K
Katy De Luque Diaz


En lo único en lo que él podía pensar era en la belleza de su sonrisa.


Drama Todo público.

#239 #258
Cuento corto
0
100 VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Tu sonrisa.


Tu sonrisa.


Esa preciosa joya que aparece en tu rostro cuando algo te alegra, cuando tu mirada se cruza con la mía o cuando simplemente recuerdas algo que le dio un vuelco a tu mente.


Ese lindo gesto que me hizo enamorarme, que me hizo caer rendido antes tus pies, que me iluminó y se convirtió en mi guía día a día; mi esperanza para despertar y afrontar una nueva mañana más.


Porque, cariño, créeme que en mis peores momentos tu sonrisa es aquella que siempre ha estado para mí ya que aún cuando no estabas junto a mí, podía recordarte sonreír y así yo también podía sonreír.


Tantos días, tantas tardes y tantas noches en las cuales me sentí perdido, tan perdido que, por momentos, ni tu sonrisa era capaz de alejar mi tristeza porque como todo ser humano era codicioso y quería más, necesitaba algo más que sólo verte sonreír.


Éramos amigos y verte sonreír gracias a mí se convertía en mi momento favorito del día, hablábamos seguido y nuestras charlas podrían parecer similares a las de otras personas sin embargo nosotros le dábamos nuestro toque.


Volvíamos cosas tan simples como hablar, algo especial; nos divertíamos haciendo chistes tan malos que sólo tú y yo podíamos entender e incluso terminábamos riendo por cualquier tontería que nos llegaba a la cabeza.


Disfrutaba ser tu amigo como no tienes idea pero, repito, soy humano y seguía queriendo algo más, necesitaba más que sólo eso; me gustabas y ser amigos no bastaba para mí.


Deseaba hacer algo para cambiarlo, sin embargo no podía, no quería arriesgarme a perder tu amistad porque aún con el dolor apresando mi corazón y las lágrimas escapándose de mis ojos; ser tu amigo... era... era especial.


Especial por la forma en la que me mirabas, especial por como me hablabas y aún más especial por las hermosas sonrisas que me dedicabas.


Conforme pasaba el tiempo pude darme cuenta de que ya no sólo me gustabas, me había enamorado perdidamente de ti y tu sonrisa. Vaya sorpresa fue para mí darme cuenta de ello porque aún tratando de olvidarte hiciste que me enamorara de ti y me parece un poco injusto de tu parte, no me diste tregua en ningún momento.


Ni siquiera cuando todo a mi alrededor comenzaba a derrumbarse y lo único que quedaba en pie era nuestra amistad, deseé apoyarme en ti pero me era imposible hacerlo.


Por más que confiara en ti y quisiera hablar contigo de mi situación para buscar tus consejos, no podía hacerlo porque eso implicaría meterte en mis problemas, acercarte a mi oscuridad.


Porque, para mí, tú brillabas.


Tu sonrisa llena de vida y alegría brillaban hacía mí y en aquellos momentos en los que me cansaba de luchar eso bastaba, tú bastabas para que quisiera dar un paso más.


Cuando comencé a sobrellevar un poco mi vida sin alejarte ni un segundo de mí... lo inevitable pasó, alguien más comenzó a gustarte y podría decir... que estabas enamorado.


Me alegré por ti porque esa persona te correspondía y perdóname pero no pude evitar sentirme celoso e incluso enojado; estuve tanto tiempo enamorado de ti y, de repente, aparecía otra persona que en menos de dos segundo te tenía a sus pies.


Tristemente con el paso del tiempo pude darme cuenta de que ni tú ni aquella persona eran culpables, el único culpable era yo por desperdiciar tanto tiempo sin actuar, dándote indirectas que debían ser directas. y llenándome de prejuicios tontos que me ponía a mí mismo.


Tuve que aceptarlo, tuve que aceptar que lo único que quería realmente en mi vida no podía tenerlo y, te lo prometo, nunca en mi vida había pedido nada tan desesperadamente sin embargo esa noche me tiré de rodillas con mis ojos inundados de lágrimas y pedí.


Pedí con fuerza por aquel amor que tanto anhelaba, pedí como si tu amor fuera mi aire y mi agua, pedí como si tú cariño fuera lo único vital que necesitaba; pedí y demandé hasta que comencé a suplicar desgarrándome en mi tristeza, pero finalmente me di cuenta de que aquello no servía de nada.


Mis días no mejoraban pero los tuyos eran cada vez más brillantes, parecían tan alegres como tu sonrisa y fui feliz; era feliz porque tú lo eras ya que siendo sincero desde mi punto de vista merecías y mereces toda la felicidad del mundo.


Verte feliz me hacía sobrellevar mis problemas, pero por más que los negara, seguían ahí, persiguiéndome como un depredador a su presa; tan salvajemente que no tuve más remedio que aceptar mi triste destino al cual yo mismo me había entregado.


Y, aquel día mi detonante llegó.


Te vi junto aquella persona especial para ti, pude notar el amor que irradiaban... pude notar la expresión en tu rostro y al verte tan feliz comprendí mi situación.


Verte lleno de felicidad me hizo darme cuenta de que no encajaba en ningún lugar, me hizo darme cuenta de que aquellas sonrisas que me brindabas no estaban cargadas ni siquiera de la mitad de tus sentimientos, eran sólo una pequeña octava parte de todo lo que podías transmitir.


Me alejé de ahí acelerando cada vez más mis pasos llegando a mi casa donde el resto de mis problemas me esperaban, tuve que ignorarlos para poder sentarme y comenzar a escribir estas palabras acerca de tu hermosa sonrisa y todo lo que ha significado en mi vida.


A lo largo de este escrito las lágrimas han acompañado mis palabras y quiero disculparme por la terrible letra que tengo ahora mismo, mis manos tiemblan por lo nervioso que estoy.


Sé que puede parecer una tontería decidirme a aceptar mi destino por un amor no correspondido, pero créeme que tú y tu sonrisa no son las únicas causas de mi sufrimiento aquí.


Mi vida en este lugar siendo tan vaga y miserable me ha llevado a darme cuenta de que no tengo un propósito que cumplir aquí.


Así que espero que no te sientas culpable porque no lo eres, gracias a ti y a tu sonrisa muchos de mis días fueron alegres, gracias a tus palabras muchos de mis pensamientos negativos se volvieron positivos.


Me hiciste sentir más vivo que nunca, me hiciste descubrir nuevas sensaciones, nuevas formas de pensar y me hiciste vivir momentos que sin ti sólo hubieran sido algo más, sin sentido, gracias a ti y a...


Tu sonrisa.


Aquella preciosa joya ubicada en tu rostro que me hizo feliz, que le dio un vuelco a mi mente y a todo en lo que creía.


Aquel gesto que tanto amor inspiró, pero que justo ahora no parece brillar tanto en mi mente.


Ese gesto que mientras voy cerrando mis ojos sólo me queda darle un último adiós.




18 de Abril de 2021 a las 03:32 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Fin

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~