo cuando Jungkook tomó su rostro con suavidad.
—Lo tendré en cuenta. —El castaño se acercó para besarlo otra vez, puesto que antes no había podido tocarlo, y disfrutó de la forma en la que Taehyung se dejó hacer, cerrando los ojos con naturalidad.
Se separó mucho antes de lo que al rubio le hubiera gustado, y Taehyung estuvo a punto de quejarse al respecto, pero unos pasos entrando a la cocina lo hicieron detenerse.
—¿Ya terminaste? No te atrevas a llegar tarde, Guk. —Jihyo lo observó con expresión seria, logrando sacarle una carcajada al menor.
—Estaba por salir, no te preocupes.
—Bien, le gustan las rosas, no olvides eso. —La muchacha los dejó nuevamente a solas, ignorando bastante bien a Taehyung, quien sólo puso los ojos en blanco por su infantil actitud.
—No le caes bien… —Jungkook susurró, como si no fuera obvio.
—Supongo que no me perdona por haber entrado aquí sin su permiso. —Taehyung no entendía por qué, pero la hermana del castaño parecía no tolerarlo, y no recordaba haber hecho algo más para molestarla.
—Ya se le pasará, ¿vamos? —Jungkook lo esperó para salir juntos de la panadería, despidiéndose de su hermana antes de salir al exterior—. ¿Cenamos mañana?
—Sí. —Taehyung no pudo evitar sentirse bien al ver que, a pesar de que saldría con alguien más, no iba a dejarlo de lado o algo así—. Suerte en tu cita.
—Gracias. —Jungkook se acercó para robar un beso fugaz de sus labios antes de volver a poner una distancia prudente—. Have fun with your work.
—Aw... ¿has estado practicando? —El castaño le guiñó un ojo antes de alejarse, consiguiendo que Taehyung apretara sus labios y se apresurara a subirse a su auto, conteniendo la sonrisa que amenazó con dividir su rostro.
Diablos, realmente se había acostumbrado a la presencia de Jungkook en esos tres meses. A pesar de que sus encuentros se reducían mayormente a sexo, habían compartido un par de citas sin ningún problema. Taehyung no había dejado de verse con Hyung Sik, pero de alguna forma, era demasiado evidente que la mayor parte de su tiempo libre la pasaba con Jungkook. No eran exclusivos, ni siquiera habían hablado de ello, pero él sabía que el castaño no se relacionaba con alguien más de esa manera, y se podía decir que esa idea le había agradado un poco demasiado.
Que Jungkook saliera con alguien más no iba a cambiar nada, a menos que fueran en serio, y realmente esperaba que no fuera así. Si con esa chica sólo iban a divertirse, nada cambiaría entre ellos, pero aun así no podía negar que la molestia en su interior había existido, y quizás era porque estaba dándole más importancia de la que realmente tenía al asunto. Se sentía ligeramente infeliz con la idea de compartir, y probablemente aquello se debía a que jamás había compartido a Jungkook.
Tanto en el pasado como en esos últimos meses, siempre había sido el único para él, e indudablemente tenía que hacerse a la idea de que esa relación física que tenían era libre para las dos partes involucradas. Se recriminaba a sí mismo por haber estado pensando de forma tan egoísta, nunca le había molestado compartir en Londres, así que no debería ser diferente al tratarse del castaño.
Con el paso de las semanas, había terminado de confirmar que Jungkook no había cambiado demasiado, y que también le gustaban las pequeñas diferencias en su personalidad, mucho más dominantes y sarcásticas. El hecho de que siguiera siendo parecido al chico que recordaba, le hacía difícil separar las cosas. No obstante, debía dejar el pasado atrás de una vez por todas, ya no eran los mismos, y la exclusividad entre ellos no era más que un viejo recuerdo. Sería hipócrita de su parte molestarse por algo así cuando Jungkook sabía que su relación con Hyung Sik iba mucho más allá de una simple amistad, así que no le quedaba de otra que luego preguntar si se había divertido en esa dichosa cita justo como el castaño hacía cuando los papeles habían sido al revés.
Genial...
Él de verdad pasaría la noche en medio de papeles, puesto que no se sentía del mejor humor para llamar a Sik y planear algo. No esperaba que Jungkook fuera a llamarlo, así que mejor pensaría en el día siguiente, donde sí podrían pasar la noche juntos.
Ugh... realmente se había acostumbrado a él, esperaba que eso no se convirtiera en un problema.
[...]
Jungkook se detuvo frente a su puerta, sosteniendo la mano de la pelinegra antes de que ella sacara sus llaves para abrir, deteniéndose en el marco para observarlo.
—Gracias por la cena. —Nayeon le regaló una sonrisa tierna, y dio un paso al frente para dejar un beso corto en los labios de Jungkook, quien le correspondió de buena gana.
—Fue increíble —el castaño dijo con honestidad, despeinando un poco su cabello.
—¿Estás libre el fin de semana? —Nayeon lo miró a través de sus pestañas, provocando que Jungkook no tuviera que pensarlo demasiado antes de aceptar.
—Sí, ¿a dónde te gustaría ir?
—Lo pensaré, te enviaré un mensaje mañana. —Jungkook asintió con una sonrisa simple, besándola una vez más antes de finalmente despedirse.
—Buenas noches. —Nayeon se dirigió al interior, agitando una mano en su dirección, y el castaño se alejó del edificio con paso tranquilo.
Eran más de las once, así que pensó en tomar un taxi que lo llevara a su departamento. Su hermana había sido muy clara con el hecho de que no conseguiría más que besos en la primera cita, pero sinceramente se había divertido bastante junto a la pelinegra. No solía tener citas tradicionales, debido a su escaso tiempo, pero aquella había resultado bastante bien.
Nayeon había elegido un restaurante al que ya había ido con Taehyung en uno de sus muchos intentos por "conocer lo nuevo de la ciudad", así que no tardó en darse cuenta de que no se encontraba muy lejos del hogar del rubio. La idea de llamarlo pasó por su mente entonces, recordando su oferta de forma clara, dudando por un momento respecto a qué hacer.
Había visto la sorpresa en su expresión al contarle de sus planes, tendría que haber sido ciego para no haberla visto, y no había podido evitar sentirse algo ofendido, ya que esa cita no habría sucedido si no fuera por la insistencia de su hermana por aceptar.
Se preguntó si Taehyung realmente estaría disponible... o si había cambiado de idea a mitad de la noche.
No perdía nada con comprobarlo, ¿cierto? Después de todo aún era temprano. Sacó su teléfono para marcar el número del rubio, teniendo que esperar sólo dos tonos antes de que recibiera una respuesta.
—¿Gukkie? —La voz de Taehyung mostró algo de asombro, pero su tono se escuchó claramente complacido—. ¿Qué tal tu cita?
—Bastante bien —Jungkook respondió, sonriendo al escuchar la pequeña risa del rubio a los pocos segundos—. ¿Qué es tan divertido?
—No creo que fuera "bastante bien" si no estás con ella ahora.
—Nayeon quiere ir despacio. —Jungkook vio un taxi a lo lejos, y levantó una mano para llamar la atención del conductor.
—Comprendo, ¿te gustaría venir? —Por la forma en la que dijo las palabras, evidentemente esperaba una respuesta positiva.
—No quiero interrumpirte. —Jungkook se subió al vehículo, indicándole al conductor que siguiera avanzando por la misma calle con un gesto de su mano.
—No lo harás, terminé hace un rato —Taehyung hizo una pequeña pausa antes de continuar—, sabes cómo entrar.
—Estaré allí en veinte minutos. —Jungkook escuchó claramente el sonido de un vidrio chocar con algo al otro lado del teléfono.
—Perfecto, vas a ayudarme a terminar esta botella de vino.
Taehyung colgó, y el castaño le indicó la dirección de su apartamento al conductor, respondiendo un par de mensajes de parte de sus amigos durante todo lo que duró el trayecto. Después de pagar el viaje, comenzó a caminar hacia el edificio donde Taehyung vivía, tomando el ascensor por unos breves minutos antes de detenerse frente a la puerta del rubio.
Le había dado el código de acceso antes, y Jungkook lo había memorizado con facilidad, por lo que no tardó en ingresar y dirigirse hacia la sala de estar. Le sorprendió no encontrarlo allí, y se encaminó a la cocina al escuchar ruido proveniente de ese lugar. Encontró a Taehyung buscando algo en su alacena, y lo sintió tensarse por un instante cuando se acercó para dejar un corto beso en su nuca.
—No te sentí llegar. —Taehyung se giró después de encontrar lo que buscaba, extendiéndole una copa para luego tomar la botella que estaba sobre la mesa de la cocina.
—¿Cómo fue tu noche de trabajo? —Jungkook preguntó, a su vez que dejaba que el menor llenara su copa con una sonrisa pequeña.
—Aburrida, pero pensé que esto podría mejorarla. —Jungkook dejó que Taehyung lo llevara hacia la sala, para luego sentarse en el sofá para dos—. Espero te haya ido mejor que a mí.
