tulipmask07 Orange Tulip

Sakiiro Mura es un adolescente con un exorbitante fanatismo por Spider-man y un gran sueño: Ser el mejor héroe de Nueva York. Sin embargo, su mayor dificultad es no tener un poder que pueda controlar a voluntad y que a veces, sale en el peor momento posible. Pero muchas veces aquello no es tan malo, pues, su gran ingenio le auxilia a crear increíbles inventos que le ayudarán a cumplir su sueño. ¿Podrá lograrlo? ¿Qué dificultades tendrá en el camino? ¿Un simple adolescente con un poder incontrolable podrá ser el mejor héroe de Nueva York? Ingenium Machine es una historia de superhéroes que contiene acción, comedia, romance, un buen desarrollo de personajes y sobre todo, grandes batallas al mismo estilo de un anime, apto para fanáticos del género shonen jóvenes y no tan jóvenes.


Fantasía Fantasía urbana Todo público.

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Una agridulce derrota y una nueva amistad.

Los disturbios se daban en plena mañana, eran las 9 a.m. en la ciudad de Nueva York, un desastre total.

— ¡Oh, venga! — Gritó un joven con cierto toque bromista. Aquel estaba con un traje puesto que cubría su identidad peleando contra alguien. — ¡No era necesario destruir todo este banco solo para matarme! — Volvió a gritar, señalando las ruinas que antes eran un banco. — Por suerte los civiles lograron escapar a tiempo. — Mencionó, saltando hacia atrás al ver un golpe enemigo llegar a gran velocidad.

— ¡Eres tan solo una plaga! — Gritó con enojo un enorme hombre de más de dos metros, con traje y gran odio hacia el chico enmascarado. — ¡Desde hace dos semanas sigues perturbando mis planes! ¿Qué no puedes quedarte sin salvar la ciudad cinco minutos? ¡Solo cinco minutos! — Volvió a gritar, tratando de golpear al enmascarado.

— Venga, Hendrick. Soy un héroe hace casi tres semanas, mi trabajo es arruinar tus planes de mafioso. ¿Cómo crees que voy a dejar de hacerlo? — Preguntó el enmascarado, esquivando con destreza los golpes.

— ¡Maldito sea el día que apareciste! — Volvió a gritar el hombre, dando una oleada de golpes totalmente rápidos.

Pero ninguno era lo suficientemente rápido como para caerle efectivamente a él, llegando a esquivar todo con gran destreza y talento.

El joven estaba confiado, quedándose quieto con los brazos cruzados. — Creo que no puedes soportar el estilo Ingeni... — Se quedó quieto viendo con algo de temor como un colosal golpe del enemigo venía hacia él, creía que no podía pararlo. — ¿Um?... — Preguntó, apareciendo un campo de fuerza enfrente de su rostro.

El golpe le dio certeramente, la fuerza de este fue tan colosal que mandó a volar al enmascarado héroe, pero gracias a su campo de fuerza que apareció en el último momento no le pasó nada.

Exceptuando que, en realidad, cayó contra una pared al salir volando, lo cual le generó un fuerte dolor de espalda.

— Creo que...mejor no me confío. — Mencionó, levantándose del suelo con leve dificultad.

— Pero bueno, arruinaste mis planes. Has mandado a la cárcel a cientos de mis empleados y ahora hasta me has dado una buena batalla, alimaña. — Mencionó Hendrick, acercándose lentamente hacia el héroe. — De una forma educada y volviendo a mi temperamento habitual, quisiera saber tu nombre. — Le dijo, sosteniendo entre sus manos un gran pedazo de escombro. — Antes de que seas aplastado por mí. —

— Eh...Me llamo Ingenium Machine. ¿Qué acaso no lees los periódicos? ¡Hay un tipo que me saca más arena que Sandman atacando a Spider-man en una playa! — Dijo el mismo, olvidando el hecho de que estaban a punto de matarlo.

— Ingenium Machine. ¿Eh?, Un buen nombre. — Dijo el mafioso.

— Lo sé, muchas gra- — Otra vez el héroe fue interrumpido por el villano debido a que había soltado un grito.

— ¡Para un muerto! — Gritó Hendrick, lanzándole directamente el pedazo de escombro a la cabeza del héroe.

Ingenium chocó ambos puños con rapidez, generando que un campo de fuerza apareciera cubriendo todo su cuerpo.

El escombro cayó directo en el campo de fuerza del héroe, salvándolo de cualquier tipo de dolor.

— Fiu. — Dijo Ingenium para luego soltar un suave suspiro. — Eso estuvo cerca. — Mencionó con algo de relajo.

Pero un fuerte golpe le cayó directo en el campo de fuerza, era de Hendrick, quién no se veía muy feliz.

— Por Dios... ¡Este tipo tiene esteroides en los esteroides! — Mencionó Ingenium en un tono de voz suavemente preocupante, había sentido como el suelo de agrietaba con tan solo un golpe, aunque él ni siquiera sentía dolor por el campo de fuerza que le defendía.

— ¡Maldita Alimaña! — Gritó nuevamente Hendrick, dando una fuerte patada que lanzaría hacia los cielos al héroe.

Ingenium desapareciera el campo de fuerza en todo su cuerpo, concentrándolo en sus puños mientras caía al suelo luego de dicho golpe indoloro.

El héroe cayó al suelo de pie, dando leves saltos en lo que se preparaba. — Bueno, es hora de pelear de una forma justa. — Mencionó, corriendo directo hacia el mafioso.

Aquel esperaba ansioso que su enemigo llegará a atacarle con sus campos de fuerza, estaba preparado para darle un fuerte golpe al inicio.

Y así fue, ambos chocaron sus puños de una forma totalmente colosal, logrando quebrantar la tierra.

— (Este tipo sí que tiene demasiada fuerza. ¿Será humano?) — Se cuestionó mentalmente Ingenium, usando su otro puño al ver que su enemigo le iba a golpear con el otro brazo.

— Primero esos dos héroes aparecen desde hace mucho tiempo y ahora tú. ¿Quién más va a aparecer? ¿Por qué mejor no se quedan en las sombras como simples y extraños fenómenos? — Preguntó el mafioso, teniendo una lucha de fuerza con su enemigo. Él trataba de aplastarlo como sea posible, incluso llevando sus manos hacia abajo para que el encapuchado quedara cada vez más cerca del suelo como un insecto.

— Nosotros aparecimos por personas como tú, Hendrick. No queremos que gente malvada como tú atormente todo Nueva York. — Respondió Ingenium, tratando de aguantar la fuerza colosal de su enemigo.

— Tsk... — El hombre solo trataba de llevarse al suelo a su enemigo, sosteniendo sus campos de fuerza. — Tan solo cállate y muere. —

— (Okay, debo hacer algo o este tipo va a aplastarme como una araña.) — Pensó el mismo, aguantando la fuerza de su contrario como podía, buscando y planeando una forma de cómo salir por ahí. Entre varios puntos encontrados, logró hacer una estrategia. — (Eureka.) — Pensó el mismo, poniendo un semblante completamente frío reflejado en su rostro como si fueran sus pensamientos.

Pero en lo que él pensaba cuando ejecutar sus movimientos y calmarse un poco, el mafioso poco a poco iba haciéndolo retroceder y bajar, pronto lo haría caer.

Ingenium sabía esto, sintiendo como suavemente algo extraño en todo su cuerpo; una fuerza adicional comenzó a aparecer en su cuerpo al ponerse más serio, haciéndole más complicada la batalla al enemigo.

Ahora ambas fuerzas estaban parejas, algo que sorprendió por completo a Hendrick, aun así, no se daría por vencido.

— Fase número 1 completada. — Mencionó Ingenium en un tono más serio, apareciendo un campo de fuerza en su pierna izquierda.

Con total destreza, Ingenium pateó ambas piernas de aquel hombre tan formidable; un movimiento giratorio que al agacharse en el momento exacto, sería perfecto para derribarlo.

— ¿Qué? — Hendrick quedó sorprendido al sentir como sus piernas fueron vencidas, dejándose caer sin saber que hacer.

El héroe dio un gran salto hacia atrás, usando su dedo medio y anular para presionar algo que había en el medio de la palma de su mano; un lanza redes.

Una telaraña salió de un pequeño agujero del invento, quedando pegado en el elegante y caro traje del mafioso.

— Fase 2 completada. — Dijo Ingenium aún en el aire, jalando con

fuerza la red para que el cuerpo del mafioso vaya hacia él, dándole un golpe certero cuando estuvo lo suficientemente cerca.

