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La niña del andén

Capítulo I: “La nota”

Boston 1989

Una niña, fue lo que más le llamó la atención, sentada en la estación. Pelo liso, morena, menuda, de apenas 8 años, parecía perdida. En su mano tenía un lápiz y varios trozos de papel en blanco. La miró, los ojos grises de la pequeña se clavaron en los suyos, y sintió como si cayese a un pozo sin fondo. Entonces, la niña escribió algo en un trozo, y le entregó el papel. La mujer lo cogió con curiosidad, y leyó: “camina 10 pasos y mira a la izquierda”. La mujer hizo exactamente lo que ponía en la nota; y al girar la cabeza… el tren ya estaba ahí…


Capítulo II: La denuncia

Boston 1990

Puso una denuncia a Renfe, les acusó de la muerte de su esposa, y exigió que expulsaran del andén a la niña causante del atropello.

Ellos le dijeron que no había ninguna niña.


Capítulo III: Seguía ahí

Boston 1993

Después de aquello, todos los días de lunes a viernes, antes de subirse al tren, miraba de reojo a la misteriosa niña, que siempre estaba en el mismo sitio, con su lápiz y sus papeles en blanco.

Aquella niña… que parecía tan real y todos decían que no existía…


Capítulo IV: El hijo

Boston 1997

Después de esperar como una hora en la fila, por fin había comprado los billetes de tren. Pero le faltaba algo… ¿dónde se había metido? ¿A dónde había ido su hijo?

Y lo vio allí, casi le da un ataque al corazón; estaba hablando con aquella niña… aquella niña que podía matarlo…


Capítulo V: Cail

Boston 1997

Se aburría de tanto esperar, por eso se acercó a ella. Bueno, por eso solo no fue, también porque había algo en ella que le impulsó a acercarse…

—Hola, soy Cail, ¿y tú?—

La niña se lo quedó mirando, pero ni abrió la boca

—¿Te has perdido? ¿No me entiendes?—

Ella siguió observándole, como si quisiera hablarle con los ojos


Capítulo VI: El silencio también habla

Boston 1997

No parecía surgirle efecto, era el primero que le sostenía la mirada, eso le dio miedo.

Decidió contestarle, para que se fuera y la dejara en paz. Escribió algo en un papel y se lo entregó.

Cail leyó en voz alta: “no puedo hablar”


Capítulo VII: EME

Boston 1997

—¿No puedes hablar? ¿Por qué? —

Ella se encogió de hombros

— ¿Cómo te llamas? —

Volvió a escribir en un papel

“Me llaman la niña del andén”

— ¿Y tus amigos? ¿Cómo te llaman? —

Le volvió a dar un papel

“Si tuviera, me llamarían EME”


Capítulo VIII: Oportunidad perdida

Boston 1997

Se había hartado de tantas preguntas, ¿quién se creía que era? ¿Su amigo? Desde luego que no lo era. Volvió a escribir otro papel y se lo tendió.

— ¿Qué es? —

EME le miró como diciendo: “cógelo y ya verás”

Cuando Cail estuvo a punto de tenerlo en sus manos, el que debía ser su padre, lo llamó.

Fue ahí, en ese instante, antes de irse, cuando se miraron, cuando EME arrugó el papel que tenía en sus manos.


Capítulo IX: ¿Casualidad?

Boston 1997

Cail no lo sabía, probablemente nunca lo sepa, pero el papel arrugado decía así: “Camina 8 pasos y mira hacia arriba”.

A ocho pasos de donde estaba la niña, un ladrillo de una obra cayó al suelo.


Capítulo X: La despedida

Boston 1997

EME observó como Cail y su padre subían al tren, como cogían asiento, y como desaparecía en el horizonte.

Una leve sonrisa se había dibujado en su rostro.

Había algo en él que la hizo más humana…


Capítulo XI: A pesar de todo

Boston 1997

A pesar de las advertencias, las regañinas de su padre, de las miradas y de los cuchicheos de los extraños, Cail seguía yendo a saludar a EME cada vez que iba a la estación.

Seguía hablándole, como si fuera una niña corriente, aunque no pudiese contestarle verbalmente.