Los ojos del rubio estaban quizá demasiado brillantes, y por la forma en la que sonreía, había perdido un poco su sobriedad.
—Fue fácil hablar con ella, a pesar de que no la había visto en un tiempo.
—¿Te gusta? —Jungkook lo observó apoyar su mentón en el respaldo del sofá, con su copa casi vacía.
—Eso creo, no sé por qué no volvimos a salir después de graduarnos. Quizás sea cierto que la panadería está consumiéndome. —Taehyung sonrió al notar que, a pesar de que Jungkook quiso sonar molesto, no lo logró del todo.
—Amas estar allí, y eso no tiene nada de malo, Gukkie. —El castaño lo observó por un par de segundos, antes de responder.
—Mi hermana cree que necesito salir más. —Jungkook negó con la cabeza a su vez que reía. Jihyo seguía viéndolo como un niño a veces—. Estará feliz de saber que saldremos otra vez este fin de semana.
—¿Tendrán una segunda cita? —Taehyung bebió lo que restaba de su copa, viendo al castaño asentir—. Eso suena bien.
Jungkook tomó la botella para rellenar la copa del menor hasta la mitad.
—Sí, creo que necesito relajarme.
El castaño vació su copa, arqueando una de sus cejas cuando sintió la mano de Taehyung comenzar a tantear su ropa, sus labios formando una sonrisa sugerente a su vez que dejaba su copa intacta sobre el suelo.
—Sé cómo puedes relajarte. —Jungkook siseó entre dientes cuando Taehyung se puso de rodillas frente a él, abriendo el cierre de sus pantalones con facilidad a pesar de que sus manos eran algo torpes.
—Eres increíble. —No se sorprendió demasiado al sentir su miembro endurecerse un poco contra la mejilla del rubio, quien empezó a frotarse de forma descarada. Él sabía muy bien lo que hacía.
—Gracias. —Taehyung acarició su erección con suavidad por encima de la tela, jugando un poco antes de tomarla entre sus manos y empezar a repartir besos por toda su extensión.
—No era un halago. —Jungkook dejó su propia copa a un lado, tomando el rostro del rubio para levantarlo un poco. Era tan jodidamente erótico, con sus ojos brillantes y hambrientos fijos en los suyos, con sus labios recorriendo su erección y ese jodido piercing rozando su piel.
—¿Seguro? —Taehyung finalmente la metió a su boca, sacándole un bajo gruñido, dándole mucha de su atención a la punta antes de comenzar a bajar, volviendo a subir con lentitud. Hilos de saliva empezaron a caer por las esquinas de su boca al cabo de un rato, pero no pareció importarle, concentrado en su tarea de abarcar lo máximo posible.
Jungkook empujó el interior de su mejilla cuando lo sintió acelerar, soltando su rostro para dejar que Taehyung se acomodara mejor entre sus piernas, sintiéndolo succionar de ratos, usando sus manos también.
—Dime que tienes un condón por aquí.
Taehyung sonrió de lado, limpiándose con el dorso de su mano antes de sacar uno de su bolsillo y abrirlo con sus dientes. Se lo puso al castaño sin esperar mucho más, y se incorporó para quitarse sus propios pantalones con ansiedad controlada.
—Dios, te necesito tanto... —El alcohol estaba haciendo estragos en su organismo, pero Taehyung no quiso reparar en ese detalle. Había estado jugando consigo mismo antes de que Jungkook lo llamara, y no podía esperar a sentirlo nuevamente.
—Espera, no quieres que...
—Fuck me. —Jungkook dejó de hablar al percibir su desesperación, y sus músculos se tensaron cuando Taehyung se alineó por sí mismo, dejándose caer sobre su erección con algo de dificultad—. F-Fuck me, Gukkie.
Taehyung gimió audiblemente cuando Jungkook lo obligó a ascender, dejando que su cuerpo cayera sobre su regazo de nueva cuenta, empujando sus caderas para encontrarse con él. Se apoyó en sus hombros para comenzar a subir y bajar, aferrándose a su camisa con fuerza mientras lo montaba, sintiendo las manos ajenas guiar sus caderas para que mantuviera la intensidad de sus movimientos.
Estaba seguro de que sus dedos dejarían marcas sobre su piel por la fuerza que estaba usando, pero aquello sólo lo alentó a continuar. La forma en la que lo estiraba deliciosamente comenzaba a enloquecerlo, forzándolo a moverse con más rapidez, y sus piernas fueron perdiendo un poco de estabilidad con cada minuto que pasaba. Jungkook ni siquiera lo había tocado, pero sentía que estaba tan cerca de venirse que era casi frustrante, sin embargo, no podía sentirse de esa manera cuando el castaño apuñalaba su próstata con cada embestida. El alcohol había amenizado bastante bien su noche, pero no podía compararse con el hecho de que Jungkook estuviera allí, dejando cortos besos sobre su cuello, dándole exactamente lo que necesitaba.
Tan bueno, él era tan malditamente bueno.
Cuando se corrió, manchándolos a ambos, su cuerpo se sintió saciado y ligero. Se permitió besar a Jungkook con suavidad, saboreando el vino en su lengua, dejando que usara su cuerpo para buscar su propia liberación, mordiendo sus labios para escuchar cualquier sonido que quisiera escapar de su boca y sonriendo cuando al cabo de un momento el castaño alcanzó su orgasmo con un grave gemido.
—Llévame a la cama. —Taehyung rodeó su cuello con sus manos, descansando su frente en el hombro de Jungkook cuando éste sostuvo sus piernas para ponerse de pie.
—¿Cuánto bebiste? —El castaño se dirigió a su habitación sin mucha dificultad, riendo cuando Taehyung se aferró a él como un koala, probablemente a causa del alcohol.
—No mucho, recordaré todo si es lo que te preocupa. —Jungkook lo dejó sobre la cama con lentitud, solo pudiendo quitarse la camisa antes de que el rubio volviera a tirar de él hacia sus labios.
—No me preocupa eso. —Sus manos se deslizaron por su piel, terminando de desnudarlo con una sonrisa engreída, haciéndose de otro condón antes de volver a deslizarse en su interior—. Creo que vas a recordarlo muy bien.
Jungkook no dejó que pudiera responder algo mordaz, callándolo con sus labios, y Taehyung sólo pudo disfrutar de la forma en la que él lo besó mientras volvía a follarlo con algo de brusquedad, perdiendo el control tal y como le encantaba.
No es como si pudiera olvidar algo así, de todas formas. Seguía en el proceso de olvidar.
[...]
—Te extrañé, Tae. —Hyung Sik pasó un brazo a su alrededor, sintiendo como la respiración del menor iba calmándose.
—También yo, hyung. —Taehyung cerró sus ojos con algo de cansancio, quedándose junto al cuerpo del mayor hasta que lo sintió caer profundamente dormido.
Sus músculos se negaron a moverse al principio, pero se obligó a sí mismo a abandonar la cama sin despertar a Hyung Sik. Lamentaba tener que irse así, pero no podía quedarse a pasar todo el fin de semana con él, como había sido el plan original, debido a que su madre quería que desayunaran juntos el domingo por la mañana.
Se vistió en silencio, decidiendo tomar una ducha una vez que llegara a su apartamento, dejándole una nota al mayor antes de abandonar el lugar. Eran más de las tres de la madrugada, pero por suerte había usado su auto para llegar, así que no tendría problemas para movilizarse.
Habían estado juntos desde el viernes por la noche, usando el sábado para pasear un poco y cenar en su apartamento. Habían comprado comida en el restaurante favorito de Taehyung, y él había tratado de compensar al mayor por todo el tiempo en que no lo había llamado. No es como si Hyung Sik le hubiera reclamado algo, pero definitivamente le había sorprendido que lo llamara tan de repente, así que había hecho un par de bromas al respecto.
Se habían puesto al día, Taehyung le contó acerca de su nuevo amigo en el trabajo, un profesor que acababa de llegar y que afortunadamente tenía casi su misma edad, y acerca de sus preocupaciones respecto al hecho de que los exámenes se acercaban. Hyung Sik se había encargado de brindarle confianza, al mismo tiempo que le contaba cómo iban las cosas en su negocio.
La había pasado realmente bien, y era una lástima que tuviera que terminar tan rápido.
Estacionó frente a su edificio, y después de asegurarse de que tenía sus llaves, se encaminó en dirección a los ascensores. Hizo una mueca al ver que el maquillaje que había usado para salir con el mayor —que no había sido mucho— se había corrido por completo.
Cuando las puertas se abrieron, sus pies lo llevaron a su apartamento, donde dejó que la puerta se cerrara tras él. Se quitó su abrigo y se deshizo de su mochila, dirigiéndose al cuarto de baño para poner a llenar su bañera, desvistiéndose con pereza mientras esperaba que el agua tuviera la altura suficiente.