El colosal golpe fue totalmente certero, llegando a sacarle un poco de sangre a aquel hombre e incluso, mandándolo a volar unos cuantos metros por la fuerza.

Pero el cuerpo de Hendrick fue jalado nuevamente de golpe, haciendo que vaya con rapidez hacia Ingenium.

El héroe estaba por dar otro golpe, pero el que el mafioso haya estado aturdido era una trampa; puesto que él le terminó dando un fuerte golpe a Ingenium, mandándolo a volar hacia un edificio.

Aquel chico de traje azul cayó disparado al edificio, estaba tan aturdido que no pudo siquiera activar sus campos de fuerza.

Al impactar su cuerpo contra el edificio, este a los pocos segundos terminó cayendo al suelo; ahora, no parecía estar tan cuerdo como para pelear.

— Debo de admitirlo, cuando no haces ningún chiste estúpido eres completamente un profesional. — Dijo Hendrick, acercándose lentamente hacia el héroe mientras se quitaba la sangre de la boca.

— Hey, es parte del estilo Ingenium ser gracioso, mi mastodonte rival. — Comentó Ingenium entre un toque bromista y retomar la consciencia completamente, tratando de levantarse del suelo; su cuerpo había resultado muy afectado por ese golpe.

— ¿El estilo Ingenium?, Me suena a un estilo que morirá hoy. — Mencionó Hendrick, preparándose para otro golpe.

— Espera. ¿Tratabas de ser gracioso? — El héroe estaba a punto de reírse, pero un titánico golpe llegaba por parte de su enemigo. — Ou shit. — Se dio cuenta a tiempo, esquivando el ataque con mucha dificultad.

Hendrick apareció inesperadamente atrás de Ingenium, dándole un fuerte golpe con ambas manos en la espalda.

Aquel golpe logró darle de forma directa, haciéndolo volar nuevamente.

El héroe salió volando a gran velocidad, cayendo en aquella torre de escombros que antes había sido un banco.

— Ese dolió más que el interior. — Mencionó algo atontado el héroe, quitándose suavemente su máscara hasta la nariz, necesitaba respirar algo de aire fresco ante aquellos golpes que solo lograban dejarle grandes moretones y dificultades al pelear.

— ¿Qué pasa, Ingenium Machine? — El mafioso tan solo crujió sus huesos, caminando directo hacia su enemigo. — ¿Acaso ya no puedes más? —

— Solo necesito un leve descanso, Hend. ¿Has visto lo hermoso que está el día? Hay que disfrutarlo; venga, te invito un café o mejor una hamburguesa. — Le ofreció, quedando arrecostado entre los escombros sin ninguna molestia.

Un gran golpe fue dado nuevamente por el mafioso de gran tamaño y colosal fuerza, este iba directo hacia los escombros donde estaba recostado el héroe.

— Bueno, tomaré eso como un no. — Dijo Ingenium en lo que saltaba hacia atrás, esquivando efectivamente el golpe. — En ese caso... ¡Volvamos directo hacia la batalla! — Gritó con emoción al haberse recuperado mentalmente, sus heridas seguían doliendo.

Una telaraña fue sacada nuevamente de su lanza redes mientras seguía en el aire, esta iba directo hacia su rival.

Pero en un acto inesperado, alguien apareció por la espalda de Ingenium, llevándolo directamente hacia el suelo.

— ¡Al fin te encuentro! — Un fuerte grito furioso provenía de aquel que derrumbó a Ingenium en los aires.

— ¿Ya tengo un hater?, Vaya...creí que el único hasta ahora era Hendrick y sus secuaces. — Mencionó Ingenium, el cual estaba boca abajo en el suelo; siendo sostenido por el chico que recientemente había aparecido en escena.

— Has estado balanceándote por la ciudad casi tres semanas, quitándonos nuestro trabajo y poniendo en peligro a seres inocentes por tus errores de novato. ¿En serio crees que todo esto es un juego? — Preguntó el sujeto, apretando con fuerza la cabeza del joven contra el suelo.

— Lo único verdadero en lo que acabas de decir es que me balanceo por la ciudad, lo demás es una completa mentira. — Aseguró Ingenium, tratando de quitarse al joven de encima. — Te hago más fácil el trabajo, hombre. ¿Por qué te molestas? Te estoy ayudando. —

— ¿Ayudar? ¿¡Ayudar!? — Preguntó entre un fuerte grito, su temperamento era muy fuerte. — ¿Como es que ayudas? ¿Arruinando todo? — Volvió a preguntar. — Tan solo eres una molestia que tarde o temprano aplasta-- — No pudo terminar la oración debido a algo.

Hendrick apareció enfrente del sujeto gritón, dándole un fuerte golpe en la cara. — Energy Metallic. ¿Eh?, Al fin nos conocemos. — Dijo, sujetando la cabeza de Ingenium y levantando su cuerpo. — Tu también has arruinando muchos de mis planes hasta que desapareciste por casi un mes, creí que estabas muerto, pero para mí mala suerte no es así; igualmente pronto lo estarás, primero acabaré con él. — Dijo, mirando directo a Ingenium.

— No sé si darte las gracias o pedir ayuda por lo que acabas de hacer, Hend. — Dijo Ingenium luego de haber visto volar a Energy directo hacia un edificio. — Aún sigue de pie la idea de la hamburguesa, por si quieres. — Mencionó, sonriendo tras su máscara.

— No gracias, prefiero el plato principal; acabar contigo de una vez por todas. — Mencionó el hombre, apretando con fuerza la cabeza del héroe.

Un quejido completamente retenido se dio por parte del héroe, tratando de ver una forma de escapar de aquello.

— Es tu fin, Ingenium. — Dijo Hendrick, sonriendo de una forma completamente alegre.

— A-al fin veo una sonrisa en ese patético rostro, aunque no creí que sería por mí. ¿Sabes? M-me siento alagado, Hend; pero soy hetero. — Mencionó Ingenium, aguantando el dolor inminente que sentía por parte de su contrario.

De repente otro héroe llegó a la escena, un adulto joven de formidable físico y traje verde, dando un golpe directo al enfrente de Hendrick.

— ¡Ice power! — Gritó el héroe en pleno aire, dándole con gran rapidez el golpe al mafioso.

Aquel mafioso lo sostuvo con una de sus manos, viendo con esa misma sonrisa alegre al héroe. — Cold Fura. Un gusto verte nuevamente. —

— Lo mismo digo, Hendrick. — Dijo Cold, dando un salto hacia atrás para quedar enfrente del mafioso. — Pudiste aguantar el 2%. ¿Has estado entrenando? — Le preguntó cómo si fuera una conversación normal.

— Claro que sí, debo entrenar para poder destruir a mis enemigos; tal cómo haré con este. — Señaló a Ingenium, apretando más fuerte su cráneo.

— Eh...Cold, si me das una ayuda...N-no me molestaría. — Mencionó Ingenium con dificultad, poco a poco iba a caer inconsciente por el dolor.

El héroe de traje verde de la nada apareció detrás de Hendrick, tratando de darle un fuerte golpe en el brazo donde tenía sujeto a Ingenium.

El brazo del hombre se debilitó, generando que suelte al héroe de traje azul; pero esto llevaría a una batalla más.

El mafioso atacó directamente con su puño derecho a Cold; este contraatacó con su puño, ambos chocaron estás partes.

Un fuerte golpe de puños se desató, quebrando suavemente el suelo.

— E-eso estuvo cerca. — Mencionó Ingenium jadeando con suavidad, no quería levantarse del suelo, necesitaba respirar otra vez.

— Ingenium vete. — Ordenó Cold, quitando su puño y dando un golpe con el otro, el cuál terminó siendo chocado con el de Hendrick.

El suelo se quebrantó aún más, la fuerza de ambos era totalmente devastadora.

— Eso quisiera, pero no puedo dejarte está batalla a ti solo, Cold. — Dijo el mismo, levantándose con dificultad. — ( A pesar de que mis campos de fuerza no funciona por el dolor de cabeza que tengo al haber usado "eso", necesito ayudar a Cold y derrotar a Hendrick, es mi responsabilidad. ) — Pensó, lanzando un par de telarañas directo hacia el rostro de su mafioso enemigo para distraerlo.

— Dije que te fueras, esto es muy peligroso para ti. — Volvió a repetir Cold, esquivando con dificultad los golpes que Hendrick comenzó a darle luego del segundo choque de puños.

En un momento exacto, Cold sujetó con fuerza ambos puños de Hendrick; poco a poco, estos comenzaban a congelarse gracias a los poderes de este héroe.