Os preguntaréis por qué, entonces, Cail no lo sabía, pero en el fondo, EME le daba lástima, y además, cuando la miraba, sentía la gran pena que escondían sus ojos, se sentía como si fuese ella…


Capítulo XII: La mudanza

Boston 1997

EME se estaba acostumbrando a Cail, al principio le resultaba pesado, pero poco a poco, empezó a valorar sus conversaciones y a apreciarle (pero solo un poco).

Aquel día, notó a Cail muy apagado. No se anduvo con rodeos, lo dijo de una, y entonces ella lo entendió:

— Me voy para siempre —

Aunque, en el fondo, EME sabía que ese iba a ser su último día.


Capítulo XIII: La pulsera roja

Boston 1997

A EME le costaba escribir ese día, pero sabía que debía hacerlo…

A su alrededor, había varios papeles arrugados, pero EME supo que ese iba a ser El Papel.

—Gracias— le dijo cuándo se lo entregó — Ah, casi lo olvido —

Cail se quitó la pulsera roja que llevaba puesta, y se la dio.

— Para que te acuerdes de mí — sonrió

EME se quedó sin palabras.


Capítulo XIV: La trampa

Boston 1997

Cail desdobló el papel: “Camina 23 pasos y mira a la izquierda”

Pensó que era un juego, y no dudó el seguir al pie de la letra las instrucciones, sin siquiera sospechar a donde le llevaban…


Capítulo XV: El último

Boston 1997

Le empezaron a picar los ojos cuando lo vio caminar hasta las vías… Se le retorció el corazón y sintió como una piedra en la garganta.

¿Qué había hecho? Algo se rebeló en su interior, aún tenía un papel, el último papel.

Por primera vez en toda su existencia, EME se sintió viva.


Capítulo XVI: la carrera

Boston 1997

Escribió en el papel con gran rapidez, y con más rapidez aún se puso de pie y empezó a correr hacia adelante, hacia las vías…

— ¡¡¡¡¡CAAAAAAAIIIIIIIIIIL!!!!! —

Por primera vez en toda su existencia, EME escuchó su voz.


Capítulo XVII: La voz

Boston 1997

Fue la voz que gritaba su nombre la que lo hizo volver a la realidad.

Lo primero que vio fueron las luces del tren acercarse a gran velocidad, ni si quiera le dio tiempo a pensar: “voy a morir”


Capítulo XVIII: El adiós

Boston 1997

Justo cuando creía que se iba a acabar todo para siempre, se equivocó.

Antes de que el tren se chocara contra Cail, algo se puso en medio, mejor dicho, alguien…

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio que era EME, que era ella quien le había salvado…


Capítulo XIX: Primera vez

Boston 1997

Por primera vez en toda su existencia, EME entendió lo que era el dolor.

Cayó al suelo, agotada, le dolía todo el cuerpo, le dolía la vida.

Pero prefería eso, a ver a Cail muerto, y que le doliera el alma el resto de sus días.

Y entonces entendió lo que era el valor, lo que era un héroe.

Antes de irse, vio a Cail una última vez, sonrió.

Por primera vez en toda su existencia, EME supo lo que era amar.


Capítulo XX: La verdad

Boston 1997

Todos creyeron que fue un golpe de suerte, pero Cail no pensaba eso, claro que para ellos EME y nada eran lo mismo.

Nadie se dio cuenta, pero el último papel decía así: “Da 23 pasos corriendo y quédate quieta”


Capítulo XXI: Epílogo

Moscú 2021

Una niña, fue lo que más le llamó le atención, sentada en la estación. Pelo rizado, rubia, menuda, de apenas 8 años, parecía perdida. En su mano tenía un lápiz y varios trozos de papel en blanco. La miró, los ojos grises de la pequeña se clavaron en los suyos, y sintió como si cayese a un pozo sin fondo. Entonces, la niña escribió algo en un trozo, y le entregó el papel. El anciano lo cogió con curiosidad, y leyó: “camina 12 pasos y mira a hacia abajo”. El anciano hizo exactamente lo que ponía en la nota; y al bajar la cabeza…

Encontró un billete de 150 euros…

No se dio cuenta, pero aquella niña del andén tenía en la muñeca una pulsera roja…

15 de Junio de 2021 a las 12:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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