Muchas personas me han dicho que debo dejarte ir, dejar de escribirte, que antes que
nada debo soltarte y olvidarte, pero creo claramente que no podría dejar de
hacerlo, se volvió en mi una maña contarte todo lo que me pasa día a día. Y con
el mismo amor lo haré.
Hoy al llegar a la universidad pase por mucha bulla cerca del centro, creo que había
alguna manifestación de un montón de “changos”
exigiendo quien sabe que, y tuve que esperar media hora el colectivo y
recordé, y me pregunte ¿por qué rayos no he aprendido a manejar? Todo sería más
chévere para mí, luego recuerdo que tu ibas a enseñarme a conducir… debo
decirle a papá que me de unas clases.
Iniciaron los últimos parciales y siento que me ira bien en la especialidad
porque he estudiado un chorro y me siento segura, aunque me he roto el coco en
mil pedazos para entender la clase de matemáticas, pero neciamente no lo es lo mío.
Todo sería más fácil si estuvieras aquí.
Recuerdo la vez que fuimos juntas al funeral de la mamá de tu mejor amigo, muchos
murmuraban que su mamá se había ido muy joven por alguna enfermedad que no
detectaron a tiempo y en mi pleno agüitamiento te dije: “Tu nunca te iras ¿verdad?”. Tenía apenas unos 10 u 11 años y ya me pegada a ti como chicle, con una sonrisa respondiste que nunca ibas a dejarme y reafirmaste tu expresión con un beso en mis greñas.
Esta tarde salí a andar con Esteban, él ha sido un excelente apoyo desde que tú
te fuiste, no me ha dejado sola, luego de caminar fuimos a esperar a Sara al
aeropuerto, me encanta lo chulo de ver los aviones realizar su decolaje
y quisiera estar en ellos he irme muy lejos donde tener un garlochi (como decía
nuestra amiga de Sevilla, Sofía) latiendo sea tan sencillo como echarse una
siesta en la hamaca.
Mientras pensaba en mi mente toso eso, Esteban me dio un
golpe en el codo y me dijo “Deja de estar en la luna, que Sara ya ha de bajar", sacudí
mi cabeza y le regale una sonrisa.
El día era nublado como a mí me gusta, como a muchos no les agrada, pues dicen “frena” todo, pero a veces eso es justo lo que se necesita. Hoy es un día perfecto, sería un momento distinto y no habría lugar para pensar cosas malas. No dejaría que ningún disparate me distrajera en este día, porque era perfecto.
Cuando Sara bajo de los pájaros de metal, traía puesta una blusa roja, que me recordó a la que Frida Kahlo tiene en la portada de su libro “Hierba Santa” el cual me habías
regalado en mi cumpleaños número 17. Sara se veía fresca y muy feliz, así
supuse que es cuando viajas y dejas de pensar un rato en los frijoles que
dejaste calentando en casa. Esteban y yo le regalamos una sonrisa, él fue el
primero en darle un apapacho. Luego le
ayudamos con sus maletas y fuimos al bochito azul, el cual Esteban tiene súper
cuidado, es como un hijo para él y siempre nos reíamos de su inevitable
fanatismo por su primogénito.
Por fin llegamos a la afanada colonia Roma, nosotros vivimos en Guadalajara y
para hacer más rápido el transito están haciendo una nueva avenida, lo cual por
ahora crea un tráfico del diablo, tanto
que creo que nos dio tiempo para que Sara nos contara todo lo que vivió durante
su viaje. En cuanto llegamos a casa, la tía Irene tenía preparado unos chiles
en ahogada, y estaban de rechupete, yo me comí unos cinco si no me equivoco.
Estaba terminando
un día perfecto, y decidimos abrir una botellita de tequila para platicar y
pasar un buen rato. Sara nos contó de su viaje a Jalisco y como había
probado la natal y verdadera Sangrita e
hizo recordarme cuando le platique la
receta que venía en mi libro de Frida, donde decía la receta que ella
realizaba, la aprendí de memoria y la habíamos hecho varias veces;
-2 chiles
anchos, 2 cucharadas de cebolla picada, 2 tazas de jugo de naranjas, ½ taza de
jugo de limón verde y sal.
Hay que
poner los chiles anchos asados, desvenados y sin semilla a hervir por dos
minutos, luego dejarlos reposar 10 min. Se mezcla la cebolla, el jugo de
naranja y la media taza de jugo de limón verde y se pone junto con el chile
ancho en la licuadora o en un molcajete; se muele todo muy bien y se le agrega
sal. También se le puede agregar más
jugo de naranja, limón o jugo de tomate.
En el libro escrito por Alexandra Scheiman, cita que Frida lo comparaba con una mujer,
quien es la que huele a especias y cebollas, es quien pone el olor y lo picoso
al macho tequila. Ellos dos, juntos, son un idilio perfecto. Algo que me hace
recordar que anhelos con mucho fastidio encontrar a mi macho tequila, es lo que
tú más hubieras querido, aunque no estarás conmigo en ese día, en que estemos de
manteles largos porque la única morrita de la familia se case, y entonces
dejaran de decirme que vestiré santos, ¡qué alegría sentirán todos! Y me sonrió al analizar mis pensamientos chuscos.
Entonces volteo a ver a las personas sentadas en la sala, veo a mi familia y me doy
cuenta de lo mucho que estoy bendecida y que tengo tanto por agradecer. Y después
de todo pienso que no es estar o no triste porque no estas,
porque no estamos en el mismo huacal y debo aceptar que te recostaste solo por
un tiempo y antes que nosotros. Siento que me sonríes con el alma a través de
la vida de Sara, de Esteban, de la tía Irene y de todos los que me quieren, al
volear a la ventana y agradezco porque
el tiempos es perfecto y es Dios quien lo ha hecho y siempre da razones
pa' vivir.
-Con todo
el cariño Alicia
Gracias por leer!
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