Las cosas empeoraron para Hendrick al ver como su vista era dificultada por las telarañas que le cayeron directo a la cara, estaba tratando de separarse de Cold para no ser congelado, pero no era capaz de lograrlo, la fuerza de su enemigo era mayor. Y para empeorar aún más, Ingenium comenzó a girar en círculos; rodeando a Hendrick y Cold con la intención de lanzar telarañas a diferentes puntos del mafioso, lo que quería era debilitarlo y distraerlo en lo que el héroe de traje verde hacia lo suyo.

— ¡Malnacido! — Un fuerte gritó llegó de repente, Energy apareció en escena nuevamente para sujetar con fuerza ambos brazos del hombre en lo que Cold lo congelaba.

— Estás perdido, ya no podrás escapar. — Mencionó el de traje verdoso, poco a poco el cuerpo de Hendrick se estaba congelando y a pesar de que este estuviera forcejeando no lograba nada.

Energy sostenía con fuerza sus brazos, Ingenium dificultaba su vista y partes de su cuerpo con sus lanza redes y Cold le congelaba, todo lo indicado para derrotarle.

Y a pesar de que la guerra parecía ganada, ese hombre tenía más trucos bajo la manga.

De la nada el tipo se prendió en fuego totalmente, obligando a Energy y Cold a alejarse de él.

— ¿Alguien pidió brocheta a la Hendrick? — Dijo Ingenium con una sonrisa bromista tras la máscara.

Cold tan solo le miró con una leve sonrisa ante el chiste, Energy nisiquiera le hizo caso.

— Tal vez hoy me derrotaron pero no será así después, mis hombres volverán a transitar en las calles y yo seguiré en la cima de este imperio; ya lo verán. — Dijo el mafioso, dando un colosal salto hacia los cielos, surcando aquellos para escapar.

— ¡No puedo dejar que escape! — Dijo Cold, preparándose para dar un gran salto hacia los cielos, pero el mafioso tenía mejores planes.

Grandes esferas de fuego cayeron directo hacia los tres héroes como una distracción y para que no le sigan.

— Maldición. — Dijo Energy al esquivar aquel fuego.

— Se escapó. — Mencionó Cold al esquivar también los ataques.

— Okay, eso es malo. — Comentó Ingenium, esquivando con dificultad el fuego.

— ¡Y todo por tu culpa, imbécil! — Gritó Energy, acercándose furioso hacia Ingenium.

— Hey, Energy. — Cold sostuvo el hombro del antes mencionado para calmarlo. — Él estaba aquí enfrentándolo en lo que nosotros estábamos deteniendo a sus hombres, hizo más que nosotros por hoy; no lo molestes por favor. — Pidió, soltando un suave suspiro. — Ve a casa, Ingenium; tuviste suficiente acción por hoy, Energy y yo iremos a ver si encontramos a Hendrick. —

— Tsk. — Energy siguió a Cold, ignorando por completo a Ingenium.

— Calma, estoy bien; puedo ayudar a encontrarlo si desean. — Mencionó Ingenium.

— Has hecho suficiente por hoy, mañana nos reuniremos en el punto de siempre. ¿Si?, Ve a descansar. — Dijo por último Cold, dando un fuerte salto que lo mandó hacia el cielo, esto hizo que quedara un cráter en el suelo.

Energy ni siquiera le dirigió una palabra a Ingenium, solo se impulsó con fuertes ráfagas de energía para surcar los cielos con su "compañero"

— Bueno, supongo que haré lo que dice...otra vez. — Ingenium soltó un suspiro, comenzando a caminar con dificultad. — Venga, hombre...me duele todo. — Se quejó, jadeando aún por el cansancio y sosteniendo suavemente su espalda.

El héroe siguió caminando un poco más hasta quedar cerca de un edificio, inclinándose de piernas mientras se quejaba suavemente del dolor de su anterior batalla.

— Impulsar. — Al decir esto, dio un gran salto que me llevó a quedar a la par de un edificio de 6 pisos. Uno de sus inventos escondido en su traje se había activado, dándole un impulso extra para llegar a esa altura.

Acto seguido, el muchacho usaría sus lanza redes para balancearse sobre los edificios con gran destreza, viajando de una forma muy particular hacia su hogar.

Minutos después de que el chico partiera en su viaje, alguien le llamó.

— ¿Uh? — El chico seguía balanceándose con la ayuda de sus telarañas, dándose cuenta de que le estaban llamando.

En medio de que soltaba una telaraña para ir hacia otra, tocó algo en su máscara para así contestar.

— ¿Hola? — Saludó dudoso el chico, esperando una respuesta en lo que seguía yendo a casa.

— ¿Ingenium? — Preguntó el héroe de traje verde tras el teléfono.

— Oh, Cold. ¿Cómo vas? — El chico siguió la charla con tranquilidad, como si nada de lo anterior hubiera pasado.

— Hendrick se nos escapó. — Respondió de forma directa el héroe. — Justo ahora estoy haciendo vigilancia por la ciudad, estoy viendo si encuentro a alguno de sus hombres, lo necesito para comunicarme directamente con él. —

— ¿Se les escapó? — Preguntó el héroe con sorpresa, sintiéndose inútil. — ¿Cómo se les escapó? —

— Logró pasar entre los edificios y confundirnos, puso a personas en peligro porque sabía que no tendríamos otra opción más que salvarlos. Cuando vimos que todos los civiles estuvieran bien, él ya se había escapado. — Respondió el mayor.

— Si hubiera estado ahí para ayudarles tal vez las cosas habrían sido diferentes. — Mencionó el chico en un tono más desanimado.

— No te culpes, hiciste más que nosotros hoy. Realmente necesitabas un descanso después de esa batalla, si hubiera llegado unos segundos más tarde, estarías muerto. — Cold intentó consolarlo de cierta forma, no era muy bueno en eso.

— La pregunta es. ¿Me habría matado Energy o Hendrick? — Ingenium trató de no tomarle tanta importancia a lo que había pasado, tratando de darle un poco de humor a la conversación.

Una suave risa se escuchó en la llamada, era de Cold. — Cierto, cierto. — Admitió el héroe entre risas. — Energy está un poco indiferente por tu integración al equipo, pronto lo va a aceptar. —

— ¿Al equipo? ¿Ustedes tienen un equipo? — Preguntó confundido el menor.

— En teoría los héroes de Nueva York forman un equipo. — Respondió el mayor.

— ¿Entonces somos como los vengadores? — El chico sonrió tras su máscara al preguntar eso.

— No del todo...no es un equipo así. Es como una alianza entre todos los héroes de Nueva York para confiar unos en otros y recibir ayuda cuando las situaciones se pongan difíciles. — Explicó el mayor esperando que le entendieran.

— Igual que los vengadores. — Concluyó Ingenium con una sonrisa más bromista.

Cold puso una cara suavemente seria en lo que seguía en la llamada, soltando un suave suspiro.

— La cuestión es que antes solo éramos Energy y yo. — El tono de voz del héroe se vio un poco más frío al decirlo, queriendo tomar un aire de seriedad a la situación. — Nadie ha querido ser héroe desde el incidente de Nueva York. —

— Oh...si supe lo que pasó ahí. Fue un suceso que paso a la historia, ¿eh? — Dijo Ingenium en un aire levemente simpático, sabía que el tema era demasiado complicado de decir.

— Después de ese suceso, creí que las personas con poderes especiales habían desaparecido para siempre. Luego llegó Energy, quién me apoyó y ayudó en mi labor para salvar está ciudad, pensé que los dos seríamos los últimos héroes en esta ciudad pero el verte a ti, arriesgando su vida para salvar a la ciudad con tus habilidades especiales me da esperanza. — Explicó el héroe, sonriendo con suavidad.

— ¿Esperanza? ¿Esperanza de qué? — Preguntó Ingenium con confusión.

— Verás, hay muchas personas en este mundo que tienen poderes especiales como los tuyos o los míos, pero ellos saben de los peligros de este trabajo y que no es pagado o rentable; por eso prefieren seguir en las sombras, siendo espectadores o civiles inocentes. ¿Te has preguntado cuántas personas con poderes podría haber en esta ciudad? Siento que muchas, pero se van a un trabajo más rentable o simplemente no quieren hacer nada por miedo a la muerte. — Explicó nuevamente Cold.

— ¿Un trabajo más rentable? — Preguntó Ingenium sin entender esa parte.

— ¿No conoces a los héroes viajeros? — Esta pregunta le metió más confusión a Ingenium.

— Eh...no. — Respondió directamente, esperando la respuesta.

