gin_ro1 Ginelly Rocha

Hay personas que tienen el don de transmitir paz a quienes más la necesitan. Y ella... Ella es de ese tipo de persona. Solo tocaba su guitarra en la plaza por algunos centavos, y a pesar de estar expuesta al rechazo y desprecio de las personas que pasaban, no se daría por vencida hasta ver a su padre bien otra vez. La vida para ella, se había vuelto solo un campo de batalla, estaba harta de todo. Hasta que un extraño aparece de la nada, atraído por su música.


Cuento Todo público.

#triste #noficcion #cuento #romance #HistoriaTragica
Cuento corto
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Única parte

Siempre me ha gustado ceder paz y sosiego hacia un individuo, yo a eso lo considero una habilidad que muy pocos tienen la dicha de adquirir, es una verdadera pena que sea así, ya que el lograr hacer sentir a cualquier persona en un estado de calma, brinda una sensación sumamente placentera, que al final logra convertirse en una adicción.

Desgraciadamente también tengo la mala costumbre de esperar mucho de los demás, estoy consciente que las personas no se detendrán a ayudarme cuando lo necesite, solo pasaran a un lado mío mientras me miran con ojos de lastima y pena, pero sin intenciones de ayudarme en ningún aspecto.

Créanme, sé lo que es eso, es porque lo estoy viviendo.

Venir a cantar en la misma plaza se ha vuelto algo tan rutinario en mi día a día, la finalidad de esto es que si logro juntar el suficiente dinero que gane cantado en este lugar, pueda ayudarme a pagar las cirugías de mi padre, él sufre de ceguera... Perdió la visión en un accidente que le causo su condición, y a consecuencia de eso, no pudo volver a trabajar, pero; los médicos que trataron a mi padre cuando tuvo el accidente, nos dijeron que aún tenía una esperanza de regresar su la vista con una cirugía, claro no podrán mejorarla en su totalidad, pero al menos podrá percibir lo que este a su alrededor. Desgraciadamente todo lo bueno siempre tiene un precio, y esto no es la excepción.

Y esa es la razón por la que vengo a cantar en esta plaza, para reunir algo de dinero para la cirugía, solo que nadie me quiere ayuda...

¿Tienen idea de lo frustrante que es intentar ayudar a un ser que aman pero no estar ni cerca de poder hacerlo? Tengo una persona en casa que confía en mí plenamente, pero sin embargo yo, conseguir 5 dólares me toma mínimo cinco horas, ¿logran entender como me siento?.

Solo soy yo y mi guitarra en este momento, ya me da igual si me prestan atención o no, si me quieren ayudar o no, solamente, me enfocare en esta canción, la que me hace sentir esa sensación de las que les hable al principio, la sensación de paz...

— toca otra vez por favor.

Apenas finalice la canción, una voz masculina emerge enfrente de mí, se trataba de un hombre, vestido de traje, me sobresalte un poco por la petición repentina de aquel joven, hace mucho tiempo que no suelo escuchar alguna palabra dirigirse a mí en esta zona. El no dejaba de mirarme, esperando una respuesta afirmadora de mi parte, con una leve sonrisa dibujada en su rostro.

¿Fue mi música que le provocó al joven sonreír?

Y nuevamente, siento que después de mucho tiempo, siento el placer de provocar paz, y debido a ese sentimiento, me lleva a tocar la canción otra vez.

El chico no paraba de sonreír conforme avanzaba la canción.

Con el pasar de los días, seguía acudiendo a la plaza a tocar, pero no solo lo hacía con la intención de recaudar dinero, otra nueva razón surgió desde hace días atrás, el mismo chico de traje, me iba a escuchar todos los días...

Jamás faltaba, siempre a la misma hora que me escucho cantar por primera vez, llegaba a sentarse enfrente de mí, admirando detenidamente el movimiento de mis dedos pasar por mi guitarra y escuchando mi voz acompañando la melodía.

No cabía duda, de que aquel joven, le hacía feliz mi música.

Siempre me pedía la misma canción, la que él me pidió volver a recitar el primer día que me escucho tocar, y cada vez que la escucha, esa linda sonrisa no la vuelve a borrar jamás.

