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Siempre sostengo la máscara con cuidado de que no se rompa, intento nunca bajarla y me funciona, pero, de alguna forma, el se coló a través de la única grieta existente. (La portada la he secado de Google, así que no se quién es el autor. Créditos a quien corresponda)


Cuento Todo público.

#unaparte #minihistoria #historiacorta #aficionada #novata #ocultaremociones
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Mi máscara

Las noches largas e interminables no me dejaban espacio ni para respirar... Si seguía así... Si seguía así... Definitivamente podría morir.

Porque la noche era lo que más odiaba y a la vez lo que más amaba en este mundo, porque a la vez que agonizaba sentía tanta paz que no quería dejarla ir.

Las mañanas... Definitivamente no eran lo mío, lo único que sé es que tenía que levantarme por obligación y rutina. No odiais la rutina? Nunca veía las mañanas como un nuevo comienzo, porque para ser sinceros la mañana es el comienzo de la rutina.

La rutina, algunas personas la aman, pero la aman por el simple echo de estar llenas de cosas que les gustan, mi rutina no está llena de cosas que me gustan, así que tal vez es por eso que no le encuentro lo bueno.

Si querer escapar era una enfermedad, entonces, yo definitivamente estaba enferma...

Escapar... Escapar de la rutina, de las mañanas y de las noches, escapar de ese vacío que se encontraba persistentemente en mi pecho, que no se iba con nada, escapar del simple echo de no poder más, escapar de la máscara con sonrisa eterna y de las risas vacías, era eso mucho pedir?

La mañana comenzaba como siempre, levantarse, peinarse, vestirse, irse al instituto, y, sobretodo sin olvidarme de ponerme la máscara, la máscara que era tan efectiva que nadie parecía notar, o simplemente no les importaba lo suficiente. Al llegar al instituto también había una rutina, esperar afuera con mis amigos a que abrieran la puerta, entrar a nuestra clase y sentarse en el mismo sitio, realmente nada cambiaba, hasta que llegó el, era una nueva persona a la que evitaría como a todas, porque no soy popular ni quiero serlo, porque no quiero unirme a su juego de casita feliz, porque todos parecían más falsos que yo...

Planeaba no mirarle, no hablarle y ni siquiera acercarme, fue bien, como planeé o al menos las primeras semanas. Conoces la sensación de sentir que te obserban? Las primeras semanas yo me sentía así, pero cuando giraba no había nadie mirandome, eso me tranquilizaba, no tenía que preocuparme de que nadie viera mi debilidad, porque lo que más odiaba era la pena, que sientan pena por mí me parecía desagradable, no tenían que importarles mis problemas, ya tenían su teatro como para juzgarme a mi.

La primera vez que me dirigió la palabra fue solo para preguntarme "Como estás?" no le di demasiada importancia, así que simplemente le respondí "Bien". No soy una persona de muchas palabras, pero igualmente tiendo ha forzarme a ser parlanchina, simplemente por el echo de que así me aseguraba de que mi máscara no tuviera grietas, una grieta es peligrosa, pero extrañamente me sentí cómoda, sentí como si pudiera ser yo misma, esa sensación solo duró un segundo, volví a mi papel y le sonreí, su cara mostró una expresión de insatisfacción y volvió a su asiento.

El segundo día que me habló me volvió a preguntar "Como estás?" esta vez le respondí lo mismo "Bien", de alguna manera parecía insatisfecho aún pero volvió a su sitio como hizo la vez anterior.

Después de esa vez empezó a preguntarme cada semana lo mismo "Como estás?" y yo me limité a responder lo mismo "Bien", cada vez que le contestaba se iba con esa expresión en su cara, no acababa de entender que le pasaba, pero no me preocupaba porque ya tenía bastante con mi papel.

Estaba en el patio con mis amigos, como siempre en el sitio menos llamativo, el menos visible, no podía mantener mi máscara siempre, de alguna manera era como si no tuviera cinta, era una máscara que tenía que aguantar con mi mano así que al cansarme simplemente la bajaba un rato, el suficiente para que no me notará nadie, el suficiente para cambiar de mano, esta acción solo duraba un segundo, y hasta ahora siempre me funcionó bien.