— Los héroes viajeros son como unos caza recompensas. Ellos van de ciudad en ciudad, recorriendo hasta pueblos en busca de cárteles dónde se solicitan héroes para derrotar a un villano con una ubicación ya obtenida, a estos les pagan según su desempeño y si atrapan

al villano, es un trabajo rentable si eres un buen peleador. — Dijo el héroe, sonriendo con algo de nostalgia.

— Oh, eso es muy interesante. Suena como un trabajo algo peligroso pero gratificante. — Agregó el menor al escuchar eso.

— Lo solía ser. — El héroe cerró los ojos por unos momentos, recordando algunas cosas. — Y cómo te decía, tengo la esperanza de que Nueva York vuelva a estar protegida por varios héroes, aliados que se ayuden cuando se necesite y puedan resguardar está ciudad y a sus habitantes con completa seguridad. — El héroe sonrió de una forma más cálida. — Tal vez con tu aparición, gente se podrá inspirar de ti y querer ser héroes. Incluso, tal vez de mi o Energy. —

— Quieres que las cosas vuelvan a como era antes. ¿No?, Eso sería grandioso. — El chico hizo una voltereta en el aire, aun viajando sobre los edificios. — Por cierto. ¿En dónde está el señor gruñón? ¿También haciendo guardia? —

— Energy fue a hacer algunos asuntos. No puedo decir mucho, aún no hemos compartido nuestras identidades. ¿Sabes? — Mencionó el héroe.

— Lo sé y es algo que no me molesta para nada, sé que ustedes son confiables y podría mostrársela cuando deseen. — Explicó Ingenium con seguridad.

— Confías demasiado rápido, Ingenium. — Agregó Cold.

— ¿Entonces no debería confiar en ustedes? —Dudó el héroe de traje azul ante lo que decían.

— Me refería en general, confías muy rápido en las personas y eso puede costarte cosas importantes; no digo que desconfíes de todo, solo que sepas en quién confiar y en quien no. — Se explicó Cold a lo cual Ingenium al fin lo entendió.

— Oh...ya. — Al entenderlo, el chico empezó a cuestionarse lentamente. — Lo voy a pensar. —

— Muy bien. — El héroe vio algo de lejos de donde estaba vigilando, algo que le había alarmado. — Al parecer hay un robo en progreso, hablamos después. Te aviso si hay rastros de Hendrick o algún otro villano. —

— ¿No deseas que vaya a ayudar? Si me mandas tu localización podría ir y darte una mano. — Propuso el héroe esperando una respuesta afirmativa.

— Es un robo de principiantes, con esto puedo solo pero igual muchas gracias, Ingenium. — El héroe saltó del edificio de donde estaba vigilando. — Hablamos luego. — Cortó la llamada yendo a su labor.

— Oh, está bien. Igual ya estaba por llegar a mi casa. — El héroe escuchó como cortaron, soltando un suave suspiro. — Bueno, a volver a mi vida cotidiana. — Se balanceó entre sus telarañas hasta quedar volando en el aire, extendiendo sus extremidades para liberar un pequeño planeado tras su traje.

Con rapidez y destreza el héroe bajó en una casa de dos pisos, quedándose en el patio trasero con sigilo. — Al parecer no hay nadie. — Musitó, acercándose hacia una mochila que había recostada en un árbol.

El héroe empezó a quitarse su traje y luego la máscara, poniéndose su ropa cotidiana que estaba en la mochila. Al acabar, metió todo su traje en la mochila, la cerró y se la puso en la espalda, caminando con rapidez hacia la puerta principal.

Al quedar en la puerta principal, arregló un poco su cabello y vio si no tenía heridas a simple vista, no parecía nada extraño.

— Okay, de vuelta a tu vida normal. — Mencionó el chico tocando el timbre día veces.

— Ya voy. — Alzó un poco la voz una fémina al escuchar el timbre, pronto iría a abrir.

El joven esperó pacientemente hasta que la fémina al fin abrió la puerta.

Una mujer de cabello morado y ojos verdes es lo que se vio al abrir la puerta de aquella residencia. — ¿Si? — Miró hacia al frente, dándose cuenta de quién había sido el que tocó el timbre. — Oh, Sakii. Volviste un poco temprano. — Dijo la mayor, sonriendo con mucha dulzura hacia el joven.

— Sí, mamá. — El chico le sonrió con suavidad a su madre. — Salimos temprano del trabajo grupal, cuando hay cinco mentes en lugar de una se acaban muy rápido los problemas matemáticos. —

— Eso es bueno. — La mayor ingresó a la casa, dejando la puerta abierta para que su hijo también entrara. — Por cierto. ¿Tienes hambre? Estaba preparando unos sándwiches para la merienda. —

— Siéndote sincero, si tengo mucha hambre. — Confesó el chico, ingresando a la casa y cerrando la puerta como acto seguido.

— Algo me decía que debía preparar una merienda. — Supuso la mayor al escuchar la confesión de su hijo.

— ¿Tal vez el instinto maternal? — Preguntó el chico con una leve sonrisa.

— Puede ser. — Respondió dudosa la fémina.

El joven río con suavidad, acercándose hacia su habitación. — Bueno, mamá. Voy a arreglar todo para la escuela. —

— Ve rápido, cariño. Tienes exactamente dos horas para hacer todo lo que debas antes de irte. — Avisó la mayor, recordándole a su hijo algo importante.

— Claro, mamá. Todo estará listo para esa hora. — Ingresó a su habitación con una leve sonrisa.

Cuando el muchacho cerró la puerta de su habitación al ya estar adentro su sonrisa se borró, una mirada cansada apareció en su rostro, caminando con lentitud hacia su cama hasta terminar tirado en esta.

— Ah... — El único sonido que salió de la boca del muchacho, soltando un leve suspiro por el cansancio que tenía. — Si que hoy es día cansado... — Musitó, cerrando sus ojos lentamente. — Necesito descansar un poco...la batalla me cansó...demasiado...hoy. — Y sin querer, el chico se durmió.

Pasaron exactamente una hora y cuarenta minutos, algo sonó.

El joven despertó al escuchar sonar algo que no le dejaba descansar en paz, sentándose en la cama mientras frotaba sus ojos con ayuda de sus manos.

— ¿Qué es lo que suena? — Su pregunta se despejó a los leves segundos al escuchar como su celular sonaba desde su bolsillo. — Ah, eso. — El mismo se respondió, sacando su móvil del bolsillo para ver el porque sonaba.

El teléfono sonaba por una llamada del contacto enmarcado como "Violeta Mura. (Mamá <3)"

El chico contestó, posicionando el celular hacia su oreja. — ¿Qué pasó, mamá? — Preguntó el chico levantándose de la cama, dirigiéndose hacia la puerta de su habitación.

— Sakiiro Mura Purple. ¿Sabes qué hora es? — La voz que salió de Violeta era muy seria, parecía que estaba a punto de regañar a su hijo.

Todo el sueño se le quitó a Sakiiro al escuchar el tono de voz con el que le hablaba su madre.

— Eh. ¿La hora de decirme que me amas? — Contestó entre una interrogante, corriendo hacia la sala de estar para ver que hora era.

— También. — La mayor soltó un leve suspiro, volviendo a su semblante serio tras la llamada. — Son las once y cuarenta de la mañana, la preparatoria empieza en veinte minutos. ¿Ya preparaste todo? Hoy es tu primer día después de las vacaciones de medio año y no quiero que llegues tarde. —

— Eh... — El chico quedó en total silencio por unos segundos, no sabía que decir. — (Piensa Sakiiro, piensa.) — Pensó, intentando buscar la solución rápido.

Otro suspiro se escuchó por el teléfono. — Sakiiro, solo debes de ser since- — Frenó sus palabras al escuchar a su hijo.

— ¡Pero mamá!, Por supuesto que ya estoy listo!, De hecho, ya estoy yendo para la escuela. — Dijo con un tono muy relajado, caminando por toda la casa.

— ¿En serio? — La mayor no le creía del todo, dudaba de sus palabras.

— Sabes que yo soy rápido, mamá. — Mencionó nuevamente con gran confianza.

— Ese silencio incómodo que hiciste por unos segundos me dice todo lo contrario. — Violeta siguió sospechando, no lo iba a dejar tan fácil.

— Vamos, mamá. Ya estoy por llegar a la escuela, te lo aseguro. — Dijo el joven corriendo hacia su habitación.

— Bueno, te creeré. ¿Ya almorzaste? — Preguntó la mayor con preocupación.

— Sí, mamá. La comida estuvo completamente deliciosa. — El chico dejó el celular en la cama, poniendo el altavoz para escuchar a su mamá. Empezó a arreglar todo, buscando sus cuadernos y arreglando bien su mochila.

