Vino la noche furiosa y amargada
suplicante y rotunda a demandar
"hay un jinete de ébano en el horizonte
que pinto sus cabellos con mi oscuridad"
El mar taciturno dijo
muy rotundo en su deidad
"aquel hombre puso en sus ojos
mi azulada profundidad"
Y la estrella bajo del cielo
muy angustiada al comentar
"tomo mi magia y mi brillo
para ponerlo en su mirar"
¡corre y alcanza deprisa!
a aquel jinete que se va
se ha robado todo lo bello
que uno puede contemplar
¡ No se quejen! grite furiosa
a la noche, la estrella y el mar
¿no ven que va con mi corazón chorreando
y que jamás regresara?
Gracias por leer!