Ese mismo día me lo preguntó dos veces, nunca lo había echo, pero otra vez no me importaba, así que a su típico "Como estás?" respondí con mi típico "Bien", aveces quería sincerarme, quería quitarme la máscara y no volver a ponérmela, pero eso era imposible, no necesitaba a nadie con quién desahogarme, o eso pensaba.

Una semana después empezó a preguntarmelo cada día, su "Como estás?" y mi "Bien" se habían convertido también en parte de mi rutina, así que como parte de ella no cambiaba, o eso esperaba.

Dos días pasaron y sin previo aviso cambió la pregunta, "Estás bien?" eso me sorprendió, por un momento me tentó a responder con un "No", pero mi máscara estaba alzada, justo delante de mi cara, así que también cambié mi respuesta "Sí", parecía que volver insatisfecho después de hacerme esas preguntas también se había vuelto parte de su rutina, porque ese era el único momento que compartíamos, porque aparte de sus "Como estás?" o "Estás bien?" no había ningún otro tipo de interacción, así que el único momento en el que le prestaba atención era en sus preguntas.

Un día me interesé, me pregunte a mi misma donde estaba y porque no había venido a preguntarme, me volteé a ver su asiento por un momento, de alguna forma parecía frustrado, cuando nuestros ojos se encontraron me sonrió y me guiño un ojo, el único pensamiento que se me vino a la cabeza fue 'eso fue innecesario', así que me gire y volví a mirar a mi libreta. Ese día fue el primer día en el que me retuvo durante el patio, fue la primera vez en la que me pregunto dos cosas, su típico "Como estás?" fue contestado por mí "Bien", en ese momento no se fue con cara de insatisfacción, sino que formuló otra pregunta "Segura?" siendo sincera, me pilló con la guardia baja, esta vez no me tenté a responder pero la respuesta salió sola "No", mi cara en ese momento fue de sorpresa total, mis ojos se hicieron muy grandes mientras veía como esta vez sonrió como si hubiese ganado, aquella fue la primera vez que me sentí expuesta, así que salí corriendo.

Al día siguiente ya me había calmado, pensé que podría hacerlo pasar como un día malo, todos tienen días malos, así que cuando me vino con su "Estás bien?", le dije "Sí" y en su "Segura?" esta vez respondí "Sí", hoy volvió a su cara insatisfecha así que no me preocupe de nada, pero extrañamente quise mirarle, me centré en sus ojos, sus ojos eran azules, podías ver un toque de gris pero definitivamente era un azul intenso, se giró y nuestros ojos se encontraron, no podía apartar la vista, en aquel momento pensé que si seguía observando lentamente, si seguía observando más... Definitivamente me perdería en su mirada.

Desde aquel día adquirí otra rutina, fundirme en su mirada, si perderse en alguien era tan adictivo, definitivamente quería perderme en el.

El paro de preguntarme, en cambio empezó a mirarme, me miraba tan intensamente que sentía todo mi cuerpo estremecerse, pensé que era malo, porque la próxima vez que me preguntara, si me miraba así, me sería imposible mentirle.

Cuando vino a preguntarme me miró con esos ojos que parecían lagos, lagos en los que quería ahogarme, fue la primera vez que me fijé en su voz, su voz era agradable, grave, no muy grave pero definitivamente lo era más que las otras, así fue como me perdí en sus ojos, me perdí en su voz y me perdí en su misma persona, para mi quién siempre tenía ese vacío en el pecho esa sensación era tan adictiva que no quería dejarla ir.

Su pregunta vino después de ahogarme en su ser, así que no pude, no fui capaz de mentirle, su "Estás bien?" fue el mismo, lo que cambió está vez fue mi "No", cuando sonrió fue que supe que estaba tan metida en él que no quería que se fuera nunca de mi lado, y mis rutinas empezaron a parecerme agradables.

28 de Marzo de 2021 a las 21:53 0 Reporte Insertar Seguir historia
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