— Me alegro que te gustará, pensé que probar algo nuevo estaría bien pero creí que no me saldría tan bien el picante de gallina. — Dijo la mujer con un tono de voz más tranquilo e inseguro.

— Ah...con razón me preguntaba que era lo delicioso que había comido, no parecía nada de lo que habías preparado antes. — Habló el chico con más fuerza para que le escuchen en lo que sacaba su traje e introducía sus libros a la mochila. — Por cierto. ¿De qué parte de este planeta es el platillo? —

— Es de Latinoamérica si no mal recuerdo, exactamente del país llamado Perú. — Dijo la mujer un poco más segura. — ¿En serio te gustó, cariño? —

— Mamá, ese platillo fue una delicia total. — Mencionó el chico en lo que cerraba su mochila al haber acomodado todo.

— Ay, Sakii. Espero te cuides mucho en la escuela. ¿Okay?, Intenta no meterte en problemas. — La mayor se le veía angustiada porque pasara lo que temía.

— Vamos, mamá. ¿Cuándo me he metido en problemas? — Preguntó el chico quitándose la ropa. — No respondas. — Mencionó segundos después, dándose cuenta de lo que había dicho.

Violeta rio con suavidad. — Bueno, cariño. Espero te cuides y diviertas. —

— Gracias, mamá. Es muy probable que lo haga. — Aseguró el chico en lo que se terminaba de desvestir.

— Y por favor, en serio Sakiiro, por favor. ¡No dejes tu tarea a última hora! — Alzó la voz con total rudeza, queriendo dejar ese punto más que claro en la cabeza de su hijo.

— L-lo siento, mamá. — Sakiiro se asustó al escuchar ese grito, sosteniendo el teléfono al ya estar totalmente desnudo.

— Sé que eres muy inteligente, muy ingenioso y eres de los mejores en tu salón, pero hijo, si no haces las cosas a tiempo. ¿De qué te sirve lo demás? — La mayor intentó aconsejar a su hijo, cambiando su voz a una más comprensiva.

— Lo sé, mamá. — El chico ingresó al baño, cerrando la puerta con total lentitud para que no se escuchará y que su madre no sospeche.

— Recuerda, mi niño. Cómo decía tu padre: “No dejes para mañana." — No acabó la frase, esperó que él la acabara.

— "Lo que puedes hacer hoy" — Una voz más desganada se escuchó por su parte, cerrando por completo la puerta.

— Sé que lo extrañas y yo igual, pero...lo importante es que lo recordemos, que empleemos sus enseñanzas y sigamos adelante, cielo. — Explicó la fémina en una voz también un poco más desganada.

— Lo entiendo, mamá. En serio, perdóname. — Se volvió a disculpar, acercándose hacia la ducha.

— No te preocupes, mi niño. Todos cometemos errores. — Se escuchó de fondo como llamaban a la mayor. — Oh, mi descanso acabó. Cuídate mucho, Sakii. ¿Si?, Te amo. —

— Y yo a ti, mamá. — Correspondió a los sentimientos de su madre, escuchando como cortaban la llamada. — Y yo a ti... — El chico soltó un leve suspiro, poniendo una canción en su teléfono y metiéndose a la ducha, debía bañarse rápido.

A los 5 minutos, ya estaba totalmente seco del cuerpo y poniéndose una parte de su traje, debía ser rápido, muy rápido.

— Vamos, entra, entra. — Exigía con impaciencia hacia él mismo, estaba poniéndose su traje cada vez más rápido.

Al ingresar por completo su traje, se acercó hacia el espejo para verse detalladamente.

— Ingenium Machine, te ves bien. — Sonrió con confianza por unos momentos, dándose cuenta que estaba perdiendo tiempo. — ¡Espera!, No hay tiempo para esto. — Con rapidez corrió hacia la salida de su cuarto, usando su lanza redes para agarrar su mochila en el proceso, se le estaba quedando.

Se puso la mochila en su espalda, corriendo hacia la cocina para ver lo que había dejado su madre de almuerzo.

Al ver el exquisito y extraño platillo que le había dejado, su rostro quedó ciertamente crédulo.

— De seguro es delicioso. — Con una sonrisa convincente, el muchacho guardó toda la comida en un recipiente de plástico, metiendo el mismo recipiente con la comida a su mochila para poder irse.

Se acercó hacia la ventana del cuarto de su madre, dando un salto

para poder irse.

Con un gran salto dado por uno de sus inventos, el chico pudo balancearse entre postes para ir directo hacia su escuela y al llegar al terreno de grandes edificios, balancearse en ellos para seguir su camino.

En menos de 10 minutos, el chico ya estaba en su escuela; listo para cambiarse e ir a estudiar, metiéndose con audacia por la ventana de la sala del conserje, empezó a quitarse el traje para quedar con su ropa habitual.

Al arreglarse bien y revisar si estaba todo en su lugar, agarró su mochila y salió de forma sigilosa de ahí para caminar tranquilamente por los pasillos.

— Bueno, es el retorno de las vacaciones de medio año, volveré a lo usual. — Dijo el chico, viendo la hora sin preocupación. — ¿Pero qué? — Gritó al ver que había llegado 10 minutos tarde a la escuela.

— Oh no, oh no. ¡Esta vez no me van a regañar! — Indispuesto a ser regañado, el de cabello morado empezó a correr con gran rapidez por los pasillos, buscando el suyo.

— Prometí que todo iba a cambiar está vez, prometí que todo sería mejor para mí. ¡No voy a rechazar a esa promesa! — Mencionó, llegando a la puerta del salón. — ¡Aquí! —

Sakiiro abrió la puerta del salón con rapidez, dándose cuenta que todos se le quedaron mirando.

— (No pensé que sería tan observado el primer día.) — Pensó el chico al quedarse paralizado por todas las miradas que le daban encima.

— Vaya, vaya, señor Mura. — Dijo un hombre mayor con una sonrisa suave en su rostro, cruzándose de brazos al ver al joven. — Usted no deja de ser impuntual. ¿Eh?, según veo esa es su más grande virtud. —

— L-lo siento mucho, profesor Núñez. Y-ya sabe que vivo muy lejos de aquí y me es muy difícil llegar sin taxi y pue- — Se quedó en silencio al escuchar a su maestro interrumpirle.

— No ponga excusas, señor Mura. TODOS aquí sabemos que siempre se retrasa. — El mayor soltó un suave suspiro. — Usted es mi alumno estrella y lo único que lo arruina es sus retrasos continuos, pero uno se acostumbra. Tome asiento, por favor. —

— S-si. ¡Muchas gracias! — El joven ingresó, sentándose en uno de los primeros asientos. — Menos mal. — Musitó, soltando un suave suspiro.

— Bueno, jóvenes. Ahora que veo están todos aquí, debo darles la bienvenida al retorno de las vacaciones de medio año. Este año contamos con un nuevo alumno en nuestra clase, quién recibió una beca completa para estudiar en esta preparatoria los tres años que le quedan, sus notas anteriores son muy altas y en el examen de ingresó sacó la calificación más alta de todas. — El maestro sujetó una hoja de papel con la lista, buscando este todos los alumnos. — Aquí está. Venga al frente, Señor...Checa. —

— Por supuesto. — Dijo el chico mencionado, levantándose de su asiento que justo era al lado del de Sakiiro. Se acercó hacia al frente, mirando a todos sus compañeros con una sonrisa.

— Puede presentarse, joven. — Dijo el maestro, viendo con una sonrisa al chico.

— Muy buenas tardes a todos. Me llamo Alonso Checa, tengo 16 años, me gusta mucho el fútbol soccer y soy un amante de la ciencia. Espero todos nos llevemos bien, soy muy agradable y chicas, estoy soltero. — Mencionó lo último con una sonrisa coqueta, a lo que todas las chicas rieron junto a él.

— Muy simpático, joven Checa. ¿Y de qué preparatoria viene? — Preguntó Núñez con gran curiosidad.

— Vengo de la escuela para personas súper dotadas, la preparatoria Goldmaker. — Dijo sin ninguna preocupación el moreno de ojos café.

La mayoría del salón quedó sorprendida y murmuraban entre ellos, inclusive al maestro se le veía con gran sorpresa.

— ¿De la preparatoria Goldmaker? Ahora entiendo sus altas calificaciones, debe de ser un genio. — Expresó el maestro con sorpresa.

— Nunca me he considerado uno la verdad, seré inteligente pero mientras no encuentre la cura contra el cáncer, no puedo decir que lo soy. — El chico quedó despreocupado ante lo dicho, esperando que el maestro le pueda dar permiso para sentarse.