Revisó su teléfono, y sonrió al ver que Jimin le había enviado un mensaje. El Profesor Park era su único amigo en el trabajo, por lo que aceptó inmediatamente su oferta por almorzar juntos el lunes. Su mirada se detuvo en el nombre de Jungkook, quien le había enviado un mensaje el viernes por última vez, y no pudo evitar recordar que el menor debía haber tenido su cita con Nayeon hace un par de horas.
Dejó el teléfono a un lado para meterse a la bañera, frunciendo el ceño levemente por las preguntas que se formaron en su cabeza. ¿Seguirían yendo lento o eso solo aplicaba a la primera cita? ¿Se habría acostado con ella?
No debía pensar en eso, lo que hiciera Jungkook junto a otras personas no era de su incumbencia. Sin embargo, ¿por qué era tan difícil recordarlo?
Su memoria era irritante, porque a pesar de que ya se había cansado de decirse a sí mismo de que era inútil escarbar en el pasado, no podía dejar de recordar la primera vez que ambos habían estado juntos. Aquella noche en el cumpleaños de uno de los amigos de Taehyung, donde el alcohol le había dado la valentía suficiente para ir hacia el castaño y besarlo.
Recordaba la forma en la que él había accedido rápidamente a acompañarlo a una de las habitaciones de arriba, después de que Taehyung no dejara que alguien más se le acercara, deseándolo tanto que su afirmativa se sintió como la mejor de las victorias.
Era tan clara en su mente la forma en la que Jungkook había cumplido cada una de sus indicaciones, después de que su falta de experiencia lo emocionara aún más. Podría describir sin problemas la manera en la que sus ojos habían querido consumirlo y recordaba sus propias palabras, suaves y pacientes, que habían buscado darle la suficiente seguridad para que ambos pudieran disfrutarlo.
«Sé gentil, Gukkie.»
Lo tenso que se sentía su cuerpo sobre el suyo, mientras luchaba por ser cuidadoso, con sus brazos a cada lado de su rostro. Sus caderas chocando contra las suyas, robándole el aliento cada vez que lograba alcanzar su próstata.
«J–Justo así... lo haces bien, no te detengas...»
El color que tenían sus mejillas a causa del esfuerzo, la expresión en su rostro cuando se vino mucho antes que él, y la suave sonrisa que le obsequió. El beso que habían compartido, en el que se disculpó de forma tácita.
«Gukkie, está bien, sólo tócame, ¿sí?»
Se sentía muy patético en verdad, porque no es como si su intención inicial hubiera sido que aquello se repitiera. Sin embargo, también era capaz de recordar cuando le pidió que abandonaran la fiesta y fueran a su casa. Sus padres estaban de viaje, así que Jungkook aceptó sin pensarlo demasiado, y una vez en su propia habitación Taehyung quiso enseñarle muchas más cosas al ver que el castaño estaba dispuesto a cumplir con cada uno de sus caprichos.
Casi podría dibujar las marcas que había dejado en la pálida piel de su cuello, y su tono bromista al entrelazar sus dedos.
«Eres mío ahora, no puedes mirar a alguien más.»
Taehyung nunca pensó que aquella exclusividad que se había dado entre ellos de forma natural fuera a durar tanto, pero lo hizo. Duró lo suficiente como para que ahora no pudiera olvidarse de ello, y lo odiaba.
Odiaba recordar perfectamente cada uno de esos días, cuando probablemente Jungkook no lo hacía de la misma manera. Se odiaba por no poder enterrar esos recuerdos, en los que el castaño nunca se mostró interesado por algo más. Se odiaba por haber esperado algo así cuando él mismo le había dicho que no podía esperar más de esa relación.
Se odiaba a sí mismo por haberse convencido con el paso de los años que si Jungkook hubiera intentado algo más, lo suyo no hubiera funcionado de todas formas, por habérselo dicho al volver de Londres al ver que eso jamás pasó por su cabeza.
Tan idiota...
No se había sentido de esa manera en mucho tiempo, pero esta vez era incluso peor. Porque ahora no podía culpar a su lado hormonal e inmaduro por querer llamar su atención y desear ser visto de forma especial. No podía acudir a la misma excusa por no poder seguir viéndolo como alguien con quien divertirse.
Y tampoco estaba seguro de poder escapar de él, como había hecho años atrás.
[...]
Taehyung caminó lentamente, evitando hacer cualquier ruido que pudiera despertar al castaño. Se había quedado hasta el amanecer haciendo algunas cosas del trabajo, y Jungkook había caído dormido hace ya varias horas, cuando se hizo demasiado tarde como para que tomara un taxi.
Eran eso de las cinco de la mañana, e intentó con gran esfuerzo meterse a la cama junto a él sin interrumpir su sueño. Podía contar con los dedos de una sola mano las veces que él se había quedado a dormir, pero no podía decir con exactitud por qué se seguía sintiendo tan extraño al respecto.
En todas ellas, se les había olvidado por completo la hora, y podrían culpar a Taehyung por convencerlo de quedarse. Pero en su defensa, Jungkook abandonaba su apartamento antes de las siete de la mañana cada vez, para abrir la panadería, así que en realidad solo era por facilitarle las cosas. La mayoría de las veces, Taehyung se despertaba solo en su dormitorio varias horas después de que él se hubiera marchado.
Mas en momentos como ese, en los que le era imposible dormir, y su mirada se quedaba atrapada en el pacífico rostro frente al suyo, era cuando se sentía más perdido que nunca. Su corazón latía dolorosamente contra su pecho, y por más que quisiera negarse a reconocer la razón, con cada semana que pasaba a su lado se volvía mucho más evidente y clara.
Con cada beso que recibía de sus labios, con cada sonrisa que le dedicaba, y con cada caricia que él dejaba sobre su piel, Taehyung iba cayendo lentamente, deseando más de lo que podía alcanzar, enviándole señales confusas a Jungkook. A veces ni siquiera se entendía a sí mismo, y estaba seguro de que el castaño tampoco podía hacerlo. Y quizás eso era lo peor de todo.
No quería alejarse otra vez, pero tampoco estaba seguro de que permanecer junto a él sin saber lo que pasaba por su cabeza era la mejor solución. Sus sentimientos seguían confundiéndolo, y la posibilidad de ser rechazado lo obligaba a continuar de la misma manera que en los últimos meses.
Jungkook lo deseaba físicamente, y aunque veces creía ver algo más que eso en su mirada, desaparecía demasiado rápido como para que pudiera reconocerlo. Taehyung no podía evitar preguntarse si miraba a otra persona de la misma forma en que lo miraba a él. Si le sonreiría a ella de la misma forma que lo hacía en su presencia.
Por su parte, Taehyung había tenido que admitir que sólo junto a Jungkook se sentía de esa forma, y que por más cálidos que fueran los brazos de Hyung Sik, siempre querría volver a los del menor.
Realmente había perdido la cabeza.
—¿No duermes aún? —Jungkook se removió un poco, tirando de él más cerca a su vez que volvía a cerrar los ojos—. ¿Qué hora es?
—Deben ser casi las seis. —Taehyung sonrió de manera involuntaria cuando los brazos de Jungkook rodearon su cuerpo, sintiéndolo inhalar contra su cabello como si no tuviera ningún ánimo de levantarse. Mierda, lo tenía tan mal, actitudes como esas eran por las que quería gritar de frustración a veces—. Tienes que ir a ducharte.
—Lo sé. —Jungkook no se movió, y Taehyung se recordó a sí mismo que no podía dejarlo conciliar el sueño otra vez, ya que él no podía faltar. Si no fuera porque sabía lo importante que era la panadería para el castaño, intentaría convencerlo de quedarse unas horas más.
—Gukkie —Taehyung insistió, aclarándose la garganta y codeando el cuerpo de Jungkook para despertarlo—, se te hará tarde.
—Cinco minutos. —Taehyung mordió su labio inferior, alejándose para sentarse sobre la cama. Debía dejar de ser tan suave con él.
—Debí echarte ayer por la noche. —Los ojos de Jungkook se abrieron cuando se liberó de sus brazos, y una sonrisa burlona apareció en sus labios, aunque su expresión somnolienta no ayudó con su propósito.
—Iba a irme. —El mayor tomó su muñeca, impidiéndole que se pusiera de pie—. Pero me pediste que te follara otra vez, ¿recuerdas?
Taehyung frunció el ceño, evitando mirarlo al sentir sus mejillas calentarse rápidamente.
—Ya vete.
Jungkook se incorporó con lentitud, y Taehyung pudo apreciar su cuerpo desnudo un par de segundos antes de que desapareciera en su cuarto de baño. Intentó dormirse una vez más, pero no obtuvo un resultado diferente. El sonido del agua al caer se detuvo al cabo de unos minutos, y seguido de eso escuchó pasos en su habitación nuevamente.
—¿Tae? —el castaño susurró una vez estuvo completamente vestido, muy cerca de la cama.
—Vete. —El sonido de su risa hizo tambalear la firme determinación de Taehyung por sonar enfadado, y pronto sintió cómo era destapado con delicadeza.
Los ojos de Jungkook buscaron los suyos antes de que se acercara para besarlo de forma casta por un breve instante, dejando a Taehyung mucho peor que minutos antes.
