Habían varias secretarias, y había cola.
— No, usted no tiene dieciocho.
— Si tengo dieciocho.
Me vieron muy chiquillo para tener dieciocho.
— Bueno... ¿Dónde nació?
— En el estado de Zacatecas.
— ¿En que parte?
— En boquilla de abajo.
— ¿Por qué boquilla de abajo? (entre risas me decían).
— Porque había una boquilla de arriba, un ranchito que se llamaba así.
(Se rieron más de mi).
— Saque la media cartilla hombre. — Me dijeron fuertemente.
Y la saque. Al poco tiempo después me fui para el otro lado. Me pasaron por reynosa, habían unos diez o quince y me decían a mí: Te veo muy miedoso, no se pase, no sabe nadar.
Un tío político se iba a pasar conmigo pero me decía: "No pase, le va a dar un calambre ahí en el agua y que tal que se me ahoga. Le llega a topar con uno arbolote de esos y lo tumba, no así no."
"Si me paso, si paso y si paso le decía yo".
Puse toda la ropa con los demás envuelta y me decían tírate para atrás y patalea, para que nos ayudes. Y no sabía nadar yo. Me agarraba pero me sumía y me engarrotaba, a los otros los hundía...Nombre me rayaron como cien veces la madre. "Tiendete pa' ca hijo de tu puta madre."
Y el rio de ancho estaba bien grande, yo creo como una cuadra de ancho. Y me pasaron.
Agarre un taxi en la noche, yo no traía dinero y me cobraba un dólar el taxi de McAllen "Pos orale un dólar". No traía yo dinero y me habían rayado tanto la madre para que me fuera devuelta. Casi lloré.
"Bueno vengase, pero me va a pagar el dólar llegando."
No le pague, tenía miedo de ir al pueblo por la migra, que me fuera a devolver. Y Alla estuve un tiempo, vuelta y vuelta. Todavía no andaba con mi señora... andaba con otras y a los 21 la conocí. Maria Luisa Ramirez. Estábamos haciendo cola, ahí en el molino cuando me acerque a hablar con ella. Ya estaba yo acá en Monterrey.
Empecé a andar yo con ella y me la llevé. Ya tiempo después estaba trabajando en la empacadora Treviño, con dinero fui a hablar con el papá de mi señora. "No había necesidad de haber hecho eso, las cosas pudieron haber salido bien, uno como padre no le suelta la hija a uno sin conocerlo" me dijo.
Nació Cecilia, la más grande y llegaron unos de la iglesia preguntando que si estábamos casados. Les dije que no y nos casaron. Nos prestaron lazo, nos prestaron aro, nos prestaron todo y así nos casamos.
No me da vergüenza contar a veces mis historias.
Gracias por leer!