— ¿La cura contra el cáncer? — El maestro solo acomodó sus lentes sin decir nada, la mayoría del salón se quedaron callados ante esa confesión. — Bueno, joven Checa. Puede tomar asiento. —

— Muchas gracias, profe. — Y sin nada más que decir, Alonso volvió a su asiento. Sentía miradas por todos lados, pero no le prestaba atención.

Sakiiro se le quedó mirando al chico, estaba sorprendido tras sus palabras y resultaba ser alguien admirable para él. — Wow. — Fue lo único que dijo, se había quedado sin más palabras.

— ¿Eh? — Alonso se dio cuenta que el chico le estaba mirando, saludándolo con su mano y una suave sonrisa.

El chico de cabello morado volteó con rapidez la mirada, su rostro estaba completamente rojizo por la vergüenza.

— Muy bien, jóvenes. Es hora de iniciar nuestra clase, pero antes, necesito que me entreguen el informe que les dejé para sus vacaciones. Estas van a acaparar el 30% de su nota final de este semestre. — Mencionó el maestro con un rostro más serio.

Sakiiro empezó a revisar su mochila con cuidado, dándose cuenta de algo.

— Oh por las barbas de Odín. — El chico quedó con un rostro completamente crédulo, empezando a ver más profundo sobre lo que había en su mochila. — Debe de estar aquí, debe de estar aquí. — Repetía y repetía, pero seguía siendo lo mismo, había dejado el informe en su cama. — Maldición. — Musitó con arrepentimiento.

La clase siguió normal, los alumnos que habían presentado los trabajos se levantaron mientras que los que no, se quedaron sentados; Sakiiro seguía más que arrepentido.

Al acabar la clase:

— Recuerden leer de la página 105 hasta la 108 para mañana, jóvenes. Mucha suerte en sus demás clases. — El maestro se despidió de todos excepto de: — Joven Mura. ¿Podemos hablar? —

— Eh...claro. — Sakiiro estaba por irse, pero al ver que su maestro le llamó, se acercó a él. — Dígame que sucede, maestro. —

— Hoy no presentaste tu informe. ¿Acaso no la has hecho? — Preguntó el maestro, empezando a jugar disimuladamente con su pluma.

— Como le digo esto. — El joven rascó su nuca, intentando quitarse la vergüenza. — Se me quedó en casa. —

— A veces no sé cómo es que no pierdes esa brillante cabeza. — El maestro empezó a apuntar algo en un pequeño papel. — Es una tarea muy grande, ni siquiera tú que eres brillante podrá acabarla para mañana así que, si es verdad que la has hecho, puedes traerla mañana a primera hora. —

— ¿En serio? ¡Eso es genial! — Gritó el chico con emoción. — Muchas gracias por esta oportunidad, maestro. ¡Le prometo que no se arrepentirá! —

— Solo intenta recordar las cosas. — El maestro tocó con uno de sus dedos la frente de Sakiiro.

— ¿Uh? — El chico quedó confundido, no sabía que hacer en esos momentos.

— Esto que hay adentro de ti es muy sorprendente, siempre has tenido las notas más altas, pero desde como hace un mes, dos semanas antes de que empezarán las vacaciones has estado muy distraído, te he visto cansado y demás. Eres como Einstein, un joven Einstein. — Mencionó el maestro, entregándole el papel en el que estaba escribiendo a Sakiiro.

— ¿Eh? ¿Qué es esto? — Preguntó, revisamos lo que decía en el papel.

— Es mi número de teléfono. Si tienes algún problema, yo puedo ayudarte. — El maestro se acercó hacia su escritorio, sentarse en aquel. — También soy tu tutor y eres mi alumno estrella, debo preocuparme por ti, después de todo, aún tienes mucho que aprender. Si tienes algún problema, puedes llamarme. ¿Si?, Debes de concentrarte más en tus estudios, joven Einstein. Y más ahora que ese chico nuevo a llegado, se nota que es brillante. —

— Lo entiendo, maestro. — Sakiiro guardó el papel en su bolsillo. — Lo voy a tomar en cuenta. ¿Si?, Muchas gracias. — El joven empezó a caminar.

— Espero mucho de ti este semestre, Sakiiro. Sorpréndeme y no dejes que el chico nuevo te gane, tú tienes un gran potencial. — Dijo como último, empezando a realizar algunos apuntes.

— Claro que sí. — El joven se despidió con una de sus manos. — Que tenga lindo día, maestro. — Y con ello, salió del salón.

Sakiiro caminó con tranquilidad hacia la cafetería, aquella charla particular con su maestro favorito le había dado cosas en que pensar.

— Él se ha percatado de que me he estado distrayendo... — Musitó el joven con la cabeza baja. — Él sabe exactamente el día en el que me empecé a distraer de los estudios y empecé a concentrarme en ser Ingenium, es demasiado inteligente, no me sorprendería que pueda descubrirlo en unos cuantos meses si tiene pruebas. —

En lo que caminaba por los pasillos, se podían ver cómo personas conocidas se le quedaban viendo, riéndose y otras ni siquiera le dirigían la mirada. Las personas de nuevo

ingreso se veían confundidas y les llamaba la atención su apariencia, era demasiado particular.

— Pero entonces, ¿Qué debería hacer? Es difícil estar en la vida de Sakiiro y en la de Ingenium al mismo tiempo, no se puede equivaler un 50 y 50 a ambos lados. — El chico soltó otro suspiro, no encontraba respuesta concreta. — Pero es la única opción que tengo hasta ahora. Intentaré esforzarme más en la escue- — Antes de seguir murmurando cosas, alguien sujetó a Sakiiro y lo estrelló contra un casillero.

— ¡Eh, pero si es Mura! — Dijo un chico de cabello castaño y ojos azules con una sonrisa completamente confiada; se le veía una chaqueta del equipo de fútbol de la preparatoria, era el capitán de ese equipo.

— Lo que faltaba. — Murmuró el chico al quedar en contra del casillero, se podía ver cómo el contrario sujetaba con fuerza su camiseta y chaqueta para mantenerlo en el aire. — Hola, Mike. — Saludó como si todo estuviera normal. — ¿Podemos saltearnos esto? Ya estoy muy estresado. — Dijo el mismo, riendo como si estuviera despreocupado

— ¿Saltearte la golpiza que te daré? — Preguntó incrédulo al escucharlo, riendo tan fuerte que llamó la atención de los demás.

El de cabello morado soltó un suspiro, intentando no dejarse guiar por sus instintos. — (Prometí que este medio año que me queda todo sería diferente. ¿No? Ahora soy Ingenium Machine, tengo habilidades de pelea y soy un héroe increíble. ¿Qué me impide patearle el trasero a un idiota con complejos de brabucón de Peter Parker?) — Pensó el chico sin quitarle la mirada de encima a su abusador.

— ¿Qué tanto me miras, Mura? ¿Acaso te gusto? — Dijo el castaño, riendo aún más fuerte.

Ante las risas de Mike, varios se quedaron viendo atentos a ver si algo interesante pasaba.

— Ni siquiera las chicas gustan de ti, Mike. ¿Por qué debería hacerlo yo? — Preguntó el de ojos color vino sin mucha preocupación por lo que iba a pasar.

Al escuchar lo que dijo el menor, Mike lo separó del casillero por unos momentos para luego volver a azotarlo contra él. — ¿Cómo dices, Mura? — Gritó con ira, cerrando su puño libre en señal de amenaza, iba a golpearlo.

— (Ah, ya me acordé...lo impide mi estatus social de el "inteligente e inofensivo" de la escuela. Si muestro mis habilidades de pelea, habrá más sospechas...por otra parte, si lo hago, él dejaría de molestarme.) — Pensó, ignorando por completo al mayor. — (Pero espera, le prometí a mi madre que ya no iba a pelear. Ah...esto verdaderamente es complicado.) — Pensó nuevamente, bajando su mirada.

— Vamos, Mura. ¿Acaso no dirás nada? Al menos hazlo divertido, estoy a nada de golpearte. — Amenazó el mayor con su puño cerrado, estaba a punto de hacerlo.

— ¡Hey! — Alguien tocó el hombro de Mike sin preocupación, era una voz antes conocida.

— ¿Qué? — Mike volteó la mirada por un momento, no sabía quién era. — ¿Qué quieres, renacuajo? Hoy no doy autógrafos. —

— Si no me equivoco, tú eres Mike Milton. ¿No? El capitán del equipo de soccer de la preparatoria. — Dijo el moreno de nuevo ingreso con una sonrisa simpática.

Sakiiro se quedó completamente callado, igual, no podía hacer mucho en esta situación.