—No te desveles tan seguido, vas a enfermarte.
Taehyung no respondió, y cuando finalmente Jungkook abandonó su apartamento, cerró los ojos con fuerza, deseando que su corazón no se escuchara tan fuerte como se sentía.
Que él no lo hubiera escuchado.
[...]
Horas más tarde, un diferente —y para nada agradable— sentimiento se instauró en su interior cuando entró a la panadería esa mañana. Agradeció el hecho de estar usando gafas de sol, e intentó recobrar la relajada postura que había tenido fuera del local.
—Hey… —Sonrió en dirección a Jungkook, demorándose un poco antes de que su mirada se desplazara hacia la pelinegra a unos pasos de él en el mostrador.
—¿Lo de siempre? —El castaño preguntó, y Taehyung se apresuró a asentir, sin perder su sonrisa. Pocas veces encontraba a Jungkook atendiendo, y no quería que su humor se arruinara.
—Sabes que no puedo vivir sin tus cupcakes de fresa. —Jungkook se carcajeó ante su tono soñador, negando con la cabeza suavemente.
—¿De fresa? Creo que este fue el último. —Los labios de Taehyung se crisparon al escuchar, por primera vez, la voz de la chica. Podría haberse dejado engañar por su tono inocente y su expresión acongojada, pero era mucho más listo que eso—. Lo siento.
—¿De verdad? —Ella le indicó con un gesto de su cabeza la bandeja vacía junto al mostrador, logrando que sus dientes se apretaron al verla llevar el último trozo a su boca.
—Noona tomó el último que quedaba aquí, pero guardé uno para ti en la cocina. Vuelvo enseguida. —Jungkook se alejó apenas terminó de decir aquello, y Taehyung sólo pudo observar su espalda desaparecer por el pasillo, humedeciendo sus labios al procesar sus palabras.
Estúpidas mariposas.
—Tienes suerte. —La pelinegra le ofreció una sonrisa amigable, consiguiendo que Taehyung sintiera unas enormes ganas de ignorarla y pasar de ella. Sin embargo, él no iba a hacer tal cosa, por supuesto que no.
—Tú debes ser Nayeon, ¿cierto? —Hizo uso de su innegable carisma, deseando que ella no pudiera ver lo mucho que su sola presencia lo estaba molestando—. Gukkie me ha hablado mucho sobre ti.
—¿Gukkie? —Taehyung asintió, elevando sus gafas para que ella pudiera ver su expresión en todo su esplendor.
—Sí, soy Taehyung, es un placer conocerte al fin. —Nayeon aceptó su mano para estrecharla, confusión tiñendo sus delicadas facciones.
—No recuerdo que te haya mencionado alguna vez. —Taehyung dejó escapar una suave risa, encogiéndose de hombros como si aquello no fuese realmente importante.
—Quizás no tuvo tiempo de hacerlo, después de todo solo han tenido tres citas, ¿no? —La forma en la que la pelinegra lo miró, como si estuviera sorprendida de que él estuviera al tanto de esa información, solo lo hizo sonreír más.
—Aquí tienes. —Jungkook apareció antes de que Nayeon pudiera responder, aunque no era necesario, Taehyung no necesitaba su confirmación para saber que estaba en lo correcto.
—Gracias, ya estaba por ir a la panadería del señor Lee. —El castaño puso los ojos en blanco, sin creerle siquiera por un segundo.
—Eres un pésimo mentiroso.
Taehyung contuvo una carcajada, realmente divertido por esas palabras.
Él no tenía idea.
—See you later, Guk. —Sacó el dinero de su bolsillo, acomodando sus gafas antes de alejarse del mostrador—. Fue un placer, Nayeon.
Intentó no evidenciar en su tono de voz la antipatía que tenía para con ella, porque si pensaba de forma razonable, Nayeon no era el problema. Jungkook lo era, él era quien estaba volviéndolo loco en verdad.
[...]
Taehyung salió de la ducha en silencio, intentando encontrar su laptop en la oscuridad para ir hacia la sala. En el camino, aseguró la bata que cubría su cuerpo —ya seco— para poder estar cómodo mientras avanzaba un poco de su trabajo. Tenía algunos exámenes que preparar, y aunque el nivel de inglés no era muy elevado, aún se sentía algo inseguro respecto a ese asunto
No supo cuánto tiempo estuvo sentado en el sofá, pero su atención fue rápidamente robada al escuchar pasos provenientes de su habitación.
—¿Cómo vas con eso? —Jungkook se dejó caer a su lado, frotándose los ojos a causa del sueño.
—Vuelve a dormir, Guk.
—No puedo, son casi las siete. —Taehyung arqueó una de sus cejas, mirando el reloj de su computador y haciendo una mueca al notar que se le había pasado la hora—. Eres tú quien debería dormir.
—Ya casi termino, solo tengo que… —Las manos de Jungkook se adueñaron de su laptop, alejándola de su regazo para dejarla sobre la mesa. Taehyung mordió su labio inferior al notar sus intenciones, sin ánimos de luchar con él, siempre perdía en esos casos—. Vas a mojarme.
Jungkook hizo caso omiso de sus palabras, tirando de él a su regazo y hundiendo su nariz en su cuello, mojando su rostro con su cabello húmedo.
—Hueles increíble.
—Ya lo has dicho antes. —Taehyung trató de mantener su respiración estable, ya que no es como si su gel de baño tuviera algo especial, maldiciendo el hecho de no haberse vestido antes. Jungkook era libre de dejar vagar sus manos por debajo de su bata y aquello no ayudaba a que tuviera que dejarlo ir—. Tienes que irte ya.
—¿Me estás echando? —Los labios del castaño succionaron débilmente, y sus dientes rozaron su piel, mandando miles de escalofríos a su cuerpo.
—No. —Taehyung inclinó su rostro para facilitarle el acceso, sin poder controlarse a sí mismo—. Solo... Sólo digo que ya es la hora.
—Lo sé. —Jungkook llevó sus manos a su espalda baja, abriendo casi por completo su bata, dejando que ésta cayera por sus hombros.
—N-No pareces muy consciente de ello. —Taehyung lo sintió sonreír contra su piel, sin responder de inmediato.
—Eso es porque… —El teléfono de Jungkook vibró en el bolsillo de sus pantalones, interrumpiendo sus palabras, y una mueca apareció en los labios de ambos—. Seguro es Jihyo.
Taehyung intentó moverse, pero no es como si tuviera la posibilidad de hacerlo, no cuando aún tenía una de las manos del castaño sobre él. —¿Pasó algo?
La expresión de Jungkook había cambiado al ver la pantalla de su teléfono, y el rubio no pudo evitar preocuparse.
—No, es Nayeon. —Taehyung agradeció que siguiera mirando la pantalla, o de lo contrario hubiera presenciado la molestia que tiñó sus facciones por una fracción de segundo—. Ella... Ella quiere tener exclusividad.
El cerebro de Taehyung pareció desconectarse por un momento, su voz perdiéndose en algún lugar fuera de su alcance, sin poder evitar sentirse abrumado por esa noticia.
No podía ser cierto.
Jungkook tecleó algo como respuesta antes de bloquear su teléfono, volviendo su atención al rubio, quien no había pronunciado palabra alguna como respuesta.
—¿Tae?
El aludido parpadeó para aclararse, sintiendo su garganta repentinamente seca, y un nudo empezar a formarse en ella.
—¿Exclusividad? —preguntó, ganando algo de tiempo, viendo al castaño asentir—. No sabía que iban en serio.
—No estaría aquí si eso fuera así. —Jungkook negó con la cabeza, viendo el rostro del contrario mostrarse de acuerdo—. Primero queremos ser solamente nosotros dos.
—¿Aceptarás? —Taehyung odió la forma en la que sonó la palabra nosotros, odió darse cuenta que él lo estaba considerando seriamente.
—Aún no lo sé. —Jungkook le dio un vistazo al reloj, suspirando al darse cuenta que ya debía irse—. No he tenido tiempo de pensarlo.
Taehyung llevó sus manos a sus hombros, besándolo para callar cualquier otra cosa que él tuviera pensado decir, percibiendo de forma clara la sorpresa en Jungkook y a los celos impulsar sus acciones. No podía ser cierto, él no podía estar siquiera considerando aquello. Jungkook no podía estar pensando en algo así, no con ella, no cuando ahora mismo respondía cada uno de sus besos, tan desesperado por más cómo se sentía él.
—Tae... Tengo que irme. —El rubio se separó a regañadientes al escuchar esa petición, levantándose de su regazo de manera que pudiera calmarse.
—Sí, yo... Debo dormir un poco también. —Se dirigió a la puerta, acomodando su bata con el castaño siguiendo sus pasos—. Espero que no llegues tarde.
—No lo creo. —Jungkook tomó su chaqueta junto a la salida, sonriendo en su dirección antes de acercarse para dejar un corto beso sus labios—. Te veré luego.