Pero, algo me llamo mucho la atención, es que él, siempre vestía de traje. No había día que viniese vestido con ropa normal, siempre tenía puesto un traje impecable.

Jamás me dijo la razón, ni yo le pregunte por qué vestía así, era lo que menos importaba por ahora.

O amenos eso era lo que creía yo.

Nunca cruzamos ninguna palabra, todo lo que él venía a hacer en esta plaza era venir a escucharme cantar y tocar mi guitarra, luego de eso se iba, dejando una cantidad modesta de dinero en el estuche de mi guitarra, marchándose con una sonrisa, una sincera sonrisa.

Pero aunque jamás tuviésemos una conversación, en realidad no era necesario, a través de las miradas que cruzamos y las sonrisas que compartimos, era como si nos conociéramos sin emitir ninguna palabra, ya que jamás fueron realmente necesarias.

El venir a tocar y cantar en la plaza, antes era solo una obligación, una molestia, porque solo iba a desgastar mi voz sin recompensa alguna, pero ahora. Que ese hombre que desconozco su origen viene a escucharme cantar, siguiéndome la letra de la canción de siempre común gesto de felicidad sumamente sincero, ahora venir aquí es como un privilegio,

Un regalo...

Pero no todo, podía seguir siendo mágico y bello...

Siempre tiene que pasar algo que rompa con esa magia.

Hubo un día, el que él, no vino a escucharme, pensé que posiblemente se había resfriado o incluso tuvo un incidente con su familia, podrían ser muchas cosas comunes el que le impidieran venir, trate de no prestarle mucha atención a eso y seguí con mi rutina.

Pasaron varios días, incluso semanas, y el no daba rastro de aparecer, me estaba empezando a sentir mal por su ausencia.

Hasta que por fin apareció...

Pero no de la forma que recordaba...

Esa sonrisa no estaba, su rostro permanecía sereno y vacío, los pasos que marcaba para aproximarse a mí no eran apresurados, siempre caminaba velozmente emocionado por escucharme, esta vez, estaba tranquilo, sin prisa alguna.

Una vez estando en frente mía. Dejo un sobre en mi estuche, el sobre era color blanco, pero distinguí que aquel sobre estaba algo lleno, podía ser muchas cosas, pero no lograba pensar en una que pudiese ser acertada.

Al dejar aquí sobre, prosiguió por sentarse en el suelo, enfrente de mí.

No entiendo porque, pero siento que algo sucede, ese hombre alegre que conocí no estaba presente ahora.

No tengo un buen presentimiento.

—¿podrías tocar la canción de siempre? Por favor. —la tranquilidad que él emitía con tan solo unas palabras era increíble, puede que no se mostrara alegre y sonriente como siempre pero ahora, este chico tranquilo y en calma total, logro alcanzar lo más cercano que conozco yo sobre la paz absoluta.

Y créanme, que eso, es el sentimiento más puro que puede llegar a sentir una persona.

Sin chistar, comencé a cantar la canción, pero esta vez de una forma distinta.

Antes era yo y mi guitarra.

Ahora, más bien soy yo, mi guitarra, y aquel joven de traje.

Esta vez, ya no esperaba ninguna recompensa, ya no esperaba nada, podría cantar y tocar mi instrumento por siempre, con tal de que él se quedara para escuchar...

Esa sonrisa volvió a iluminar su cara en la mitad de la canción, lo cual me hace suspirar de gusto, que linda sonrisa...

Y a partir de ese día, no volví a verlo jamás.

Acudía siempre a la plaza a realizar mi rutina, pero no llevaba mi estuche conmigo, solo tocaba para que el joven de traje llegara, pero nunca lo hizo.

Días, semanas, meses en los que él no se mostró, me estaba comenzando a sentir vacía, como si algo me faltara. Era él.

Todos los días eran igual de ordinarios y sin chiste, siempre esperaba y esperaba a que él llegara, pero a los días comencé a acatarlo, mi mentalidad era "tengo que olvidarlo, mi padre me necesita", eso fue lo que hice.

Hoy fue un día muy pesado. Apenas pude conseguir 4 dólares en todo el día, cada vez la gente se vuelve menos generosa al parecer. Llegue a casa alrededor de las 10:30pm, me percaté de que mi padre dormía en uno de los sofás.

