shadisaad Shadia Saad

Una antología en la que la muerte es la protagonita. Historias atrapantes que van desde el horror a la fantasía te mostraran las diversas caras que presenta la amiga más vieja de la humanidad: la muerte.


Cuento Todo público.

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Letargo de muerte

Los pies de la joven Lucía se movían cautelosos sobre la grama, envueltos en sus pantuflas rosas, mientras seguía adentrándose al bosque. Su curiosidad incrementaba con cada paso que daba lejos de casa y sus ojos no se despegaban ni un segundo de la silueta borrosa que se movía con gracia varios metros por delante de ella. Desde que lo vio por primera vez, a través de su ventana, su simple presencia pareció atraerla como abeja a la miel, nublando sus raciocinio y llevándola a seguirlo sin siquiera dudarlo. Aún cuando no estaba segura de quién o qué era lo que estaba siguiendo.
La noche acaparaba todo el lugar, y la poca iluminación que brindaba la luna desde lo alto solo servia para darle nombre a las extrañas formas que suponian los grandes árboles que la rodeaban. Su respiración comenzaba a acelerarse y la brisa fría de la noche atravezaba su corta bata de pijama, con la que había salido de casa, erizando los vellos de su piel y enviándole escalofríos por todo su cuerpo. La vista se le nublaba cada vez más a causa de la oscuridad, pero nada de eso importaba, el impulso de seguir al extraño era lo unico que gobernaba su mente en esos momentos, hasta que en un parpadeo la sombra que seguía se movió tan rápido que desapareció de su campo de visión en cuestión de segundos.
Una angustia irracional se apoderó de su cuerpo y con desespero aceleró sus pasos para tratar de alcanzarlo. Sus ojos se movían desorbitados por todo el lugar, sus latidos zumbaban con fuerza en sus oídos, pero lo único que alcanzaba a ver, era el follaje que la envolvía y las sombras grandes e imponentes de los árboles que la rodeaban. Lo había perdido de vista por completo.
Sus pasos no se detenían sobre el camino de grama, la curiosidad inicial fue disipándose poco a poco como si estuviese saliendo de alguna ensoñación, para abrirle paso a la angustia. Ruidos extraños empezaron a escucharse a su alrededor, batir de alas que parecían demasiado grandes para ser cualquier ave que ella conociera y el silencio sepulcral que se apoderó del lugar fue poniéndola cada vez más alerta, mientras sus ojos no cesaban en la búsqueda por encontrar a quien la había hecho llegar hasta allí. El sonido de pisadas y lo que parecían gruñidos detrás de ella helaron su cuerpo y, tropezando con sus propios pies reanudó su carrera con mayor ímpetu, corriendo sin sentido más dentro del bosque, justo cuando una risa baja y provocadora resonó en el aire demasiado cerca de donde ella estaba.
Corrió con todas sus fuerzas sin importar que las piedras lastimaran sus pirnas desnudas y las ramas hirieran su rostro. Podía sentir la risa ahi, a sus espaldas, respirandole cerca, moviéndose a un ritmo escalofriantemente rápido mientras las hojas de los árboles se azotaban con violencia. Lucía no estaba segura de que aquello estuviese corriendo, parecía más bien que volara entre los árboles y su miedo lo estuviese divirtiendo tal como un gato jugando con su presa. En medio de la desesperación vislumbró a lo lejos lo que parecía ser una cabaña abanonada y acelerando aún más sus pasos hasta el punto de hacer doler sus pulmones consiguió colarse por entre una grieta en la verja destartalada que daba acceso a la propiedad.
La casa de madera se veía abandonda, la grama del bosque se había apoderado de su fachada y lo que suponia ser un porche de entrada parecia el deshuesadero del lugar. Con rapidez abrió la puerta de la cabaña y se sumergió en su interior. En la casa no parecía haber nadie, sábanas blancas cubrían los muebles cubiertos de polvo y el suelo de madera estaba velado por una gruesa capa de polvo que dejaba ver hace cuanto alguien no ingresaba en el lugar. Poco a poco su respiración fue haciéndose más lenta calmando los temblores que se habían apoderado de su cuerpo y aminorando el evidente pánico que la embargaba, su cuerpo estaba a punto de entrar en calma, cuando a su espalda se escuchó el chirrido agudo de una puerta al ser abierta, seguido de un espeluznante silbar que consiguió que cada poro de su ser se erizara.
Muy lentamente Lucia fue girando su cuerpo hasta estar de frente al responsable de aquel espeluznante sonido y al verlo sintió como el aire se atascó en su pecho y el pulso se aceleró en su cuello. Frente a ella se encontraba el extraño al que había estado siguiendo, solo que él estaba lejos de ser lo que ella pensaba.
Llevando una gabardina azul bordeada con tiras doradas y pantalones marrones de cuero que parecían de otra epoca, se encontraba no un hombre, sino más bien una criatura. Su cabello rubio, casi blanco, caía alrededor de su rostro y sobre este resaltaban un par de orejas demasiado puntiagudas para ser humanas, sus ojos eran dos pozos negros cubiertos de pestañas que hacían difícil alejar la mirada. El miedo estaba destrozando su cuerpo, los temblores apoderandose de ella, pero en el momento en que la criatura la miró y una sonrisa torcida apareció en su rostro dejando apreciar un par de incisivos afilados, Lucía sintió como el miedo se evaporó lentamente de su sistema y fue reemplazado por aquella curiosidad inicial y unas inmensas ganas de seguir a donde fuera a la criatura frente a ella.
Como si él pudiera leer sus pensamientos, la sonrisa en su rostro se hizo más grande y con un gesto grácil extendió una mano delgada hacia ella, otorgándole lo que para Lucía fue la más embriagante de las sonrisas; guiada por ese sentimiento de emoción desconocida, se aferró a la mano de la criatura y en el momento en que sus pieles se tocaron todo a su alrededor se distorsionó y la realidad regresó con fuerza a su cuerpo haciendo que viera con claridad a la criatura a su lado: piel gris y seca como la tierra árida, labios delgados y negros cubiertos de diminutos colmillos le sonreían con burla, antes que Lucía pudiera liberar el grito que se formaba en su garganta, la negrura la envolvió y el mundo a su alrededor desapareció.

25 de Octubre de 2020 a las 16:25 0 Reporte Insertar Seguir historia
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