Si del cielo cayeren las cadenas que a voluntad me atasen a tus formas, si la lluvia corriera por las venas en lugar de la sangre que hoy despoja en los trémulos dedos con mis penas las alas de una tierna mariposa; supiere que es amor esto que siento, lo que cargo en el alma y se me antoja liviano cual un cielo despejado tras la tormenta cruel y desastrosa.
Si acaso fuere amor, sería evidente. Compartiríamos las penas y las risas más allá de los besos en la frente. O tal vez las dudas me atormenten y arrastren en caminos de desdichas en una debacle decadente.
Mas debe ser amor. De lo contrario, ¿dónde se me ha escondido la alegría?¿Por qué punzan los días de tu ausencia y no puedo escapar de esta agonía?
Amor es. En las sombras y el alba, realidad y fantasía.
¡Amor es! Ya no hay dudas. Tampoco cobardía. Atrás queda el lamento, el llanto y la manía del amar sin amor. Traigo el alma desnuda en una rima absurda que esta torpe poesía ha convertido en flor.
Gracias por leer!
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