La mayoría de la gente se rio al escuchar el segundo nombre del abusador, haciendo que este se ponga nervioso y más molesto, soltando a Sakiiro para sostener con fuerza la camiseta del moreno.

— ¡Imbécil! ¿Quién te dijo eso? — Preguntó totalmente molesto, viéndose amenazante ante el joven de nuevo ingreso.

— Eso si que fue raro. — Musitó el chico de cabello morado en lo que se levantaba, dándose cuenta de que ahora él no era quien saldría golpeado. — (Es Alonso...no puedo dejar que le golpeen, este idiota es demasiado problemático como para que él lo aguante.) — Pensó, a punto de hacer algo, pero se detuvo, pasó algo.

— ¿Uh? — El joven quedó confundido al ver cómo era sujetado con fuerza de su camisa, no se veía preocupado. — Vamos, hombre. ¿Por qué usas la fuerza bruta?, Solo quería hablar contigo. Voy a ser tu compañero. ¿Sabes? — Sonrió con confianza, dejándose llevar por la confianza.

— ¿Mi compañero? ¿Piensas ingresar al equipo de soccer? — Preguntó el castaño aún con enojo.

— Así es. Vi que el entrenador está reclutando nuevos integrantes y soy muy bueno en el soccer. — Mencionó Alonso con gran confianza.

— ¿Muy bueno? ¡Ja! — El castaño se burló en su cara. — No creo que alguien tan delgado y con cara de idiota como tú pueda ser muy bueno en el soccer. Dame otra razón por la que no debería golpearte justo ahora. —

— ¿En serio no crees en mis habilidades? Okay, lo entiendo. — El chico se encogió de hombros. — ¿Qué tal si apostamos? —

— ¿Apostar? ¿Qué deseas apostar? Convénceme. — Dijo el abusador con una sonrisa confiada.

— Un duelo 2 contra 2. El que logre tirar 3 goles a la portería contraria será el ganador. ¿Qué te parece? — Propuso el moreno con confianza.

— Suena interesante. — El chico sonrió con más confianza aún, creía que no podían ganarle en su propio campo. — ¿Qué consigo si gano? —

— ¿Sabes? Soy una mente brillante, si tú ganas, voy a hacer tu tarea por todo el medio año que nos queda. — Mencionó el chico como si no fuera ningún problema.

— Interesante. ¿Y si pierdo? — Preguntó el abusador, se veía más confiado que antes.

— Si pierdes, dejaras de molestar a ese chico de ahí. — Alonso señaló a Sakiiro con una sonrisa más amable en el rostro. — Y te vas a concentrar más en el futbol y menos en hacerle problemas a los chicos indefensos. ¿Okay? —

— ¿Solo eso? Estás loco, chico. — Mike soltó al moreno, cruzándose de brazos. — Pero acepto con una condición. —

— ¿Y cuál es? — Preguntó Alonso en lo que se acomodaba la camiseta.

— Debes elegir tu pareja justo ahora. — Mencionó el castaño con una sonrisa de confianza.

— Hm...eso es difícil. — El moreno sostuvo con suavidad su mentón, estaba pensando. — Soy nuevo y solo he tenido una clase hoy, no conozco a nadie y eso que en esta preparatoria hay muchas chicas lindas. —

— ¡Eso no importa! — Gritó el castaño con molestia. — ¡Elige ahora o no aceptaré! —

— Okay, okay, solo cálmate. — El chico empezó a ver a todas las personas que estaban ahí. — Todas parecen muy interesantes, pero... — Señaló a Sakiiro con una sonrisa confiada. — ¡Lo elijo a él! —

Mike se quedó por completo sorprendido. — ¿A Mura? — Preguntó con más sorpresa. — ¡Hombre, no me la dejes tan fácil! — Gritó el mismo, empezando a reír con más fuerza.

— ¿Yo? — Preguntó Sakiiro con sorpresa. — (¿Pero en qué está pensando?) —

— ¿Entonces aceptas? — El moreno sonrió con confianza, extendiendo su mano.

— Acepto. — El castaño estrechó su mano con la de Alonso. — Mejor ve preparando tus horarios chico, porque si que vas a tener mucha tarea que resolver. ¡Jajaja! — Y así, Mike se fue riéndose, le parecía un gran chiste y una victoria ganada.

— ¡Que sea el jueves a las 3! — Gritó Alonso para que le escucharán.

— Si, si. ¡Como digas! — Dijo el castaño en lo que caminaba, no paraba de reír.

— Bueno, al menos me deshice de ese idiota hasta el jueves. — Dijo sin mucha preocupación el moreno.

— Ehm... — Sakiiro intentó decir algo, pero no sabía exactamente qué. — (¿Qué puedo decir sin tener que meterle el tema?) —

— Ah sí. — El chico respondió ante el llamado de su reciente conocido. — ¡Heya! — Saludó cordial como si nada hubiera pasado.

— Hola. — Sakiiro también saludó normal. — (Es mejor olvidarnos del tema por ahora.) —

— Disculpa por haberte metido en esto, pero calma. ¿Si? Tengo gran habilidad en el soccer y te prometo que derrotaremos a ese idiota en su propio juego, lo aseguro. — Dijo el joven con gran confianza, alzando su pulgar con una sonrisa segura. — ¡Es una Spider promesa! —

— ¿Spider....promesa? — Preguntó Sakiiro con algo de confusión. — ¿Conoces a Spiderman? —

— Sí, soy fan de Spiderman desde que tengo memoria. — Posicionó ambos brazos en su nuca, viéndose algo de nostalgia en su mirar. — Creo que mis primeras palabras fueron "Hombre araña, hombre araña" — Mencionó, riendo suavemente al acabar de decirlo.

— ¿En serio? — Preguntó el de cabello morado con un rostro serio. — ¡Eso es genial! — Los ojos del muchacho brillaron de emoción, ahora estaba mucho más animado. — ¡Hace tanto que quería conocer a un fan de Spiderman! ¡Eres mi salvación! —

— ¿Eh? ¿También te gusta? — Preguntó entre gritos. — ¡Hombre! Hace mucho que quería un amigo para compartir esos gustos. ¡Eres genial! — Volvió a gritar, en sus ojos también se veía un brillo de emoción y una sonrisa apasionada en su rostro.

— No lo soy. ¡Tú eres el genial! — Gritó Sakiiro con más emoción.

Todos se les quedaron viendo, era muy extraño los gritos que hacían entre una conversación más que normal entre... ¿Frikis? Era lo que todos decían.

— ¡Por supuesto que no! ¡Tú eres geni- — Los gritos del chico cesaron al escucharte como su estómago sonaba suavemente del hambre! — Esto... ¿De casualidad sabes dónde está la cafetería? Muero de hambre. — El chico rascó su nuca con algo de vergüenza, riendo de forma nerviosa.

El estómago de Sakiiro también sonó, haciéndole reír con vergüenza. — S-si, justo iba para allá. Sígueme. —

El de cabello morado empezó a caminar, a lo que el moreno le siguió con total confianza; ambos no podían hablar mucho, no sabían exactamente de que y su emoción por el asunto anterior ya se había ido, era molesto volverlo a retomar.

Luego de dos minutos de incómoda caminata, ambos chicos llegaron a la cafetería.

— Y aquí es. — Mencionó el chico de cabello morado.

— Oh, genial. — El moreno sonrió con suavidad, acercándose hacia el mostrador. — ¡Nos vemos luego! — Se despidió del chico con la misma sonrisa.

— Eh...¡Si! Nos vemos. — Sakiiro también se despidió, empezando a caminar.

Casi todas las mesas de la cafetería estaban llenas, pero para su suerte, siempre había una mesa libre.

— Ah, la mesa de siempre. — El chico suspiro de alivio, sentándose en aquella mesa llena de cosas pintada y muy gastada. — Mesa de los perdedores, jamás voy a dejarte. — Dijo hacia la mesa, poniendo su mochila a su lado y abriéndola para sacar su almuerzo.

En lo que Sakiiro sacó su almuerzo y lo puso en la mesa para comenzar a comer, alguien se le volvió a acercar.

— Heya, bro. — Saludó otra vez el moreno. Esta vez él traía consigo una bandeja que sujetaba con ambas manos. — ¿Puedo sentarme aquí? — Le preguntó, sonriéndole de forma amable al de pelo morado.