—A-Adiós. —Apenas escuchó la puerta cerrarse tras él, llevó ambas manos a su rostro, sintiéndose tan frustrado que su cabeza comenzó a doler.
Se sintió tan agobiado de repente, que su labio inferior comenzó a temblar, como si algo importante estuviera escapándose de sus manos. Como si dejarlo ir sin decirle algo más, hubiera sido el peor de sus errores.
[...]
—Dudo que eso sea posible. —Taehyung miró a Jimin con una expresión infeliz, destrozando el cupcake en sus manos—. Pasan mucho tiempo juntos como para que no te haya mencionado al menos una vez.
—Ella no parecía estar mintiendo.
—Estoy seguro de que tú tampoco parecías mentir cuando le dijiste que fue un placer conocerla. —El rubio apretó los labios, Jimin tenía un punto allí—. Además, la hermana de Jungkook también te conoce, probablemente Nayeon sabe que ustedes están follando.
Taehyung se ahogó con su propia saliva al escuchar esas palabras, provocando que Jimin soltara una carcajada.
—Crees que ella...
—¿Odió conocerte tanto como tú a ella? Podría apostarlo. —Taehyung apretó los labios, frunciendo el ceño por lo que eso implicaba—. Que no la hayas vuelto a ver en estas dos semanas solo confirma mi teoría, y ni hablar de su propuesta.
—Guk dijo que aún no ha aceptado. Si él lo hace, entonces...
—Entonces no tendrás excusas para seguir viéndolo. —Jimin fue testigo de la forma en la que los ojos de Taehyung se apagaron ante esa afirmación, y del suspiro que salió de sus labios.
—Podría... Podríamos seguir viéndonos como... amigos. —La sola idea de no volver a ver a Jungkook era desoladora.
—Dijiste que ustedes nunca han sido amigos. —Taehyung hizo una mueca ante eso, pero no se atrevió a interrumpirlo—. Y, ¿estarías bien con el hecho de que él tenga una novia? Porque eso es básicamente lo que ella sería.
Taehyung se mantuvo en silencio por unos minutos antes de negar, sería estúpido decir que no le molestaría, porque lo haría. Mucho. El solo pensamiento de alguien más besando a Jungkook ya lo irritaba.
—Tienes que hablar con él, Tae. Hablar en serio. —El menor asintió lentamente, sabía que Jimin tenía razón, que debía haberle dicho mucho antes a Jungkook que quería más para ambos.
Debía habérselo dicho la mañana anterior, en su departamento, borrando esa idea de su mente. Debería haber usado su boca para algo más que no fuera besarlo como si no lo hubiera hecho en siglos.
—Dudo que él vaya a rechazarte, por lo que me has dicho, quizás también piensa que solo sientes atracción por él. —Taehyung mordió su labio inferior por unos segundos, soltando un profundo suspiro antes de al fin responder.
—Si me rechaza deberás hacerte cargo de mi corazón roto, Jimin-ah. —El mayor arqueó una de sus cejas, divertido por el mohín en los labios de Taehyung.
—¿Lo harás? —No era la primera vez que le aconsejaba confesarse, pero nunca antes había tenido éxito.
—Tengo que hacerlo. —Taehyung miró a Jimin con una expresión algo asustada, pero también decidida—. No puedo huir otra vez.
—No, no puedes. —Jimin lo observó apretar sus manos en puños antes de finalmente asentir para moverse y abrir la puerta de su auto, donde habían estado apoyados.
—Iré ahora. —Taehyung debía aprovechar ese momento de valentía o se arrepentiría después—. Deséame suerte.
—Lo harás bien, no olvides llamarme si me necesitas. —El rubio asintió una vez más, viendo a su amigo levantar ambos pulgares antes de dirigirse a su propio auto.
Ambos se habían detenido a charlar a la salida del trabajo, puesto que Taehyung había tenido una gran dificultad para concentrarse después de lo que Jungkook había dicho, y Jimin no había tenido que ser muy inteligente como para adivinar cuál era el problema.
Taehyung condujo en dirección a la panadería con rapidez, con el corazón martillando en sus oídos y muchas dudas asaltando su mente. Estaba aterrado, le daba pánico siquiera pensar en lo que iba a decir, pero tenía que hacerlo. No iba a ser un cobarde otra vez. No se lo perdonaría jamás.
Encontró a Jungkook cerrando el local, y su respiración se detuvo por un instante antes de que pudiera ordenarle a su cuerpo bajar del auto. El castaño sonrió levemente al verlo, y Taehyung no se detuvo hasta quedar frente a él, con una sonrisa temblorosa en sus labios.
—Hey, yo... Tengo que decirte algo. —Las palabras de Jungkook cortaron lo que sea que el rubio iba a decir, y un horrible nudo se formó en su garganta al imaginar qué podría ser.
—¿Es sobre Nayeon? —Los ojos del castaño se encontraron con los suyos, y sus labios se torcieron en una mueca, como si no supiera bien cómo empezar.
—Sí —Jungkook respondió, y Taehyung mordió el interior de su mejilla, maldiciendo interiormente a su vez que intentaba no demostrar lo mal que comenzaba a sentirse. No podía ser demasiado tarde—. Lo he pensado y creo que voy a...
—No lo hagas. —La expresión del castaño se llenó de confusión, y su ceño se frunció lentamente al no comprender sus palabras.
—¿Qué?
Taehyung dio un paso al frente, acercándose más, notando la forma en la que el cuerpo contrario se tensó de forma evidente.
—No lo hagas, no... No aceptes.
Jungkook observó los ojos de Taehyung mirarlo de manera suplicante, e intentó que su voz no sonara tan dura como en su mente.
—Tae, no puedes hablar en serio. —El mayor negó con suavidad, sin perder la calma e intentando ser razonable—. Encontrarás a alguien más con quien divertirte, pero yo ya no estaré disponible.
—No lo entiendes —Taehyung sintió su voz temblar, y sus palabras salieron de forma atropellada—. No quiero a alguien más porque—
—¿Jungkook-ssi?
La voz femenina a un par de metros detrás de él hizo al rubio cerrar los ojos de manera frustrada, pero aun así intento expresar lo que sentía. Para que sólo él pudiera escucharlo.
—Sólo te quiero a ti, no pasa un día en que no quiera verte, y sé que ya pasamos mucho tiempo juntos, pero... Quiero más. —Los ojos del castaño volvieron a él al escuchar esa declaración, como si lo observaran por primera vez, con su rostro desencajado.
Taehyung intentó descifrar su mirada, pero le era difícil, especialmente por el hecho de que no parecía particularmente feliz de escucharlo decir eso. Lo observó humedecer sus labios antes de que volviera a mirar a la persona detrás de él, perdido en sus pensamientos.
—Espera aquí.
Jungkook se alejó de su lado, y Taehyung sintió su corazón encogerse dentro de su pecho, pero no tuvo el valor de mirar en su dirección. Era consciente de que quizás no había elegido el mejor momento para decir la verdad, pero aun así su falta de respuesta lo había dejado un poco desorientado. No supo cuánto tiempo pasó, pero pronto sintió un agarre en su brazo, y se encontró caminando detrás del castaño, quien tiró de él hacia el local.
—¿A dónde vamos? —Taehyung preguntó, al ver que pasaban de largo la panadería. Jungkook sujetaba su brazo sin mucha fuerza, pero caminaba demasiado rápido como para que pudiera seguirle el ritmo—. ¿Gukkie?
No obtuvo una respuesta, y se esforzó en seguirlo sin decir algo más, caminando varias calles en sentido opuesto a su apartamento antes de que Jungkook se detuviera en un edificio. Taehyung se limitó a seguirlo dentro, con muchas preguntas en su cabeza como para poder contarlas, abriendo sus ojos con gran sorpresa al verlo ingresar una llave en una de las puertas e indicarle que pasara al interior. Recorrió el departamento con su mirada, era la primera vez que pisaba ese lugar, pero pudo adivinar fácilmente en dónde se encontraba.
—Quieres más. —La voz de Jungkook lo hizo dejar de explorar los muebles, viéndolo apoyarse en uno de los sofás con una expresión curiosa—. ¿A qué te refieres con eso?
La garganta de Taehyung pareció cerrarse al escuchar esa pregunta, y tragó saliva con dificultad para tratar de enfocarse. Los ojos del castaño parecían perforar su rostro por la forma tan intensa en la que lo miraba, y por primera vez se sintió muy intimidado. Seguramente había algo que debía decir, pero su mente estaba en blanco.
Al cabo de unos minutos, la expresión de Jungkook se oscureció al no obtener una respuesta.
—¿Exclusividad? ¿Eso es lo que quieres? —Taehyung no entendió por qué lucía tan enfadado de repente, y sólo atinó a asentir como respuesta—. Y se te ocurrió decírmelo cuando decidí intentarlo con Nayeon, ¿no es así? —Las mejillas de Taehyung empezaron a arder, sorprendido por la brusquedad con la que Jungkook escupió esas palabras—. Mierda, esta vez sí jodiste mi cabeza.