Me siento en el sofá que está en frente de él y me le quedo viendo, sin dejar de pensar cosas como:

"volverás a ver papa, no te preocupes"

"todo mejorara"

"conseguiré dinero para tu cirugía"

"te lo prometo"

Comienzo a llorar silenciosamente, para no despertarlo, pero es que es tan doloroso no poder ayudar a alguien que amas, pero sabiendo que el también sufre, y sufre más que uno. Ya quiero que todo mejore, ¿Por qué siempre todo que ser malo? ¿Por qué jamás viene lo bueno?

¿Acaso le hice daño a alguien como para merecer esto? Y si lo hice alguna vez... ¿Qué culpa tiene mi padre?, es injusto que las personas que menos lo merecen reciban todo mientras que uno solo se queda con la peor parte.

Si tan solo fuera tan fácil como renunciar y listo, se acaba todo.

Mi padre, siempre para consolarme me habla sobre dios, que él siempre nos cuida y nos protege, que nos ama.

¿Nos ama? Enserio?, el poner a mi padre en un accidente es ¿amar? Y si nos ama ¿Por qué no nos ayuda? Se supone que nos cuida!!, porque no cuido a mi padre? ¿Por qué él pone algo en mi vida que me hace feliz y luego me lo arrebata?

¿Por qué no nos ayudó... Cuando más lo necesitamos?

La impotencia que siento ahora es desbordante, solo puedo desahogarme golpeado levemente el cojín del sofá y majándolo levemente con mis lágrimas.

Dirigí mi mirada hacia todos lados, hasta que finalmente se posó en algo que no pude ignorar, era el sobre que me dio el joven que escuchaba cantar.

No sé por qué no lo había visto antes, solo recuerdo que el día que me lo dio, ese último día que supe de él, llegue a casa muy cansada y solamente arroje el sobre a la cómoda de la sala y me fui a dormir, luego me olvide de él.

Me levanto del sofá y camino hasta el sobre, y lo observo un rato, finalmente me decido por tomarlo y abrirlo, y apenas vi lo que era, no pude evitar sorprenderme y llorar de gusto.

Había dinero, mucho dinero, el suficiente para la cirugía.

Estaría mintiendo si dijera que no comencé a brincar por toda la casa como una pequeña, estaba feliz, hace mucho no lo estaba, los problemas se fueron, todo estará bien!

Mi papa podrá ver...

Pero... Cuando saco el dinero para contarlo, algo se cae del sobre, era una carta al parecer, me agache para recogerla y leer su contenido:

Para la chica más talentosa que conozco...

Para ser sincero, yo no sé escribir cartas, así que no esperes mucho en la forma en la que me expreso, no soy muy bueno para esas cosas.

No sé si pienses lo mismo que yo, pero siempre supe que el hacer feliz a una persona era lo más hermoso que pudiese hacer alguien, de pequeño ese era mi mayor meta, ayudar a las personas, claro ese sueño jamás pude llevarlo a cabo, y que en realidad, era yo el que necesitaba ayuda.

Mi vida no fue fácil, eh pasado por muchas decepciones y tragedias y me condujeron a las malas decisiones, y no tenía a nadie que me pudiera ayudar, estaba completamente solo y desamparado, supongo que tú te has sentido así alguna vez en tu vida verdad?

Hoy fui al médico, me estaba sintiendo muy mal, no me dejaba de doler el cuerpo y la garganta, era insoportable, jamás me gustaron los hospitales, me parecen bastante aburridos, pero el dolor era tanto que eso no me importo. Pero me dijeron finalmente algo que estaba esperando hace meses atrás. Hoy moriré...

No me asuste, no me enfade, no comencé a llorar, solo me quede en silencio, pensando que finalmente, el dolor se iría, todo se iría, todo está bien ahora, a donde sea que valla cuando pase, no sentiré el remordimiento que sentí desde hace bastante tiempo. Seguro te estarás preguntando ¿Por qué voy a morir? ¿Qué fue lo que me paso como para llevarme a esto? Veras, como dije antes, las decepciones y desgracias me llevaron a tomar malas decisiones, y una de esas malas decisiones me llevaron a caer en lo más bajo que son las drogas, las drogas... Eran el cielo para mí, me olvidaba de todo, ya no lloraba, me sentía bastante bien.

