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La vida era subir peldaños para ver la maravillosa vista al llegar a la zona más alta. Pero no te dicen que pasa cuando caes desde la zona más alta hasta la zona desde donde saliste.
Una voz intentaba sacarla de la oscuridad. “Martinia”. Podía reconocer la voz de su madre como si fuera un eco lejano. “¡Mar!”. La voz se alejaba de sus oídos.
Su mente estaba liada en un mar de recuerdos de aquel día, cada cual más confuso.
“Martinia". La voz de su madre la despertó junto a la luz del día que ahora entraba en su habitación por culpa de su madre que había corrido las cortinas. “Es hora del colegio".
Mar se escondió bajo las sábanas calientes. “Vale, mamá. Ya voy”. Un tirón en las sábanas la despertó por el repentino frío en su cuerpo. “¡Ya!”.
Se levantó viendo a su madre sonreír. “Hoy es el primer día de colegio, no seas tan vaga”.
Su madre salió dejándole tiempo para asearse y lavarse los dientes. Al bajar se encontró con su padre desayunando y le dio un beso en la mejilla sentándose a su lado. “Buenos días, papa”.
“Buenos dias, cariño”. Su padre siguió mirando el periódico electrónico en su tablet y ella empezó a desayunar viendo los dibujitos en su propia tablet.
“¿Qué hacéis? Vais a llegar tarde, ambos”. Su madre los regañó por igual y salieron juntos para que su padre la llevara al colegio.
“Cariño, haz muchos amigos de los que te puedas copiar”. Su padre se despidió de ella al dejarla en la puerta del colegio y ella rió ante el comentario.
“Haré lo que pueda”. Salió del coche y vio a muchos niños de su edad, menores y mayores que ella también. Al entrar al colegio siguió los números de las puertas para llegar al que sería su aula de ahora en adelante. Aula 6. Dentro vio a muchos niños en grupos a excepción de un chico que ya estaba sentado en su sitio. Viéndose indecisa se sentó junto a él y recibió más de una mala mirada por las niñas de su clase.
“Siempre es igual”. El niño la saludó girándose hacia ella. “Ignóralas, solo están celosa porque te has adelantado”. No comprendía, si se querían sentar junto a él por qué no lo habían hecho. Pero si comprendía porque estaban celosas, aquel niño era el más mono de la clase. Eso la puso feliz, sentarse a su lado para ser su amiga. “Por cierto, soy Joel”. Le tendió la mano y ella la cogió algo tímida. “Yo soy Mar”.
“Buenos días, clase”. La profesora entró llamando la atención de todos.
La mañana pasó de lo más normal para Mar y aquel niño del que se había hecho amiga. En la hora de la comida él tampoco se separó de ella, sentándose en la misma mesa del comedor.
“No creo que otras niñas se me acerquen si estás conmigo”. Su pensamiento salió por la boca sin pensarlo demasiado antes y él se rió.
“Lo siento, otros niños no quieren ser amigos míos y las niñas siempre me miran raro. Es la primera vez que alguien se acerca a mi sin ninguna intención”. Entonces se sintió mal al pensar lo guapo que era. Si él estaba incómodo con ello, lo ignorarla.
Ambos hablaron durante toda la media hora de la comida y a la hora de salir del colegio se despidieron con un abrazo dejándola sonrojada en la puerta del colegio.
Martinia se sentó en un banco cercano a la salida para esperar a su padre que ya estaba tardando en recogerla. Las horas pasaron preocupando a Mar por si algo le había pasado a su padre. Así que se levantó yendo ella sola a casa.
La calle estaba demasiado vacía para ser de día, pero era comprensible siendo medio día.
Un sonido llamó su atención pero no encontró nada ni a nadie, cuando volvió la vista al frente se encontró con una luz cegadora.
“¡Martinia! Por favor, respóndeme”. Fue lo último que escuchó de su madre. Todo se volvió negro a su alrededor.
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Gracias por leer!
Una excelente narrativa con un inicio intrigante. Pero flaquea un poco en la estructura. Por demás, esto está espectacular.
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