Jungkook frotó sus sienes, sintiéndose mareado durante un instante por la decepción. No podía hacerlo esta vez, no podría.
—No... No creo que sea una buena idea, Tae.
—¿Por qué no? —El rubio sintió su labio temblar al verlo negar, sus ojos lejos de su rostro.
—No puedo hacerlo. —Taehyung parpadeó, su corazón latiendo demasiado fuerte, tanto… que era doloroso respirar—. No contigo… —Eso último fue casi un murmullo.
—¿Pero si con ella? —Jungkook no respondió, y Taehyung sintió sus ojos arder. Él realmente lo estaba rechazando—. E–Entiendo.
Taehyung intentó dirigirse hacia la salida, forzando una tranquilidad que no sentía, pero Jungkook le bloqueó el camino, estudiando su rostro con atención.
—Escucha, ya... Ya no soy el mismo de antes, ¿sabes? —Taehyung apretó los dientes, asintiendo con lentitud, odiando la forma en la que su corazón terminó de romperse—. Hace años funcionó sin problemas, pero ahora… No creo poder—
—Descuida, no tienes que darme explicaciones. —Taehyung intentó sonreír, pero por la forma en la que el castaño lo miró, supo que no lo había logrado de manera efectiva—. Será mejor que me vaya.
Jungkook no volvió a impedir su huida, y cuando se quedó solo en su apartamento, dejó escapar un suspiro lleno de pesar y decepción. Quizás se había precipitado en traer al rubio a su hogar por primera vez, pero ahora ya no había nada que pudiera hacer. Había pensado que Taehyung quería algo distinto a la exclusividad, algo más que sexo, pero se había equivocado.
En el pasado había sido mucho más listo que ahora, a pesar de que el menor le gustaba demasiado había tomado sus palabras al pie de la letra, y jamás había dejado que su corazón se pusiera en juego en esa relación exclusiva que mantenían. En el pasado fue fácil olvidar y superar a Taehyung, no confundir sus acciones o ver señales donde no las había.
No podía decir lo mismo de su comportamiento en los últimos meses, había intentado actuar de la misma manera, e incluso había tratado de no mostrarse tan infantil e inexperto como su yo del pasado, pero esta vez no había podido evitar que sus sentimientos se vieran involucrados. Taehyung había presionado todos los botones incorrectos en él, siendo tan malditamente lindo y adorable que le fue imposible no caer en sus redes, sin notarlo hasta que fue demasiado tarde.
Jungkook ya no era el mismo, pero Taehyung sí lo era, él seguía queriendo divertirse y pasar un buen rato. Seguía actuando de manera impulsiva y egoísta, pero no por las razones que desearía.
Había intentado con todas sus fuerzas no ver lo que tenía con el rubio como algo que no era, y saber que él tenía a alguien más lo había hecho un poco más fácil, le había permitido mantenerse enfocado. Salir con Nayeon, también había conseguido distraerlo de su patético error.
Por esa razón, se sentía incapaz de volver a la exclusividad con Taehyung, porque dudaba que pudiera soportarlo cuando el rubio decidiera ponerle un fin. Dudaba que pudiera contenerse a sí mismo, y estaba seguro de que lo único que lograría al pasar mucho más tiempo a su lado sería empeorar las cosas para él.
Ni siquiera podría decir cuando había comenzado a sentirse así, sólo sabía que al principio su única intención fue jugar un poco con Taehyung, responder sus tontos y descarados comentarios, al ver que el rubio había vuelto a querer llamar su atención. Sin embargo, después de varias semanas en las que prácticamente no pasaban un día sin poner una mano en el cuerpo del otro, supo que había dejado de ser un juego para él.
Su hermana se había dado cuenta, por la forma en la que Taehyung lograba distraerlo de su trabajo, lo que siempre había sido algo sagrado para el menor, y por más que intentó convencerla de que no interviniera, su actitud con Taehyung evidenciaba su descontento.
Salir con Nayeon consiguió que dejara de sentirse intoxicado por la presencia del rubio, y ella le gustaba, le gustaba realmente, pero la diferencia entre ambos era demasiado notoria como para que pudiera ignorarla. Quería pensar que la pelinegra no se había dado cuenta de sus sentimientos hacia a Taehyung, pero no estaba seguro de haberlo logrado pese a que había sido cuidadoso de no meterlo en sus conversaciones. Por la manera en la que ella lo miraba a veces, sospechaba que Jihyo no había tenido tanto cuidado.
Había pensado que la mejor solución sería terminar con todo aquello para evitar salir lastimado, y su determinación había coincidido con la propuesta de Nayeon de intentarlo desde cero, sin forzarlo a nada y sin ninguna promesa. No había tenido que pensarlo mucho antes de que decidiera tomar la decisión. Ya se sentía demasiado comprometido junto a Taehyung, y dejar de verlo podría ayudar a superar sus estúpidos sentimientos.
Saber que el rubio había deseado que dejaran de salir con otras personas… lo había tomado desprevenido, sí, pero por más que siempre hubiera intentado cumplir con todas y cada una sus peticiones, no podía aceptar eso. Y quizás era un idiota por haberlo hecho, se sentía un poco como uno al recordar su expresión desanimada, pero no había tenido otra opción.
Ya había estado allí, sabía lo que se sentía ser el único para Taehyung, y precisamente porque lo sabía, tenía la certeza de que no soportaría ser abandonado otra vez.
[...]
Jimin llamó a la puerta del apartamento de Taehyung, tratando de escuchar algún sonido del otro lado, suspirando cuando nadie abrió.
—Sé que no estás enfermo, Tae, abre.
Al cabo de unos minutos, la puerta se abrió y pudo ver el rostro del menor, carente de la sonrisa que acostumbraba a tener, sus ojos algo hinchados y su nariz roja.
—No estoy de humor, Jimin-ah.
—¿Qué ocurrió? —Le había sorprendido enterarse que Taehyung se había reportado enfermo cuando llegó al trabajo, y cuando éste no contestó sus mensajes supo que algo andaba mal—. ¿Tae?
El rubio se hizo a un lado, dejándolo pasar para luego dirigirse a su sofá, donde segundos antes había estado pasando el rato.
—Gukkie... Él… —Ni siquiera pudo hilar bien esa frase, y Jimin se sentó a su lado, haciendo una mueca al confirmar sus sospechas.
—¿Qué te dijo?
—Dijo que no era una buena idea. —Taehyung suspiró de forma pesada, molesto y herido por los recuerdos—. No quiso que seamos exclusivos, pero pensaba aceptar la misma oferta viniendo de Nayeon.
Jimin frunció el ceño, sin poder creer lo que escuchaba.
—¿Iba a aceptar?
—Sí, ella llegó cuando intentaba hablar con él, todo fue muy extraño después de eso, pero fue muy claro. No quiere lo mismo que yo. —Jimin puso una mano en su hombro, confundido por el rumbo que habían tomado las cosas.
—Espera, ¿no ibas a decirle que sientes algo por él? Nunca hablamos de pedirle exclusividad, Tae.
—B-Bueno… —Jimin arqueó una de sus cejas al ver al menor titubear—. Le dije que no quería a otra persona que no fuera él, que quería más, y mencionó lo de la exclusividad. Es una de las cosas que quería, pero él... Él me rechazó.
El mayor frunció los labios, aquello no tenía sentido.
—¿Qué razón te dio? No creo que ella le guste más que tú.
—Dijo que no funcionaría. —Los hombros de Taehyung cayeron, como si volviera a deprimirse al repetir sus palabras—. No conmigo, prácticamente me dijo que con ella sí quiere tener algo más.
Jimin no dijo nada por un momento, analizando la situación.
—Aun así, creo que deberías haberle dicho que lo querías para algo más que sólo sexo. —Taehyung hizo un mohín, negando con la cabeza.
—Ya no importa, está con ella ahora. —Jimin hizo una mueca, dudaba que pudiera haber algo que pudiera decir para animarlo—. Además, dijo que él ya no era el mismo de antes.
—¿Y qué demonios significa eso?
—Antes aceptó tener sólo ojos para mí, claramente ahora ya no es así.
—¿Aceptó tal cosa? —La incredulidad de Jimin fue demasiado palpable como para ignorarla.
Taehyung asintió con la mirada baja, esa había sido su respuesta luego de que él le dijera que no podía mirar a nadie más. No lo había dicho en serio, pero Jungkook había sonado muy serio al respecto.
«No lo haré. Sólo tengo ojos para ti, no tienes nada de qué preocuparte.»
—¿Él dijo eso antes y aun así lo abandonaste? No me sorprende que ahora te rechazara.
—¡No lo abandoné! Y no es lo mismo que ahora, le pedí que no aceptara su propuesta, pero él dijo que podría encontrar a alguien más.
—¿Estás seguro que eso fue lo que dijo? —Taehyung frunció el ceño, al notar la desconfianza en el tono de voz de su amigo.