— ¿Eh? — Sakiiro quedó sorprendido al escuchar la pregunta del moreno, asintiendo varias veces con rapidez. — Claro, claro, siéntate. —

— Genial. — Ante la respuesta positiva del chico de ojos color vino, se sentó a su lado, dejando la bandeja en la mesa. — Perdona si te molesto, hombre; veo que todas las mesas están casi llenas y todos me miran extraño, a parte, me resultas agradable. —

— No te preocupes, no me molestas. — El chico negó con la cabeza y moviendo con suavidad sus dos manos, sonriendo de una forma despreocupada. — Espera... ¿Te resulto agradable? —

— Eh... sí. ¿Por qué no lo harías?, Te ves cómo alguien singular y de muy buen gusto, aún no olvido que conoces a Spiderman. — Respondió el chico, sosteniendo la cuchara para ver su almuerzo.

— Hey, no soy el único con muy buen gusto, ¿sabes? — El de cabello morado sacó el almuerzo de su bolsa, dejando el táper en la mesa. — A ti también te gusta Spiderman y vienes de una de las mejores preparatorias de Nueva York, tienes todo para ser alguien popular. — Comentó, sacándole la tapa al táper con algo de ansias.

— No me interesa mucho eso de ser popular, en mi anterior preparatoria lo fui y era muy hostigante. — Confesó el moreno, viendo con curiosidad la comida que había dentro del táper. — Oye, eso se ve delicioso y muy conocido, ¿sabes qué es? —

— Tienes razón, se ve muy delicioso. — Sakiiro agarró un tenedor, viendo con más ansias la comida que le había preparado su madre. — Si no me equivoco, se le llama "Ají de gallina", un platillo peruano. A mi madre le gusta mucho hacer recetas de otros sitios y está vez optó por Perú, un país que está en Latinoamérica. — Explicó el chico, poniendo un poco del apetecible platillo en su tenedor.

— Vaya, veo que si sabes lo inicial acerca de ese platillo. — Alonso miró su almuerzo con nostalgia. — Solía comer ese platillo cada vez que iba dónde mi abuela, ella lo hacía súper picante y magnífico. —

— ¿En serio? ¿Ella también hacia recetas de otros países? — Preguntó él, comiendo la pequeña parte del platillo que había puesto en el tenedor. — Hm...esto si que es delicioso. — Mencionó, tapando su boca un poco mientras hablaba.

— Algo así, ella solía hacer tamales, pero ese platillo es de otra parte de Latinoamérica. — El moreno empezó a comer también, aún viéndose nostálgico ante el singular platillo de su compañero. —Mi familia es de Perú, viví ahí mis primeros cinco años hasta que me tuve que mudar a Estados Unidos por motivos familiares, tuve que dejar a mi abuela, a mis tías y a mí padre para vivir aquí con mi madre y mi hermano mayor. —

— Oh, entiendo. — Sakiiro dejó de comer, viendo de forma comprensiva al chico. — Sé lo que es tener que dejar atrás a tus familiares, suele ser duro, pero ellos lo entenderán, ¿no crees? ¿Al menos sigues teniendo comunicación con ellos? —

— De vez en cuando solemos hacer videollamada. — Alonso le regaló una leve sonrisa a Sakiiro ante su comprensión. — La verdad es algo gratificante verlos aunque sea a través de una pantalla, me gustaría regresar a Perú pero aquí hay más oportunidades, es un asunto algo complicado. —

— Me imagino lo complicado que es. — El chico rascó con suavidad su nuca, volviendo a comer otro poco de su comida. — ¿Deseas un poco de mi almuerzo? Tal vez no sea la comida de tu abuela específicamente, pero te puede recordar a ella. —

— ¿En serio? — Ante el ofrecimiento de Sakiiro, Alonso quedó con la cabeza algo baja. — No lo sé... —

— Venga, hombre. Con ánimos. — Insistió el de cabello morado, acercando su táper al moreno.

— Bueno, ya que insistes. — Alonso tomó una cucharada del almuerzo de su compañero, empezando a comer de este platillo.

— ¿Y bien? — Preguntó Sakiiro, algo entusiasmado por la opinión de su compañero.

Tras saborear bien la comida del contrario, este puso una cara de satisfacción pura. — Dime que tú mamá es chef, si no, me sentiré sorprendido ante tanto talento culinario. —

— Veo que te gustó mucho, ¿eh? — El de ojos vino rio con suavidad. — No es chef, pero si tiene demasiado talento para cocinar, me gustaría llegar a tener ese talento también, pero todo se me suele quemar. —

— Por supuesto que me gustó, tu madre tiene un talento para la cocina. — Aseguró el moreno. — Somos dos. La última vez que intente cocinar se me quemó hasta el agua. —

— No creí que eso fuera posible. — Dijo Sakiiro, riendo nuevamente.

— Hombre, yo tampoco lo creí. — Alonso también rio con suavidad. — Pero ya ves, siempre se descubre algo nuevo. —

— Y que lo digas. — Él acabó de reír, comiendo nuevamente de su almuerzo.

— Oye, Sakiiro. — Llamó el moreno, viendo a los ojos al chico. — En verdad me agradas, ¿crees que pueda agregarte a WhatsApp? Digo, para mantener contacto. —

— ¿En serio quieres mi número? — Sakiiro sonrió con emoción al escucharle, sacando su teléfono. — Sería un honor, Alonso. —

— No es para tanto, calma. — Alonso rio con suavidad por la vergüenza. — Solo decía la verdad. —

— Tú también me resultas muy agradable, ¿sabes? — Sakiiro buscó algo en su teléfono, enseñándoselo al moreno. — Ten, aquí está mi número. —

Alonso miró con atención el número, sacando su teléfono para apuntarlo rápido. — Anotado, bro. —

— Genial. — Dijo el de ojos color vino, bloqueando la pantalla del teléfono.

— Oye, puede sonar extraño, pero... ¿puedo ver tu fondo de pantalla? — Preguntó el de ojos café

— Eh...claro, no hay problema. — Este encendió la pantalla del teléfono nuevamente, mostrándole al chico.

El moreno se vio emocionado al mirar la pantalla. — ¿Miles Morales? ¿En serio? —

— Es de mis Spiderman favoritos, pero me gusta más Peter Parker de Amazing, por eso lo tengo de fondo de bloqueo. — Explicó el chico, encogiéndose de hombros.

— Hey, Miles Morales es mi Spiderman favorito. — Confesó el chico con emoción. — Luego está Peter Parker de Ultimate, Gwen Stacy y Miguel O'Hara. —

— Que buenos gustos tienes, pero prefiero a Anya Corazón y al Peter Parker de Spiderman Noir. — Respondió Sakiiro con la misma emoción que el contrario.

— Bueno...para distintos gustos, distintos colores. — Dijo de una forma comprensible. — Ellos también son buenos Spiderman, pero Miles Morales y Peter Parker del 616 son los mejores. —

— Debo admitir que en eso si tienes razón, son muy buenos. — Agregó Sakiiro con mucha emoción.

— ¿Te parece si algún día nos leemos algunos de sus cómics? Tengo algunos en casa. — Propuso el moreno.

— ¿En serio? Yo también tengo algunas ediciones en casa. ¿Te parece si las llevo y las leemos todas? — Propuso de igual forma el de cabello morado.

— Eso estaría genial, hagámoslo. — Aceptó el chico. — ¿Te parece si vas el viernes a mi casa después de clases? —

— Encantado, mi buen amigo. Ahí estaré. — Respondió el de ojos color vino con una alegre sonrisa.

— Genial, está hecho. — Habló el moreno, alegre al ver que la salida se había planeado.

— Está hecho. — Aceptó Sakiiro, sonriendo con más alegría.

La agradable charla de ambos individuos fue interrumpida por el sonido de una campana, la mayor parte de las personas se levantaban.

— Creo que nos veremos luego, bro. — Dijo Alonso, levantándose de su asiento. — Lastima que no pude almorzar todo, espero hacerlo en el salón sin que se dé cuenta el

maestro. — Rio con suavidad al pensarlo, extendiendo su puño hacia el de pelo morado.

— Si eres discreto, de seguro y lo lograrás. — Sakiiro también se levantó, guardando el táper en su bolsa. — Nos vemos luego. — Miró como el chico extendió su puño, sonriendo de una forma más emocionada. — Hasta luego, bro. — Chocó su puño con el del contrario, yendo junto a las demás personas hacia su salón. — (Que chico tan agradable). —

Las clases transcurrieron normalmente. Profesores hablando, alumnos respondiendo, otros riendo y anotando los apuntes, todo normal.

Parecía ser un buen día, algo normal. Un buen final para su mediado del día luego de una gran batalla...hablando con las dos contrapartes. ¡Se espera más aventuras pronto!

3 de Junio de 2021 a las 01:09 0 Reporte Insertar Seguir historia
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