Cada vez eran dosis más grandes, por ende acabe en el hospital varias veces, pero no me importaba, esa sustancia se había vuelto parte de mi cuerpo, y no podía vivir sin ella, estaba realmente refundido en la miseria absoluta. Al poco tiempo empecé a perder todo, mi casa, mi trabajo, los pocos amigos que logre hacer, todo se fue, pero ella, esa droga aún estaba con migo, y no se iría jamás, pero resulta que me equivoque. Debido a que no tenía trabajo, ya no tenía más dinero, el dinero que gastaba en pura cocaína. Al percatarme de su ausencia me sentía frustrado, pero a unos niveles que no lo imaginas, no podía pensar en nada, era capaz de todo por conseguir más. Comencé a robar en las tiendas y casas, finalmente caí otro piso más abajo que las drogas, pero jamás lastime a nadie, era lo menos que podría hacer, pero en una casa, mire algo que me llamo la atención, era un traje tendido en un sofá, recuerdo que me le quede viendo por horas, tratando de visualizarme con aquel traje, pero literalmente me veía espantoso, ni siquiera tenía un corte de cabello decente, así que mejor deje aquella tonta fantasía con la mentalidad de que jamás volvería a verme decente con traje, pero me equivoque.

Dure cinco años así, refundido en la porquería más desagradable, me odiaba sobre manera, por culpa a mi debilidad y a esa asquerosa sustancia me estaba arruinado por siempre, pero luego llego una mujer, y esa mujer trabajaba en algo que no recuerdo muy bien su nombre, pero ella se dedicaba a rehabilitar personas dependientes a alguna droga, como era mi caso. Esa mujer, fue la única me miro y me logro entender, todos acostumbraban mirarme con pena y lastima, con un cierto asco, pero ella me observo de una forma que no logro explicar, tú me recuerdas tanto a ella ¿sabes?

Su nombre era Alicia, ella me ayudo a mejorar en aquel centro de rehabilitación, fue muy difícil, había días en los que no podía dormir sufriendo por esa maldita sustancia, pero ella no me dejo solo, siempre estuvo con migo, pero un día Alicia tuvo que irse a otro país, ella dijo que la habían transferido, pero que volvería para ver mi progreso, pero jamás volvió.

Ahora tenía que continuar yo solo y con los demás trabajadores de aquel centro, pero no era lo mismo, incluso tarde más de lo esperado en rehabilitarme, pero finalmente lo hice, y no recuerdo un momento en mi vida en el que por fin me sentía orgulloso de mi mismo, por fin un sentimiento hacia mí que no fuese odio.

Todos los trabajadores allí hicieron una fiesta por quienes lo habían logrado, había comida, muchas personas bailando felices, muchas luces en el lugar, globos y carteles alentadores, todo era perfecto, por fin me sentía mejor, recuerdo que ese día me puse un traje que me regalaron para la fiesta, y cuando mire mi reflejo, no podía creerlo, era yo!, me veía aseado y elegante, mi cabello por fin se veía decente y el traje, ni que decir, implacable como el que vi en aquella casa, entonces pensé, a veces era bueno equivocarse con ciertas cosas.

Los del centro de rehabilitación me ayudaron en mucho, incluso me ayudaron a conseguir trabajo, no era un gran trabajo ni tenía el mejor puesto, pero por algo se empieza, y no podría estar más agradecido, junte suficiente dinero para poder irme a una casa, la cual era muy pequeña y un poco fea, pero me daba lo mismo, ¡esa casa la compre yo! ¡Era mía!, ¡era increíble! Pero, un amigo de rehabilitación fue a mi casa para avisarme sobre algo.

"Alicia falleció camino aquí para verte, el avión en el que estaba, no era muy estable, lo siento mucho amigo", todavía recuerdo esas palabras, esas palabras que destruyeron todo mi mundo, Alicia era una persona hermosa, y no lo digo por su físico, si no por su alma, esa compasión que tenía con las personas, su forma de hablar, la increíble generosidad esa mujer era incomparable, ella no debía morir así.