—Sí, realmente no quiere nada conmigo, Jimin-ah…
—Personalmente creo que es muy extraño, hay algo que no encaja, Tae. —Jimin lo observó abrir un pote de helado, clavando la cuchara con más fuerza de la necesaria.
—No intentes hacerme sentir mejor, ya no quiero volver a hablar de eso.
—Pero… —Taehyung negó con la cabeza, llevando una cucharada a su boca—. ¿Estás seguro de que no pasaste algo por alto?
El menor sonrió tristemente, su mirada perdiéndose en la alfombra.
—Fui a la panadería esta mañana, Nayeon se veía muy feliz junto a él en el mostrador, los vi desde mi auto.
Jimin no pudo pensar en algo para decir, y sólo pudo seguir a Taehyung hacia su habitación cuando se dirigió hacia allá, como alma en pena.
No lo diría otra vez, pero estaba casi seguro de que algo no cuadraba en toda esa historia.
[...]
Jungkook elevó sus cejas al ver a Nayeon entrar a la cocina, la pelinegra no le había avisado antes de venir, así que no pudo evitar sorprenderse.
—Jihyo no te vio entrar, ¿cierto?
—No te preocupes por eso. —Nayeon se acercó al menor, viéndolo rellenar un molde—. No me llamaste ayer, creí que nos veríamos.
—Lo siento, me quedé aquí hasta tarde, estaba aprendiendo una nueva receta. —Jungkook encendió el horno, empezando a preparar otra capa para su pastel de un color diferente.
Nayeon asintió con lentitud, la verdad es que la cocina no era lo suyo, después de todo había estudiado algo completamente diferente. Ambos lo habían hecho.
—¿Y qué haces ahora?
—Es un pastel de cumpleaños para los Kang. —Jungkook sonrió de lado, sin quitar su vista de la mezcla.
—Huele bien.
—Espero su sabor sea mejor. —La pelinegra asintió, paseando su mirada por la cocina hasta que sus ojos captaron algo que la hizo fruncir ligeramente los labios—. ¿Quieres uno? En el mostrador hay—
—No, yo... creo que te estoy molestando, te dejaré tranquilo.
—Jamás podrías molestarme, noona. —Nayeon sonrió al ver la sinceridad en sus ojos, pero aun así no cambió de parecer.
—¿Te veo esta noche?
—Claro, te llamaré cuando salga de aquí. —Jungkook se inclinó para dejar un corto beso en su mejilla, procediendo a continuar con lo que estaba haciendo.
Nayeon tragó saliva antes de finalmente salir de la cocina, mordiendo su labio inferior con indecisión. Sabía que el menor se estaba esforzando, y se había comportado de manera irreprochable durante toda esa semana. No podía quejarse, pero no podía ignorar el hecho de que el humor de Jungkook no era el mismo, y que no tenía el mismo entusiasmo que días atrás.
Al igual que tampoco podía evitar recordar la razón por la que muchas chicas, y chicos, habían renunciado a la idea de salir con él en la universidad. Jungkook parecía desconectarse del resto del mundo cada vez que estaba en la panadería, y lamentablemente pasaba demasiado tiempo allí. Nayeon había intentado, realmente si, captar su atención, pero la mayoría del tiempo se sentía como una intrusa en ese lugar, solo logrando recibir un par de miradas fugaces.
Una vez fuera del local, caminó un par de metros y su mirada se topó con la de alguien conocido. Dejó escapar un pequeño suspiro antes de sonreírle, viendo la misma incomodidad que ella sintió en la expresión ajena, la cual desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Ibas a la panadería de los Jeon?
—No —Taehyung respondió más rápido de lo que le hubiera gustado, odiando su mala suerte—. Iba al trabajo.
—¿Y no piensas pasar por tu cupcake? —El rubio la observó con algo de desconfianza, como si tratara de adivinar si se estaba burlando de él o no—. Vi uno en la cocina que seguro era para ti.
Taehyung se tensó involuntariamente, sin saber cómo reaccionar a eso. Sin embargo, la idea de que ella hubiera estado en la cocina junto a Jungkook, casi lo hizo sentir náuseas.
—Voy tarde, quizás otro día, nos vemos.
Nayeon lo observó ir hacia su auto con gesto confundido. El menor no había dicho mucho al respecto de cómo habían terminado las cosas entre ellos, pero por la reacción del rubio, sumado al comportamiento de Jungkook, no parecía haber sido en buenos términos.
Si era honesta, aquello no era algo que había esperado, ya que eso sólo podía significar que Taehyung no había tomado bien la decisión del castaño. Y que quizás, no era tan indiferente como ella había pensado.
[...]
—Demonios…
Eso fue lo último que Taehyung dijo antes de que atravesara la puerta del local y forzara una sonrisa en su rostro, que se esfumó al no ver a nadie en el mostrador. Estaba seguro de que la señora Jeon debía atender ese día, pero su cuerpo se puso en alerta al ver a Jungkook salir de detrás de un par de cajas, reparando rápidamente en su presencia.
—Volviste.
—No me fui a ningún lado, solo estuve ocupado. —Su voz no sonó como suya, y si el castaño percibió su mentira, tuvo la cortesía de no mencionar nada al respecto.
—¿Qué vas a llevar?
—Galletas, a mi madre se le antojaron. —Taehyung había hecho hasta lo imposible por convencerla de no ir a la panadería de los Jeon, pero la Sra. Kim no era alguien a quien pudieran decirle que no sin una buena razón.
—¿Algo más? —Jungkook llenó una caja con galletas, observándolo atentamente.
—No, eso es todo. —Taehyung estaba evitando su mirada, queriendo irse de allí lo más rápido posible.
—¿Seguro? —El castaño ladeó su cabeza hacia un lado, buscando los ojos del contrario sin conseguirlo.
—Sí. —Taehyung le entregó el dinero, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja.
—Es una combinación interesante. —Jungkook observó el brillante cabello de Taehyung, el cual ahora tenía una mitad rosa y otra rubia.
—Perdí una apuesta con Jimin. —Por primera vez en tres semanas, se permitió mirarlo, arrepintiéndose casi al instante al encontrarse con la bonita sonrisa del castaño. Lo había extrañado tanto… que tuvo que repetirse a sí mismo que no podía lanzarse sobre él, ya no—. ¿Se ve tan mal?
—No, te ves bien. —Jungkook iba a decir algo más, pero inmediatamente cerró su boca con brusquedad, como si se hubiera contenido de hacerlo, y Taehyung no puedo evitar arquear una de sus cejas por ese comportamiento.
—¿Qué?
—Nada. —El castaño le entregó el cambio, negando con suavidad.
—Dime si crees que me queda mal, no tienes que mentir. —Jungkook volvió a negar, su mirada pasando de su rostro a su cabello, para volver a su rostro y suspirar.
—No te queda mal, sólo pensaba que ahora realmente te ves como un pastelito. —El mayor no pudo evitar que una pequeña sonrisa acompañara sus palabras, y tomó un pequeño pastel, con glaseado color rosa, para comprobar su punto.
—Te burlas de mí. —Taehyung desvió su mirada, tomando la caja para dirigirse a la salida.
—No lo hago, estos son mis favoritos. —Jungkook apretó la mandíbula apenas las palabras escaparon de su boca, solo pudiendo ver la espalda del menor antes de que este se alejara.
Taehyung salió hacia la calle con sus mejillas ardiendo, sin siquiera despedirse, frustrado por la forma en la que su rostro lo traicionaba en momentos tan importantes como ese. Habían pasado muchos días desde que había hablado con Jungkook por última vez, y había esperado que su estúpido corazón no se acelerara al verlo parado frente a él. Que no se viera afectado por el hecho de que lo había rechazado hace tan solo tres semanas.
Estúpido Jungkook y sus apodos ridículos.
—¿Qué tal todo allí dentro? —Jimin lo esperaba en su vehículo, se había ofrecido a llevarlo al trabajo, pero lamentablemente no había accedido a ir en su lugar por las galletas. Él seguía pensando que ignorar a Jungkook no era la mejor opción, pero se había negado a escucharlo.
—Él estaba allí. —Taehyung bufó, viendo al mayor sonreír ante sus palabras.
—¿Dijo algo para destacar?
—Volvió a llamarme pastelito —El menor señaló su cabello, haciendo una mueca—. Ni siquiera sé cómo tomar eso ahora.
Jimin lo observó con incredulidad por un par de segundos antes de finalmente reír.
—Es panadero y te llamó pastelito. Eso es una declaración de amor, amigo.
—¿Qué… —Taehyung abrió los ojos como platos, negando con la cabeza de forma categórica—. Claro que no, deja de bromear. Iré a dejar esto para que podamos irnos.
—Como digas, Tae.
[...]
—¿Vas a seguir evitándome?
Taehyung detuvo sus movimientos al escuchar la voz a sus espaldas, cerrando la puerta de su auto para darse la vuelta con lentitud y poder ver a la persona que, justo como había dicho, había tratado de evitar cuidadosamente.
—No te estoy evitando.
