El viento era fuerte, la falda de su vestido ondeaba con intensidad y eso la hacía reír, sobre sus trenzas tenía enredadas unas flores y tarareaba una vieja canción infantil. Faltaba poco para llegar a casa de sus abuelos, llevaba una canasta con alimento.
– Rosita – la llamaron a su espalda, rosita aún con una sonrisa en su rostro giró pero ya no pude ver nada, gritó, solo la canasta, luchó con todas sus fuerzas pero no pudo liberarse . Le ardía el pecho de llorar.
Se sentía ahogada y con poca vitalidad , sus extremidades hormigueaban cuanduedó extendida sobre una mullida cama.
Las sábanas olían a sarna y no podía ver bien. – Ahora eres mi mujer Rosita, apuraq uítate el vestido y abre las piernas.
Sabia que pasaría, su madre una vez le había explicado. 'Si eres raptada, mi niña, solo debes ser obediente"
Apenas y reconocía al demandante hombre frente a ella. Sabía que lo había visto una vez en el pueblo y que tenía varios caballos.
– No – Rosita se negó, se ajusto el vestido,ella no sería igual de desdichada que su madre, su abuela, y sus tías , y menos acabaría muerta como la amiga de su madre.
Rosita era valiente.
Recibió el primer golpe con la frente el alto
– NO – Esa vez había gritado e intento huir aún con la nariz chorreandole.
Recibió el segundo golpe.
El hombre se había quitado su sombrero y Rosita pudo verlo a los ojos, eran negros como su barba. El tercer golpe se lo dió con una soga que estaba cerca, rosita aún seguía intentando huir. Luchando. Atinó a golpear la boca de su raptor y eso lo enfureció. Cuatro, cinco, seis, siete y ocho, al noveno perdió el conocimiento. Todo fue oscuridad y dolor, aunque estaba perdida en una bruma podía sentir su cuerpo siendo ultrajado .
Aquel asqueroso hombre sació sus deseos con una Rosita envuelta en sangre, golpes y lágrimas.
Una rosa que había estado fresca en la mañana ahora estaba marchita, con los pétalos magullados , el tronco partido, sus espinas desaparecieron. Una rosa hermosa y fuerte era ahora un vulnerable y adolorido capullo.
Rosita no supo que la despertó, si los calambres en su zona pélvica o la punzada en su nariz.
Todo su alrededor estaba borroso, su vestido desecho a su lado, las flores regadas en el colchón mezclándose con la sangre.
– Come, no te puedes morir – su captor apareció con un trozo de pan y agua, pero era lo que menos quería. Ella tenía hambre pero de venganza y sed de libertad. – Tienes que cocinar, mi hijo se llama Gabino, tiene 10 meses, aliment
alo.
Ella solo asintió, Rosita estaba aceptando el calvario. Con todo el cuerpo adolorido, las mejillas aún mojadas por sus lágrimas y sangrando en diferentes partes, aún con el más terrible dolor en el alma se levantó de la cama, se puso de nuevo el vestido y recompuso sus trenzas. ¿Debía atender a ese hombre, a su marido?
Al parecer si.
Vio al hombre sentarse en la mesa, a paso lento ella entro en la cocina, había conejo recién cazado y arroz. El viento soplo de nuevo haciendo chirrar las ventanas. Rosita tomo el cuchillo lista para despellejar al conejo...
Lo tenía en la mano, camino lo más en silencio que pudo, no podía hacer ruido, ahogaba sus sollozos, y cuando hubo reunido todas sus fuerzas lo hizo, enterró el cuchillo y la sangre brotó, sangre caliente mancho su mano, el cuerpo del animal cayó sobre la mesa, el conejo parecía devolverle la mirada desde el mesón. El niño gritó y el viento abrió una ventana. Rosita saltó asustada, era libre. Tomo al niño en brazos y desapareció jurando jamás volver , aquel hombre que marchito a la rosa no volvería a magullar ninguna otra flor. Rosita camino dos días enteros con Gabino en brazos, no podía volver a su pueblo , así que huyó a otro. Ella, ella murió, murió por una infección, aquel hombre le había desprendido la matriz y roto sus labios vaginales , Rosita no murió, a rosita la mataron. La mató Gabino.
La mataron sus padres al educarla sumisa y sin voz
La mató la sociedad y sus costumbres de porquería
La mató el machismo
La mataste tú, sí, tú. Con tu normalización, indiferencia y misoginia
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.