Dos meses más tarde, aún la recordaba día y noche, note que me sangraba la nariz todo el tiempo, y que mi garganta no dejaba de doler, y la ansiedad no era de menos, así que fui al médico, con la intención de que me recetaran una medicina que me quitase el dolor y listo, podría irme a sufrir nuevamente en mi casa, pero aquel medico tenía otros planes.

Aquel medico insistía en levantar mi camiseta para revisarme a lo cual yo me opuse, pero él insistió y no me quedo de otra más que aceptar, entonces él vio que la piel de mi abdomen estaba morada rojiza, a lo que el doctor sin dudar, me hizo una prueba de sangre que fue llevada a analizar, considere eso demasiado exagerado, puede que se trate de algún resfriado, pensé, pero cuando llego el medico en dos horas con los resultados, me dijo que mi estado era mucho peor que un simple resfriado.

Era gangrena intestinal, por si no sabes que es esa cosa, te lo explicare rápido, es la muerte de los tejidos orgánicos gracias a la falta de riego sanguíneo, en mi caso fue causada por el consumo excesivo y constante de una sustancia, ¿qué crees? Cocaína. Ahora moriría por esa cosa, ¿Cómo una cosa tan insignificante es capaz de arrebatarte la vida?

Los doctores dijeron que con las cirugías, el tratamiento, podría salvarme, pero que sin embargo no prometían nada, pero sinceramente, no me importaba. Moriría siendo infeliz, ¿Qué más me quedaba? Renuncie finalmente a la felicidad, pero luego te conocí a ti.

Fui a esa plaza para ver a las personas que pasaban por ahí con sus familias, felizmente acompañadas, quería sentirme igual así que por eso fui a verlas, pero escuche tu voz cantar a una distancia no muy lejana, y desde ese momento, algo se fue...

El coraje se fue.

Tu voz, tu música despertó algo en mí, era esa sensación de paz, de alegría, pero no te lo imaginas, lograste algo que solo una persona en mi vida logro una vez, lograste hacerme sentir feliz, lograste hacerme sonreír de nuevo.

Jamás pensé que podría volver a sonreír, me dolían mucho las mejillas al final del día por lo mismo, no había otra cosa que amara más que irte a escuchar en esa plaza, en cuestión de minutos me lograste cambiar por completo.

Tu voz, es preciosa, cuando la escuche por primera vez pensé que había muerto, ya que tu voz parecía a la de un ángel, lo sé, fue muy cursi, pero es la verdad, esa canción que tocaste, de alguna forma hacia que mi cuerpo se estremeciera y que inconscientemente sonriera, por esa razón siempre te la pedí. ¿Por qué siempre fui de traje? Bueno, esa vez que me vi con el puesto la primera vez, me gusto lo que vi, y quería que los demás me vieran así, por lo cual siempre me lo ponía sin falta.

Creo que escribí demasiado, posiblemente la carta no tenga ningún sentido, seguro se nota que no sé hacer estas cosas, pero bueno, después de todo esto solo quiero decirte que, jamás dejes de hacer lo que haces, hacer música y complementar tu voz con esa música, allá afuera existen un montón de personas como yo, que deben escucharte, que tienen que saber lo que es sentir paz, porque si hiciste feliz a alguien tan arruinado como yo, puedes hacerlo con alguien más.

Me duele mucho que ya no poder escucharte, ya que de seguro parare en algún lado menos en el paraíso, pero el tiempo que me quedo, lo hiciste mágico.

Recuerda que la vida se encargara millones de veces en tirarte al suelo, pero el levantarte, eso depende de ti.

Sigue haciendo feliz a las personas, no todos tienen la dicha de poder hacerlo. ¡Muchas gracias!

Atentamente, el joven de traje.

P.D. Te deje algo de dinero que junte con mi trabajo, era lo menos que podía hacer, por lo que hiciste por mí

30 de Junio de 2021 a las 21:22 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

Conoce al autor

Ginelly Rocha creo que es obvio decir que amo escribir historias. Soy de Sonora y amo los dulces. Escribo porque quiero que esas miles de historias que revolotean en mi cabeza, salgan al mundo real a través de las letras.

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