—Lo haces. —Jungkook torció los labios, suspirando al ver que Taehyung seguía mirando fijamente el pavimento como si fuera lo más interesante del lugar—. ¿Por qué?
—Fui a la panadería ayer, no sé de qué estás hablando. —Taehyung se aferró al borde de su abrigo, odiando el nerviosismo que se apoderó de él al ver por el rabillo del ojo al castaño fruncir el ceño.
—Sabes muy bien a lo que me refiero. —Jungkook suspiró con pesadez cuando Taehyung retrocedió, como si no quisiera que lo viera de cerca, como si estuviera levantando una barrera entre ambos.
—Creí que a tu novia le molestaría que siguiéramos viéndonos, es todo. —Pronunciar aquello fue más difícil de lo que había pensado, aún no podía hacerse a la idea, aún dolía haber perdido su oportunidad por segunda vez.
—Es curioso que digas eso. —Jungkook rio entre dientes, aunque no se veía nada feliz—. Porque Nayeon y yo decidimos volver a ser solo amigos hace un par de días.
Taehyung quiso reír también, pero algo amargo tiñó sus palabras cuando respondió. La ira comenzó a crecer en su interior al darle un significado a esa declaración.
—Entonces se trató de un error.
Jungkook se sorprendió por la dureza con la que él dijo eso, notando como Taehyung tragaba saliva con dificultad.
—No lo pondría de esa manera.
—¿Por qué ella? —La voz del menor se quebró un poco, y Jungkook dio un paso más cerca de forma instintiva—. ¿Por qué creíste que funcionaria con ella y no conmigo? —Taehyung pasó una mano por su rostro, desolado, sin poder controlar lo que salía de su boca
Esas preguntas tomaron por sorpresa al castaño, y una sonrisa insegura tiró de sus labios cuando una —muy improbable— explicación a ellas pasó por su cabeza.
—Pareciera que estás… —El cuerpo de Jungkook se tensó al ver la mirada contraria apagarse—. Espera, tú realmente estás...
—Claramente fue un error elegirla a ella, porque no te conoce lo suficiente, en cambio yo, yo… —Taehyung se calló al sentir la mano de Jungkook acariciar su mejilla, su mirada fija en su rostro. ¿En qué momento se había acercado? ¿Qué diablos estaba diciendo?
—Estás celoso.
Un sonido extraño, parecido a una risa estrangulada, escapó de la garganta de Taehyung.
—¿Celoso? ¿De ella? Pff… —Jungkook no dejó que se zafara de su agarre, manteniéndolo a su lado pese a que claramente quería escapar de él. Se veía tan vulnerable y herido, como nunca había pensado verlo alguna vez—. Por supuesto que no, ¿por qué iba a estar yo...
—Tae, estás llorando. —El menor parpadeó, sin creer en sus palabras hasta que sintió como el castaño limpiaba la humedad en sus mejillas con delicadeza. Su expresión preocupada hizo encoger su corazón, y cuando sus brazos lo rodearon, quiso alejarse otra vez, volver a poner una distancia segura entre ambos.
—Debo... Mi madre me está esperando.
Jungkook negó, sin pensar en dejarlo ir hasta que le explicara la razón de sus lágrimas.
—Tienes razón, Nayeon no me conoce lo suficiente, pero tú ¿qué? ¿Lo haces?
Taehyung lo observó con los ojos cristalizados, quedándose muy, muy quieto, su voz no siendo más que un susurro la primera vez.
—Yo… —Jungkook contempló sin dificultad los sentimientos de Taehyung, estaban escritos en sus ojos, los cuales habían dejado de ser un enigma para él y ahora se mostraban puramente honestos—. I love you, Gukkie.
Jungkook tardó unos segundos en traducir y procesar eso en su mente, más de lo relativamente normal, pero luego sintió una gran sonrisa formarse en sus labios. Sin perder mucho más tiempo, tomó el rostro contrario para besarlo, ganándose un débil jadeo por la sorpresa.
Taehyung saboreó plenamente el exquisito sabor de su boca, aquel que había extrañado cada maldito segundo desde la última vez. Sus manos se aferraron a la camiseta del castaño, sintiendo prontamente el cuerpo de Jungkook acorralarlo contra su auto.
—¿Sabes por cuánto he querido escuchar eso? Meses enteros. —El mayor volvió a besarlo, dos veces.
Taehyung intentó concentrarse, teniendo la respiración del mayor sobre su rostro.
—Pero tú... Tú dijiste que no era una buena idea. —Jungkook suspiró ante eso, observando el mohín en los labios del contrario.
—Porque creí que sería igual que en el pasado. —Taehyung frunció el ceño, sin poder sentirse del todo contrariado con los brazos de Jungkook a su alrededor, su cuerpo firme contra el suyo—. Fuiste el único para mí, y luego desapareciste de mi vida sin siquiera decirme adiós. No podría haber lidiado con eso otra vez, ni siquiera pude dejar que siguieras evitándome otra semana más.
—Lamento haber hecho eso, no pensé que… —Jungkook no lo dejó seguir hablando, ampliando su sonrisa para tranquilizarlo.
—Ya no importa, estás aquí ahora y no vas a irte a otro continente de nuevo, ¿cierto?
Taehyung se quedó sin palabras al ver la expresión ilusionada del mayor, hundiéndose en el cariño y amor que sentía por él antes de negar con la cabeza.
—Te dije que me quedaría, y lo haré. —Taehyung se acercó en busca de otro beso, acariciando su pecho por encima de su camiseta—. No voy a desaparecer.
—En ese caso, ya que vas a quedarte mucho tiempo por aquí… —Los labios de Jungkook recorrieron su mejilla hasta llegar a su oreja, algo de diversión tiñendo sus palabras—. ¿Quieres ser mi pastelito? Prometo decorarte muy bien. —Taehyung no pudo controlar la sonrisa que se extendió en sus labios, apretando su agarre en su ropa.
—¿Eso es una declaración de amor?
—Sí, lo es. —Jungkook volvió a mirarlo, nada más que calidez y adoración brillando en sus ojos, a la espera de una respuesta—. ¿Qué dices?
—Déjame pensar… —Taehyung llevó una de sus manos al rostro del mayor, delineando su mandíbula antes de besar su comisura derecha—. Yes.
—Realmente amo cuando hablas en inglés. —El menor no se sorprendió demasiado ante eso, porque era algo de lo que se había dado cuenta antes, pero se sintió complacido de escuchar una confirmación.
—I love you more, sweetie.
Sí, Jungkook de verdad lo amaba de pies a cabeza.
[...]
Taehyung caminó en dirección a la cocina con una sonrisa que distaba de ser inocente, encontrándose allí con el castaño, quien no llevaba una camiseta a causa del calor, y estaba terminando de decorar el pastel favorito del rubio. La cocina de Jungkook era mucho más grande que la suya, por obvias razones, y eso era bastante conveniente para él.
—Baby. —Jungkook levantó la mirada, sonriendo al verlo tan ansioso—. ¿Está listo?
—Aún no, casi termino. —Taehyung asintió, sentándose en una esquina de la mesa, procurando no interrumpirlo.
Jungkook había querido sorprenderlo, pero Taehyung había llegado a su departamento mucho antes de lo que habían acordado, por lo que había terminado enterándose de sus planes. Se cumplía un año desde que había vuelto de Londres, y pasarlo en compañía de su novio había sonado estupendamente bien para el menor.
—Sólo debe enfriarse ahora. —Jungkook tomó el pastel entre sus manos para llevarlo al congelador.
—Gracias. —Taehyung sonrió dulcemente en su dirección, estirando uno de sus brazos para acercar al castaño. Jungkook limpió sus manos y se quitó el delantal antes de poder tomar las caderas del menor, colocándose entre sus piernas a su vez que Taehyung acariciaba la piel expuesta de su abdomen—. You're my sexy baker.
Jungkook rio abiertamente, entretenido por el nuevo apodo, buscando los labios de Taehyung antes de que lo levantara para llevarlo hacia su habitación. El rubio solo llevaba una camisa junto a su ropa interior, y sus piernas se engancharon con facilidad en su cintura, sin dejar de besarlo.
Nunca podría tener suficiente, era molesto y grandioso en verdad.
La espera de Taehyung no se alargó mucho más, y cuando los fuertes brazos de Jungkook lo dejaron sobre la cama, desabrochó los botones de la prenda que llevaba sin llegar a quitársela, exponiendo su cuerpo con la respiración entrecortada.
Jungkook observó las numerosas marcas en su pecho, orgulloso de su decoración anterior, volviendo a recorrer cada centímetro de su piel con sus labios, murmurando palabras afectuosas a medida que el rubio iba perdiendo todo rastro de cordura.
Cuando sus cuerpos se fundieron, y Taehyung clavó sus dedos en su espalda, no hubo más que una gran satisfacción. Porque sus labios, hinchados y marcados por sus dientes, junto a su piel, tan suave y llena de sus besos, tenían la mejor textura que alguna vez había podido imaginar.
La textura perfecta.
Gracias por leer!
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